Argumento ontologico

LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO DE SANTO TOMÁS.
1. REALISMO E IDEALISMO
2. LA DOCTRINA SOBRE EL ENTENDIMIENTO AGENTE
1. REALISMO E IDEALISMO.
El Realismo filosófico, también llamado objetivismo e incluso materialismo, partiría
de que el orden subjetivo (psicológico, lógico, teórico, etc.) está subordinado al
orden de los fenómenos, de la realidad objetiva dada externamente al sujeto y que lo
condiciona. El idealismo, también genéricamente, representaría la condición
contraria: la realidad es una configuración del sujeto, que se convierte, así, en el
“dator formarum” de la experiencia.
Por lo común, se dice que el realismo representa la primacía del objeto sobre el
sujeto y el idealismo establecería un orden contrario de primacía del sujeto sobre el
objeto. Más finamente; cruzando el par sujeto/objeto, con el par forma/materia,
tendríamos las siguientes correspondencias:
REALISMO: Objeto- Forma; Sujeto-Materia. Esto es: el sujeto aparece como
materia informe que debe recibir las impresiones sensibles (phantasmata) para
formarse. Aparece así, la metáfora de la “tabula rasa”, tablilla de madera con una
imprimación de cera sobre la que se escribía con un punzón. El alma humana queda
analogada a potencia, a mera “capacidad” que debe “actualizarse” por medio de la
experiencia sensible, “in medias res” (entre las cosas o impresiones sensibles, que
son aquí el punzón).
IDEALISMO: Sujeto-Forma; Objeto-Materia.
Esta orientación inversa, que se halla presente en los esquemas de la metafísica
presocrática y en San Agustín y que alcanzará un notable desarrollo en la Edad
Moderna, a partir de Descartes, considera que la realidad objetiva es un conjunto
informe de percepciones desordenadas que deberán someterse a ciertas estructuras
subjetuales o “a priori” propias del sujeto que percibe. Lo real es una configuración
psicológica, subjetiva o ideal objetiva. El sujeto, pues, aporta la forma, mientras que
el objeto la recibe, dejando de ser materia prima o informe.
La oposición realismo/idealismo fue explicada por Marx en un conocido quiasmo (o
cambio del orden causal en una proposición): “No es la conciencia la que determina
la realidad sino la realidad la que determina la conciencia”.
Sin embargo esta oposición, cuando quiere ser verdaderamente filosófica y no una
mera reliquia filológica, ha de entenderse como total y mutuamente excluyente (al
modo de las disyunciones exclusivas de la lógica de proposiciones inanalizadas).
Desde el punto de vista de un materialista (realismo) habrá que entender que todo
ejercicio de verdadera filosofía ha de ser, necesariamente materialista, por lo que si
concede que el idealismo es una verdadera filosofía (aunque no una filosofía
verdadera) tendrá que reconocer en él a un materialismo degenerado, encubierto, o
reduccionista. Del mismo modo operará el idealismo, por respecto al materialismo.
Por nuestra parte, preferimos llamar “formalismos” a las filosofías idealistas. Pero
estas formas, dado que no existen “formas separadas” (sin materia) para un
materialista, serán en rigor, materias que actúan como determinantes formales de
otras materias. Siguiendo la doctrina de la cosmología especial , Mi (que simboliza
la materia especial o cósmica, determinada) se despliega en tres géneros de
materialidad: M1, M2, M3
Cuando se
considera que uno de estos tres géneros es el determinante formal de los otros dosque
quedan, en este proceso reducidos a él- tendríamos tres tipos de formalismos
unigenéricos:
Formalismo primario, que reduce Mi a M1 y se corresponde con el corporeísmo.
Formalismo secundario, que reduce Mi a M2 y se corresponde con el psicologismo
o idealismo psicológico.
Formalismo terciario, que reduce Mi a M3 y se corresponde con el idealismo
trascendental
. 2. LA DOCTRINA SOBRE EL ENTENDIMIENTO AGENTE
Procede de Aristóteles quien, no obstante, la trató muy de pasada. Su formulación es
de Averroes y pasa a Santo Tomás de forma adecuada.
El principio del realismo es el de que “nihil est in intellectu quod prius non fuerit en
sensu” (“Nada hay en el entendimiento que no proceda de los sentidos”). Por tanto
el problema es el de cómo pueden las cosas singulares percibidas por los sentidos
convertirse en los conceptos universales del entendimiento. La doctrina del
entendimiento agente “permite” explicar el problema de los universales bajo el
principio dogmático de la Creación.
En principio, debemos distinguir entre tres tipos de entendimiento:
El entendimiento divino que lo conoce todo en acto, porque Dios es Acto Puro, y
desde siempre, porque en la mente divina se encuentran los principios formales de
todas las cosas existentes, creadas por Dios. Estos son los “universales ante rem”
que sólo conoce de modo perfecto el propio Dios. El dogma de la Creación permite
sostener esta doctrina: Dios creó la materia prima (M) o materia informe y aplicó
sobre ella las formas.
El entendimiento angélico, que no conoce las formas perfectas de los universales
ante rem, pero sí tiene acceso a las formas separadas de la materia (universales in re)
presentes en las especies particulares, pues ellos son espíritus puros o también
formas separadas.
El entendimiento humano, que sólo puede acceder a las formas a través de las
especies o sustancias particulares que, en tanto que compuestos hilemórficos,
contienen el universal;
Pero éste no es directamente accesible al entendimiento
humano. El E.A. opera como un mecanismo extraño que permite actualizar la
potencia extrayendo los universales post rem (Fray Zeferino) o bien separando la
forma de la materia (Balmes). En cualquier caso, llamaremos conocimiento
adecuado al conocimiento humano que, partiendo de las cosas singulares, llega a las
especies universales presentes en la mente divina, aunque no sin esfuerzo