El Jardín del Edén: El Despertar de la Curiosidad Filosófica
En este primer capítulo se nos presenta a la protagonista de la obra, Sofía Amundsen. Jostein Gaarder nos cuenta una pequeña historia en la cual hay un trasfondo basado en que en la vida de todo ser humano surgen una serie de preguntas, a primera vista simples, que en sí mismas pueden parecer triviales, pero si se piensan y se les dedican cinco minutos de reflexión, llegan a generar verdaderos desafíos al intentar responderlas.
En el capítulo podemos observar cómo los seres humanos nos planteamos dudas que están en continuo uso en nuestro vocabulario, y lo más importante, que conforme seguimos leyendo el libro nos damos cuenta de que ciertas dudas pueden tener distintas respuestas según cada persona.
En esta línea, llegamos a la conclusión de que el hombre es un ser pensante, y es el único capaz de plantearse su propia existencia, lo que nos impulsa a buscar respuestas ¡YA! (Este punto se relaciona con el subcapítulo Un ser extraño).
El resultado de todas estas preguntas es la filosofía. Después de leer este segundo capítulo, se percibe que estas preguntas son personales y cada individuo debe plantearse el motivo de su existencia desde un punto de vista propio. Eso sí, es muy importante e interesante tener en cuenta, o simplemente conocer, la respuesta de otras personas a esta misma pregunta, ya que esto nos ayudará a comprender mejor nuestra función en este mundo.
En este capítulo se nos introduce el concepto de filósofo, descrito como aquella persona que busca la respuesta correcta a las dudas que nos rodean. Su papel es importante al hacernos ver la capacidad pensante que poseemos y al indicarnos que podemos ser filósofos, respondiendo a esas preguntas que nos rodean.
Este capítulo está dividido en dos subcapítulos: “¿Qué es la filosofía?” y “Un ser extraño”. Ambos se centran en la búsqueda del dueño del sombrero de copa, con un trasfondo que nos sugiere que nosotros mismos podemos ser filósofos a nuestro nivel y responder a las preguntas sobre nuestra existencia.
Los hombres utilizaban los mitos para explicar todos los fenómenos naturales, sirviendo así como una respuesta a cualquier duda existencial.
En cuanto a esta filosofía, cabe destacar que nace en Grecia, en Jonia, en torno al año 600 a.C., época en la que figuras como el propio Homero ya habían marcado etapas dentro de esta sociedad pensante, base sin duda alguna de la filosofía.
Los Filósofos de la Naturaleza: En Busca del Origen del Cosmos
Este capítulo es mucho más extenso y está formado por siete subcapítulos. Para realizar un comentario más concreto y menos generalizado, voy a comentar uno a uno y no a englobar los siete subcapítulos dentro del mismo comentario, como he creído conveniente en las ocasiones anteriores. Espero que lo comprendas, Manu; es para realizar un comentario más exhaustivo.
Una materia que origina los cambios que constantemente percibían en la naturaleza.
En esta parte del libro se nos plantea que la diversidad de filósofos era palpable, y de ahí que surgieran diversos tipos de estudio, así como diversos temas de estudio. Con esto quiero decir que de todos los filósofos que había, no todos se centrarían en el estudio de la naturaleza, sino que habría muchos que se centrarían en otros temas tales como los dioses y demás. Los filósofos griegos concentraron todos sus esfuerzos en hallar esta “materia” y dieron los primeros pasos hacia una manera científica de pensar, desencadenando todas las ciencias naturales posteriores.
Los Primeros Pensadores de Mileto
El tercer subcapítulo, Tres filósofos de Mileto, nos habla sobre temas que ya hemos tratado en clase dentro de la búsqueda de la materia. Como vimos al principio del tema 3 del libro, en la parte que hablaba sobre la definición de naturaleza y cultura, podemos decir y confirmar que los filósofos sobre los que habla El mundo de Sofía en estos primeros capítulos, los podemos introducir, según lo visto en clase, como filósofos que estudian la naturaleza dentro de los presocráticos.
Dicho esto, podemos ver que nos habla de lo mismo que el libro en el tema 3 y podemos situar el libro en la parte que habla de las diferentes opiniones y las clasifica dentro de El mundo de Sofía de la siguiente forma:
- El primer filósofo del que oímos hablar es Tales, de la colonia de Mileto, en Asia Menor. Opinaba que el agua era el origen de todas las cosas.
- La opinión de Tales no fue compartida por otro filósofo de Mileto llamado Anaximandro. Según él, nuestro mundo era uno de los muchos que nacen y perecen en algo llamado “lo indefinido”.
- Los tres estaban de acuerdo en que existía solo una materia primaria, pero enfrentaban el “problema del cambio” porque no entendían cómo una materia podía alterarse y convertirse en tantas cosas diferentes.
El Problema del Cambio: Parménides y Heráclito
Siguiendo la idea de que nada puede surgir de la nada, podemos comenzar a comentar el cuarto subcapítulo, que tiene este mismo título.
En este subcapítulo se nos habla del año 500 a.C., cuando había unos filósofos en la colonia griega de Elea, al sur de Italia, entre los cuales destacó Parménides. Este grupo de filósofos se dedicaba a estudiar el cambio que toma la materia, la cual he nombrado antes, para convertirse en algo completamente distinto; y esta era la principal razón y la base de sus estudios.
El sexto subcapítulo, Cuatro elementos, nos dice que las ideas de Parménides y las ideas de Heráclito eran totalmente contrarias. Para resolver este interminable dilema, nos transporta en el globo hasta Sicilia, donde hay un hombre que nos resolvería este enredo: Empédocles.
Empédocles daba la razón a los dos, pero también sacaba fallos a ambos. Estaba de acuerdo con Parménides en cuanto a que nada cambia, y le daba la razón en esto; y compartía con Heráclito que las sensaciones sí son de fiar. Pero encuentra un fallo común en ambos, y es que el error estaba en pensar que la naturaleza estaba formada por una misma materia.
Como ya hemos visto en el tema del libro que habla sobre naturaleza y cultura, podemos decir que Empédocles llegó a la conclusión de que la naturaleza tiene en total cuatro elementos o, como él los llama, raíces. La fuerza que los unía la denominaba AMOR, y a la fuerza que los separaba la llamaba ODIO.
Anaxágoras daba una última opinión acerca de tan enredoso tema. Decía que la naturaleza está formada por piezas minúsculas, que él llama partes mínimas. Estas partes mínimas son invisibles para el ojo humano, pero incluso en estas pequeñas partes hay parte de todo. Esto lo denominaba motivo. A la esencia que denominábamos nosotros en clase, Anaxágoras la llama motivo, y dijo que esas partes mínimas (también las llamó gérmenes o semillas) estaban puestas en orden por una fuerza o espíritu que él llamaba espíritu o entendimiento.
Demócrito: La Teoría Atómica y el Materialismo
El último gran filósofo de la naturaleza se llama Demócrito (460-370 a.C.). Ya que no creía en nada más que en lo material, es llamado materialista. De esta evolución del pensamiento surgieron ciencias como la historia, fundada por Heródoto, y la medicina, fundada por Hipócrates.
Nota del autor: Antes de comentar este capítulo, creo que sería conveniente especificar que voy a comentarlo entero, sin divisiones, debido a la relación que existe entre el tema y su posterior desarrollo a lo largo de los siete capítulos que lo suceden. Cabe decir que el capítulo está formado por una sucesión de cartas dirigidas a Sofía y escritas por su profesor de filosofía, en las cuales se citan personajes como Hermes, etc.; pero esto es sucedido por una parte que ofrece mayor amplitud a la hora de comentarla, y es la parte histórica del capítulo en sí.
Atenas: Cuna de la Filosofía Clásica y el Legado de Sócrates y Platón
Atenas se convirtió en una gran base repleta de poder cultural, y se reconoció como el centro cultural griego por excelencia hacia el año 450 a.C. Allí el interés de la filosofía comenzó a centrarse en el ser humano y en su lugar en la sociedad.
En Atenas se concentraron grandes grupos de profesores y filósofos errantes llamados “sofistas”. Este punto de vista se conoce como escepticismo. El proyecto filosófico de los sofistas fue el hombre y su posición dentro de la sociedad. Sócrates, por otra parte, intentó demostrar lo contrario.
Sócrates: El Maestro de la Mayéutica
Sócrates es uno de los filósofos más grandes de la antigüedad y que más influencia ha ejercido en el pensamiento occidental. Nació en Atenas en el año 470 a.C. y es allí donde desarrolla su labor filosófica.
Sócrates enseñaba conversando en las calles y plazas públicas, porque el verdadero conocimiento debe salir de cada uno.
Para Sócrates era muy importante encontrar una base segura para nuestro conocimiento. Apeló constantemente a la razón humana para contestar numerosas preguntas que le molestaba no entender.
Sócrates pensaba que la capacidad para distinguir el bien y el mal no estaba relacionada con las circunstancias o con la sociedad. Explicaba que el que sabía lo que era bueno actuaría bien, porque si contradecía sus convicciones no sería feliz, y todo hombre busca la felicidad.
La actividad filosófica que realizó Sócrates lo llevó a la muerte en el año 399 a.C. Sócrates valoraba “su conciencia y la verdad” más que su propia vida, y convencido de que había actuado en bien de Atenas, prefirió tomar el veneno.
Platón: El Mundo de las Ideas y el Estado Ideal
En este capítulo se cuenta que Sofía recibe un vídeo sobre las ruinas atenienses, y a partir de aquí la historia a lo largo del capítulo se centra en la historia de la Acrópolis de la ciudad de Atenas.
La historia, en resumen, es la siguiente: En esta colina ha vivido gente desde la Edad de Piedra, a razón de su importante posición geográfica.
Conforme Atenas iba creciendo, la Acrópolis se iba utilizando como castillo y recinto de templos. Al año siguiente, los persas fueron vencidos y comenzó la Edad de Oro de Atenas.
La Acrópolis volvió a construirse, más hermosa que nunca, y desde entonces únicamente se utiliza como recinto de templos. El templo más grande se llama Partenón o “Morada de la Virgen”, y fue levantado en honor a la diosa Atenea, que era la patrona de Atenas.
Debajo de la meseta de la Acrópolis está situado el antiguo teatro de Dionisio, allí se representaron las obras de grandes autores como Sófocles, Eurípides y Aristófanes.
Desde la meseta de la Acrópolis se sube a un pequeño monte que se llama Areópago. Muchos siglos más tarde, desde ahí habló Pablo para evangelizar a los atenienses.
En la plaza de Atenas se pusieron todos los cimientos de la civilización europea. En esa plaza se dieron muchas discusiones filosóficas, por ejemplo, las conversaciones de Sócrates; todo esto hizo de Atenas el centro cultural del viejo mundo.
Sócrates no escribió nada; es gracias a Platón que hoy se conoce su filosofía. Por tanto, la escuela de filosofía de Platón adquirió el nombre de Academia.
A Platón le interesaba la relación entre lo eterno y lo inalterable, por un lado, y lo que fluye, por otro. Se interesaba, al igual que los presocráticos y Sócrates, en lo que se refiere a la moral de los seres humanos y a los ideales y virtudes de la sociedad.
Para Platón, lo que es eterno en la naturaleza y lo que es eterno en cuanto a la moral es una misma cosa. A este concepto se llama: Teoría de las Ideas de Platón.
Platón pensaba que los conocimientos seguros solo los proporciona la razón porque las cosas que percibimos con los sentidos están en constante cambio. Uno es el mundo de los sentidos, sobre el que solo podemos conseguir conocimientos imperfectos utilizando los sentidos. El cuerpo está indisolublemente ligado a este mundo, puesto que es mortal. La otra parte es el mundo de las ideas, sobre el cual podemos conseguir conocimientos ciertos mediante la utilización de la razón. La morada de la razón es el alma inmortal que tiene cada hombre.
Platón pensaba que el alma existía en el mundo de las ideas antes de meterse en un cuerpo. Es el “amor” que permite al alma desentenderse del cuerpo y regresar al anhelado mundo de las ideas.
Platón describe el ciclo humano ideal, pues no todos los hombres permiten que su alma regrese al mundo de las ideas; la mayoría se aferra a los reflejos de las ideas del mundo de los sentidos. Esos hombres que buscan hasta hallar el camino de la sabiduría son los filósofos, y su misión es orientar a los demás, aunque les cueste la vida, como a Sócrates.
Otra parte importante del pensamiento de Platón son sus ideas sobre el “Estado ideal”. Según Platón, el cuerpo humano está dividido en tres partes: cabeza, pecho y vientre. Cuando estas tres partes funcionan en armonía, obtenemos un ser humano armonioso y honrado.
Platón compara el Estado con el cuerpo humano. De ahí que los filósofos, que son hombres que actúan por la razón, deban gobernar el Estado.
Platón quería suprimir la familia y la propiedad privada para los gobernantes y los soldados del Estado. Sugirió que el Estado debía encargarse de la educación de los niños porque esa tarea era muy delicada.
Tras haber sufrido grandes desilusiones, escribe el diálogo Las Leyes, en el que describe el “Estado legal” como el segundo mejor Estado. Ahora se muestra partidario de la propiedad privada y las ataduras familiares, pero insiste en que es necesario entrenar a las mujeres.
Aristóteles: Filósofo, Científico y Sistematizador del Conocimiento
Al igual que con Platón, y considerando que es uno de los filósofos más importantes que hemos visto en esta evaluación, voy a realizar una exposición escrita de sus ideas que a su vez sirva como comentario del capítulo, ya que está relacionado con lo visto en clase sobre él, pero con una extensa ampliación.
Lo que más le preocupaba a Aristóteles era la naturaleza viva. Fue quien sistematizó y ordenó las distintas ciencias.
Aristóteles no estaba de acuerdo con Platón acerca de las ideas innatas y la separación de cuerpo y forma. Para Aristóteles, la forma de las cosas son como las cualidades específicas de estas.
Aristóteles constata que las cosas están compuestas por partículas individuales que constituyen un conjunto de materia y forma. La forma nos dice la “posibilidad” de las cosas y sus limitaciones.
Aristóteles tenía una visión muy particular de las relaciones causa-efecto en la naturaleza. Pensaba que había cuatro causas en la naturaleza:
- Causa material: De qué está hecha una cosa.
- Causa eficiente: Qué o quién la ha producido.
- Causa formal: Qué forma o esencia tiene.
- Causa final: Para qué existe o cuál es su propósito.
Explica la causa final como la intención o tarea que cumplen los procesos naturales.
Aristóteles fue un hombre meticuloso que quiso poner orden en los conceptos de los seres humanos. Parte de las cualidades específicas comunes de las cosas para clasificarlas y agruparlas. También crea la lógica como ciencia a partir de la relación de conceptos.
Cuando Aristóteles ordena la naturaleza, la divide en dos grupos: cosas inanimadas y cosas animadas. Las cosas animadas tienen la posibilidad inmanente de cambiar. El ser humano, por ejemplo, hace todo lo que hacen las plantas y los animales, pero además tiene la capacidad de pensar racionalmente.
Aristóteles señala que tiene que haber un Dios que haya puesto en marcha todos los movimientos de la naturaleza. En ese caso, ese Dios se convierte en la cima absoluta de la escala de la naturaleza.
En cuanto al hombre, Aristóteles opina que solo será feliz si utiliza todas sus capacidades y posibilidades. La ética de Aristóteles, al igual que la de Platón, se remite a la ciencia médica griega: únicamente mediante el equilibrio y la moderación se logra ser una persona feliz o en armonía.
Aristóteles menciona varias buenas formas de Estado. Una es la monarquía.