Formación y Organización de los Reinos Cristianos en la Península Ibérica Medieval

Formación de los Primeros Reinos Cristianos (Siglos VIII-X)

Tras la victoria de Don Pelayo en Covadonga (722), se creó el Reino de Asturias en la Cordillera Cantábrica. Con el traslado de su capital a León bajo Ordoño II, pasó a denominarse Reino de León (o Asturleonés). Su condado de Castilla fue independizado por Fernán González en el siglo X.

En los Pirineos occidentales, Íñigo Arista fundó el Reino de Pamplona. En los Pirineos centrales se formaron los condados de Ribagorza, Sobrarbe y Aragón, que fueron anexionados a Pamplona en el siglo X. En los Pirineos orientales, los condados catalanes estuvieron inicialmente bajo control carolingio. Wifredo el Velloso inició un proceso de independencia que culminó Borrell II en el siglo X.

La Reconquista y los Modelos de Repoblación

Avance Cristiano y Fases de la Reconquista

Durante los siglos VIII al X, los reinos cristianos avanzaron lentamente, principalmente hacia el valle del Duero. La caída del Califato de Córdoba y la creación de los reinos de taifas en el siglo XI facilitaron un avance más significativo hacia el sur, destacando la conquista de Toledo en 1085.

Tras superar la resistencia de los almorávides, la frontera llegó hasta el río Guadiana. Sin embargo, la fuerte intervención almohade (con victorias como la batalla de Alarcos en 1195) y las disputas territoriales entre los propios reinos cristianos (reflejadas en tratados como los de Tudilén, Cazola y Almizara) supusieron un freno temporal al avance reconquistador.

Ya en el siglo XIII, la decisiva victoria cristiana en la batalla de las Navas de Tolosa (1212) reactivó definitivamente la Reconquista. Se ocuparon Extremadura, el valle del Guadalquivir, las Islas Baleares, Valencia y Murcia, quedando como último reducto musulmán el Reino Nazarí de Granada hasta su conquista final en 1492.

Modelos de Repoblación

Los modelos de repoblación seguidos durante la Reconquista variaron según la época y la zona:

  • Siglos VIII-XI: Predominio de la presura (en el Reino Asturleonés) y el aprisio (en los condados pirenaicos), sistemas basados en la ocupación y puesta en cultivo de tierras despobladas.
  • Primera mitad del siglo XII: La repoblación concejil, mediante la concesión de fueros y cartas pueblas a ciudades y villas para atraer pobladores.
  • Segunda mitad del siglo XII: Repoblación a cargo de las Órdenes Militares en extensas zonas de frontera, especialmente en La Mancha y Extremadura.
  • Siglo XIII: Los repartimientos de tierras entre quienes participaron en la conquista, aplicados en los valles del Guadalquivir y Segura, y en Levante y Baleares.

Organización Política y Social

Instituciones Políticas

Los reinos cristianos estuvieron gobernados por una monarquía, cuya legitimidad era reforzada por la Iglesia. Inicialmente, el monarca estaba asesorado por la Curia Regia (compuesta por nobles y clérigos), que fue la institución consultiva más importante hasta el siglo XII.

En 1188, en el Reino de León, el rey Alfonso IX convocó a la Curia y, por primera vez, a representantes de las ciudades (oligarquía urbana), dando lugar al nacimiento de las Cortes. Los restantes reinos adoptaron esta institución a partir del siglo XIII. Las funciones principales de las Cortes eran:

  • Asesorar al rey.
  • Votar nuevos impuestos o servicios extraordinarios.

El gobierno municipal estuvo en manos de concejos, inicialmente abiertos y luego controlados por oligarquías locales.

Estructura Social y Feudalismo

La feudalización de los reinos cristianos comenzó entre los siglos VIII y IX y alcanzó su plenitud en los siglos XI y XII. La división social se fundamentaba en la posesión de la tierra y en la existencia de privilegios (jurídicos y fiscales), lo que derivó en una sociedad jerárquica basada en relaciones de dependencia personal (señor-vasallo) y en una estructura piramidal.

Los estamentos privilegiados eran la nobleza y el clero:

  • Poseían amplios señoríos (territoriales y/o jurisdiccionales).
  • Estaban exentos de la mayoría de los impuestos.
  • La nobleza consolidó su patrimonio mediante la institución del mayorazgo, que vinculaba las tierras al linaje, pasando íntegras al heredero sin poder venderlas ni dividirlas.
  • Dentro de cada estamento existían diferencias: alta nobleza (duques, condes, marqueses) y baja nobleza (hidalgos, caballeros); alto clero (obispos, abades) y bajo clero (curas, monjes).

El pueblo llano o Tercer Estado constituía la mayoría de la población y, a diferencia de los privilegiados, sí tenía obligaciones tributarias. Estaba formado principalmente por:

  • Campesinos: La gran mayoría, podían ser pequeños propietarios, arrendatarios o siervos.
  • Artesanos y comerciantes: Concentrados en las ciudades.
  • Otros grupos urbanos y rurales de pobres y marginados.

Existían también minorías religiosas: los mudéjares (musulmanes en territorio cristiano) y los judíos, que habitaban principalmente en juderías urbanas y desempeñaban roles importantes en la economía y la administración, aunque sufrieron persecuciones periódicas.

Modelos Políticos: Autoritarismo Castellano y Pactismo Aragonés

Durante la Baja Edad Media, aunque compartían una estructura feudal y monárquica, los reinos peninsulares desarrollaron modelos políticos con características propias.

La Corona de Castilla: Hacia el Autoritarismo Monárquico

En Castilla, la monarquía evolucionó hacia un modelo más autoritario. Amparándose en la teoría del origen divino del poder real y apoyándose en una legislación inspirada en el derecho romano (como Las Partidas de Alfonso X o el Ordenamiento de Alcalá de 1348), el rey procuró fortalecer su poder frente a la nobleza y las ciudades.

La Corte era itinerante. Para gobernar, el rey se sirvió de una administración central compuesta por:

  • El Consejo Real: Órgano consultivo principal.
  • Las Cortes: Con tres brazos (nobleza, clero, ciudades), su función principal era votar subsidios y presentar peticiones.
  • La Audiencia o Chancillería: Órgano supremo de justicia.

En la administración municipal, destacaron los regidores (gobierno de las ciudades) y los corregidores (representantes directos de la Corona en los municipios importantes).

La Corona de Aragón: El Modelo Pactista

En la Corona de Aragón (formada por los reinos de Aragón, Valencia, Mallorca y el principado de Cataluña), el modelo político fue pactista. Esto se debió, en parte, a la fortaleza de la nobleza y las ciudades frente al poder real.

El rey debía jurar y respetar los fueros, costumbres e instituciones de cada uno de los territorios. Las instituciones reflejaban esta estructura:

  • Existía un Consejo Real, pero también instituciones propias en cada reino.
  • Las Cortes de cada reino (Aragón, Cataluña, Valencia) tenían un gran poder legislativo y fiscal.
  • Surgieron delegaciones permanentes de las Cortes: la Generalitat en Cataluña y Valencia, y la Diputación del Reino en Aragón, encargadas de velar por el cumplimiento de lo acordado y administrar ciertos impuestos.
  • Había un Virrey o lugarteniente del rey en cada territorio.
  • La figura del Justicia Mayor de Aragón actuaba como árbitro en conflictos entre el rey y la nobleza y defensor de los fueros aragoneses.

El Reino de Navarra

Navarra mantuvo una estructura similar, con un Consejo Real que asesoraba al rey, unas Cortes ante las que el monarca juraba el Fuero General, y una Diputación de los Tres Estados que gestionaba la recaudación de subsidios. En 1512, tras la muerte de Isabel I, Fernando el Católico anexionó la parte peninsular de Navarra a la Corona de Castilla, aunque el reino conservó sus fueros e instituciones propias.