Evolución de la Novela Española de Posguerra: Movimientos y Autores Clave (Años 40-70)

La Novela Española de los Años 40: Censura y Nuevas Corrientes

Tiempos de racionamiento, hambre, aislamiento internacional y represión política, además de una férrea censura. Muchas novelas relevantes fueron prohibidas en España.

Novela de los Vencedores

Novela Nacionalista

Aparecen novelas propagandísticas que exaltan la guerra y el franquismo. Destacan Rafael Sánchez Ferlosio con La vida nueva de Pedrito Andía o Agustín de Foxá con Madrid de corte a Checa.

Realismo Tradicional

Es una novela que, a diferencia de la comedia burguesa en el teatro, no aborda la guerra, sino que gira en torno a los comportamientos burgueses. Se desarrollan en un largo período, dando lugar a muchos sucesos, como las novelas-río. Utiliza técnicas del realismo tradicional. Destaca Juan Antonio Zunzunegui con La úlcera.

Novela Fantástica y Humorística

Recursos como la fantasía, el humor o los mundos imaginarios rechazan la realidad. Se supera el realismo tradicional con una visión escéptica. Destaca W. Fernández Flórez con El bosque animado.

Novela Existencial

Tratan problemas existenciales del ser humano, como la angustia o la duda. El hombre es libre de elegir su camino, por tanto, se encuentra ante la angustia o el temor de equivocarse. Sus temas son la soledad, la frustración y la muerte. La censura provoca que los problemas sociales se trasladen al ámbito individual. Se caracteriza por:

  • Un protagonista individual desorientado.
  • Narración en primera persona con monólogos interiores.
  • Linealidad temporal.

Destacan las obras La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela, Nada de Carmen Laforet o La sombra del ciprés es alargada de Miguel Delibes.

Camilo José Cela crea el tremendismo, un movimiento realista que transmite una visión pesimista, violenta y cruda del ser humano, analizando las pasiones más violentas.

Carmen Laforet es considerada una autora de tremendismo espiritual, con protagonistas femeninas que viven en un mundo asfixiante e intentan cambiar su entorno, aunque sus esfuerzos sean en vano.

La Novela Española de los Años 50: El Auge del Realismo Social

Realismo Social

Los autores creen en el compromiso del escritor con la sociedad, considerando que el arte puede cambiar el mundo. Su estilo es sencillo para llegar a un público más amplio, utilizando un lenguaje común y accesible. Los capítulos se sustituyen por secuencias que incluyen más personajes y situaciones.

El narrador puede ser omnisciente, ausente o colectivo. Los personajes representan los distintos grupos sociales y no hay un protagonista individual, ya que importa lo que ocurre en la comunidad. La narración no sigue una sucesión cronológica. La sociedad es un tema central, dando lugar a novelas sobre la gran ciudad (La Colmena), la vida en el campo (El Camino) o la abulia (El Jarama). Se reduce el espacio temporal y los espacios físicos. En general, se distinguen dos corrientes internas cuyas diferencias radican en la mayor o menor carga explícita de crítica social.

Los temas reflejan la vida cotidiana de las clases obreras. En la técnica se impone el objetivismo.

Camilo José Cela y su Obra en los 50

Camilo José Cela es difícil de encuadrar porque es uno de esos autores que “atraviesan el siglo”. Es un magnífico narrador, con un tono cruel y amargo que no oculta su compasión por el dolor humano y una mirada tierna hacia los débiles. Entre sus obras destacan La familia de Pascual Duarte (tremendismo), Viaje a la Alcarria o Pabellón de reposo.

La Colmena de Camilo José Cela

Inaugura el realismo social de los años 50. Consta de seis capítulos, cada uno con varias secuencias de corta duración. Sus temas son la incertidumbre de los destinos humanos, el hambre, el sexo, el aburrimiento o la guerra. Su protagonista es colectivo. Destacan los diálogos y la mínima intervención del narrador. Utiliza un lenguaje coloquial.

El Jarama de Rafael Sánchez Ferlosio

Presenta una mínima línea argumental, con anécdotas escasas y sin un protagonista definido. Se caracteriza por un objetivismo absoluto y un lenguaje coloquial. La narración reproduce con fidelidad los movimientos y los diálogos, pero no los pensamientos. El narrador es prácticamente ausente. Se reproduce hasta tal punto el habla coloquial que hay quien la calificó de “novela-magnetofón”.

La Novela Española de los Años 60 y 70: Renovación y Experimentación

Los autores dejan de concebir la novela como una herramienta de concienciación social para verla como una corriente retórica destinada a modernizar la prosa española. Les interesa la narración en sí misma. Utilizan técnicas novedosas como:

  • Ausencia de narrador.
  • División en secuencias.
  • Sustitución del narrador omnisciente por un narrador múltiple.
  • Generalización del monólogo interior.
  • Desestructuración de la sintaxis.
  • Desorden temporal.
  • Recursos tipográficos.
  • Borrar la frontera entre prosa y verso.
  • Explotar las posibilidades de la frase.

Se formaliza el lenguaje y las obras manifiestan aires de renovación. Existe una Generación del 68 experimentalista que escribe la antinovela (un tipo de novela en la que “no pasa nada”), con autores como Félix de Azúa.

Tiempo de silencio de Luis Martín-Santos

El argumento de esta obra sirve para diferenciar los grupos sociales existentes en los años 40. Los personajes se identifican con su clase social y tienen conflictos personales. Se utiliza el monólogo interior y la segunda persona narrativa. El lenguaje es culto y barroco, con extranjerismos y oraciones extensas que alternan con oraciones breves.

Juan Marsé: Crónica de la Posguerra

En muchas de sus obras aparece la posguerra miserable y los años franquistas. Su estilo, de apariencia sencilla, utiliza la ironía y el humor. Su obra busca no aburrir al lector, por lo que emplea buenas tramas. La única dificultad reside a veces en la mezcla de realidades vividas e imaginadas. Entre sus obras destaca Últimas tardes con Teresa.

Juan Goytisolo: Evolución y Búsqueda Narrativa

Primero pertenece al realismo social, luego se centra en el objetivismo y en la crítica a la burguesía. Su obra, en general, se caracteriza por la búsqueda de nuevas formas narrativas. Destaca Señas de identidad.

Gonzalo Torrente Ballester: Entre Realismo y Fantasía

Mantiene su propio estilo, observando desde la omniscencia sin denunciar ni redimir a nadie, preocupándose por el personaje y los conflictos de carácter. Enriquece sus novelas con continuas referencias culturales. Su narrativa se sitúa entre el realismo y la fantasía. Liquida la novela experimental al reducirla al absurdo mediante una hábil parodia.

La Narrativa del Exilio Español

Max Aub: El Laberinto Mágico del Exilio

Su narrativa anterior a la guerra es un juego verbal ajeno a la realidad. Tras la guerra, desde el compromiso social, aborda frecuentemente el tema de la patria lejana. España es la protagonista de su Laberinto mágico, obra compuesta por una serie de seis novelas encabezadas por la palabra “Campo”: Campo cerrado, Campo del Moro, Campo francés, etc.

Su lenguaje se caracteriza por una sintaxis fracturada y un ritmo muy musical. Personaje colectivo: los españoles.

Ramón J. Sender: De la Denuncia Social al Exilio

Hombre próximo al anarquismo, antes de la derrota republicana escribe novelas de denuncia social. Tras la guerra, se exilia y su narrativa se amplía, abarcando desde la novela histórica y la trilogía autobiográfica hasta el humor, la sátira o el barroquismo al estilo hispanoamericano.