Don Quijote resumen corto

EL Quijote

Carácterísticas de la locura de don
Quijote. Su locura (consistente en transfigurar la realidad
y hacer que encaje en sus lecturas) es per se risible y, por lo tanto, todo lo que comporta
lo es. Su propio nombre es ridículo, pues el Quijote es una pieza de la armadura y a su
vez deformación grotesca de su apellido. También contribuye la vestimenta: la armadura es muy
antigua, de su abuelo, o sea, de los tiempos del Emperador (que, casualmente o no, coinciden con
los del fin de la caballería)
; el mismo nombre del caballo: Rocinante (o sea ‘rocín antes’, ahora no).
Aparte su nombre y aspecto, la pretensión de buscar aventuras en la Mancha, lugar anodino
donde los haya, es cómica, absurda. Como lo son su ideal anticuado (restaurar la caballería en los
albores del Siglo XVII), su juramento falso, su lenguaje arcaizante, etc., etc.; la misma creencia de
que la realidad se ajusta a los libros. Más adelante se añadirán más rasgos, como el de elegir
como escudero (para lo que se exigía un rango de nobleza) a un villano y otros muchos más,
derivados algunos del mundo del carnaval, otros de los entremeses y de las farsas.
El alumno deberá explicar que
a) el origen de la locura de Don Quijote, además de su predisposición natural, es la excesiva
lectura de cierto tipo de libros, cuyos efectos más evidentes ya se exponen en el primer capítulo del
libro: la transfiguración literaria de la realidad, su adecuación a ciertos modelos, arquetipos y
situaciones leídas en los libros.
b) Por lo tanto, la actividad que la fomenta es, precisamente, la lectura de determinados géneros
literarios de los que fue asiduo lector el hidalgo, que figuran en el escrutinio de su biblioteca.
c) Con las manifestaciones externas me refiero a la reacción (generalmente iracunda) del
personaje ante ciertos estímulos y en algunas situaciones concretas, de palabra y de obra; o al
enamoramiento ideal de una dama inventada. También puede señalarse que el fin último que se
propone al salir de su casa es restaurar la caballería andante. El alumno obtendrá los tres puntos si
responde correctamente a las tres preguntas del enunciado: origen de la locura, la actividad que la
fomenta (o sea, la constante lectura) y cómo la exterioriza, o sea, cómo adecua la realidad a sus
lecturas.


También obtendrá 1 punto si contextualiza socialmente al personaje, o sea, si explica, aunque sea sumariamente, que pertenece a la clase de los hidalgos pobres, que no podían justar o tornear y tuvieron que conformarse con leer. Parodia de las novelas de caballerías en el aspecto, nombre, escenario, origen y objetivos del héroe cervantino. El alumno debería señalar que el nombre del protagonista, compuesto por una parodia de su propio apellido, Quijano o Quijana (puesto que un Quijote es una pieza de la armadura) y el de su anodina patria, la Mancha (¡qué diferente de las exóticas Gaula, Tracia, Grecia, etc.!), son una parodia de los nombres propios de los caballeros de las novelas de caballerías. Se completa la parodia con su aspecto externo: una armadura de su bisabuelo, un yelmo que él mismo ha cosido con cartón, como si de carnaval se tratase; una lanza vieja, un caballo flaco, etc.; su  misma salida de casa casi de noche y por la puerta falsa redondea la parodia; incluso su edad parece inapropiada, pues ya le queda lejos la juventud. Los objetivos (buscar aventuras, socorrer a los indefensos, amar cortésmente, creerse el elegido para restaurar la caballería…) son también estrictamente trasnochados para principios del Siglo XVII, máxime si espera alcanzarlos en la Mancha, un espacio anodino donde nunca pasa nada extraordinario, ni mucho menos aventuras dignas de un caballero como pretende ser Don Quijote.
El alumno deberá citar, en el orden que quiera, algunos de los siguientes modelos: caballeros andantes (de la materia de Bretaña, del ciclo de Amadís, del Palmerín, etc.); amantes corteses; héroes del romancero; personajes históricos lejanos con resonancias épicas, como el Cid, o cercanos; héroes de la épica culta, como Orlando furioso; personajes de las historias romanas, griegas o tebanas; héroes bíblicos y míticos; figuras de otros géneros literarios: pastoril, morisco,


La Segunda Parte es más redonda, profunda y madura que la primera.
El humor está más elaborado, ya que no se basa únicamente en golpes y trompazos, sino en juegos sutiles e irónicos entre personajes, narradores y niveles de lectura. Los personajes también adquieren mayor complejidad, y son por ello más creíbles, y la estructura (distribución de capítulos, narraciones
paralelas y simultáneas, itinerario con inicio y destino) está mucho más trabajada. La Primera parte,
en cambio, se basaba en la improvisación, el humor elemental y el recurso al compendio de los
distintos géneros literarios de la época (pastoril, picaresco, bizantino, morisco, lírico, teatral y, por
supuesto, caballeresco).]

Las tres salidas del protagonista. El alumno deberá citar, resumida o esquemáticamente, cómo en la primera salida el protagonista cabalga solo y se queda a una distancia escasa de su casa, vela
las armas para armarse, ficticiamente, caballero andante en la venta y al poco vuelve a su casa. En
la segunda, ya acompañado por Sancho, vuelve enfermo, pero sin renunciar a su ideal. En la tercera,
correspondiente ya a la Segunda parte del Quijote, llegan los dos personajes hasta Barcelona y,
derrotado y melancólico, Don Quijote jura al caballero de la Blanca Luna que desistirá de sus
ideales y pretensiones. Se puede completar indicando el distinto talante del protagonista en las dos partes.
Se deberá destacar que Don Quijote realiza dos salidas en la Primera parte y una en la Segunda.
Todas ellas se componen de unos preparativos, realización de hazañas y regreso, configurando una
progresión: en la primera (capítulos 1-5), Don Quijote sale solo y, aunque apaleado, regresa armado
como caballero; en la segunda (capítulos 7-52), va acompañando de Sancho Panza y regresa gracias
al artificio del “encantamiento” en la jaula de leones; y en la tercera, también con Sancho, vuelve
derrotado para morir cuerdo. De esa manera se revela la evolución del héroe, desde su locura
caballeresca a la lucidez que va adquiriendo en la Segunda parte, manifestada en una progresiva
percepción de la realidad sin deformaciones. Se valorará con 0,50 puntos (siempre que la suma no


2 supere el total de 3 puntos) que el alumno aporte algún ejemplo de esta transformación, como el
paso de la Dulcinea ideal inventada a la aldeana presentada por Sancho, el episodio de Clavileño y
otros en el palacio de los duques, etc.
Carácter de Sancho Panza. El alumno deberá señalar que el interés que le mueve a acompañar
a Don Quijote en la primera salida va evolucionando conforme conoce y aprecia a su amo; por muy
interesado que fuese, no hubiese salido a la aventura con su vecino, un hidalgo empobrecido y
delirante. Prueba de ello es la renuncia al gobierno de la ínsula y la toma de conciencia de su
condición a raíz del encuentro con el morisco Ricote y compañía. Cuando son hollados por la piara
(II, 68), es Sancho el que quiere vengarse, pues ya ha asumido su rol novelesco; poco después, le
plantea a Don Quijote que se hagan pastores, o sea, que se acojan a otro modelo literario.
Al principio, Sancho se asombra de que su historia ande impresa, como les comunica, a él y a
Don Quijote, el bachiller Sansón Carrasco: el estupor se une a la renovada ilusión por salir con don
Quijote por segunda vez, a pesar de conocer la locura de aquél y las reticencias de su mujer, Teresa
Panza. Se desengañará a partir del gobierno de la ínsula Barataria. Al final, con todo, será él quien
se enfrente a los cerdos y, a la postre, anime a Don Quijote, en su lecho de muerte, a que adopte otro
modelo literario, el de pastor, porque así lo habían planeado y porque el caballero ha jurado dejar su
pretensión caballeresca al menos durante un año.
Los ideales quijotescos: justicia, libertad, sentido caballeresco. El alumno debe aludir al
concepto de libertad individual y ser capaz de discernir la diferencia entre justicia humana y justicia
divina; asimismo puede aludir (citando por ejemplo el episodio de los galeotes) al carácter falible de
la justicia. La defensa de la libertad recorre todo el libro, pero su defensa más conocida se da en el
capítulo 58 de la Segunda parte. En cuanto al sentido caballeresco, su locura le impide reconocer la
diferencia entre las normas jurídicas de la sociedad y el carácter ideal de los libros de caballería.


El amor cortés y la creación de la amada ideal. [El amor cortés era un ingrediente secundario,
pero imprescindible, en la novela de caballerías. El enamorado aspiraba a una dama pura, casi
inaccesible, a la que idealizaba conforme al tópico de la divinización de la amada. Para merecerla,
debía acometer una serie de servicios que demostraban su constancia, su firmeza y su paciencia. La
dama podía aceptarlo de manera gradual, por medio de la mirada, los gestos, los regalos o prendas,
la conversación y, finalmente, la correspondencia o galardón (‘premio’). La relación era
extramatrimonial y, por ello, secreta, y exigía la máxima discreción por parte de ambos, obligados a
respetar el secreto amoroso. En la literatura caballeresca, la dama era el estímulo que movía al
caballero a emprender arriesgadas empresas.
El Quijote lleva esta idealización hasta su extremo más
cómico, pues la dama idealizada (Dulcinea del Toboso) es en realidad una campesina fea y sucia
que cría puercos (Aldonza Lorenzo), y a quien tal vez DQ no ha visto nunca (tópico del amor de
oídas). Se lleva al límite, pues, la concepción de la amada como simple deseo que no se corresponde
con la realidad. Dulcinea es un personaje peculiar, pues no está en la obra de manera física, y sin
embargo sí está en la obra de manera protagonista por medio de alusiones y falsas identidades. Ni
tan siquiera se puede asegurar que exista, ya que las embajadas de Sancho son o bien falsas, o bien
suspectas de veracidad.
Por otra parte, algo se nos dice de la vida sentimental real de Alonso Quijano, que fue peculiar.
No está casado, y apenas se le conocen noviazgos de juventud.]
Función de cide Hamete Benengeli. Cervantes se inventa la figura del historiador arábigo
Hamete Benengeli en el capítulo VIII de la Primera parte al fingir haberse encontrado en el mercado
de Toledo un manuscrito árabe que continúa la historia interrumpida en los Anales de la Mancha, de
donde la había sacado originariamente. Como está en árabe, Cervantes se la hace traducir a un
morisco, por lo cual el texto que le llega al lector ha sufrido dos mediaciones. La crónica del árabe


3 es fiel y detallista, a veces hasta extremos inverosímiles, por lo que Cervantes tiene que hacerle algunas observaciones y, de paso, le atribuye cualquier tinte de inverosimilitud; para sí, en cambio, Cervantes se reserva los otros registros. Este procedimiento de recurrir a un segundo autor ya era conocido; lo utiliza principalmente en la Segunda parte, y no sólo para narrar la historia, sino también para algunos excursos y opiniones sobre la verdad literaria, la veracidad y la verosimilitud.
El alumno obtendrá los tres puntos si desarrolla razonadamente los tres ítems:
a) Quién es el historiador arábigo. Cervantes recurre a un segundo autor en seguida, y lo continúa usando en la Segunda parte, no sólo para narrar la historia, sino también para contrastar sus opiniones sobre la verdad literaria, la veracidad y la verosimilitud.
b) En qué capítulo aparece: en el capítulo VIII de la Primera parte, al fingir haberse encontrado en el mercado de Toledo un manuscrito árabe que continúa la historia interrumpida en los Anales de la Mancha, de donde la había sacado originariamente. Como está en árabe, Cervantes se la hace traducir a un morisco, por lo cual el texto que le llega al lector ha sufrido dos mediaciones. Si el alumno no se acuerda exactamente del capítulo, bastará con que describa la situación: la pelea con el Vizcaíno.
c) Qué función cumple. La crónica del árabe es fiel y detallista, a veces hasta extremos inverosímiles, por lo que Cervantes tiene que hacerle algunas observaciones y, de paso, le atribuye cualquier tinte de inverosimilitud; para sí mismo, como segundo narrador, en cambio, Cervantes se reserva los otros registros. También se valorará con 1 punto que el alumno destaque la innovadora invención cervantina de un segundo narrador, que le permite distanciarse y presentar al lector
alternativas narrativas más razonables, lógicas o verosímiles. Influencia del Quijote apócrifo de Avellaneda. Lenguaje. El alumno deberá aludir al lenguaje culto, libresco, plagados de arcaísmos en ocasiones, de Don Quijote; frente a los coloquialismos, vulgarismos y abuso de los refranes con que Cervantes caracteriza el habla de Sancho. Obviamente, los registros lingüísticos del caballero están vinculados a sus estados de demencia o lucidez: durante sus paroxismos, habla como los libros de caballerías y afines; cuando recupera la lucidez, suele razonar admirablemente, utilizando un registro lingüístico normal, o sea, estandarizado. También puede apreciar el alumno cómo, a lo largo del libro y especialmente en la Segunda parte, Sancho va asimilando algunas palabras y giros de su amo, aunque también se le aprecian no pocas prevaricaciones lingüísticas, fruto de imitar a su modo el lenguaje de Don Quijote.


1 sentimental, etc. Obviamente, Don Quijote se siente más epígono de los primeros grupos, a los que
deberán referirse, prioritariamente, los alumnos. Principales diferencias entre la Primera y la Segunda parte. [Las principales diferencias externas son las siguientes. La Primera Parte, para evitar la reiteración narrativa, contiene numerosos relatos intercalados, que presentan escasa relación con la acción principal (Historia de Grisóstomo y Marcela, Historia de Cardenio, Novela del curioso impertinente, Historia del cautivo, Historia de Leandra). En cambio, los relatos intercalados desaparecen en la Segunda Parte, o están mejor integrados en el hilo principal (Historia de Camacho). Por otro lado, en la Primera Parte DQ sufre una locura alucinatoria, mientras que en la Segunda son los demás quienes provocan o estimulan la locura del protagonista. La Primera Parte es desigual, ya que contempla dos salidas: una muy breve (6 caps., DQ en solitario, tres días) y otra más extensa (45 caps., DQ y Sancho, dos meses), mientras que la Segunda es más homogénea, con una sola salida (66 caps., cuatro meses). La Primera Parte es más dinámica, con mayor acción y un ritmo más marcado, mientras que en el Segunda hay menos acción y el ritmo se demora y ralentiza. En la Primera Parte predomina la narración sobre el diálogo; esta distribución se invierte en la Segunda. En la Primera Parte, los personajes apenas evolucionan, pero en la Segunda se producen profundas transformaciones: Sancho se quijotiza y DQ se sanchifica. Los espacios de la Primera Parte suelen ser rurales, con predominio del camino y de la venta como lugar de encuentro, mientras que en la Segunda los espacios tienden a ser cerrados o urbanos. La Primera Parte, finalmente, es una novela convencional cuyo único recurso metaliterario es la creación de Cide Hamete Benengeli, que permite al narrador distanciarse de lo narrado, con mirada escéptica e irónica. En la Segunda Parte se va un paso más allá, ya que en ella se integra la Primera Parte, que algunos personajes han leído y que los protagonistas conocen indirectamente, con lo que se abre la puerta al juego de la ficción dentro de la ficción.
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