Fachada santa María novella inscrito en un cuadrado

el Hospital de los Inocentes, construido a partir del año 1419.La fachada de la construcción aparece recorrida por una arquería continua de medio punto, toda ella apoyada en columnas, en la que destaca la pequeña circunferencia de su fuste y todas ellas de una regularidad perfecta. Cada uno de los arcos de la arquería se corresponde al interior de la galería con una cubierta de medio cañón coronada por un cuadrado, cuyos lados coinciden en dimensiones con la longitud de las columnas. Con este cuidado estudio de cada una de las dimensiones y proporciones del edificio y de los diferentes módulos que se repiten a lo largo del mismo, el arquitecto estaba buscando materializar la armónía, y por lo tanto de la belleza, el máximo objetivo del arte del Renacimiento.
Las arcadas que ya hemos citado se enmarcan entre dos pilastras, ambas situadas en los dos extremos, así como se ve una larga banda tangente a los arcos. Y también se descubren uno de los elementos arquitectónicos más emblemáticos de las edificaciones renacentistas: los tondos en las albanegas.Todos y cada uno de los elementos, sean estructurales o de carácter ornamental, están guiados por el orden, ya que el propósito de Brunelleschi era crear un organismo claro, armónico, en el que todo se basa en unas relaciones de media, de proporción, el único medio para alcanzar la deseaba belleza en la arquitectura.
Brunelleschi representa el inicio de las formas renacentistas en varios campos. E incluso con ésta su primera gran obra, aunque no revoluciona ni crea una nueva tipología de hospital, si es cierto que ya no se trata de un hospital con las carácterísticas de los medievales de las décadas inmediatamente anteriores.Y siendo una obra de sus comienzos ya se ve algo que será una de las constantes a largo de sus siguientes creaciones. Se trata del bicromatismo, que en este caso se materializa en el blanco de los muros que contrasta con el tono gris de la piedra (la pietra serena) con la que se realizan los elementos básicos de su vocabulario artístico (arcos, columnas, cornisas, … ).Y también, como en obras posteriores, emplea como base para la construcción diversas figuras matemáticas muy simples. En este caso eligió, el cuadrado y el círculo. Dos figuras a las que consideraba perfectas desde un punto de vista matemático, algo que en la época significaba la perfección filosófica y también estética. El lugar más visible donde se aprecia esta relación entre el círculo y el cuadrado es la arquería de la fachada y su galería, donde crea espacios cúbicos cubiertos por semiesferas. Un modelo que también incorporó al interior de la Capilla de San Lorenzo, cuyo diseño comenzó mientras se estaba construyendo el Hospital de los Inocentes.


Iglesia san Lorenzo:


 Se plantea con esta construcción un problema fundamental para la arquitectura renacentista. La Antigüedad clásica no ofrecía un modelo de templo adecuado para el culto cristiano y, por otra parte, la iglesia gótica, dado el aire de renovación y de ruptura respecto al inmediato pasado medieval, no era modelo apropiado. Brunelleschi se inspira en el modelo de basílica paleocristiana, concibiendo una iglesia de tres naves, con capillas laterales entre los contrafuertes, en la que la columna clásica -de orden corintio- tiene singular prestancia, aumentada su esbeltez con la adición de un trozo de entablamento; sobre tales columnas apoyan arcos de medio punto. En el sistema de cubierta alterna el artesonado clásico para la nave central con las bóvedas de casquete esférico o baídas para los tramos de las naves laterales y dispone una pequeña cúpula en el crucero. La Basílica presenta una planta de cruz latina muy alargada. El ábside es un cuadrado regular de la misma medida que el crucero. Con un cuadrado en el suelo se construye toda la obra, usando múltiplos y submúltiplos de ese módulo. La sensación final es de una armónía total de todos los elementos. Todo el conjunto está regido por un sistema de proporciones matemáticas basado en el cuadrado y el círculo. La arquitectura de Brunelleschi es clara, hace resaltar los elementos estructurales (arcos, arquitrabes, pilastras) con el color gris de la piedra (la pietra serena, carácterística de la arquitectura toscana), lo que, juntamente con el dibujo geométrico del pavimento, muestra claramente las proporciones de cada parte y del conjunto del edificio. Consta de tres naves divididas por dos largas hileras de columnas. En ella Brunelleschi desarrolla simétricamente el tema del pórtico del Hospital de los Inocentes: las dos naves laterales repiten la sucesión de arcos y de cubos espaciales proyectados en profundidad, mientras que la nave central – mucho más iluminada- equivale al espacio exterior. El espectador tiene entonces la impresión mágica que existe un espejo en el eje de la nave central que refleja, una en otra, las perspectivas profundas de las naves laterales, haciendo coincidir exactamente ambas imágenes. Los arcos y el fuste de las columnas están construidos con la típica “pietra serena” para subrayar el papel que juegan de articulación esencial en la sucesión de los espacios. La misma graduación proporcional regula la distribución de los valores luminosos: las capillas laterales no tienen aberturas al Enrique Valdearcos Guerrero Historia del Arte exterior, las bóvedas de cuatro puntos de las naves laterales (iguales a las del pórtico de los Inocentes) reciben una luz matizada procedente de los óculos y la nave central está inmersa en una alta luminosidad uniforme que les proporcionan las anchas ventanas. Como novedad curiosa podemos citar la disposición de trozos cúbicos de entablamento (con arquitrabe, friso y cornisa) encima de cada capitel. Esta disposición, que recuerda los grandes ábacos ROMánicos y bizantinos, proporciona una gracia aérea precisamente en el lugar situado entre el capitel y el arco, donde se encuentran los pesos y las resistencias.

SAnta María novella:


Alberti completó una fachada que había sido iniciada con elementos de arquitectura claramente medievales, incorporándolos a una ordenación perfectamente clásica basada en la proporción. Se trata de la fachada de Santa María Novella en Florencia, que es una fachada a modo de telón, delante de una iglesia gótica. Estaba ya realizada la parte del basamento y Alberti la tomará como punto de partida para construir el resto de acuerdo con el nuevo sistema. El cuadrado, empleado como módulo para las proporciones, tiene una escala menor en el cuerpo inferior de la fachada, y toda ella se puede inscribir en un cuadrado. Ese motivo resulta dibujado en ambos cuerpos mediante la taracea de mármoles de colores, recurso cromático con el que se expresa esa armónía entre las partes que es fundamento de la arquitectura de Alberti. 
El tema de la tradición incorporada a la nueva arquitectura no se limita a cómo integró lo ya construido, sino que también en el hecho de emplearla taracea remite a edificios medievales toscanos, como San Miniato, realizados con el mismo sentido cromático, y que por entonces se creía que podían datar de la Antigüedad o, al menos, de una etapa medieval tan gloriosa como fue la época de Carlomagno. En esta fachada de Santa María Movella, Alberti emplea la columna con un sentido de ornamento que se repetirá en otros edificios suyos. Sirven, por ejemplo, para enmarcar la puerta y, por lo tanto, el eje central del edificio. Además de la columna, el empleo de un frontón clásico es otro elemento tomado del repertorio ofrecido por la Antigüedad, repertorio que Alberti reelaboró siempre con gran libertad. La relación armónica entre el ancho cuerpo inferior y el, mucho más estrecho, cuerpo superior de esta fachada, la resolvíó el arquitecto con dos aletones, motivo de gran repercusión en la arquitectura religiosa del Siglo XVI.La fachada consta de dos volutas que unen el cuerpo central con los laterales, dando así proporción y armónía a la obra, que al fin y al cabo, es la carácterística principal del Renacimiento. El empleo de un frontón clásico es otro elemento tomado del repertorio ofrecido por la antigüedad, repertorio que Alberti reelaboró siempre con gran libertad. La relación armónica entre el ancho cuerpo inferior y el mucho más estrecho cuerpo superior de esta fachada, la resolvíó el arquitecto con las dos volutas ya mencionadas, motivo de gran repercusión en la arquitectura religiosa del Siglo XVI.
Para Alberti, las formas geométricas simples, impulsan a meditar sobre las verdades de la fe, idea que participa de las corrientes estéticas neoplatónicas dominantes en la cultura florentina, ya que demuestra cómo las formas visibles son portadores de significaciones ideológicas precisas y porque la incrustación geométrica realiza el ideal de la reducción de la forma al puro “diseño”. La fachada tiene un arco de medio punto carácterístico de la arquitectura clásica. En el semicírculo delimitado por los capiteles de las pilastras y el arco de medio punto, hay representada una moldura con una escena religiosa, como se aprecia en la foto adjunta.
Al mismo tiempo, la combinación de rectángulos y los materiales empleados, de acuerdo con la tradición medieval florentina, prestan particular belleza al conjunto. Se recuperan las superficies con incrustaciones geométricas del ROMánico florentino, de San Miniato por ejemplo, pensando quizás que el ROMánico florentino era la última expresión o la primera joya renacida de lo “clásico”. Pero elabora el tema ROMánico a partir de los principios, deducidos de Vitruvio, de la composición modular, asumiendo como módulo compositivo el cuadrado. Se puede apreciar la intención de resaltar la portada de la iglesia por la colocación de múltiples elementos decorativos:
•Pilastras que dan estética y proporción al espacio ocupado por el portón.
•El arco de medio punto que le da estabilidad y lo dota de armónía y belleza.
•La colocación de molduras de color marrón oscuro con formas irregulares alrededor del portón consigue contrastarlo con las otras formas ya mencionadas.
•La colocación final de dos grandes pilastras de mármol verde y capitel corintio encuadra todo los recursos decorativos de la portada al conjunto de la fachada.
•Cerca de la base de la fachada se encuentran diversos arcos apuntados adornados con mármol blanco y rojo alternativamente. Esto hace a la obra más proporcionada, ya que si no existieran dichos arcos, la obra quedaría similar a un bloque gigantesco de mármol, de esta forma, se consigue hacer a la obra más proporcionada, más humana.
•En la cumbre tenemos una cruz latina hecha de un núcleo de hierro y recubierta de oro puro.