Los Orígenes del Movimiento Obrero
Los Primeros Movimientos Obreros
Las duras condiciones de vida impuestas por la industrialización provocaron que surgieran movimientos y asociaciones de trabajadores. De entre estas iniciativas destacaron:
El Ludismo
Las primeras protestas obreras surgieron en Gran Bretaña durante el último tercio del siglo XVIII. Ese primer signo de conciencia obrera encontró una de sus manifestaciones más significativas en el movimiento ludita, que aglutinaba el descontento de los artesanos contra la introducción de las máquinas, causantes de la quiebra de los gremios y del deterioro de las condiciones laborales y salariales.
Los Primeros Sindicatos
Una de las reivindicaciones fue la recuperación del derecho de asociación, que había sido prohibido por el Parlamento en 1799. La persistencia de las protestas desembocó en el reconocimiento legal de los sindicatos en 1824. El sindicalismo británico pronto fue imitado en el continente.
El Cartismo
Fue la primera expresión política del movimiento obrero. Tuvo su origen en la Asociación de Trabajadores de Londres, que movilizó a miles de trabajadores en torno a una serie de peticiones recogidas en la Carta del Pueblo y rechazadas por el Parlamento en 1838. Al movimiento cartista se le unió la Asociación Nacional de la Carta, que dos años más tarde presentaría al Parlamento una segunda petición con más de tres millones de firmas, que fue también rechazada.
Los Primeros Pensadores Socialistas (Socialismo Utópico)
Aparecieron con la industrialización. Aunque sostenían planteamientos distintos, reciben el nombre de socialistas utópicos:
- François Babeuf: Abogó por la abolición de la propiedad privada y la colectivización de la tierra.
- Henri de Saint-Simon: Defendió la reforma racional de la producción y la redistribución de la riqueza por el Estado.
- Charles Fourier: Firme partidario de una sociedad basada en la libre asociación.
- Robert Owen: Fabricante textil que siempre había denunciado las condiciones de trabajo abusivas.
La Consolidación del Movimiento Obrero
Desde la segunda mitad del siglo XIX, dos grandes corrientes se manifestaron en el seno del movimiento obrero:
El Marxismo
Debe su nombre a Karl Marx, teórico social alemán exiliado en Londres. En 1848 fundó junto a Friedrich Engels la Liga de los Comunistas y publicó el Manifiesto del Partido Comunista. La opinión política de Marx era un reflejo de sus tesis de interpretación social, conocidas como materialismo histórico. Las sociedades históricas se fundaban en la dominación de los medios de producción por la clase propietaria como origen de la desigualdad social y de la lucha de clases, considerada el motor de la historia. La humanidad había conocido diversos modos de producción, como el esclavista o el feudal. Las sociedades modernas se organizaban según el modo de producción capitalista, considerado por Marx el más evolucionado e injusto de todos. Para Marx, la socialización de los medios de producción era la solución para terminar con la explotación, y la revolución, el único camino posible para conseguirlo.
El Anarquismo
Los orígenes del anarquismo se hallan en las ideas de Pierre-Joseph Proudhon, quien en su obra El Principio Federativo defendía un federalismo político y económico que pusiera la tierra y los medios de producción en manos de la comunidad local de los trabajadores. El principal teórico de este movimiento fue Mijaíl Bakunin, filósofo ruso que en 1868 fundó la Alianza Internacional de la Democracia Socialista. La doctrina anarquista defendía la supresión del Estado y su sustitución por federaciones de asociaciones agrícolas e industriales llamadas comunas.
La Expansión y Organización Internacional del Movimiento Obrero
En la segunda mitad del siglo XIX, el movimiento obrero alcanzó mayor difusión. Las ideas marxistas y anarquistas se propagaron por Europa.
La Primera Internacional (AIT)
El proyecto se gestó en Londres en 1862, cuando se reunieron líderes obreros británicos y franceses junto a otros líderes alemanes exiliados en la capital británica. Finalmente, en 1864 se fundó la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT). La dirección fue asumida por un Consejo General encabezado por Marx, quien a su vez fue el encargado de redactar los estatutos y los principios básicos de la organización:
- La unidad de la clase obrera.
- La abolición de la sociedad de clases y de la propiedad privada.
- La conquista del poder político para implantar el socialismo.
En los años siguientes, la AIT celebró distintos congresos en los que se promovió su expansión por Europa y en los que se definieron las principales reivindicaciones de la lucha obrera. En la confrontación tuvo un papel fundamental la Comuna de París, intento revolucionario al que se opuso el marxismo y cuyo fracaso fue considerado por Marx como una prueba de la indefinición anarquista.
El Crecimiento del Sindicalismo Nacional
Los sindicatos más influyentes en Europa fueron las Trade Unions británicas y el sindicato socialdemócrata alemán. En 1884, el derecho de asociación fue reconocido en Francia, lo que permitió la creación de la Federación Nacional de Sindicatos, precursora de la Confederación General del Trabajo (CGT) fundada en 1895. En 1888 se constituyó en España la Unión General de Trabajadores (UGT) como sindicato dependiente del PSOE. Por su parte, la corriente anarcosindicalista encontró su expresión en Solidaridad Obrera y en 1910 dio lugar a la Confederación Nacional del Trabajo (CNT).
La creciente influencia del sindicalismo obrero entre los trabajadores disparó la alarma de los partidos burgueses, que habían monopolizado el poder durante el siglo XIX. El Papa León XIII, además de abordar la cuestión social, alentaba la puesta en marcha y organización de sindicatos católicos como vía para mantener la influencia de la Iglesia sobre los trabajadores.
Los Partidos Socialdemócratas y el Debate Revisionista
La generalización del sufragio universal masculino y la creciente organización de los trabajadores permitieron el desarrollo de los partidos obreros. El más destacado fue el Partido Socialdemócrata de Alemania, fundado en 1875 por Karl y August. Por su vinculación con los sindicatos, fue la principal fuerza política alemana y modelo a seguir para los partidos socialistas. En 1906, los sindicatos británicos fundaron el Partido Laborista, liderado por Ramsay MacDonald.
Los partidos socialdemócratas afrontaron el enfrentamiento entre:
- Partidarios de la vía parlamentaria (Revisionistas): Encarnados por el alemán Eduard Bernstein o el francés Jean Jaurès.
- Defensores de la revolución: Quienes consideraban el parlamentarismo una práctica burguesa, como el ruso Vladimir Ilich Lenin.
La Segunda Internacional
Fue fundada en 1889 por los partidos socialistas con el fin de coordinar la acción de los trabajadores de todo el mundo. En 1889 se instauró el 1 de mayo como Día Internacional del Trabajo y en 1910 se declaró el 8 de marzo como el Día de la Mujer Trabajadora. El otro gran debate versó sobre el colonialismo, pues hubo quien, como Lenin, lo rechazaba por considerarlo una fórmula de explotación capitalista, mientras que otros veían en el imperialismo un vehículo de civilización para sociedades menos desarrolladas.
Pese a las declaraciones a favor del pacifismo, la Segunda Internacional entró en crisis al estallar la Primera Guerra Mundial, pues la mayoría de los partidos socialistas votaron en sus parlamentos la aprobación de los créditos de guerra, anteponiendo así los sentimientos nacionalistas a los principios de la Internacional.
Transformaciones Culturales: Del Realismo a las Primeras Vanguardias
El Realismo y el Naturalismo
A partir de 1848, el Romanticismo se consideró superado y aparecieron nuevas tendencias que mostraban su preocupación por la observación y plasmación de la realidad de forma objetiva, como resultado de la preocupación por el conocimiento y la ciencia propia de la teoría del progreso. En el campo de la pintura, destacó el francés Gustave Courbet, entre otros. En literatura, el Realismo fue difundido en distintos países europeos, como Francia, donde autores como Flaubert reflejaron a la perfección los convencionalismos de la nueva sociedad burguesa industrial. La senda abierta por el Realismo fue recorrida hasta el extremo por el Naturalismo, atento a todos los detalles de la realidad social y psicológica de los personajes.
La Arquitectura de la Era Industrial
El impacto de la técnica en las artes encontró proyección en la arquitectura, que renovó los principios constructivos vigentes para dar lugar a un estilo propio. Su primera expresión se halla en el Crystal Palace, diseñado por Joseph Paxton para la Exposición Universal de Londres de 1851. Posteriormente se construyeron otras obras simbólicas como la Torre Eiffel y otras infraestructuras que simbolizaban el progreso y la fusión de arquitectura e ingeniería. El gusto por lo útil propició la aparición de un tipo de arquitectura funcionalista, que tuvo su origen en Viena y que personificaron autores como Otto Wagner o Adolf Loos. En paralelo se desarrollaría otra corriente acorde con el gusto burgués por el lujo y la ostentación: el Modernismo, que presenta autores como Victor Horta en Bruselas o Antoni Gaudí en Barcelona.
El Impresionismo
Nació en París en 1874. Su precursor inmediato fue Édouard Manet. Los impresionistas no constituían un grupo homogéneo, aunque compartían la preferencia por el paisaje y la importancia otorgada al color y la luz en la búsqueda de la impresión causada por el instante de la sensación visual. Sus máximos exponentes fueron: Claude Monet, Auguste Renoir, Camille Pissarro, entre otros.
Del Decadentismo al Nacimiento de las Vanguardias
A finales del siglo XIX, a la visión optimista del Positivismo le sucedió un discurso que rechazaba el racionalismo desde una perspectiva fatalista de la civilización. Esa concepción decadentista encontró su reflejo en la literatura de Oscar Wilde o de Stefan Zweig o en la pintura de Moreau. Desde el Postimpresionismo de autores como Paul Cézanne, Paul Gauguin o Vincent van Gogh, en los inicios del siglo XX, las primeras vanguardias mostraron una ruptura definitiva con el arte académico, como reflejo de una postura crítica con la sociedad industrial y burguesa:
Fauvismo
Su máximo representante fue Henri Matisse, que recurría a gruesas manchas de color y colores estridentes para crear pinturas dinámicas.
Expresionismo
Asumió una actitud combativa y una temática en clave de angustia y pesimismo.
Cubismo
Fue un movimiento radical que cuestionaba la estética tradicional al apostar por la representación de las formas al margen de su apariencia (Pablo Picasso).