Evolución de la Filosofía Cristiana: De la Patrística a la Escolástica

San Agustín de Hipona: La Patrística y la Búsqueda de la Verdad

Realidad y Creación

San Agustín defiende una concepción creacionista de la realidad, según la cual Dios ha creado el mundo y el tiempo desde la nada. Esto implica que ni la materia ni el tiempo son eternos, sino que ambos comienzan con la creación. Dios crea el mundo conforme a la Teoría del Ejemplarismo, según la cual las cosas son creadas a partir de las ideas eternas o arquetipos que existen en la mente divina. Estas ideas constituyen las esencias de los seres.

Dios imprime estas ideas en la materia, dando lugar a los seres concretos, y además deposita en ella los gérmenes de los seres futuros (razones seminales), permitiendo así el desarrollo progresivo de la creación. Todo lo creado está compuesto de materia y forma, aunque los seres creados son finitos e imperfectos frente a Dios, que es el ser perfecto. Dios no abandona la creación, sino que la gobierna mediante la ley eterna, expresión de su plan para el mundo.

A partir de aquí surge el problema del mal, que San Agustín resuelve afirmando que el mal no es una realidad creada, sino una carencia de bien. Todo lo creado por Dios es bueno. El autor distingue entre:

  • Mal físico: Forma parte del orden del mundo.
  • Mal moral: Procede del mal uso del libre albedrío humano.

Aunque la existencia de Dios es clara para la fe, San Agustín propone argumentos racionales para apoyarla, especialmente el basado en la existencia de verdades eternas en el alma humana, que remiten a un ser eterno e inmutable: Dios.

Conocimiento e Iluminación

San Agustín se enfrenta al escepticismo, que niega la posibilidad del conocimiento verdadero. Frente a él, afirma que la verdad existe y puede conocerse, ya que negar la verdad supone afirmarla implícitamente. Por tanto, el conocimiento es posible. Distingue varios niveles de conocimiento:

  1. Conocimiento sensible: Se obtiene a través del cuerpo y los sentidos y tiene como objeto el mundo material. En este proceso el alma no es pasiva, sino activa, ya que organiza las sensaciones y crea imágenes mediante la imaginación.
  2. Conocimiento racional inferior (Ciencia): Mediante el cual la razón conoce lo universal y necesario en las realidades temporales.
  3. Conocimiento racional superior (Sabiduría): Permite conocer las verdades eternas, inmutables y universales, que no proceden de los sentidos.

Para explicar este último nivel, San Agustín formula la Teoría de la Iluminación, según la cual Dios ilumina el alma humana para que pueda descubrir en su interior las verdades que Él mismo ha puesto en ella. Por ello, la verdad no se busca fuera, sino en la interioridad del alma. Asimismo, sostiene que fe y razón no se oponen, sino que se complementan: la razón ayuda a comprender la fe y la fe orienta a la razón, aunque siempre tiene primacía la fe.

Ser Humano y Moral

El ser humano ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, lo que le otorga una dimensión espiritual. San Agustín defiende un dualismo antropológico, según el cual el ser humano está compuesto de cuerpo y alma. El cuerpo es material y mortal, mientras que el alma es espiritual e inmortal y constituye lo esencial del ser humano. El alma posee tres facultades:

  • Memoria: Permite la identidad personal.
  • Inteligencia: Posibilita el conocimiento de la verdad.
  • Voluntad: Orienta al ser humano hacia el amor y la felicidad.

Esta felicidad solo puede alcanzarse plenamente en Dios. En el ámbito moral, San Agustín afirma la existencia del libre albedrío como un don divino que permite al ser humano elegir entre el bien y el mal. La libertad auténtica consiste en orientar la voluntad hacia Dios y cumplir su ley. El mal moral es consecuencia del mal uso de la libertad y es responsabilidad del ser humano, mientras que el mal físico no es un mal verdadero en sentido absoluto. El fin último del ser humano es la salvación, que se alcanza mediante el amor a Dios y el cumplimiento de sus preceptos.

Sociedad y Política: Las Dos Ciudades

Concibe la historia como un proceso lineal dirigido por Dios hacia la salvación, con un comienzo en la creación y un final en el Juicio Final. En este marco distingue entre:

  • La Ciudad Terrenal: Formada por quienes se aman a sí mismos por encima de Dios.
  • La Ciudad de Dios: Formada por quienes aman a Dios sobre todas las cosas.

Ambas ciudades conviven mezcladas a lo largo de la historia y mantienen una lucha moral constante. La política pertenece al ámbito terrenal y tiene un valor limitado: su función es garantizar el orden y la paz, pero no puede proporcionar la salvación, que solo se alcanza en la Ciudad de Dios al final de los tiempos.

Santo Tomás de Aquino: La Síntesis Escolástica

Realidad: Esencia y Existencia

El pensamiento de Santo Tomás de Aquino se basa en una síntesis entre la filosofía aristotélica y la doctrina cristiana. En su concepción de la realidad distingue fundamentalmente entre esencia y existencia:

  • La esencia: Es aquello que hace que un ser sea lo que es y se entiende como potencia, es decir, como posibilidad de ser.
  • La existencia: Es el acto de ser, el hecho mismo de que algo exista realmente.

En los seres creados, esencia y existencia están separadas, por lo que estos seres son contingentes, ya que pueden existir o no existir. En Dios, por el contrario, esencia y existencia coinciden, lo que lo convierte en un ser necesario, que no puede no existir. Dios es así el acto puro, ser perfecto e inmutable, fundamento último de toda la realidad.

A partir de esta distinción, Santo Tomás establece una jerarquía de los seres según su grado de perfección y su participación en el ser divino: Dios, ángeles, seres humanos, animales, plantas y seres inanimados. Afirma que Dios es el creador del mundo y que lo conoce, lo ama y lo gobierna. Sin embargo, la existencia de Dios no resulta evidente para la razón humana, por lo que rechaza el argumento ontológico de San Anselmo. Para demostrarla racionalmente, formula las Cinco Vías, que parten de la experiencia sensible: el movimiento, la causalidad eficiente, la contingencia, los grados de perfección y la finalidad del mundo.

Conocimiento: Razón y Fe

Santo Tomás distingue entre razón y fe, dos fuentes de conocimiento que son autónomas y no se contradicen, ya que ambas proceden de Dios. La razón permite conocer verdades naturales, mientras que la fe permite acceder a verdades sobrenaturales. La fe no anula la razón, sino que la completa y la orienta.

El conocimiento racional comienza siempre con la experiencia sensible (empirismo moderado). El proceso se desarrolla así:

  1. Los sentidos captan los objetos particulares.
  2. La imaginación y la memoria organizan estas percepciones.
  3. El entendimiento agente abstrae los conceptos universales presentes en las cosas.
  4. El entendimiento posible recibe estos conceptos para elaborar juicios y razonamientos.

Gracias a este proceso, el ser humano puede conocer las esencias de las cosas, aunque su conocimiento de Dios es indirecto y analógico.

Ser Humano y Antropología

Defiende el hilemorfismo, según el cual el ser humano es una única sustancia compuesta de cuerpo (materia) y alma (forma). El alma es el principio de vida y, aunque está unida al cuerpo, es inmortal y subsistente. El alma humana posee tres facultades:

  • Vegetativa.
  • Sensitiva.
  • Intelectiva (exclusiva del ser humano).

Gracias a esta facultad racional, el ser humano puede conocer la verdad y orientarse hacia Dios.

Moral y Ley Natural

La ética de Santo Tomás es teleológica y eudemonista, ya que el fin último es la felicidad, alcanzada en la contemplación de Dios. Dios gobierna el mundo mediante la ley eterna, que se manifiesta en el ser humano a través de la ley natural, conocida por la razón. Esta se fundamenta en la sínderesis, cuyo principio básico es «hacer el bien y evitar el mal».

De este principio se derivan inclinaciones naturales como la conservación de la vida, la procreación y la búsqueda de la verdad. El ser humano posee libre albedrío y puede elegir el mal, aunque está naturalmente orientado al bien. Santo Tomás distingue entre virtudes éticas, intelectuales y teologales (fe, esperanza y caridad).

Sociedad y Política

Para Santo Tomás, el ser humano es social por naturaleza. La sociedad política surge para alcanzar el bien común. La función del Estado es garantizar el orden, la paz y la justicia mediante leyes. La mejor forma de gobierno es la monarquía orientada al bien común, mientras que la peor es la tiranía.

El Estado se rige por leyes positivas, que deben respetar la ley natural. Las leyes que contradicen la ley natural son injustas y no obligan moralmente. Finalmente, distingue entre el ámbito político (bienestar temporal) y el religioso (salvación espiritual), afirmando que ambas instituciones deben colaborar, ya que el fin último del ser humano es trascendente.