El Periodo de Entreguerras: Totalitarismos, Crisis y el Estallido de la Segunda Guerra Mundial

Introducción: El Tratado de Versalles y el Contexto de Posguerra

El Tratado de Versalles fue un tratado de paz al final de la Primera Guerra Mundial que oficialmente puso fin al estado de guerra entre Alemania y los Países Aliados. Fue firmado el 28 de junio de 1919 en el Salón de los Espejos del Palacio de Versalles, exactamente 5 años después del asesinato del archiduque Francisco Fernando, uno de los acontecimientos que desencadenaron la Primera Gran Guerra. A pesar de que el armisticio fue firmado el 11 de noviembre de 1918 para poner fin a los combates reales, se necesitaron seis meses de negociaciones en la Conferencia de Paz de París para concluir en un tratado de paz. El Tratado entró en vigor el 10 de enero de 1920.

Una serie de convenios internacionales, firmados a lo largo de los años 20, sentaron las bases de una paz temporal. Pero una cuestión dificultaba las relaciones internacionales: las reparaciones que Alemania tenía que pagar, tal como figuraba en el Tratado de Versalles. Esta enorme carga económica tuvo consecuencias catastróficas para la economía alemana. La ruina del país era total, lo que hacía imposible el cumplimiento de los plazos establecidos para el pago.

Esfuerzos de Estabilización y Cooperación Internacional

Para abordar la cuestión de las reparaciones, se implementaron dos planes clave:

  • El Plan Dawes de 1924.
  • El Plan Young de 1929.

Estos planes, junto con otros acuerdos, supusieron el fin del aislacionismo internacional de algunas naciones y el inicio de un periodo de buenas relaciones. Más importante fue el Pacto de Locarno de 1925, que estableció una garantía mutua de las fronteras entre Alemania, Francia y Bélgica. Esto significaba la aceptación por parte de Alemania de las fronteras fijadas en el Tratado de Versalles, al tiempo que se acordaba la revisión de las deudas alemanas y su incorporación a organismos internacionales. En 1926, Alemania fue admitida en la Sociedad de Naciones. El Pacto Briand-Kellogg de 1928 estipuló la renuncia a la guerra y fue firmado por 60 estados. La concesión del Premio Nobel de la Paz a Briand, a Kellogg y a Stresemann fue un reconocimiento por su intento de proscribir la guerra.

La Crisis de la Democracia y el Auge de los Totalitarismos

El periodo de entreguerras en Europa se caracterizó por tres grandes manifestaciones políticas: la crisis de la democracia, el auge de los fascismos y la consolidación de la Revolución Soviética.

El Fascismo en Italia: Ideología y Ascenso al Poder

El fascismo, surgido en Italia después de la Primera Guerra Mundial, fue, junto con el Nazismo Alemán, la más destacada ideología anti-parlamentaria del periodo de entreguerras. El término fascismo tuvo su origen en la organización política creada por Mussolini en 1919.

Principios Doctrinales del Fascismo

Cuatro son los principios doctrinales básicos que caracterizan el fascismo:

  1. El Nacionalismo Radical: De este nacionalismo radical se pasa con facilidad al imperialismo, a las reivindicaciones territoriales y a una política agresiva y militarista.
  2. El Anti-parlamentarismo y Antiliberalismo: Acusaba a los sistemas democráticos de promover la división entre los ciudadanos y, por tanto, de provocar la debilidad del país. Fomentaba la sumisión del individuo y la negación de las libertades personales. Según esta ideología, los individuos están subordinados al estado dictatorial y el gobierno ha de ser dirigido por una élite, una minoría selecta de ciudadanos. Estas ideas llevaron al fascismo a su conclusión más radical: la existencia de seres superiores e inferiores.
  3. La Desconfianza de la Razón y la Intelectualidad: Apela a los sentimientos y al fanatismo de los pueblos.
  4. El Liderazgo Absoluto: La nación debía poner su destino en manos de un líder, un jefe, que reuniese todos los poderes.

Contexto y Orígenes del Fascismo Italiano

Gran parte de la población italiana pensaba que las pérdidas humanas y materiales sufridas en la Primera Guerra Mundial no habían recibido la recompensa merecida. A esta crisis moral se unía una grave situación política, económica y social, que provocó las críticas al sistema democrático. Italia conoció en 1919 y 1920 una oleada de huelgas, revueltas urbanas, ocupaciones de fábricas, de fincas rurales y motines en el campo. La crisis social fue en aumento y los enfrentamientos entre obreros y policía se saldaron con centenares de muertos.

Benito Mussolini, antiguo socialista y defensor de la intervención italiana en la Gran Guerra, creó en 1919 los Fasci Italiani di Combattimento, también conocidos como Camisas Negras a causa de su vestimenta. Sus primeras manifestaciones ideológicas eran una mezcla de progresismo social, expansionismo territorial y militarismo. Sus militantes, los escuadristas, eran muy activos en los enfrentamientos con los movimientos sociales de izquierdas y atacaban violentamente a huelguistas, manifestantes y sedes sindicales. Los patronos, la clase media e incluso el gobierno vieron en los escuadristas un instrumento para frenar el movimiento obrero y restaurar el orden público. En 1921, los fascios se convirtieron en el Partido Nacional Fascista con un programa político extremista que contó de inmediato con la financiación de la patronal y el apoyo político de las clases medias.

La Marcha sobre Roma y la Consolidación de la Dictadura

La creciente fuerza del Partido Fascista y los evidentes apoyos de los grupos sociales poderosos impulsaron a Mussolini al ascenso del poder, que llevó a cabo mediante la Marcha sobre Roma de sus militantes en octubre de 1922. El gobierno intentó oponerse a las acciones de los fascistas, pero fue desautorizado por el Rey Víctor Manuel III. El gobierno dimitió y el monarca nombró a Mussolini primer ministro. Al frente de un gabinete fascista conservador, logró plenos poderes del parlamento. A pesar de las protestas de la izquierda, Mussolini contó con el apoyo del rey.

Mussolini contrarrestó reforzando su autoridad, proceso que desembocó en una dictadura en 1926: los partidos políticos fueron abolidos, la prensa fue sometida a una dura censura y los enemigos políticos fueron perseguidos. Mussolini construyó la estructura del estado fascista, al que definió como estado totalitario. Las organizaciones fascistas se convirtieron en organizaciones estatales y controlaron toda la administración. Los discrepantes con el fascismo padecieron la persecución de la policía política o ante un tribunal especial y acabaron en prisión.

Políticas Económicas y Sociales del Régimen Fascista

En el ámbito económico, el régimen fascista aplicó una política de grandes obras (autopistas, grandes edificios). Además, fomentó la industria con medidas protectoras contra la competencia exterior y con la autarquía o desarrollo de la producción propia. Sin embargo, el nivel de vida medio descendió y el paro aumentó.

En el terreno social, el fascismo se definió con el corporativismo, una doctrina teórica de consenso entre patronal y trabajadores. El régimen fascista introdujo algunas medidas sociales que le permitieron ganar popularidad entre los trabajadores, como la seguridad social, las vacaciones laborales y las organizaciones dedicadas a las actividades de ocio. Uno de los primeros éxitos del fascismo fue la firma de los Tratados de Letrán con la Santa Sede en 1929. Estos acuerdos ponían fin al litigio entre Italia y el Vaticano. En los Tratados de Letrán se reconocía la soberanía del Papa en el nuevo estado del Vaticano, se compensaba económicamente a la Iglesia por la pérdida territorial y se le reconocía un papel destacado en educación.

El Nazismo en Alemania: Ideología y Establecimiento de la Dictadura

La República de Weimar: Desafíos y Caída

Alemania vivió después de la Primera Guerra Mundial un intento de instauración de un régimen democrático, la llamada República de Weimar. El régimen republicano fue proclamado el 9 de noviembre de 1918. De inmediato tuvo que hacer frente a una doble oposición: por un lado, los Espartaquistas, quienes provocaron una revolución de tipo bolchevique que fue aplastada y sus principales dirigentes asesinados; por otro lado, también la derecha se opuso a la República, acusando a los gobernantes demócratas de traidores por haber aceptado el Tratado de Versalles.

El régimen democrático alemán recibió el nombre de República de Weimar porque fue en esta ciudad donde se escribió la nueva Constitución, y tuvo que hacer frente a problemas graves como la impopularidad del Tratado de Versalles, la hiperinflación de 1922-1923 y la crisis económica de 1929. La crisis política se unió a la crisis económica. El dirigente del Partido Nazi, Adolfo Hitler, fue nombrado canciller con el apoyo de los partidos de derechas y de centro que veían en el nazismo un aliado coyuntural en la lucha contra el comunismo.

El Partido Nazi y la Ideología de Adolfo Hitler

El Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores, más conocido como el Partido Nazi, fue fundado en 1920 y formaba parte de la extrema derecha nacionalista. Adolfo Hitler se convirtió en su dirigente desde 1921. En 1923, los nazis, con un reducido grupo de militares, intentaron un golpe de fuerza contra el gobierno de Baviera, que terminó en fracaso. Este intento golpista, que se conoce como el Putsch de Múnich, hizo que Hitler fuese condenado a cinco años de cárcel, de los que solo cumplió 9 meses, durante los cuales escribió el libro Mein Kampf (Mi Lucha), que resume sus principales ideales políticos: el nazismo, la derogación del Tratado de Versalles, el racismo, la superioridad de la Raza Aria, el antisemitismo y el expansionismo. El Partido Nazi era más conocido por la violencia de sus secciones de asalto, las SA, contra comunistas, socialistas y judíos, que por sus resultados electorales. Los nazis lograron el apoyo de las clases medias arruinadas por la crisis económica.

La Consolidación del Poder Nazi

El 30 de enero de 1933, Adolfo Hitler fue nombrado canciller por Hindenburg, el presidente de la República. En el primer gobierno de Hitler, los nazis ocuparon solo 2 carteras, pero una de ellas de gran importancia: el Ministerio del Interior. Inmediatamente, el nuevo gobierno convocó elecciones generales. Durante la campaña electoral, el edificio del parlamento, el Reichstag, fue incendiado. Este hecho fue la excusa para lanzar una violenta campaña contra la oposición, cuyos militantes fueron detenidos en gran número. El 28 de febrero de 1933 se promulgó el Derecho de Protección de la Nación y del Estado, que concedía grandes poderes a la policía. Las elecciones del 5 de marzo dieron el triunfo a los nazis y a sus aliados nacionalistas, pero no el número suficiente como para poder modificar la Constitución, ya que socialistas y comunistas continuaron obteniendo el 39% de los sufragios. El 23 de marzo, el parlamento aprobó el Acta de Habilitación, que otorgaba a Hitler plenos poderes durante 4 años. Los partidos políticos de izquierdas fueron prohibidos. Una ley de junio de 1933 convirtió al Partido Nazi en el único autorizado. El 30 de junio de 1934, en la llamada Noche de los Cuchillos Largos, 300 miembros de las SA fueron asesinados junto con diversos adversarios de Hitler. A la muerte del presidente Hindenburg, en agosto de 1934, Hitler acumuló las funciones de canciller y de presidente. A partir de entonces, concentró un poder absoluto.

La Persecución de los Judíos

En 1933, se construyeron los primeros campos de concentración en los que se encarceló a los dirigentes de la oposición política y sindical. La Gestapo (policía secreta del Estado) y las SS (policía militar del partido, que había desplazado a las SA) actuaban con entera impunidad. Himmler, jefe de las SS y de la Gestapo, fue nombrado jefe de todas las policías del Reich.

La persecución de los judíos, a los que se acusaba irracionalmente de ser los responsables de los males de Alemania, se intensificó. Se declaró el boicot a sus almacenes y fueron excluidos de la administración y de las universidades. La Ley de Núremberg de 1935 prohibió los matrimonios entre arios y judíos. A finales de 1938, el asesinato en París de un diplomático por un judío fue el pretexto para cometer una grave persecución conocida como la Noche de los Cristales Rotos. Se incendiaron sinagogas y numerosos edificios de propiedad judía, mientras miles de judíos eran detenidos. En 1939, más de 200.000 judíos habían huido de Alemania.

La Gran Depresión y las Respuestas Económicas Globales

La política que tuvo mayor resonancia ante la crisis económica global fue el New Deal (Nuevo Pacto) en Estados Unidos, propiciada por el presidente Roosevelt. De ideas progresistas, su mayor éxito fue devolver a su pueblo la confianza en la recuperación por medio de medidas novedosas. Estas medidas de carácter económico-social pretendían reactivar la producción. Se reformó la banca, reforzando el control de los poderes públicos sobre ella. La administración contrató obreros en paro para realizar tareas de equipamiento urbano con un salario aceptable. Con el fin de recuperar la agricultura, se aseguraron a los agricultores unos precios garantizados. Para los trabajadores, se promovieron convenios colectivos con salarios mínimos y reducción de la jornada de trabajo. El New Deal impuso una legislación encaminada a la eliminación de las situaciones más injustas. Se creó el primer sistema federal de seguro de paro y de pensiones, se estableció el salario mínimo y el horario máximo de trabajo. Los sindicatos se convirtieron en interlocutores de los empresarios. El fin de la crisis en Estados Unidos llegó con la Segunda Guerra Mundial.

En Francia, los intentos más originales para superar la crisis los tomó el Frente Popular. Esta alianza, formada por radicales, socialistas y comunistas, que llegó al poder en 1936, intentó la recuperación de la demanda mediante dispositivos sociales parecidos a los aplicados por el New Deal.

El Camino hacia la Segunda Guerra Mundial: Agresión y Expansión

El primer acontecimiento del nuevo ambiente bélico fue la invasión de China por Japón. Japón comenzó así a construir su dominio sobre Asia Oriental y sobre el Pacífico.

La política exterior nazi tuvo como primer objetivo la revisión del Tratado de Versalles. En 1933, Hitler abandonó la Sociedad de Naciones y en marzo de 1935 anunció el servicio militar obligatorio. Un año más tarde, Hitler llevó a cabo la remilitarización de Renania, en la frontera con Francia. En la Italia Fascista, Mussolini, a finales de 1935, conquistó Etiopía. La Sociedad de Naciones sancionó financiera y económicamente a Italia. Este hecho provocó el acercamiento de Italia a Alemania y el abandono de la Sociedad de Naciones por parte de Italia en 1937.

Desde 1936, Alemania amplió sus fronteras por la fuerza, lo que fue una causa directa del estallido de la guerra. A finales de 1937, se incorporaron algunos territorios fuera de sus fronteras: se trataba de Austria y de la región de los Sudetes. En marzo de 1938, Hitler proclamó el Anschluss (incorporación de Austria). En septiembre de 1938, se reunió la Conferencia de Múnich, que fue un triunfo para Hitler, ya que los firmantes aceptaron la incorporación de los Sudetes a Alemania. El 1 de septiembre de 1939, los alemanes invaden Polonia y el día 3, Francia y Reino Unido declaran la guerra a Alemania. La Segunda Guerra Mundial había comenzado.