El Régimen Franquista: Orígenes, Ideología y Evolución Política (1939-1959)

La Dictadura Franquista: Creación del Estado Franquista

Fundamentos Ideológicos, Sociales y Políticos

El nuevo régimen se instaura en 1939 con los siguientes planteamientos:

Fundamentos Ideológicos

  • Concentración total del poder en la figura de Franco (caudillismo).
  • Fuerte anticomunismo, antiparlamentarismo y antiliberalismo.
  • Nacionalcatolicismo: la Iglesia Católica legitima y apoya al régimen, que a su vez le concede enormes privilegios.
  • Nacionalismo español unitario y centralista: no se reconocen los estatutos de autonomía y se impone el castellano como única lengua española oficial.
  • Tradicionalismo.
  • Militarismo: presencia destacada de militares en el gobierno y exaltación de los valores castrenses.
  • Utilización de símbolos de inspiración fascista (saludo, uniformes, emblemas).

Fundamentos Sociales

  • El apoyo principal a Franco provino de los grandes terratenientes, la alta burguesía industrial y financiera (que recuperaron su poder económico y prestigio social), el ejército y la Iglesia Católica.
  • Parte de las clases medias, muy influidas por el catolicismo y el temor a la revolución social, también apoyaron al régimen.
  • La mayoría de las clases medias urbanas y las clases trabajadoras apenas respaldaron la dictadura inicialmente, siendo objeto de una dura represión.
  • A partir de los años 60, el desarrollo económico propició un mayor apoyo o aceptación pasiva por parte de estas clases medias, aunque simultáneamente comenzó a surgir una nueva oposición obrera y estudiantil.

Fundamentos Políticos

  • Supresión de la Constitución de 1931 y de todas las libertades democráticas.
  • Prohibición de todos los partidos políticos y sindicatos de clase.
  • Represión sistemática (cárcel, campos de concentración, pena de muerte, depuraciones) contra todos aquellos que apoyaron a la República o se opusieron al nuevo régimen.
  • En 1937 se establece el partido único: Falange Española Tradicionalista y de las JONS (FET de las JONS), que más tarde pasó a llamarse Movimiento Nacional, instrumento fundamental para el control social y la difusión ideológica.
Familias Políticas del Régimen

Aun siendo una dictadura personalista, dentro del régimen coexistían distintas tendencias o “familias” políticas, todas subordinadas a Franco, quien arbitraba entre ellas, evitando que ninguna acumulara demasiado poder:

  • Falangistas: Aunque no siempre identificados con el grupo original de José Antonio Primo de Rivera y totalmente subordinados a Franco, controlaban importantes parcelas de la vida económica y social a través de organizaciones del Movimiento como el Frente de Juventudes, la Sección Femenina y la Organización Sindical (sindicato vertical).
  • Militares: Tuvieron un enorme prestigio tras la victoria en la Guerra Civil y ocuparon numerosos cargos políticos y administrativos, siempre bajo la autoridad suprema de Franco como Generalísimo.
  • Católicos: Representados por diversas asociaciones y grupos de presión, como la Asociación Católica Nacional de Propagandistas (ACNP) y, especialmente a partir de 1945, miembros del Opus Dei, que ganarían influencia progresiva (tecnócratas).
  • Monárquicos: Divididos entre carlistas y juanistas (partidarios de Don Juan de Borbón), aspiraban a la restauración de la monarquía. Franco utilizó sus aspiraciones, pero mantuvo siempre el control sobre el proceso sucesorio.

Evolución Política y Coyuntura Exterior

Las Leyes Fundamentales

Al no existir una Constitución, Franco concentró todo el poder (ejecutivo, legislativo, judicial) y asumió la función constituyente a través de una serie de Leyes Fundamentales, que pretendían dar una apariencia de legalidad institucional al régimen:

  • 1938 – Fuero del Trabajo: Inspirado en el fascismo italiano, establecía los principios de la política social y económica del régimen, prohibía las huelgas y los sindicatos libres, y creaba un sindicato único y obligatorio (vertical) controlado por la Falange.
  • 1942 – Ley Constitutiva de las Cortes: Creaba unas Cortes orgánicas y consultivas, sin poder legislativo real, cuyos representantes (procuradores) no eran elegidos democráticamente, sino designados por el régimen (por razón del cargo, por designación directa de Franco, o elegidos por corporaciones) para tratar de normalizar la imagen del régimen.
  • 1945 – Fuero de los Españoles: Era una teórica declaración de derechos y deberes de los españoles, aunque todos los derechos estaban limitados y supeditados a los principios del Movimiento Nacional y podían ser suspendidos por el gobierno.
  • 1945 – Ley del Referéndum Nacional: Permitía a Franco someter a consulta popular (plebiscito) proyectos de ley considerados trascendentales, en un marco de total ausencia de libertades políticas y de información.
  • 1947 – Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado: Esta ley declaraba a España como Reino (aunque sin rey en ese momento) y confirmaba a Franco como Jefe del Estado vitalicio, otorgándole además la potestad de designar a su sucesor (a título de Rey o Regente).

El Aislamiento Internacional (1945-1953)

Tras la derrota de las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial, España quedó marginada internacionalmente. Los países vencedores consideraban al régimen franquista como un residuo del fascismo y, en 1946, la Asamblea General de la ONU recomendó la retirada de embajadores de Madrid, rechazando la admisión de España en la organización. EE. UU. también excluyó a España del Plan Marshall para la reconstrucción europea. Sin embargo, nunca se llegó a un bloqueo comercial completo, en parte por intereses económicos de algunos países y por la habilidad del régimen para eludir sanciones.

Las condenas internacionales fueron hábilmente utilizadas por la propaganda franquista para agitar el patriotismo y presentar a Franco como el defensor de España frente a la hostilidad exterior. La llegada de la Guerra Fría y la creciente tensión entre el bloque occidental (liderado por EE. UU.) y el bloque comunista (liderado por la URSS) cambió radicalmente la situación. El marcado anticomunismo del régimen español pasó a ser valorado positivamente por el gobierno estadounidense, que comenzó a ver a España como un potencial aliado estratégico.

El régimen franquista, por su parte, necesitaba urgentemente el reconocimiento exterior y la ayuda económica para superar la crisis derivada de la autarquía. La tensión soviético-norteamericana incrementó la importancia geoestratégica de la Península Ibérica. EE. UU. buscaba aliados contra la URSS y deseaba poder utilizar el territorio español para instalar bases militares.

Finalmente, en 1953, el gobierno español firmó los acuerdos bilaterales con Estados Unidos (conocidos como Pactos de Madrid). Con ellos, Franco rompía definitivamente su aislamiento internacional, reforzaba su posición interna con el apoyo explícito del presidente estadounidense Eisenhower, y mejoraba considerablemente su imagen en el contexto de la Guerra Fría. Según estos convenios, se concedía a Estados Unidos el derecho a establecer y utilizar cuatro bases militares (aéreas y navales) en territorio español. Como contraprestación, España recibió una importante ayuda económica y suministro de armamento norteamericano.

La ruptura total del aislamiento español se completó con la admisión de España en la ONU (1955), gracias al respaldo norteamericano en el marco de un acuerdo global entre bloques, y con la integración en organismos económicos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial en 1958. No obstante, los intentos posteriores por acceder a la Comunidad Económica Europea (CEE) y a la OTAN fracasaron durante décadas debido a la persistente ausencia de libertades democráticas en España.

Esta nueva situación internacional y la necesidad de modernizar el país exigían una nueva orientación económica; había que poner fin a la fracasada política de autarquía y liberalizar la economía. En 1957, Franco remodeló profundamente el gobierno, marginando a los sectores falangistas más anclados en la retórica fascista y promocionando como ministros a los llamados tecnócratas, muchos de ellos vinculados al Opus Dei. Estos nuevos ministros protagonizaron la planificación económica (Planes de Estabilización y Desarrollo) que impulsaría el crecimiento de la siguiente década.

El Exilio Republicano

En los momentos finales de la Guerra Civil y en la inmediata posguerra, cerca de 400.000 españoles (la cifra varía según las fuentes) tuvieron que exiliarse de España para escapar de la represión franquista. La mayoría cruzó la frontera francesa, donde fueron internados en precarios campos de refugiados en el sur de Francia (Argelès-sur-Mer, Saint-Cyprien, etc.).

Durante la Segunda Guerra Mundial, la situación de los exiliados españoles en Francia empeoró drásticamente tras la ocupación alemana. Muchos fueron deportados a campos de concentración nazis (como Mauthausen), otros se vieron obligados a luchar en la Legión Extranjera francesa, y un número significativo se unió activamente a la Resistencia francesa contra los nazis.

También hubo importantes contingentes de exiliados en distintos países hispanoamericanos, destacando México y Argentina, que acogieron a numerosos intelectuales, científicos y artistas. El exilio afectó a personas de todo el espectro político que habían apoyado a la República: militantes de partidos de izquierda (socialistas, comunistas, anarquistas, republicanos), nacionalistas catalanes y vascos, sindicalistas, militares leales a la República, maestros, intelectuales y profesionales comprometidos con el proyecto republicano.

En el exilio se mantuvieron activas las instituciones republicanas (Gobierno de la República en el exilio, Cortes), aunque su influencia real en la política española fue muy limitada debido a las divisiones internas y al contexto internacional.