Historia de la Guerra de la Independencia Española (1808-1814): Eventos Clave y Legado

Crisis de 1808 y Guerra de la Independencia Española: Causas, Desarrollo y Consecuencias

El reinado de Carlos IV se caracterizó por una monarquía debilitada, donde el poder recaía en gran medida en su valido, Manuel Godoy. Al ascender al trono, Carlos IV ya poseía experiencia en los asuntos de Estado y nombró como primer ministro al conde de Floridablanca, quien emprendió una política reformista. Sin embargo, el estallido de la Revolución Francesa en 1789 provocó un giro radical en la política exterior española hacia Francia, estableciéndose estrictos controles fronterizos. La ejecución de Luis XVI generó una gran tensión en la corte española, lo que llevó a la caída de Floridablanca y su sustitución por Manuel Godoy. Godoy, inicialmente partidario de un enfrentamiento con Francia, viró hacia un acercamiento tras la ascensión de Napoleón Bonaparte. Este cambio se materializó con la firma de los Pactos de Familia, que recuperaron la relación entre los Borbones españoles y el país vecino, y culminaron con el Tratado de Fontainebleau (1807). Este tratado, que consistía en una defensa mutua, implicó a España en el conflicto que la Francia napoleónica mantenía con Inglaterra, cuyo objetivo principal era el bloqueo comercial entre Europa e Inglaterra, para lo cual Napoleón necesitaba conquistar esta última.

Contexto Político y la Invasión Napoleónica

Desde 1792, Manuel Godoy acaparaba un poder sin límites. Él fue el principal responsable del acercamiento a Francia a través de tratados que, inevitablemente, conllevaron al enfrentamiento con Inglaterra, el principal enemigo de Napoleón.

Napoleón, victorioso en Europa, decidió someter a Inglaterra mediante el decreto de Bloqueo Continental, que prohibía todo comercio del continente europeo con las islas británicas. Para hacer efectivo el bloqueo con Portugal, Napoleón firmó con España el Tratado de Fontainebleau (1807), en el que se autorizaba al ejército francés a atravesar España camino de Portugal y se acordaba el reparto de Portugal entre ambos. Sin embargo, las verdaderas intenciones de Napoleón se desvelaron cuando, además de ocupar Lisboa, pretendió el control de ciudades estratégicas como Cádiz y Barcelona.

El Motín de Aranjuez y las Abdicaciones de Bayona

Mientras tanto, las crecientes tensiones políticas contribuyeron a desacreditar la monarquía hispana. Además, la política de Godoy provocó un fuerte rechazo popular y nobiliario. Este, temeroso de las intenciones de Napoleón, dispuso el traslado de la familia real a Andalucía y, posteriormente, a América. El descontento popular, sumado al apoyo de la nobleza, originó el Motín de Aranjuez (1808), un levantamiento que provocó la caída de Godoy y forzó la abdicación de Carlos IV en su hijo, Fernando VII.

Padre e hijo fueron convocados a Bayona por Napoleón para “solucionar” el conflicto sucesorio. Allí, el emperador les obligó a abdicar y nombró a su hermano, José Bonaparte, rey de España, convirtiendo así al país en un estado vasallo dentro del imperio napoleónico. Esta situación desembocó en la rotunda oposición del pueblo español y en el inicio de la Guerra de la Independencia (1808-1813), que comenzó con el levantamiento popular en Madrid el 2 de mayo de 1808, secundado rápidamente por el resto del país.

El Levantamiento del 2 de Mayo y el Inicio del Conflicto

El 2 de mayo de 1808, el pueblo de Madrid estalló, surgiendo un choque directo con el ejército francés. Las clases populares madrileñas combatieron valientemente a los franceses. El ejército francés, al mando del general Murat, lugarteniente de Napoleón en España, con un contingente de 30.000 hombres, reprimió duramente el levantamiento popular. En la noche del 2 al 3 de mayo, un centenar de prisioneros fueron fusilados, inmortalizados por Goya en sus célebres obras, en la montaña de Príncipe Pío y en la Moncloa.

Frente a la actitud de la Junta de Gobierno, que defendía colaborar con las tropas francesas, la reacción popular fue radicalmente distinta. La renuncia de Fernando VII, “el Deseado”, se interpretó como forzada y una traición. El eco de la revuelta llegó a toda la península y desembocó en la Guerra de la Independencia.

Características y Fases de la Guerra de la Independencia

El conflicto se desarrolló en diferentes ámbitos: por un lado, la guerra contra el ejército francés en defensa de la independencia nacional; por otro, la reorganización política del país según los principios del liberalismo. Se convirtió en un doble conflicto:

  • Internacional: España fue escenario del enfrentamiento entre Francia y Gran Bretaña.
  • Civil: entre españoles patriotas (defensores de la monarquía borbónica y la independencia) y afrancesados (partidarios de José I y las reformas napoleónicas).

En ella se pueden distinguir tres etapas principales:

  • Primera Etapa (Mayo-Octubre de 1808): Éxitos Iniciales

    Tras el fracaso del levantamiento del 2 de mayo, llegaron los éxitos iniciales para los españoles. El ejército francés era incapaz de dominar la península Ibérica. Ciudades como Zaragoza y Gerona se rebelaron y fueron sitiadas, resistiendo heroicamente. El hecho más destacado fue la Batalla de Bailén, donde un ejército francés dirigido por el general Dupont fue derrotado por un ejército español el 19 de julio de 1808. La derrota de Bailén tuvo una doble repercusión: estratégica y propagandística. Por primera vez, un ejército napoleónico era derrotado en campo abierto. Sus consecuencias fueron importantes: José I abandonó Madrid y las tropas francesas se retiraron al norte del Ebro.

  • Segunda Etapa (Octubre de 1808-Julio de 1812): Dominio Francés y Resistencia Guerrillera

    El propio Napoleón acudió en persona con su ejército (la Grande Armée) para restablecer el poder francés en noviembre de 1808 y reinstaurar a José Bonaparte en Madrid, ocupando la mayor parte de la península, excepto Cádiz y Lisboa. Un hecho decisivo fue la acción de los guerrilleros, que supieron aplicar una guerra de desgaste, minando la moral de las tropas francesas e impidiendo el control efectivo de su territorio. Los guerrilleros eran hombres del pueblo, conocedores del terreno, que se agrupaban en bandas de combatientes irregulares.

  • Tercera Etapa (Julio de 1812-Marzo de 1814): Ofensiva Aliada y Retirada Francesa

    Esta etapa se caracterizó por la retirada de una parte de las tropas francesas para luchar en el frente de Rusia. Hubo una gran ofensiva por parte de los aliados (al mando de Wellington) que, tras la victoria en la Batalla de los Arapiles y la recuperación de Madrid, lograron la derrota de los franceses. En la Batalla de Vitoria, los franceses fueron derrotados y José I se vio obligado a cruzar la frontera. Finalmente, Napoleón firmó con Fernando VII el Tratado de Valençay (1813), por el que lo declaraba en libertad y permitía su regreso a España.

Consecuencias Devastadoras de la Guerra

Los efectos de la guerra fueron desastrosos para España. Se estima medio millón de muertos, una cifra considerable para un país que, en 1808, tenía once millones de habitantes. Ciudades como Zaragoza, Gerona o San Sebastián quedaron arrasadas; en otras se destruyeron edificios y monumentos artísticos; una gran parte de obras artísticas fueron robadas por los franceses. El comercio colonial cayó en picado. El crecimiento industrial avanzó lentamente, debido a máquinas y manufacturas destruidas. El campo quedó arrasado, con pérdidas de cosecha y cabezas de ganado. La Hacienda Pública quedó aún más arruinada. Por último, la guerra afectó significativamente al progreso de la Independencia de la América española.