Historia de España: De los Reyes Católicos al Franquismo

Los Reyes Católicos: Unión Dinástica y Construcción del Estado Moderno

El matrimonio entre Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, en 1469, supuso la unión de las dos Coronas, Castilla y Aragón. La unión fue exclusivamente dinástica, no política. Cada reino mantuvo sus propias leyes e instituciones, su lengua, su moneda, impuestos y fronteras.

Tras el final de la guerra civil iniciada en Castilla, en 1474, que confirmó en el trono a Isabel en 1479, uno de sus principales objetivos fue la unidad peninsular, para lo que favorecen los enlaces matrimoniales con Portugal, conquistan Granada tras una larga guerra (1482-1492), que culmina con la rendición de Granada por Boabdil, y se incorpora Navarra en 1512. La unidad religiosa se emprende con la expulsión o conversión de los judíos (1492) y de los mudéjares en 1502, convertidos en moriscos.

Tras la muerte de ambos monarcas, su nieto, Carlos I, heredará ambos reinos en 1516. Durante el reinado de los Reyes Católicos comienza la Edad Moderna y se fortalece la autoridad real con la consolidación de nuevas instituciones de gobierno y medidas como el nombramiento de Fernando como Gran Maestre de las grandes órdenes militares o la mayor presencia de juristas y letrados en los órganos de administración, frente a la nobleza. De esta forma, centralizan el Estado con el establecimiento de un Consejo Real o Consejo de Castilla (1480), órgano supremo de gobierno y de justicia, que se completa con un Consejo de Aragón y una serie de consejos especializados como el Consejo de la Inquisición, el de la Santa Hermandad o el de América. Amplían la administración de justicia con dos tribunales superiores, las Chancillerías de Valladolid y Granada, dos Audiencias en Castilla, y tres en Aragón. Aumentan el control territorial a través de los virreyes y corregidores, el religioso estableciendo la Inquisición (1478), que dependía de la Corona, y refuerzan su autoridad con la creación de la Santa Hermandad y un ejército permanente. Todo esto lleva a una disminución del poder de las Cortes, que apenas se convocan.

Sociedad, Economía y Cultura de los Siglos XVI y XVII

A lo largo del siglo XVI, la sociedad de los reinos de la Monarquía Hispánica mantuvo los rasgos fundamentales de la sociedad estamental de la Edad Media, llegando a los ocho millones de habitantes. Se generaliza el requisito de limpieza de sangre para acceder a determinados cargos o instituciones. Ser cristiano viejo suponía un método de diferenciación social. En 1520, Carlos I crea el título de grandeza de España para desempeñar altos cargos. Pero en el siglo XVII se vivió una crisis demográfica, pasando de ocho a siete millones de habitantes, por diferentes causas como las epidemias, las constantes guerras, la expulsión de los moriscos (de 1609 a 1614), las dificultades económicas o la emigración a América. Nobleza y clero experimentaron un notable aumento. La burguesía aspiraba a ennoblecer invirtiendo en títulos, rentas y tierras. Los campesinos tuvieron que soportar condiciones cada vez más duras, creciendo el número de pobres, pícaros y hubo numerosas rebeliones populares.

A nivel económico, el siglo XVI fue una época de expansión económica para España. Por un lado, la demanda americana permitió un crecimiento en las importaciones, sostenido por un aumento de la producción agrícola y un periodo de esplendor de la Mesta. Igualmente, la llegada de metales preciosos y el establecimiento en 1503 de la Casa de Contratación en Sevilla, sufragaron la hegemonía europea de los Austrias. Pero se experimentó un proceso inflacionista continuado y España desaprovechó sus recursos, ya que el oro o la plata americana acabaron enriqueciendo a otros. Esto, junto con la superioridad industrial de los Países Bajos, Inglaterra o Francia, fueron la causa del fracaso económico en el siguiente siglo.

En el siglo XVII, la economía española vivió una aguda crisis. La Hacienda Real estaba en crisis a causa del continuo endeudamiento por las guerras. Además, disminuyó el volumen de metales preciosos de América y las reformas económicas emprendidas por Olivares fueron abortadas. Se produjo la caída de la producción agrícola, la disminución de la ganadería ovina, la crisis del sector textil, incapaz de competir con los tejidos extranjeros, y la crisis comercial. Hubo que buscar nuevas fuentes de ingresos tales como la devaluación de las monedas, creación de nuevos impuestos, exigencia de “donativos voluntarios” o la venta de cargos públicos. Hacia 1680, se empezará a notar una leve recuperación económica.

Culturalmente, durante los siglos XVI-XVII se vive el denominado como el Siglo de Oro español. El pensamiento humanista de Erasmo de Rotterdam se difunde. La Contrarreforma, diseñada en el Concilio de Trento, reforzó el control de la Inquisición, lo que provocó el retraso y aislamiento de la ciencia y el pensamiento españoles. A pesar de ello, hubo un gran desarrollo científico e intelectual derivado del descubrimiento de América. En derecho, los estudios de Francisco de Vitoria serán la base del derecho internacional. Es a nivel artístico donde se vivirá uno de los periodos de mayor esplendor. En literatura, durante el siglo XVI destaca el Lazarillo de Tormes y la obra poética de autores como Garcilaso de la Vega, Fray Luis de León y Santa Teresa de Jesús. En el siglo XVII, destaca la publicación de “El Quijote”, de Miguel de Cervantes, y autores como Góngora, Quevedo o Lope de Vega. La pintura deja autores del siglo XVI de la talla de El Greco, y en el siglo XVII Ribera, Zurbarán, Murillo y sobre todo Velázquez, autor de obras como Las Meninas o Las hilanderas.

La Guerra de Sucesión y la Nueva Monarquía Borbónica

La Guerra de Sucesión (1701-1714)

La falta de descendencia de Carlos II provoca un conflicto ante la rivalidad que enfrenta a los partidarios de los dos candidatos con derechos al trono, el archiduque Carlos, de los Habsburgo, y Felipe de Anjou, de la casa francesa de los Borbones, elegido finalmente como heredero. La Guerra de Sucesión estalló en 1701 ante las ventajas ofrecidas al comercio francés en América y la intención del monarca francés Luis XIV de reconocerle como heredero. Al bando franco-español, apoyado por Baviera, se enfrentó la Gran Alianza de la Haya formada por los Habsburgo austriacos, Reino Unido y las Provincias Unidas. Fue un conflicto europeo y una guerra civil, pues la Corona de Aragón respaldó al archiduque Carlos y el modelo “foralista”, mientras que la Corona de Castilla apoyará a Felipe V, representante del centralismo borbónico.

Tras las victorias iniciales del archiduque Carlos, se suceden los éxitos borbónicos en las batallas de Almansa, Brihuega o Villaviciosa. La muerte en 1711 del emperador José I convirtió al archiduque Carlos en emperador y facilitó la firma de la Paz de Utrecht, en 1713, ante el temor general a su excesivo poder, ratificada en Rastatt, 1714. Se denomina sistema de Utrecht al nuevo entramado de relaciones internacionales que se crea, de la que sale reforzado el Reino Unido, que obtuvo ventajas territoriales, como Gibraltar y Menorca. Se reconoció a Felipe V como rey de España a cambio de renunciar a las posesiones europeas y al trono francés.

El fracaso de la política revisionista española conducirá a la firma de los Pactos de Familia, alianzas con Francia por las que España intervendrá en sucesivos conflictos con el Reino Unido como principal contendiente. Los dos primeros se firmaron durante el reinado de Felipe V, en 1733 y 1743, y el tercero durante el de Carlos III, en 1761, por el que entra en la Guerra de los Siete Años (1756-1763).

La Nueva Monarquía Borbónica: Modelo de Estado y Alcance de las Reformas

Tras la Guerra de Sucesión, se establece en España una nueva dinastía, los Borbones, iniciada con Felipe V (1700-1746). Este trata de implantar un modelo absolutista y centralización administrativa, y esta misma labor será continuada durante el reinado de Luis I (1724), Fernando VI (1746-1759) y Carlos III (1759-1788), que encarna las ideas del despotismo ilustrado.

Reformas Institucionales y Administrativas

Felipe V promulgó los Decretos de Nueva Planta, lo que supone la supresión de los fueros e instituciones propios de los territorios de la Corona de Aragón (Aragón, Valencia y Cataluña, en 1707, 1715 y 1716). Navarra, Álava, Vizcaya y Guipúzcoa, sin embargo, conservaron sus fueros. A partir de entonces, se mantuvieron unas Cortes únicas para todo el reino. Durante el reinado de Felipe V, se crean secretarías de despacho, y hacia finales de siglo, se establece la Junta Suprema de Estado. En cuanto a la administración territorial, se introducen las intendencias, se sustituyen a los virreyes por capitanes generales y en los ayuntamientos se mantuvieron los cargos de Corregidor y Alcalde Mayor. En América, se reorganizan virreinatos e intendencias.

Reformas Militares

Se implantan reformas militares sustituyendo los tercios por los regimientos, se crea la guardia real y se potencia la construcción naval.

Reformas Económicas

En cuanto a la economía, reforman el sistema de impuestos con medidas como el Catastro del marqués de la Ensenada (1749) y estableciendo una moneda única. Destaca la intervención del Estado con intención de regularizarla, con reformas agrarias, como la repoblación de Sierra Morena. Se desarrollaron las manufacturas desde el Estado con las Reales fábricas. Se trata de potenciar el comercio con la liberalización del comercio con América, con el Reglamento de comercio libre en 1778, o la creación del Banco Nacional de San Carlos, así como mejoras en las comunicaciones. Se refuerza la política comercial con América fundando nuevas compañías comerciales y cambiando el sistema de flotas por uno más ágil de navíos de registro, sustituyendo a Sevilla por Cádiz como sede de la Casa de Contratación en 1717. La industria trató de potenciarse desde el poder desde una visión mercantilista, rompiendo el monopolio de los gremios, creando las reales fábricas (de cristal, tapices o armas) e instaurando una política proteccionista. Pese al aumento de demanda por el incremento de población y la mejora de las rentas, su falta de competitividad lastró su desarrollo.

Reformas Culturales y Religiosas

Otro aspecto esencial será el fomento de la cultura con la creación de la Biblioteca Nacional, las Academias de Arte, Lengua e Historia, o la construcción de palacios como el Palacio Real y el de la Granja, y la implantación de las ideas ilustradas. Este aumento del poder real se completa con el Regalismo con el Concordato con la Santa Sede de 1753.

Las Reformas Borbónicas en los Virreinatos Americanos

La dinastía borbónica impuso a lo largo del siglo XVIII una serie de reformas en el territorio americano encaminadas a mejorar la administración colonial, de manera que fuera más efectiva la autoridad de la Corona en América, y a fomentar las actividades económicas, aparte de la minería, en especial el comercio, con la aprobación del Reglamento de comercio libre en 1778, que abrió numerosos puertos españoles y americanos al comercio transoceánico.

Reformas Administrativas en América

Destacan las reformas administrativas al perder el Consejo de Indias sus funciones, asumidas por la Secretaría de Marina e Indias. Se crean dos virreinatos más, manteniendo el de Nueva España y dividiendo el del Perú, con lo que se crea el de Nueva Granada (sobre las actuales Venezuela, Colombia, Panamá y Ecuador) y el de Río de la Plata (sobre la actual Bolivia, Paraguay, Uruguay, Argentina y Chile). En los Virreinatos se acabó imponiendo una división en intendencias, y se crearon toda una serie de Capitanías Generales, como las de Venezuela o Chile. Sin embargo, la marginación de los criollos de la administración del estado, desplazados por peninsulares, aumentará su descontento.

Reformas Militares y Religiosas en América

Otras medidas fueron la creación de un ejército permanente para defender el territorio de la expansión portuguesa y de los ataques británicos. En materia religiosa, se llevó a cabo por Carlos III en 1767 la expulsión de la Compañía de Jesús de todos los territorios de la Corona.

En conclusión, las reformas emprendidas por los Borbones supusieron un nuevo impulso a la economía americana, incrementando de esta manera su aportación al Imperio, a través de una nueva burocracia mucho más eficiente y leal. Pero al mismo tiempo, estas medidas encontraron la oposición de los criollos, creando un sentimiento de resentimiento en las élites locales, que actuará de caldo de cultivo de un proceso de independencia que cristalizaría el siglo siguiente.

La Guerra Civil Española (1936-1939)

Introducción

La Guerra Civil española dividió el país en dos zonas: zona republicana y zona nacional o sublevada, y tuvo gran relevancia internacional por su importancia estratégica y la implicación de potencias extranjeras.

Evolución Política y Económica en las Dos Zonas

La España Republicana: Evolución Política

A. Hasta el fin de la guerra en 1939, las instituciones republicanas siguieron funcionando con la Constitución de 1931. Tras la sublevación del 18 de julio, dimitieron Casares Quiroga y Martínez Barrios, formándose un nuevo gobierno dirigido por José Giral. Su gobierno armó a las milicias, que frenaron la caída de Madrid pero dificultaron el control en algunas zonas.

B. En septiembre de 1936, Azaña encargó el gobierno a Largo Caballero, líder del PSOE, quien formó una coalición con republicanos, socialistas, comunistas y nacionalistas. En octubre, se aprobó el Estatuto Vasco. En noviembre, el gobierno se trasladó a Valencia, dejando Madrid bajo la Junta de Defensa del general Miaja. Largo Caballero se propuso dos objetivos fundamentales: un ejército unificado y restablecer el poder del Estado, para lo cual disolvió comités y creó el Ejército Popular. Se enfrentó a divisiones en el bando republicano entre quienes priorizaban ganar la guerra (PCE) y quienes defendían medidas revolucionarias (anarquistas y POUM).

C. En mayo de 1937, Largo Caballero dimitió tras los Hechos de Barcelona y dada su negativa a ilegalizar el POUM, como le exigían los comunistas del PCE. Formará gobierno Negrín (socialista), quien asumió el gobierno, apoyado por el PCE y la ayuda soviética. Con los famosos “Trece Puntos” de Negrín, intentaron la paz negociada, pero las derrotas y el fracaso de estos esfuerzos dividieron a la República entre la resistencia de Negrín y quienes buscaban pactar. Azaña dimitió en febrero de 1939 tras el reconocimiento del franquismo por Francia y Reino Unido. Finalmente, en marzo de 1939, el coronel Casado se sublevó contra Negrín para negociar la paz, desatando combates internos en Madrid y acelerando la derrota republicana.

La España Republicana: Evolución Económica

Al inicio de la guerra, la República controlaba las zonas industriales y grandes ciudades, perdiendo control político y económico. En Cataluña y Levante, los anarquistas impulsaron colectivizaciones, mientras que en el País Vasco la propiedad fue mayormente respetada.

La revolución afectó especialmente a la agricultura, con una reforma agraria acelerada que expropió tierras no cultivadas y después las de quienes habían apoyado el levantamiento militar. La mala organización anarquista causó problemas de abastecimiento. Para financiar la guerra, la República emitió deuda pública y envió las reservas de oro a Moscú.

La España Ocupada por los Sublevados (España Nacional): Evolución Política

A. El 26 de julio de 1936, se creó la Junta de Defensa Nacional en Burgos, presidida por el general Cabanellas, que implementó medidas como la prohibición de sindicatos, disolución de partidos, censura de prensa, destitución de cargos republicanos y represión.

B. En septiembre de 1936, la Junta de Defensa nombró a Franco generalísimo de los ejércitos y jefe de un nuevo Estado sin definir. Tras la muerte de Sanjurjo y Mola en accidentes aéreos, Franco consolidó todo el poder político y militar.

C. Para ello, se adoptarán nuevos símbolos (Escudo, Bandera o saludo) y Franco unificó a Falange, carlistas, monárquicos y la CEDA, y en abril de 1937, promulgó el Decreto de Unificación, creando la Falange Española Tradicionalista y de las JONS (FET y de las JONS), con Franco como caudillo y jefe del partido único.

D. En enero de 1938, Franco formó el primer gobierno del nuevo Estado en Burgos. Un nuevo régimen, cuyas características son: un régimen personalista, nacionalsindicalista, fascista y católico, apoyado en Falange, que aprobó el Fuero del Trabajo en 1938 como la primera ley fundamental.

La España Ocupada por los Sublevados (España Nacional): Evolución Económica

Al inicio de la guerra, la industria estaba bajo el control republicano; en cambio, los sublevados controlaban las tierras de cultivo, lo que les aseguraba el abastecimiento. Su interés en ocupar el norte de la Península se debía a sus recursos industriales. Contaron con la colaboración de propietarios, banca y grandes financieros para controlar la producción, restituyendo las tierras expropiadas. Además, recibieron gran ayuda militar y financiera de Italia y Alemania.

La Dimensión Internacional del Conflicto

La Guerra Civil española ha sido vista de dos formas: como un antecedente de la II Guerra Mundial o como un conflicto secundario. Sin embargo, es indiscutible que recibió importante apoyo exterior, pese al Comité de No Intervención promovido por Francia y Reino Unido. Alemania, Italia y la URSS no lo acataron, y la ayuda a los sublevados fue más regular y cuantiosa.

Apoyo a la República

La República recibió apoyo principalmente de México, que envió armas y alimentos, y de la URSS, que proporcionó recursos materiales y armas pagadas con el oro del Banco de España. Francia suministró armas de forma clandestina, y alrededor de 60.000 voluntarios extranjeros, reclutados por la Komintern, lucharon en las Brigadas Internacionales.

Apoyo al Bando Sublevado

El bando sublevado recibió apoyo militar de Alemania, Italia y Portugal, mientras que intelectuales y empresas extranjeras se posicionaron en un conflicto que dividió al mundo entre fascismo, comunismo y democracia.

El Franquismo: Represión, Exilio, Oposición y Cultura

Introducción

Tras la Guerra Civil, la oposición al régimen era escasa, pero con el tiempo, los cambios económicos y sociales llevaron a que la opinión pública encontrara formas de expresar su descontento con el sistema.

La Represión y el Exilio

El franquismo fue un régimen de exclusión ideológica y social que, mediante la represión, buscó erradicar a las personas e ideas contrarias a su ideología durante casi cuarenta años.

Antes de finalizar la Guerra Civil, se aprobó la Ley de Responsabilidades Políticas (1939), que sirvió como herramienta represiva en la posguerra. Tras la guerra, más de 250.000 personas fueron encarceladas o enviadas a campos de trabajo, y entre 30.000 y 50.000 ejecutadas. Además, muchos empleados públicos fueron sancionados por su apoyo a la República.

Al finalizar la Guerra Civil, durante los años 40, se aprobaron nuevas leyes como la Ley de Supresión de la Masonería y el Comunismo (1940), la Ley de Seguridad del Estado (1941) o la de Represión del Bandidaje y el Terrorismo (1947).

Otros muchos prefirieron exiliarse. Muchos republicanos se exiliaron, principalmente a Francia, Estados Unidos y Latinoamérica, como México y Venezuela, tras la toma de Cataluña por las tropas franquistas. El ascenso del fascismo y la II Guerra Mundial complicaron su destino.

Los Movimientos de Protesta contra la Dictadura

Oposición Inicial (Años 40)

Inicialmente, durante los años 40, al finalizar la Guerra Civil, la guerrilla “maquis”, dirigida por anarquistas y comunistas, fue perseguida y eliminada a principios de los 50. La oposición, organizada por la CNT, el PCE y el PSOE, era débil y desunida, con muchos en el exilio o perseguidos. El gobierno republicano mantuvo la resistencia desde el exilio.

Los monárquicos, liderados por Don Juan de Borbón, apoyaron el golpe, pero no lograron restaurar la monarquía. Tras la victoria aliada en la II Guerra Mundial, Don Juan pidió la dimisión de Franco y la restauración de la monarquía y democracia en el Manifiesto de Lausana en 1945. Aunque distanciado de Franco, en 1948 autorizó que su hijo Juan Carlos estudiara en España bajo su tutela para facilitar el regreso de la monarquía.

Reconstrucción de la Oposición (Años 50-70)

A partir de los años 50 y durante los 60, comienza la lenta reconstrucción de una auténtica oposición que se irá reforzando en los años 70 a pesar de la represión política y policial, como la ejercida por el Tribunal de Orden Público (TOP), manteniendo las ejecuciones políticas hasta 1975.

  • Las Huelgas Obreras: Comenzaron en 1951 y aumentaron, dando lugar a la creación de Comisiones Obreras (CC.OO.) en 1962, que se infiltró en los sindicatos franquistas.
  • La Agitación Universitaria: La agitación universitaria, que comenzó en los 50 contra el sindicato SEU, exigía libertades democráticas y se consolidó en los 60 con la FUDE, lo que resultó en detenciones y expulsiones, incluyendo a Enrique Tierno Galván.
  • La Oposición de un Sector de la Iglesia: A partir del Concilio Vaticano II, un sector de la iglesia se va distanciando del Régimen.
  • La Oposición Política: En 1962, un grupo de liberales, monárquicos y demócrata-cristianos españoles se reunió en Múnich en el , oponiéndose al régimen y recomendando el rechazo de España en la CEE. Dentro de la izquierda, el PCE, con Santiago Carrillo, tenía mayor implantación en el interior, mientras que el PSOE, desde el Congreso de Suresnes (Francia) en 1974, con Felipe González, pasó del exilio al interior en 1974. Tras el franquismo, ambos partidos intentaron unificar a la oposición mediante la Junta Democrática y la Plataforma de Convergencia Democrática en 1975.

Se revitalizan los partidos nacionalistas como el PNV y ERC y, junto a otras formaciones, algunas de nueva creación. El terrorismo creció con grupos de extrema izquierda como el FRAP, el GRAPO y especialmente ETA, que se separó del PNV en 1959 y se centró en el terrorismo en los años 60.

La Cultura durante el Franquismo en España y en el Exilio

En España, el franquismo censuró gran parte de la cultura, pero promovió una cultura oficial exaltando valores como la religiosidad, el patriotismo y el heroísmo militar, idealizando el pasado histórico de los Reyes Católicos y los Austrias. A pesar de este vacío de la cultura oficial, reaparece una cultura de tradición liberal, en los 50, la llamada generación de los 50, con intelectuales independientes como Azorín, Baroja y García-Berlanga, y los exiliados que regresaron, como Ortega y Gasset, quien fundó el Instituto de Humanidades en 1948. Pero, simultáneamente, también hubo una cultura de oposición y protesta.

En los años 40, surgió una literatura social y el tremendismo con autores como Cela, Laforet, Dámaso Alonso y Buero Vallejo. En los años 50, se consolidó una cultura de oposición con autores defensores del , como Carmen Martín Gaite, Ana Mª Matute, Juan Goytisolo y Gil de Biedma, algunos de los cuales fueron encarcelados. La tímida apertura de los 60 se reflejó en la Ley de Imprenta de 1966, que permitió más libertad y el auge de publicaciones marxistas. Surgió también el grupo de poetas , como Pere Gimferrer y V. Molina Foix, que reclamaban un clima de libertad negado por el régimen.

En el exilio, muchos intelectuales se exiliaron a América, manteniendo contacto con España bien a través de sus publicaciones, mientras que figuras como Juan Ramón Jiménez, Rafael Alberti y María Zambrano viajaron esperando regresar definitivamente.