La Crisis del Antiguo Régimen y el Conflicto entre Liberalismo y Absolutismo (1788-1833)
La crisis del Antiguo Régimen se inició con la invasión napoleónica en 1808. Esta empeoró la situación económica y social. En este contexto, se forjaron las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812. El reinado de Fernando VII fue una pugna constante entre mantener el orden absolutista y optar por el nuevo orden liberal.
1. La Ocupación Napoleónica y sus Consecuencias
1.1. El Impacto de la Revolución Francesa
La influencia de la Revolución Francesa en España (1789) favoreció el desarrollo de las ideas liberales, pero también generó un fuerte rechazo en la corte y entre los privilegiados. El rey Carlos IV nombró a Manuel Godoy como secretario de Estado y cerró la frontera para evitar el contagio revolucionario. Sin embargo, la ejecución de Luis XVI en 1793 empujó a Carlos IV a unirse a la coalición militar europea en guerra con Francia.
La subida al poder de Napoleón Bonaparte comportó un cambio de orientación en la política exterior, y España se convirtió en aliada de Francia. Fruto de esa alianza fue la guerra contra Gran Bretaña, que comportó la derrota de la flota franco-española en Trafalgar. Esta batalla supuso la pérdida de casi toda la flota española, y la Hacienda se vio privada de los recursos procedentes de las colonias. Godoy recurrió al endeudamiento, al aumento de las contribuciones y a la desamortización de tierras eclesiásticas, con el fin de conseguir recursos para la Hacienda. Estas medidas provocaron la oposición de la Iglesia y de la nobleza, así como el malestar de Fernando, el hijo del rey Carlos IV.
1.2. La Ocupación Napoleónica
La situación empeoró cuando España firmó el Tratado de Fontainebleau (1807), que autorizaba al ejército francés a entrar en el país para atacar Portugal. La entrada de las tropas francesas se produjo en febrero de 1808 y fueron ocupando las plazas estratégicas. Las autoridades españolas aceptaron su presencia hasta que la familia real huyó a Aranjuez cuando las tropas imperiales llegaron a Madrid, para iniciar el avance y la ocupación hasta el sur peninsular.
1.3. El Motín de Aranjuez y las Abdicaciones de Bayona
Se produjo el Motín de Aranjuez (18 de marzo de 1808), impulsado por nobles y eclesiásticos y protagonizado por soldados y sectores populares, que exigían la destitución de Godoy y la renuncia de Carlos IV a favor de su hijo Fernando.
Al día siguiente fue proclamado rey Fernando VII, pero la crisis de la monarquía se agravó cuando Carlos IV solicitó ayuda a Napoleón para recuperar el trono. Napoleón Bonaparte, consciente de la debilidad de los Borbones, decidió convocar a ambos monarcas en Bayona y ocupar España para anexionarla a su imperio. Napoleón consiguió que ambos monarcas aceptaran abdicar la corona. Napoleón coronó a su hermano José rey de España y convocó unas Cortes en Bayona para aprobar una Constitución.
A las Cortes convocadas en Bayona acudieron 65 nobles españoles que aprobaron el Estatuto de Bayona, de contenido reformista: abolía los privilegios y reconocía la igualdad de los españoles ante la ley. José I sería reconocido como nuevo rey.
1.4. Revueltas Populares y Juntas
La situación en las poblaciones con presencia francesa era muy tensa. La evidencia de que se trataba de una invasión y no de un tránsito, las extorsiones realizadas por el ejército imperial (alimentos, ocupación de viviendas) y el rumor de que Napoleón había secuestrado por la fuerza a los reyes en Bayona provocaron motines y resistencias en las ciudades ante la pasividad de las autoridades españolas.
El levantamiento de Madrid, el 2 de mayo de 1808, y la extrema represión llevada a cabo por Murat, fueron el detonante de la revuelta. El alzamiento contra los franceses estuvo impulsado por las clases populares, a la vez que contó con el clero como eficaz agente movilizador en defensa de la religión católica y la monarquía. Las instituciones perdieron el control político, lo que generó un vacío de poder y el desmoronamiento institucional del Antiguo Régimen.
A finales de mayo de 1808, tras ser aplastado el levantamiento de Madrid y al tiempo que los franceses entraban en Andalucía, se constituyó en Sevilla una Junta Suprema de España e Indias.
La Junta declaró la guerra a Francia y se propuso coordinar la insurrección de toda Andalucía, reclutar voluntarios y organizar un ejército para oponerse a la invasión. El general Castaño se unió al movimiento antifrancés y fue nombrado capitán general del ejército de Andalucía. En septiembre de 1808 se creó una Junta Suprema Central que reconocía al rey Fernando VII y asumió la autoridad en todo el país hasta su retorno.
2. La Guerra de Independencia: Desarrollo, Actitudes y Consecuencias
2.1. La Guerra contra los Franceses
En toda España, grupos de voluntarios se unieron a una parte del ejército y consiguieron victorias sobre los franceses. En Bailén fue la primera vez que caía derrotado un ejército napoleónico y obligado a capitular en el campo de batalla. La derrota provocó tal pánico que Napoleón movilizó a la mitad de sus tropas que tenía acantonadas en Alemania, desplazándose a la Península en noviembre de 1808. En poco tiempo ocupó Aragón, Cataluña y Madrid.
El dominio francés alcanzó su máximo nivel a principios de 1812, cuando ocuparon Valencia. A partir de entonces se fue debilitando debido al inicio de la invasión de Rusia por parte de Napoleón, que necesitó desplazar efectivos militares hacia el nuevo frente. Ello facilitó el contraataque de las tropas británicas y españolas que vencieron en Arapiles.
2.1.1. El Papel de las Guerrillas
En el conflicto tuvo una especial importancia la organización de las guerrillas. Eran grupos reducidos de guerrilleros que actuaban de forma informal, desmoralizando a las tropas francesas. Actuaban sobre todo en zonas rurales, y estaban dirigidos por militares, clérigos y campesinos. Entre los guerrilleros más conocidos se encuentran:
- El Empecinado
- Espoz y Mina
- El Cura Merino
El avance de las tropas anglo-españolas obligó a huir a José I y permitió recuperar Madrid en agosto de 1813. Napoleón optó por firmar el Tratado de Valençay, por el que retiraba sus tropas y restablecía al rey Fernando VII, quien cruzó la frontera de los Pirineos en marzo de 1814.