Características de los ismos

(Vanguardia definición e introducción) El término vanguardia se refiere a un conjunto de movimientos artísticos de carácter internacional, fundamentalmente europeo, que nace a principios del Siglo XXX y se suceden rápidamente hasta la década de los 30. Los movimientos vanguardistas o ismos se caracterizan por una fan de ruptura con la tradición estética previa (el Realismo, el simbolismo y el Modernismo)p, que conduce a la búsqueda de nuevos temas y a la experimentación con las formas expresivas. Algunas vanguardias se concentran en la creación de obras artísticas rompedoras en sus aspectos formales, pero otras, como el Surrealismo y el expresionismo, expresarán también un compromiso social o político caracterizado por el posicionamiento crítico de sus creadores ante las convenciones artísticas y morales de la sociedad burguesa de la época, actitud que se acentuará tras la primera Guerra Mundial. Las vanguardias se servirán de revistas, manifiestos e iniciativas culturales para revelar y difundir su actitud contestataria y renovadora.

El Cubismo (1907): es uno de los primeros movimientos vanguardistas. Fue comenzado por los artistas plásticos, y reivindicaba la autonomía absoluta de la obra de arte, que se convertía en una realidad aparte. En pintura se intentó plasmar la realidad desde todos los ángulos posibles por medio de su descomposición en líneas, ruptura de planos, nueva reconstrucción de los objetos en formas geométricas, simultaneidad de objetos en el mismo plano y el collage; dando una visión deformada de ésta. El Cubismo trata de representar, simultáneamente, diversos aspectos del mismo objeto; no sólo su imagen sino también los datos intelectuales que puedan aportarse. Objetos dispares reducidos a figuras geométricas, percepciones intelectuales, elementos extraños, fragmentos intuidos de la realidad.                      

El Cubismo se encuentra en los cuadros pintados por Picasso y Georges Braque, a los que pronto se sumaron Juan Gris y Albert Gleizer. La evolución del impresionismo a través de la reacción constructivista de Cezanne, para quien los objetos de la realidad exterior podían ser reducidos a formas geométricas; lo naif, el fauvismo, el arte negro son las corrientes a través de las cuales se llegará hasta el Cubismo.

Hasta 1924, fecha en que se considera superado este movimiento, el Cubismo tendrá dos fases. En la primera, Apollinaire y Cendras pondrán las bases del Cubismo literario. La segunda, a partir de 1917, supone la época de mayor auge del movimiento con la aportación de una larga nómina de escritores que posteriormente evolucionarán  a posturas surrealistas: Eluard, Artaud, Desnos, e, incluso, Bretón. Además, podemos mencionar también dentro de este movimiento a André Salmón, Max Jacob, Marie Laurencin, etc. Su importancia es crucial en los escritores de la Generación Perdida norteamericana (Faulkner, Dos Passos, etc.), que suelen adoptar el collage como técnica literaria.

El Futurismo fue un movimiento fundado por Marinetti (1876-1944) en 1904. Es una vanguardia rica en manifiestos y en teorizaciones, pero pobre en resultados concretos. La importancia del movimiento radicará, pues, en la nueva temática: el progreso de la técnica, el avance de las comunicaciones –la velocidad y los medios de locomoción como el coche y el tren, serán frecuentes temas de inspiración para los futuristas.- , el deporte, la estética del cemento. La adoración a la máquina y a “lo viril” caracterizará la obra de los futuristas. Esta vanguardia va a estar íntimamente relacionada con las doctrinas fascistas italianas, sobre todo, a partir de la creación de los arditi; lo que provocará el desprestigio del Futurismo y la marginación de Marinetti.

A partir de la publicación del Primer Manifiesto del Futurismo en Le Fígaro, el 22 de Febrero de 1904, el Futurismo luchará por las “palabras en libertad”, por demostrar que un automóvil puede superar estéticamente a la Victoria de Samotracia, por suprimir la sintaxis, el adjetivo, la puntuación, la armónía tipográfica, el verso, la estrofa, etc. El Futurismo ataca cualquier tradición, como cualquier magisterio literario. El arte y el artista son libres e independientes, frente a cualquier idea retórica, incluso frente a su propio arte.

Además de a Filippo Tommaso Marinetti podemos mencionar como integrantes de este movimiento a Govini y a Papini.

De manera paralela, pero sin conexiones notables con su homónimo italiano, se desarrolla otra corriente futurista en Rusia, de la mano de Vladimir Maiakovski (1893-1930) quien publicará en colaboración con Burluke, Kruchénik y Khlebnikov el manifiesto del Futurismo ruso, Una bofetada a la opinión pública (1912), en el que se  ataca a los grandes escritores realistas rusos y se proclama la libertad de la sintaxis y del vocabulario.

El expresionismo fue una de las vanguardias que vinieron a modificar el orden de cosas existente. Para él, el arte no será un retrato fiel de la realidad, sino creación, realidad en sí misma. Los sentidos dejarán de reproducir exactamente lo que ve, y su visión será deformada. Lo que interesará explicar no es el mundo, sino cómo ve el mundo el artista.

El expresionismo, nacido en Alemania, no tiene la coherencia de los otros movimientos de vanguardia, no constituye una escuela definitiva y cerrada, dada su gran duración (1910-1033): pero su influencia fue grande en las bellas artes. Dos grupos alemanes El puente y El jinete azul van a sentar las bases de este movimiento a partir de 1905, partiendo de Van Gogh y Gauguin, ligados al principio al fauvismo –como el Cubismo-, los expresionistas no tienen tanto el deseo de romper con la tradición cultural anterior como el de colaborar a la creación de una nueva forma de entender la realidad. Hay un humanismo latente en la interpretación subjetivamente deformadora de la realidad.

El expresionismo se plantea la búsqueda de un nuevo sentimiento de la naturaleza; defiende la introducción de la fantasía, del dinamismo; marca sus creaciones  con cromatismo intenso. Los primeros expresionistas (Hodler, Kubin, Heckel, Nolde) sienten las bases del “expresionismo constructivo” y hacen posible la aparición de Paúl Klee y de Kandinsky. A partir de 1910, el expresionismo pictórico saldrá de sus estrictos límites alemanes y, como consecuencia de la guerra, los escritores lo aplicarán a la literatura. Literariamente, el expresionismo va a comprometerse en una lucha pacifista (frente a la I Guerra Mundial, por ejemplo), en la denuncia de las injusticias sociales, la crítica del mundo circundante. El expresionismo literario presenta las siguientes carácterísticas: imágenes de destrucción, de desventura, de desconsuelo; desaparición de los elementos poéticos de la naturaleza; metamorfosis de raíz kafkiana. El expresionismo estará presente también en otras artes.

El  dadaísmo irrumpe en el campo de las vanguardias a partir de 1916 en el Cabaret Voltaire de Zurich, gracias a un grupo de refugiados, al frente de los que se encuentra el rumano Tristan Tzara, como Huelsenbeck, Janco, Arp, Richter, etc. Es la corriente que mayor número de manifiestos políticos, sobre todo, desde 1918 por el grupo de europeos y norteamericanos reunidos en Lausanne.

Multitud de revistas: Dada, Dada II, Dadaphone, Sic, 391, The Blind Man, Wrong-Wrong…darán testimonio de la acogida de este movimiento, a la vanguardia de todos los ismos, que atacará a cubistas y futuristas por considerarlo demasiado academicistas.

El dadaísmo defiende la inutilidad de la literatura, el juego y el absurdo, y propone un tipo de literatura ingenua, balbuciente. Es la ruptura total que postula la esencial unidad del mundo, falsamente clasificado mediante etiquetas verbales que no corresponden a la realidad.  Es la total lucha con todas las ideas establecidas, por lo que también tiene que luchar contra el mismo; es negación tanto de la afirmación como de la negación; es un deseo de búsqueda de lo fantástica, de lucha iconoclasta. Es, más que una escuela literaria, una forma de vida, un espacio libre para el Nihilismo, la locura, la burla y el humor sangriento. El camino sin salida del dadaísmo les conduce a una postura  combativa de acción revolucionaria o les encamina a la búsqueda de una postura constructivista surrealista.

EL Surrealismo: Es un movimiento rebelde contra la sociedad establecida, de la que desecha su credo religioso, contraviene sus criterios morales y propone la heterodoxia política y la subversión (el Surrealismo tuvo ramificaciones políticas casi desde sus inicios), aparte de que rechaza el arte tal y como hasta entonces se había desarrollado. El Surrealismo o superrealismo intenta llegar al sentido último de la realidad. Se trata de dejar el campo libre al inconsciente, de olvidar los prejuicios racionales del individuo, de liberarlo por medio del arte, el artista deberá dejarse llevar por sus instintos más oscuros, olvidándose de toda moral y estética. Este movimiento está muy relacionado con la reivindicación del subconsciente llevada a cabo en la época por Sigmund Freud. El Surrealismo toma como punto de partida la idea de Freud de que lo más antiguo del yo reside en el subconsciente y se encuentra reprimido, solo dejado en libertad durante el sueño. El artista debe acceder a lo más oculto de su propia conciencia sin que opere ningún tipo de control o censura, tratando de llegar a comprender un tipo de realidad diferente, anteriormente  olvidada, una realidad que se había encontrado oculta junto a la realidad más común. De ahí la denominación de “surrealisme” (superrealismo”). Los métodos empleados para la nueva creación parten de provocar en el artista una situación de escasa lucidez que le permita la asociación libre de palabras en frases insospechadas, la invención de imágenes oníricas y, sobre todo, la escritura automática, consistente en la transcripción del pensamiento humano tal cual se produce en el cerebro, lejos de cualquier sometimiento a la razón y al lógica, de modo que quede desentrañada la verdadera realidad humana y el hombre pueda reconocerse a sí mismo en su mismidad más auténtica y completa. Al desligarse de sus trabas morales y estéticas, podrá recurrir a la crueldad, al humor más negro o a los simbolismos más insólitos.

El Surrealismo nace con el deseo de superar el callejón sin salida en que había caído el dadaísmo, y sus antecedentes se centran en la obra de Apollinaire de 1917, Les mamelles de Tirésías. Para ello se iniciará la búsqueda de caminos nuevos con la negación de real como materia artística y la exaltación de lo maravilloso como materia poética, se defenderá el mundo de los sueños, de lo irracional, de lo incongruente; el absurdo se institucionaliza. El Surrealismo recoge también las libertades sintácticas y léxicas del Futurismo, del Cubismo, del dadaísmo y habla de escritura automática. Se ha comparado al Surrealismo con una religión o un partido político por el dogmatismo postulado en los diversos  manifiestos que conducen a una serie encadenada de adhesiones, congresos, condenas, escisiones… y que determinan claramente la historia del movimiento. La profusa nómina de escritores surrealistas de la fase “investigativa” (1922-1925) queda reducida a partir del Segundo Manifiesto. Estas deserciones (ARtaud, Prévert, Aragón…) tendrán sus antecedentes en las progresivas politizaciones de sus miembros,  ingresados en el partido comunista a partir de 1927 y en la condena de los surrealistas puros. En contrapartida, el Surrealismo  ve acrecentarse sus filas con nuevos autores: Char, Sadoul, Cocteau y con las figuras de Buñuel y Daló, que consagrarán al Surrealismo como teoría del arte. A pesar de las divisiones internas, de su dogmatismo, del divismo de Bretón, la influencia del Surrealismo supondrá una de las mayores revoluciones literarias,  por lo que supone de asimilación de las corrientes psicoanalíticas y de la lucha por liberar el poder creador del artista, que tendrá la facultad de renovar el lenguaje poético, las imágenes, la estructura formal de sus poemas, las estructuras sintácticas…; partiendo del mundo onírico el escritor expresará sus vivencias personales, su interpretación de la realidad ( de la ”sobrerrealidad”), su crítica del alienante mundo contemporáneo. El escritor vuelca su subconsciente para que el lector intente aprehenderlo de forma total, sin análisis racionalistas del mundo presentado. El Surrealismo ha perdurado con el tiempo, mientras otras vanguardias fenecían al poco tiempo de ser creadas. Sus logros se ido depurando con el tiempo y han servido para que autores posteriores, no surrealistas, puedan expresar sus intuiciones más oscuras, la parte más atormentada de su ser.