Estructura del viaje de Don Quijote

PERSONAJES:

Don Quijote:


Don Quijote constituye el modelo del hombre noble, idealista y bondadoso, pero enajenado en todo lo referente al mundo caballeresco. 


La locura de don
Quijote
muestra aspectos o fases diferentes.
En la primera salida, Don Quijote deforma la realidad, considerándolo como caballeresco, y además sufre un desdoblamiento de personalidad, cree ser un personaje del Romancero: Valdovinos.
En la segunda salida no hay desdoblamientos de personalidad, pero Don Quijote transforma la realidad, que, en su mente se convierte en un universo caballeresco. En esta parte de la novela la fantasía está en la mente del protagonista.
En la tercera salida (segunda parte del Quijote), el protagonista ve la realidad tal como es, pero los otros personajes lo engañan y lo convencen de no ve el mundo caballeresco a causa de los encantamientos.  


La locura de Don Quijote está limitado al mundo de lo caballeresco; en los momentos en que no aparece este tema, el protagonista es admirablemente cuerdo, generoso, culto, tolerante y mesurado, como reconocen muchos de los personajes que lo tratan. Y ya en la última escena de la novela, Cervantes califica a Don Quijote de <<el bueno>>


SANCHO PANZA:


Sancho representa al hombre llano, con una enorme sabiduría popular, práctico y materialista.


Al mismo tiempo es crédulo y sufre un proceso de quijotización. El lenguaje de Sancho Panza es un lenguaje vivo, popular y lleno de refranes. Los personajes van evolucionando a lo largo de la novela porque se influyen mutuamente, lo vemos en Sancho cuando acaba siendo un ejemplo de lealtad y de sentido común mostrando una  gran agudeza y consuela y alienta a Don Quijote en sus derrotas y victorias.

ESTRUCTURA:

El Quijote se publicó en dos partes: la primera aparecíó en 1605, y la segunda, en 1615.


  • La primera parte del Quijote


    :

Relata dos salidas del protagonista.
La primera salida, muy breve (capítulos 1-6), es una pieza casi autónoma: Narra que Alonso Quijano, el protagonista, que se cree un caballero andante, busca un nombre apropiado para un caballero: «Don Quijote de la Mancha»; elige una dama a la que ofrecer sus victorias y su amor, y así bautiza a una vecina aldeana bastante atractiva con el nombre de Dulcinea del Toboso, pone el nombre de Rocinante a su escuálido caballo y repara unas viejas armas de sus antepasados. El caballero sale de su casa en busca de aventuras, pero primero debe ser armado caballero en una ceremonia, como establecen las reglas de la caballería. Esta idea guía los primeros pasos y las andanzas del protagonista, que siempre acaban mal confunde la realidad, transformándola en su mente en un universo caballeresco. Tras haber sido apaleado, es recogido por un labriego vecino que lo reconoce y lo lleva a su casa. 


Una vez recuperado, Don Quijote prepara la segunda salida (capítulos 7-52). Esta vez, sin embargo, se busca un escudero, el vecino labrador Sancho Panza, a quien convence tras hacerle múltiples promesas. Entre ellas, se menciona la posibilidad de ser gobernador de una ínsula ‘isla’, palabra que Sancho no acierta a comprender pero que no deja de impresionarlo. La inmortal pareja, con sus memorables diálogos, recorre toda la Mancha y llega hasta Sierra Morena. Juntos viven las célebres historias de los molinos de viento, el encuentro con unos cabreros, la batalla entre dos rebaños, el episodio con unos condenados a galeras… A lo largo de este segundo viaje, se intercalan narraciones que constituyen pequeñas novelas dentro del Quijote, ya que apenas tienen relación con las aventuras del protagonista.


La segunda parte del Quijote

Recoge un único viaje –

La tercera salida

– que ocupa los últimos 14 capítulos del libro. Cervantes, para desmentir a su imitador Avellaneda, se niega a que sus personajes participen en unas justas en Zaragoza, tal como había prometido en la primer parte de la obra. Don Quijote y Sancho salen de su aldea, se dirigen hacia Aragón y llegan a Barcelona. En esta parte, adquiere importancia la estancia de los protagonistas en el palacio de unos aristócratas aragoneses por quienes son acogidos (capítulos 30-57). Los duques, según Cervantes, han leído la primera parte del Quijote y, al reconocer a los personajes, deciden gastar un broma. La corte entera de los aristócratas simula ser un universo caballeresco, e incluso se designa a Sancho gobernador de una ínsula durante unos días. Tras llegar A Barcelona, Don Quijote encuentra al caballero de Blanca Luna, un vecino de su pueblo disfrazado de caballero – el bachiller Sansón Carrasco–que ha sido enviado por la familia del protagonista. Mantienen un duelo en la playa y vence el bachiller, quien, como vencedor, impone un obligación a Don Quijote: que abandone la vida caballeresca y vuelva a su casa. Al poco de llegar, el protagonista enferma, recobra la cordura y muere. Sancho, poco antes de que muera su amo, lo anima a imitar la vida pastoril. 


En esta segunda parte no aparecen relatos intercalados, lo que favorece la continuidad de la novela. Lo original es que presenta personajes que han leído la primera parte de la obra, y que los protagonistas saben que sus aventuras han sido publicadas y son conocidas. 

NARRADORES

En la historia se distinguen varios tipos de narradores, donde se encuentran hasta los mismos personajes, estos se denominan narrador principal, el narrador ficticio y los personajes como narradores.

  • El narrador principal es omnisciente, está presente mayormente dentro de la obra, hasta toma actos como suyos y se hace cargo de lo que narra.

  • El narrador ficticio es un personaje creado por Cervantes, quien traduce el libro y además escribe partes de él, su nombre es Cide Hamete Benengeli, un historiador musulmán.

  • El último tipo de narrador que se presenta en la obra son los propios personajes, quienes narran situaciones de sus vidas, o como testigos de otras.

INTENCIÓN

Cervantes dice que ha escrito el Quijote contra los libros de caballerías. Las críticas a estas novelas habían nacido en los ambientes erasmistas y cultos, partidarios de la literatura seria y didáctica. Censuraban las novelas caballerescas desde la perspectiva estética por su inverosimilitud, y desde la moral, por su sensualidad.

Cervantes optó por la crítica más eficaz, la parodia. Todos los elementos típicos de las novelas de caballerías aparecen ridiculizados. La parodia de basa en el choque que se produce entre la imaginación de Don Quijote y la realidad cotidiana.