Declive de la Monarquía Hispánica: Westfalia, Ilustración y el Antiguo Régimen

El Fin de la Hegemonía de la Monarquía Hispánica: La Paz de Westfalia (1648)

La Paz de Westfalia (1648), además de suponer el fin de la hegemonía de la Monarquía Hispánica, puso fin a la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) y, con ella, a las guerras de religión que habían asolado Europa desde 1517.

Contexto del Declive

Durante los reinados de Carlos I y Felipe II quedó asentada la hegemonía de la Monarquía Hispánica en Europa y el Mediterráneo. Con Felipe III se mantuvo la calma, pero con Felipe IV llegó el declive. En el interior, hubo que hacer frente a las rebeliones de Cataluña y Portugal, y en el exterior, a las divisiones y conflictos religiosos y políticos: catolicismo frente a protestantismo y luchas por la hegemonía europea.

La Guerra de los Treinta Años (lucha por el predominio político en Europa, divisiones religiosas y políticas en Alemania) supuso el fin de la hegemonía de los Austrias de España y del Imperio Alemán (rivales: Holanda, Dinamarca, Inglaterra, Suecia y Francia).

Consecuencias de Westfalia (1648)

Westfalia (1648) significó:

  • La derrota de los Austrias y su idea de Europa como un estado católico.
  • La imposibilidad de imponer el absolutismo en el Imperio Alemán.
  • La ganancia de poder de los príncipes alemanes en sus territorios frente al emperador.
  • La consagración del principio de libertad religiosa (derecho de los príncipes alemanes a escoger la religión de sus estados).
  • El establecimiento del equilibrio europeo en las relaciones internacionales.

La Paz de los Pirineos (1659)

En la Paz de los Pirineos (1659), se puso fin a la guerra entre España y Francia. Se cedió a Francia el Rosellón, la Cerdaña y algunas plazas en los Países Bajos. Este tratado marcó el fin de la hegemonía española en el continente, que pasó a manos de Francia, mientras que el dominio de los mares pasaría a Gran Bretaña y Holanda.

La Ilustración

La Ilustración es un movimiento ideológico y cultural surgido en la Europa de finales del siglo XVII y durante el siglo XVIII. Desde Francia, donde alcanzó su máximo esplendor, se difundió al resto de Europa.

Características del Pensamiento Ilustrado

El pensamiento ilustrado se caracteriza por una ilimitada confianza en la razón (racionalismo), el utilitarismo, la defensa de la educación y la difusión de los conocimientos científicos y del progreso técnico. Así pues, los ilustrados eran reformistas, defendían la libertad de pensamiento, criticaban los principios de la sociedad estamental y el mantenimiento de los privilegios, defendiendo la igualdad y el derecho a la libertad de todos los hombres.

La Ilustración en España

La introducción de las ideas ilustradas en España fue lenta y tardía, sin duda por la falta de una pujante burguesía y las resistencias de sectores eclesiásticos y aristocráticos. Los ilustrados fueron un grupo reducido de intelectuales (Feijoo, Campomanes, Jovellanos, Aranda, Olavide, Floridablanca…) que analizaron la problemática de la nación y propusieron reformas con el objetivo de superar el atraso del país y modernizarlo.

Reformismo y Regalismo

En este sentido, cabe destacar que confiaban en el impulso reformista de la monarquía y defendían la capacidad del rey para intervenir en asuntos eclesiásticos (regalismo).

  • Educación: Una de sus preocupaciones era la educación, pues concebían que solo la cultura podía sacar al país del atraso. En este terreno se enfrentaron a la Iglesia, que controlaba la educación, y defendieron la necesidad de una enseñanza útil y práctica, abierta a las nuevas ciencias y a las novedades del extranjero. Criticaban a la Iglesia, pero sin dejar de defender la religión católica.
  • Economía: El atraso económico también les preocupó y censuraron el fuerte predominio de la propiedad aristocrática y eclesiástica, el excesivo control estatal de las actividades económicas y el desconocimiento de los nuevos avances técnicos que se divulgaban por Europa.

Los Señoríos: Institución del Antiguo Régimen

El señorío es una institución propia de la Edad Media y de la Moderna que tiene su origen en el proceso de reconquista y feudalización, y que será la base del Antiguo Régimen.

Origen y Naturaleza

Los señoríos se originan en la Edad Media, frecuentemente como donaciones reales para pagar la colaboración en la Reconquista. Durante la Edad Moderna, la creación de nuevos señoríos suele hacerse por medio de la enajenación de tierras de realengo, debido a las necesidades de la Hacienda de obtener recursos. El resultado fue que miles de pueblos quedaron fuera de la autoridad directa de la Corona.

El señorío supone el dominio sobre tierras y hombres, delegado por el rey en otras personas o colectivos. Así pues, el titular del mismo acumula en su territorio los siguientes elementos: jurisdicción, rentas y, en numerosas ocasiones, patrimonio. Los titulares de los señoríos pueden ser nobles o eclesiásticos (órdenes militares, abades, obispos, cabildos, monasterios…).

El Señorío Jurisdiccional

En virtud del señorío jurisdiccional, los señores nombraban a las autoridades locales, ejercían la justicia y cobraban tributos. Era una fuente de poder político y económico, pues el señorío jurisdiccional iba acompañado de la existencia de unos privilegios y derechos de propiedad sobre una parte de la tierra, lo que se traducía en el cobro de unos cánones por el uso de la misma por parte del campesino (tributos, servicios, banalidades…).

Los señoríos fueron abolidos a comienzos del siglo XIX con el régimen liberal.