René Descartes: Fundamentos de la Filosofía Moderna
El Conocimiento en Descartes: Racionalismo y Método
René Descartes inicia el movimiento racionalista. Su preocupación es lograr la verdad mediante el buen uso de la razón, dudando de todo conocimiento anterior. Para ello, se sigue un método tomado de la matemática, que se compone de cuatro reglas en el Discurso del Método:
- Primera Regla o de la Evidencia: No aceptar nada como verdadero si no es evidente. La evidencia solo se da en la intuición racional o acto de la mente por el que se ve una idea. Las características de estas ideas son la claridad y la distinción.
- Segunda Regla o del Análisis: Se descomponen los problemas en partes, se dividen las ideas compuestas en ideas simples.
- Tercera Regla o de la Síntesis: Manda recomponer el problema cuando las partes hayan sido conocidas de forma clara y distinta.
- Cuarta Regla o de la Revisión: Se revisa todo el proceso.
Aplicando su método, el fundador de la filosofía moderna comienza dudando de todo lo que conoce. La duda es una actitud instrumental, un momento del proceso metódico para llegar a la verdad indudable. Este proceso de duda metódica tiene tres niveles:
- Nivel de duda de los sentidos: Se rechaza como dudoso e inseguro todo lo que proviene de ellos.
- Nivel de duda de la existencia del mundo exterior: Por la dificultad de distinguir con claridad el sueño de la vigilia.
- Nivel de duda de los propios razonamientos: Porque incluso la certeza de las verdades matemáticas puede ser ilusoria, ya que un genio maligno puede estar induciéndonos a error.
En esta situación global (duda hiperbólica) aparece la primera verdad: si pienso es que existo, Cogito, ergo sum. Si dudo, si me engaño, estoy pensando, y para pensar tengo que ser, tengo que existir como pensante. Esta verdad es intuitiva, evidente, clara y distinta.
Todo contenido de la mente es una idea. Las ideas pueden ser consideradas desde dos puntos de vista:
- Como acto: Todas son iguales.
- Según su contenido: Pueden tener mayor o menor realidad, según el número y tipo de notas que contienen.
Tipos de Ideas según su Origen:
- Ideas adventicias: Parecen provenir del mundo exterior.
- Ideas facticias: Las formamos nosotros, provienen de nuestra imaginación y voluntad.
- Ideas innatas: El entendimiento las posee por sí mismas, por su naturaleza racional.
Dios y la Realidad: La Sustancia en Descartes
Descartes parte de las ideas, destacando la idea de perfección. Se pregunta por ella y se plantea la existencia de Dios (idea innata) que demuestra deductivamente mediante tres pruebas:
- A partir del origen y el contenido de la idea de Dios: La idea de Dios es perfecta, y al serlo no puede tener su origen en el yo que es imperfecto porque duda. Tiene que tener su origen en Dios mismo, por lo que Dios existe.
- A partir de la causa de mi propia existencia finita: Mi yo finito no puede proceder de otras causas menos perfectas que el yo, por lo que ha de proceder de Dios.
- Argumento ontológico: La idea de perfección no puede no existir, pues sería no perfecta; luego, Dios existe.
Si Dios existe, no puede dejar que me engañe. Probada la existencia de un Dios veraz a partir de mi yo pensante, elimina al genio maligno. Dios garantiza la capacidad de la razón humana para encontrar la verdad y recupera la existencia del mundo. En este mundo, la realidad está compuesta de sustancias. Las sustancias tienen atributos y modos. Los atributos son componentes esenciales; si se pierden, también la sustancia se pierde. Los modos son cualidades accidentales.
Las Tres Sustancias Cartesianas:
- Sustancia infinita (Dios): Cuyo atributo es la perfección.
- Sustancia pensante (Alma): Cuyo atributo es el pensamiento y sus modos son las distintas formas de este.
- Sustancia extensa (Cuerpo/Mundo): Cuyo atributo es la extensión y sus modos son la figura, volumen, etc.
El Hombre: Dualismo Antropológico Cartesiano
El humano está formado por dos realidades (dualismo antropológico): alma y cuerpo. El alma se identifica con la sustancia pensante y es inmortal. El cuerpo lo hace con la sustancia extensa y es mortal.
La Moral Provisional de Descartes
El problema moral en Descartes se explica con una moral provisional. Esta moral se compone de tres reglas:
- Obedecer las leyes y costumbres del país, siendo moderado en la opinión.
- Ser firme en el obrar.
- Procurar vencerse a uno mismo, intentando cambiar los pensamientos propios más que el orden del mundo.
Defiende también la libertad del alma que permite la moral, frente al determinismo del cuerpo.
David Hume: Empirismo Radical y Escepticismo
David Hume es el más radical de los autores del Empirismo inglés, corriente crítica con el Racionalismo. Las tesis principales del Empirismo son:
- El origen del conocimiento es la experiencia; el entendimiento es como una tabula rasa en el que no hay ideas innatas. La crítica al innatismo es el punto de partida de la gnoseología de Hume.
- El conocimiento es limitado: la experiencia es su límite, así defenderán un escepticismo moderado, ya que aquello de lo que no tenemos experiencia no puede ser conocido. Postura escéptica antimetafísica de Hume.
- Todo conocimiento es conocimiento de ideas, que se asocian entre sí dando origen a ideas más complejas. Se desprende un concepto de razón diferente: una razón dependiente y limitada por la experiencia, lo que lleva a Hume a realizar su crítica a la causalidad y a la ciencia, y la defensa del emotivismo moral.
La Teoría del Conocimiento de Hume: Impresiones e Ideas
Hume considera el tema del conocimiento el problema fundamental. Para analizarlo, afirma que se propone establecer un mapa del entendimiento humano. Concluye que el contenido del entendimiento son percepciones, que son de dos clases: impresiones e ideas. Considera que el conocimiento humano comienza con la experiencia sensorial que crea en nosotros impresiones simples, vivaces e inmediatas. Estas impresiones quedan en nuestra mente bajo la forma de ideas, al ser retenidas en la memoria que fija su orden y posición. Tanto impresiones como ideas pueden ser simples y complejas. Existe una relación de dependencia: las ideas derivan de las impresiones simples, a las que representan. De aquí se establece el principio fundamental de su empirismo: nuestras ideas serán verdaderas solo si podemos señalar de qué impresión se han derivado. Este es el criterio de certeza de Hume que le permite distinguir entre ideas lícitas (si derivan de la experiencia) e ilícitas (sin referente empírico y por ello vacías).
Las ideas se relacionan por medio de la imaginación mediante tres leyes:
- Semejanza
- Contigüidad
- Causa-efecto
Estas relaciones nos dan conocimiento integrado sobre los sucesos. Nuestro conocimiento puede ser de dos tipos:
- Relaciones de ideas o conocimiento demostrativo: Propio de las matemáticas, siempre verdadero.
- Cuestiones de hecho o conocimiento solo probable: Ha de ser confirmado por la experiencia.
Todas las cuestiones de hecho se basan en el razonamiento causa-efecto. Mediante este razonamiento, la mente establece una relación empírica entre dos percepciones: una presente (causa) y otra que le sigue (efecto). Esta relación entre ideas se basa en la experiencia. Mediante ella, aprendemos que ha habido una conjunción constante entre dos sucesos percibidos. Esto nos hace esperar que se produzcan efectos semejantes siempre que vemos los mismos objetos. Esta relación de necesidad es un hábito creado por la mente tras haber visto una serie de veces que el suceso causa va seguido del efecto, creencia basada en la costumbre, y por lo tanto la necesidad con la que pensamos la relación causal es una creencia.
Hume señala los límites del conocimiento racional en una cuestión fundamental que va a afectar tanto a la filosofía como a la física. Hume negará la posibilidad del conocimiento seguro de la idea de sustancia, de mundo o realidad exterior, del yo y de Dios. Para el autor del Tratado de la Naturaleza Humana, no podemos estar seguros de la idea de sustancia. La sustancia no es una idea lícita, pues ¿de qué impresión deriva? Ninguna de nuestras impresiones es su origen, luego no hay idea de sustancia. La sustancia no es otra cosa que el nombre que damos a una colección de ideas simples unidas mediante la imaginación.
Hume aplica el análisis de la causalidad a la afirmación de la realidad exterior. Para que la relación causal esté justificada por la experiencia, tengo que tener impresión de la causa y del efecto. No podemos conocer cómo son los objetos más allá de nuestras impresiones, ni afirmar su existencia continua e independiente de nuestro conocimiento. Sobre el yo, afirma que no es una idea verdadera, puesto que lo que nosotros llamamos yo se reduce a ser un haz de percepciones o conjunto de impresiones e ideas guardadas por la memoria. La memoria hace surgir imágenes pasadas y la imaginación las encadena como si fuese un flujo permanente; el yo solo es un nombre para esa cadena. Las demostraciones de la existencia de Dios descansan sobre la aplicación del principio de causalidad. De Dios no tenemos impresión ninguna, luego no podemos afirmar su existencia como causa de ninguna otra impresión. Hume niega que pueda ser conocido ningún sujeto fuera de la experiencia y que una causa pueda ser conocida por sus efectos. Hume concluye que el límite de nuestro conocimiento lo establecen las impresiones; más allá de ellas, nada puede ser conocido con seguridad, postura fenomenista y escéptica del autor.
Ética y Moral en Hume: El Emotivismo
Para Hume, al hombre le mueve la pasión o el sentimiento. La razón solo nos informa sobre lo que es, no sobre lo que debe ser. Confundir ambos es caer en la falacia naturalista: pasar de lo que es a lo que debe ser. La razón solo informa; la pasión nos hace actuar. Para explicar por qué podemos compartir sentimientos morales, el filósofo recurre a la simpatía: sentimiento que nos permite ponernos en el lugar del otro y juzgar lo que es más útil o beneficioso para el hombre a partir del dolor o placer que nos producen los hechos.
La Religión en Hume: Escepticismo Moderado
En el terreno de la religión, tampoco considera que la razón pueda darnos a conocer a Dios; mantuvo un escepticismo moderado.
Pensamiento Político de Hume: Crítica al Contrato Social
Por lo que se refiere a la política, no está de acuerdo con las teorías contractualistas, ya que considera que el contrato social es una ficción incomprobable. Considera que la vida social bajo una organización se mantiene porque resulta útil al proporcionar fuerza, seguridad y habilidad a los grupos sociales. Por ello, el gobierno debe proporcionar paz y seguridad y buscar el bien para todos los ciudadanos.
Jean-Jacques Rousseau: Naturaleza Humana y Contrato Social
El Hombre en Rousseau: Del Estado de Naturaleza a la Sociedad
Frente al resto de Ilustrados, Rousseau afirma que la ciencia y la inteligencia no son elementos de progreso y desarrollo humano, sino que conducen a un orden social desigual, esclavizante y autoritario, en el que la competitividad y el egoísmo han terminado con los sentimientos morales naturales del hombre. Por otro lado, frente al individualismo de Locke, mantiene que la vida en comunidad humaniza al hombre. Para explicar al hombre, parte de un supuesto estado de naturaleza, en el que el hombre es más sentimiento que razón. El sentimiento humano consiste en el amor a la vida y en la piedad ante sus semejantes. El hombre, en el supuesto estado de naturaleza, vive de forma igualitaria y las diferencias provienen exclusivamente de la propia naturaleza (edad, salud). El hombre abandona este estado porque no se basta a sí mismo para hacer frente a las amenazas de la propia naturaleza. Por ello, decide agruparse dando origen a la sociedad. Cuando en ella aparece la propiedad privada, aparecen las primeras formas de desigualdad social y, para mantenerlas, el Estado.
Pensamiento Político de Rousseau: La Voluntad General
Critica las teorías del origen divino del poder político y establece que este es el resultado de un pacto entre los hombres. Mantiene que el contrato no puede consistir en la sumisión al gobernante, sino en un pacto entre individuos para superar las dificultades de la naturaleza. Con el contrato social, el hombre pierde su libertad natural y el derecho ilimitado a todo aquello que desea, pero gana la libertad civil y el derecho de propiedad de lo que posee. El hombre natural se convierte en ciudadano, cuya virtud consiste en defender el bien común por encima de los intereses individuales egoístas. La libertad social es propia del hombre como miembro de la sociedad y la expresión colectiva de ella es la voluntad general. Aquello que los individuos establecen como bien para todos es un principio regulador que permite establecer el interés general por encima del particular. La fuerza de la voluntad general reside en que el pueblo se concede la exigencia de obedecerla mediante la ley. Rousseau establece así los principios morales y sociales que legalizan la soberanía popular. El concepto de voluntad general implica un rechazo de la democracia representativa, pues el pueblo solo puede ser representado por sí mismo. También explica las diferencias entre pueblo y gobierno, siendo el primero el soberano y el segundo un ejecutor de las leyes que el pueblo ha dado. Considera que el único Estado legal es la república, aunque puede adoptar distintas formas de gobierno: monarquía, aristocracia y democracia. Piensa que la democracia solo es factible en pequeñas comunidades. En la sociedad descrita por Rousseau, es imprescindible la educación. Esta ha de servir para el desarrollo de aquellos sentimientos que son innatos en los hombres. Educación moral que permita defender el bien común antes que el propio.
Immanuel Kant: Razón, Conocimiento y Moral
La Teoría del Conocimiento en Kant: Crítica de la Razón Pura
Los problemas de la filosofía se resumen en cuatro preguntas según Kant:
- ¿Qué puedo saber? Responden las ciencias matemáticas y físicas y la metafísica.
- ¿Qué debo hacer? Responde la ética.
- ¿Qué cabe esperar? Responde la religión.
- ¿Qué es el hombre? Se resumen aquí las tres preguntas anteriores, de aquí que la filosofía sea antropología.
Para responder a estas preguntas, distingue dos criterios en el uso de la razón:
- Podemos utilizar la razón de forma empírica (material) o de forma pura (formal). En el primer sentido, tenemos en cuenta la información que de los objetos o fenómenos nos proporciona la experiencia. En el segundo, analizamos los elementos formales de la razón, sin tener en cuenta la experiencia.
- La razón tiene un uso teórico y un uso práctico, según que se emplee en el conocimiento, saber o ciencia, o se emplee para la dirección de la acción humana según principios morales o ética.
En Crítica de la Razón Pura, Kant intenta contestar a la pregunta ¿qué puedo saber? realizando un análisis de las funciones, posibilidades y límites de la razón en su uso teórico. El conocimiento se manifiesta en forma de juicios:
- Analíticos: Descriptivos, no amplían el conocimiento.
- Sintéticos: Extensivos, amplían el conocimiento.
- A priori: Universal y necesario.
- A posteriori: Contingentes y particulares.
Existen juicios analíticos a priori (relaciones de ideas de Hume), juicios sintéticos a posteriori (cuestiones de hecho de Hume) y juicios sintéticos a priori (hacen posible la existencia de la ciencia, ya que son universales y amplían nuestro conocimiento). Las ciencias tienen juicios sintéticos a priori y la pregunta sobre la que trata Crítica de la Razón Pura se convierte en ¿cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en la ciencia? Se contestará ¿son posibles en la metafísica?
- La primera pregunta sobre los juicios sintéticos a priori de la matemática se contesta en la Estética Trascendental (conocimiento posible).
- La pregunta sobre la posibilidad de los juicios sintéticos a priori en la física se responde en la Analítica Trascendental (conocimiento intelectual).
- La pregunta sobre si son posibles los juicios sintéticos a priori en la metafísica se responde en la Dialéctica Trascendental (conocimiento racional).
La ciencia está integrada por juicios sintéticos (elementos a posteriori, materiales que proceden siempre de la experiencia) y a priori (elementos puros, formales, vacíos de contenido, puestos por el sujeto en base a los cuales se organiza la experiencia). Al proponer que existen elementos formales puestos por el sujeto, cambia el planteamiento del conocimiento humano: los elementos materiales son organizados por los elementos formales, produciéndose así un giro copernicano en el problema del conocimiento. Kant superó así el racionalismo y el empirismo al afirmar que en el conocimiento interviene tanto el sujeto como lo dado por los sentidos sobre el objeto. Si no existiesen las formas a priori, no sería posible ordenar los datos sensoriales. A este análisis Kant le da el nombre de trascendental, ya que su análisis se centra en las condiciones a priori que hacen posible el conocimiento. La unión entre lo dado por los sentidos más las formas a priori constituye el fenómeno u objeto conocido por el sujeto; hay en el objeto una parte que el sujeto no puede conocer que se denomina realidad en sí o noúmeno.
Advierte que se dan tres formas a priori en el sujeto:
- Las formas a priori de la sensibilidad (espacio y tiempo).
- Las formas a priori del entendimiento (categorías).
- Las formas a priori de la razón (ideas de alma, mundo y Dios).
En la Estética Trascendental, analiza cómo el conocimiento comienza con las sensaciones; la facultad de la sensibilidad produce intuiciones. Responde a ¿cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en matemáticas? Son posibles porque la matemática se centra en las formas a priori de espacio y tiempo. La Analítica Trascendental trata de unir los datos de la sensibilidad mediante el entendimiento, que es la facultad de pensar y de juzgar. El entendimiento forma conceptos empíricos y, relacionando estos conceptos, emite juicios. Las categorías o conceptos puros son las formas a priori del entendimiento que nos permiten construir juicios, uniendo así los datos fenoménicos de la sensibilidad. Las categorías necesitan de las intuiciones para llenarse de contenido y las intuiciones de las categorías para ser explicadas: «las intuiciones sin categorías son ciegas, las categorías sin intuiciones son vacías». Kant considera que no existen intuiciones intelectuales ni contenidos en las categorías, también que la experiencia no es autosuficiente en el conocimiento. La categoría de causalidad explica cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en física, ya que los principios físicos explican los fenómenos bajo este concepto puro del entendimiento. Kant salva así el valor cognoscitivo de la física frente a la crítica al principio de causalidad hecha por Hume.
La Dialéctica Trascendental estudia la facultad que se encarga de unir lo conocido, de reducir los conocimientos del entendimiento bajo principios. Estos principios se convierten en ideas: la idea de yo o alma que unificaría los fenómenos referentes a la experiencia interna, la idea de mundo que haría lo mismo con la externa, y la idea de Dios que permite unificar la de alma y mundo. Estas ideas permiten pensar en la totalidad de los fenómenos, pero no conocer esa totalidad, ya que para las ideas no hay intuición empírica posible y no pueden explicarse mediante las categorías. Nuestro entendimiento nunca podrá alcanzar a conocer las ideas de alma, mundo y Dios que actúan como ideales inalcanzables del conocimiento humano. De aquí que el filósofo considere que la metafísica no puede ser una ciencia, ya que en ella no puede haber juicios sintéticos a priori. Cuando se intenta conocer el alma, se cae en contradicciones llamadas paralogismos; cuando se trata de conocer el mundo, en contradicciones antinomias; y cuando se trata de conocer o demostrar a Dios, en la Ilusión Trascendental.
La Ética Kantiana: Crítica de la Razón Práctica
El autor de Crítica de la Razón Práctica plantea que, aunque no se dé un conocimiento objetivo acerca del mundo, del alma y de Dios en la razón teórica, su lugar adecuado se halla en la razón práctica. La libertad, la inmortalidad del alma y la existencia de Dios son los postulados de la razón práctica. La libertad es la condición y el fundamento de la ley moral; la inmortalidad del alma de la virtud, no se consigue en un tiempo tan breve como el de la vida terrenal, por ello el alma no perece, es inmortal; Dios garantiza la identificación entre ser y deber ser, la unión entre virtud y felicidad, la búsqueda del sumo bien.
Este sumo bien o principio es establecido por las éticas materiales que proponen un fin como explicación de la acción moral. Dictan las normas que se deben cumplir para alcanzar dicho fin, por lo que son éticas empíricas, a posteriori, hipotéticas y heterónomas (las normas que rigen la voluntad vienen dadas desde fuera de la propia razón). La ética de Kant es formal, ya que la voluntad queda determinada por la forma, por la ley que impone la razón práctica. Las éticas formales no establecen ningún principio último y no imponen normas de conducta, por lo que son autónomas y a priori, es decir, no nos dicen lo que hay que hacer, pues según Kant esto lo decide la voluntad racional. Lo que dicta la ética formal es indicarnos cómo debemos actuar a través de la norma llamada imperativo categórico.
El imperativo categórico es la ley moral, su primera formulación: «Actúa de forma que quieras que los demás actúen como tú»; segunda formulación: «Actúa de forma que tu razón se convierta en legisladora universal»; y tercera formulación: «Actúa de forma que tomes a tu persona y a la humanidad siempre como un fin y nunca como un medio». El imperativo categórico nos indica que una acción es buena cuando se hace por deber, cuando se cumple el deber por el deber y no cuando se actúa conforme al deber.