El Esperpento en Luces de Bohemia: Claves de la Obra de Valle-Inclán

El Esperpento y su Reflejo Literario en Luces de Bohemia

Luces de Bohemia es la primera obra a la que Valle-Inclán calificó de esperpento. El término, en su acepción común, designa todo aquello que es feo, ridículo o grotesco.

Este género se alimenta de diversas fuentes, tanto cultas como populares y vanguardistas:

  • Corriente culta del siglo XVII: Con figuras como Francisco de Quevedo y la influencia pictórica de Francisco de Goya.
  • Corriente popular: Incluye la literatura paródica, los sainetes y las zarzuelas.
  • Vanguardias europeas: Corrientes de finales del siglo XIX y principios del XX, como el expresionismo, el dadaísmo o el futurismo.

El esperpento se define por la deformación sistemática de la realidad, la degradación de los personajes, el empleo de contrastes violentos y un sarcasmo constante.

Técnicas del esperpento

  • La deformación de la realidad: Se aprecia en la potenciación de los aspectos más sórdidos (se da especial importancia a los elementos míseros, desagradables y tristes), en la literaturización paródica (que sirve para hacer más evidente la ridiculez de las acciones) y en el anacronismo (la imposibilidad de situar la acción de forma precisa).
  • La degradación de los personajes: Se logra mediante la cosificación, la animalización y la muñequización.
  • El empleo de contrastes violentos: Se manifiestan en el lenguaje, mezclando palabras cultas con vulgarismos. La acción transcurre desde el atardecer hasta la madrugada, y en la sombra de la noche lo real se desdibuja y adquiere tintes fantásticos.
  • El sarcasmo: Suele tener en la obra un tono agrio, ya que su principal objetivo es la crítica. El lenguaje poético empleado contrasta con la cruda realidad de la obra.

En Luces de Bohemia, las acotaciones no tienen la función tradicional de orientar la representación, sino que poseen una profunda intención artística. El propio Valle-Inclán define el esperpento a través de las palabras de Max Estrella en la escena XII. En ella, Max afirma que la tragedia de España no es una tragedia en sentido clásico, sino que solo puede expresarse a través de una estética deformada. Valle-Inclán sostenía que España vivía una realidad deformada y la comparaba con el «callejón del Gato», un callejón de Madrid donde había espejos cóncavos y convexos que distorsionaban las imágenes que reflejaban.

Modernismo y Generación del 98 en la Obra

Valle-Inclán participó en los dos movimientos literarios principales de comienzos del siglo XX en España: el Modernismo y la Generación del 98. Luces de Bohemia muestra cómo ambos movimientos coexisten en una misma obra.

La acción se basa en Max Estrella, personaje inspirado en el autor modernista Alejandro Sawa. Max es un escritor y periodista andaluz que vivió en París y conoció a Víctor Hugo; quien, como él, quedó ciego y murió en la pobreza en Madrid. En la obra también aparecen otros modernistas reales, como Rubén Darío, o ficticios, como los poetas que se reúnen en la Buñolería Modernista.

Otros rasgos modernistas que aparecen en la obra son las referencias a París y a Inglaterra. En cuanto al estilo, lo que más destaca es el cuidado del lenguaje, con abundantes recursos retóricos y la introducción de cultismos. En el lenguaje se produce una rica mezcla de influencias del Modernismo y del 98, lo que conlleva una gran variedad de registros. También se aprecia, como rasgo coincidente de ambos movimientos, la importancia de la literatura y su trascendencia en varias manifestaciones de la vida.

Por otra parte, los rasgos de la Generación del 98 también se aprecian en la temática. Se tratan los problemas de España, como la miseria y la corrupción. El problema existencial, característico de esta generación, se manifiesta en las conversaciones sobre la preocupación moral, ética y religiosa. También se reflexiona sobre la muerte, que está presente desde el inicio de la obra. La pareja formada por Max Estrella y Don Latino evoca otras de la tradición literaria, como Lázaro y el ciego o don Quijote y Sancho Panza.

Los Personajes: Max Estrella y Don Latino

Max Estrella: El Héroe Trágico y Grotesco

Max Estrella es el protagonista de la obra, un personaje basado en el escritor modernista Alejandro Sawa. Max comparte con él la ideología radical y la simpatía hacia el anarquismo, como se puede ver en su encuentro con el preso catalán. Max simboliza al último bohemio. Valle-Inclán lo presenta como un héroe clásico e inteligente, pero al verse solo, tras perder su colaboración en el periódico, se siente fracasado. Rodeado de miseria, alcohol y afectado por una ceguera que le impide trabajar, destrozado por su situación familiar, se ve abocado al suicidio.

En la caracterización del personaje intervienen también otros arquetipos como Dante, don Quijote y el poeta Homero. Con Homero comparte la cualidad de ver más allá de su ceguera física. Las alucinaciones de Max le hacen recobrar la visión, pero lo que recobra es la visión deformadora del esperpento. La ceguera de Max le sirve al autor para presentar la contradicción del personaje. Otro rasgo de su personalidad son las incongruencias: él es consciente de su talento y de su superioridad intelectual, pero Valle-Inclán lo presenta como un pobre hombre, un pelele al que Don Latino engaña, Zaratustra estafa y que es encarcelado como un delincuente y tratado con lástima por el Ministro.

Su nombre, Máximo Estrella, es una ironía sobre una gloria que no posee. De hecho, en la obra se juega con el seudónimo Mala Estrella, que alude a su infortunio.

Don Latino de Hispalis: La Sombra del Héroe

Don Latino aparece como una caricatura de la bohemia; es un auténtico miserable. En las primeras escenas ya se descubre cómo estafa a Max al hacer un trato a sus espaldas con el librero Zaratustra. Se aprovecha sin dudarlo del poco dinero que tiene su amigo. Su degradación culmina cuando se queda con la cartera de Max mientras este agoniza y, más tarde, con el dinero del décimo de lotería premiado, negándoselo a la mujer e hija de Max, quienes, hundidas en la miseria, acaban suicidándose.

Otros rasgos de la personalidad de Don Latino son la cobardía y la mediocridad intelectual. En la obra aparece constantemente animalizado; el propio Max lo llama «perro» y lo trata como tal.

Crítica a la Realidad Política y Social de España

Luces de Bohemia no se localiza en un momento preciso de la historia de España, pero se sitúa en una época caracterizada por la crisis y la inestabilidad. En la obra se pretende ofrecer un panorama de la realidad política y social de España en las primeras décadas del siglo XX. Valle-Inclán trata una serie de problemas que aquejan al país y motivan su pobreza y su atraso.

Los personajes, a través de sus diálogos, nos presentan los males que vive España. En la obra se va descubriendo poco a poco la situación económica, política y social del país: la popularidad de la novela por entregas, el estado de la prensa, la actitud pícara de los personajes, las burlas a los políticos, el trabajo de los serenos, el cierre de los comercios durante las huelgas… Todo esto contribuye a presentarnos la vida española del momento. Otro aspecto negativo que se denuncia es que en España se premiaba el robar y la falta de escrúpulos, mientras que el trabajo y la inteligencia habían sido menospreciados.

En general, Luces de Bohemia refleja el ambiente de agitación social y crisis económica que existía en España desde la Semana Trágica de Barcelona. En este contexto, los obreros recurren a la violencia para luchar por sus derechos. Esta violencia se refleja en la figura del preso catalán o en los disturbios callejeros donde se encuentran Max Estrella y Don Latino. La obra hace mención a la Ley de Fugas cuando muere el obrero anarquista que fue compañero de celda de Max. El conflicto social no es la única referencia a la realidad en la obra, sino que también se hace una crítica a la religión.

En conclusión, Luces de Bohemia manifiesta una gran disconformidad con la España de la época y contiene un duro ataque a su realidad. Nadie se libra de la crítica: ni el gobierno, ni los empresarios, ni los propios obreros.