Comprendiendo las Falacias: Errores en la Argumentación y el Razonamiento
Se entiende por falacia aquella argumentación que, aunque parece correcta o válida, en realidad no lo es. Las falacias formales son esquemas argumentativos que aparentan ser válidos desde el punto de vista lógico, pero cuya validez es solo superficial. Por otro lado, las falacias informales se conciben como estrategias argumentativas que infringen alguna de las reglas fundamentales que posibilitan un diálogo argumentativo constructivo.
Tipos Comunes de Falacias y Estrategias Argumentativas Engañosas
A continuación, se detallan diversas falacias y estrategias argumentativas que pueden desviar o invalidar un razonamiento:
Falacia Ad Ignorantiam (Apelación a la Ignorancia)
Esta falacia se produce cuando se afirma que un enunciado es falso porque nadie ha logrado probar su verdad, o que es verdadero porque nadie ha demostrado su falsedad. Se basa en la ausencia de evidencia para sustentar una conclusión.
- Ejemplo: “Nadie ha podido probar que Dios no existe; luego, Dios existe.”
- Ejemplo: “Nadie ha podido probar que Dios existe; luego, no existe.”
Argumento Circular (Petición de Principio)
Consiste en definir o probar un enunciado presentando razones que, en esencia, significan lo mismo que aquello que se intenta demostrar. En estos casos, no se cumple la regla fundamental que exige aportar razones genuinas para lo que se defiende, ya que solo se aclara el significado de un término o se reformula la premisa como conclusión.
- Ejemplo: “El alma es inmortal porque no muere.”
Sorites y Argumentos de la Pendiente Resbaladiza
Los argumentos conocidos como Sorites, que proceden del término griego sorós (montón), exploran la ambigüedad de los límites. Se caracterizan por una serie de pequeñas e imperceptibles transiciones que llevan a una conclusión aparentemente ilógica.
- Ejemplo de Sorites: “Si a un montón de arena le quitas un grano, sigue siendo un montón; si a ese montón resultante le quitas otro grano, también sigue siendo un montón; luego, por más granos que quites, siempre quedará un montón de arena.”
Relacionado con este tipo de esquemas argumentativos está el argumento de la pendiente resbaladiza, también conocido como efecto dominó. Este consiste en rechazar una opinión o desaconsejar una conducta basándose en la predicción de una cadena de consecuencias indeseables y a menudo exageradas que supuestamente se generarían a partir de una acción inicial.
Argumentos que Establecen Relaciones Causales Erróneas
Con frecuencia, se establecen relaciones causales entre diferentes fenómenos o acontecimientos que carecen de fundamento real y no se apoyan en estudios o consideraciones serias. La mera sucesión temporal de eventos no implica causalidad.
- Ejemplo: “Si suspende a mi hijo y cae en una depresión (A), usted será culpable (B).”
Es común que se tienda a pensar que el suceso B es causa de A simplemente porque B ocurre después de A (falacia post hoc, ergo propter hoc).
Argumentos por Analogía (Uso y Abuso)
En ocasiones, razonamos sobre una realidad o situación comparándola con otra que presenta similitudes significativas (razonamiento analógico). Este método puede ser útil para la comprensión, pero su validez depende de la relevancia de la comparación.
- Ejemplo: Platón compara la función del alma racional con la del jinete que debe conducir un carro tirado por caballos: el caballo blanco, que representa el alma irascible, y el caballo negro, que representa el alma concupiscible.
Sin embargo, una analogía puede considerarse irrelevante cuando la similitud entre los elementos comparados no es pertinente para la conclusión que se quiere establecer.
Argumentación Irrelevante (Ignoratio Elenchi)
Esta falacia ocurre cuando un participante introduce un tema nuevo sin autorización o dice algo que no es pertinente en ese momento del diálogo, violando así la regla de relevancia. En tales casos, su intervención puede ser legítimamente rechazada por ser irrelevante para el punto en discusión.
Argumento Ad Hominem (Ataque Personal)
Estos argumentos buscan refutar una opinión atacando directamente a la persona que la sostiene, en lugar de abordar la validez de la afirmación en sí. Esto desvía el debate de la verdad de una proposición hacia la descalificación personal del adversario.
- Ejemplo: “El principal partido de la oposición no está legitimado para criticar la reforma laboral de nuestro gobierno, pues cuando ellos gobernaron, su política de empleo fue un desastre.”
Es frecuente el uso de esta falacia, a menudo conocida coloquialmente como “argumento del ventilador”, donde se busca esparcir la culpa o el descrédito.
Argumento Ad Autoritatem (Apelación a la Autoridad)
En estos argumentos, se defiende una opinión sin ofrecer pruebas sustantivas, basándose únicamente en el hecho de que es sostenida por una supuesta autoridad. Si bien apelar a un experto puede ser razonable en ciertos contextos, estos argumentos se vuelven falaces cuando la autoridad no es pertinente al tema o cuando se utiliza para evitar la presentación de pruebas reales.
- Ejemplo: Los opositores de Galileo no atendían a las razones que este daba para justificar su teoría, amparándose en la autoridad de Aristóteles o de la Biblia.
Esta falacia viola la regla del diálogo que prohíbe acudir a fuentes externas de prueba que no apoyen directamente nuestras conclusiones o que se usen para eludir el razonamiento.
Argumento Ad Baculum (Apelación al Bastón o a la Fuerza)
Estos argumentos recurren a amenazas, intimidación o consecuencias negativas para conseguir que el interlocutor acepte una determinada opinión. El objetivo no es convencer mediante la razón, sino asustar o coaccionar, violando a menudo la regla fundamental del diálogo que exige razones.
- Ejemplo: “Habría que evitar la entrada de inmigrantes a nuestro país si no queremos perder nuestra identidad cultural.”
Sin embargo, en ocasiones, es razonable subrayar las consecuencias perjudiciales que puede tener una conducta peligrosa para evitar que se produzca, siempre que no se haga de forma coercitiva o irracional.
Argumento Ad Populum (Apelación al Pueblo o a la Popularidad)
Este argumento no busca convencer al auditorio mediante la lógica, sino apelar a sus sentimientos, emociones o prejuicios para lograr que se adhiera a una propuesta. Incluye los argumentos en los que se defiende una opinión por el mero hecho de que “todo el mundo” está de acuerdo con ella o porque es “lo normal” o “natural”.
- Ejemplo: “Esta medida política se justifica porque la han tomado todos los países de nuestro entorno.”
Es frecuente acudir a la naturaleza, la normalidad o lo que hace la mayoría para justificar una opinión o una conducta. Estos argumentos pueden violar la regla de relevancia y son falaces cuando impiden totalmente el avance constructivo del diálogo.