Lazarillo de Tormes: Un Retrato de la Picaresca y la Crítica Social
Este fragmento pertenece al Tratado III de La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades, una novela anónima publicada en 1554 y considerada la primera obra de la narrativa picaresca. En este episodio, Lázaro entra al servicio de un escudero que, pese a parecer honorable y digno, vive en una pobreza extrema y no tiene ni para alimentarse. Esta escena es clave porque pone de relieve la crítica social que la obra hace a la falsa honra y a la hipocresía de la nobleza.
El texto se ajusta plenamente al género picaresco, caracterizándose por:
- Estar narrado en primera persona por un protagonista de origen humilde.
- Poseer una estructura episódica.
- Presentar un tono realista e irónico.
Lázaro representa al pícaro típico que sobrevive mediante el ingenio y se adapta a un mundo hostil y corrupto. El estilo es sencillo y coloquial, con un fuerte uso de la ironía y la sátira social, lo que permite denunciar las injusticias desde una voz cercana al pueblo. Este fragmento, como toda la obra, refleja la visión desengañada del mundo en la España del siglo XVI.
Luis de Góngora – Soneto: “Mientras por competir con tu cabello…”
Este soneto de Luis de Góngora es uno de los más representativos del estilo culterano del Barroco, escrito probablemente hacia el primer tercio del siglo XVII. En él se desarrolla el tópico del carpe diem, exhortando a una joven a aprovechar su juventud antes de que llegue la vejez, que se presenta como un destino inevitable. El texto se sitúa dentro de su poesía amorosa y se caracteriza por:
- Su lenguaje culto.
- Estar repleto de metáforas, hipérbatos y alusiones a elementos naturales idealizados.
Góngora compara partes del cuerpo de la mujer con elementos preciosos como el oro o el cristal, para después contraponer esa belleza con el paso del tiempo y la certeza de la muerte. Este poema es un ejemplo paradigmático del culteranismo, corriente literaria que embellece el lenguaje y complica la sintaxis para elevar el contenido estético. A través de su forma cuidada —dos cuartetos y dos tercetos— y su fondo moral, el soneto transmite un mensaje profundo disfrazado de artificio poético. La combinación de forma compleja y contenido universal convierte este texto en una joya del Barroco literario español.
Francisco de Quevedo – Soneto: “De quince a veinte es niña…”
Este soneto pertenece a la faceta burlesca y satírica de Francisco de Quevedo, y ofrece una visión provocadora y machista del paso del tiempo en las mujeres, desde una mirada típicamente misógina del Siglo de Oro. Aunque hoy en día puede resultar ofensivo, el texto se inscribe dentro de una tradición satírica que utilizaba el humor negro y la ironía para ridiculizar situaciones o figuras sociales.
En el poema, Quevedo presenta una imagen caricaturesca del deterioro físico y moral de la mujer, desde su adolescencia hasta su vejez, usando un lenguaje directo, sarcástico y lleno de juegos conceptistas. Este estilo, propio del Barroco, se caracteriza por:
- La agudeza mental.
- La condensación expresiva.
- El uso de dobles sentidos, antítesis e hipérboles.
La estructura del soneto sigue la forma clásica, con versos endecasílabos distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos. En definitiva, se trata de un texto que, pese a su visión claramente crítica y burlesca, es una muestra del genio lingüístico de Quevedo y de su dominio del arte de la sátira.
Francisco de Quevedo – Soneto: “Miré los muros de la patria mía…”
Este poema pertenece a la vertiente moral y filosófica de Francisco de Quevedo, escrita en la última etapa de su vida, y refleja un tono grave, melancólico y profundamente pesimista. En el texto, el poeta contempla la ruina de su entorno y la decadencia de España como una metáfora de su propio envejecimiento y de la fugacidad de la vida. A través de imágenes visuales como los muros, los campos y la casa, Quevedo retrata la degradación de lo que antes era firme y glorioso, estableciendo un paralelismo entre la patria y el cuerpo humano.
El poema encarna a la perfección los temas del Barroco, como el memento mori y el desengaño, y está construido con un lenguaje sobrio y cargado de significación, propio del conceptismo. Quevedo recurre a recursos como:
- La elipsis.
- La antítesis.
- La personificación.
Estos recursos sirven para transmitir una visión amarga del paso del tiempo. El soneto, estructurado en dos cuartetos descriptivos y dos tercetos reflexivos, culmina con una introspección final que asocia el deterioro externo con su destino individual. Es una de las cumbres de la lírica barroca española.