El Régimen Franquista: Orígenes y Características
Fundamentos Ideológicos y Bases Sociales del Franquismo
El franquismo fue una adaptación del fascismo a las condiciones de España, caracterizado por un fuerte autoritarismo. Aunque carecía de un proyecto político claro, Franco impuso una visión tradicionalista, rechazando la democracia y el liberalismo. Sus principios ideológicos clave fueron:
- Confesionalidad católica: El Estado se sustentaba en la Iglesia católica, que le proporcionaba legitimidad y valores morales. El Opus Dei y la Asociación Católica Nacional de Propagandistas fueron pilares de este apoyo ideológico.
- Nacionalismo centralizado: El régimen promovió la unidad de España, la autoridad y la jerarquía, con un fuerte apoyo del ejército, que desempeñó roles clave en la política.
- Orden social rígido: Se defendía la familia, la propiedad privada y el control social, con el partido único (FET de las JONS) y organizaciones como el Frente de Juventudes, la Sección Femenina y el Sindicato Español Universitario.
Las bases sociales que apoyaron el franquismo defendían valores tradicionales, el orden y la autoridad:
- Élites económicas: La oligarquía terrateniente, empresarios y financieros recuperaron su poder.
- Propietarios agrícolas: Apoyaron el régimen por sus valores tradicionales y su defensa de la propiedad y la religión.
- Clases medias urbanas: Beneficiadas por las depuraciones de funcionarios, muchas adoptaron una postura apolítica o pro-franquista.
- Sectores populares: Aunque inicialmente opositores, la represión y las dificultades sociales llevaron a muchos obreros y campesinos a aceptar o acomodarse al régimen.
La ideología del régimen se consolidó a través del Movimiento Nacional, que agrupaba a los diversos sectores que apoyaban a Franco y su dictadura.
La Organización Política del Estado Franquista
El régimen franquista, instaurado tras la Guerra Civil, fue una dictadura personalista en la que todos los poderes recayeron en Franco. Era jefe del Estado, del gobierno, generalísimo de los ejércitos, líder del Movimiento Nacional y del partido único. El Estado se fundamentaba en el nacionalcatolicismo, con la Iglesia Católica como base moral y el ejército como pilar fundamental.
Franco creó un sistema político basado en las Leyes Fundamentales del Reino, un conjunto de normas orgánicas que actuaban como una constitución. Aunque España no tenía un rey, Franco se reservaba el derecho de elegir a su sucesor a través de la Ley de Sucesión de 1947. El régimen se definía como una “democracia orgánica”, con representación política basada en la familia, el municipio y el sindicato, pero sin partidos ni sindicatos que no fueran el Movimiento Nacional y el Sindicato Vertical, estructuras que imitaban a los regímenes fascistas.
El poder estaba centralizado en Franco, quien controlaba el ejecutivo y el legislativo. El poder legislativo se organizaba en tres órganos: el Consejo Nacional del Movimiento, las Cortes Españolas y el Consejo del Reino. Sin embargo, estos órganos eran meramente consultivos y no tenían poder real.
El régimen también promulgó el Fuero de los Españoles, que reconocía derechos de manera limitada, siempre subordinados a los principios totalitarios del régimen. El derecho al voto estaba restringido a elecciones locales y referéndums convocados por Franco.
En resumen, el franquismo se organizó bajo una estructura vertical y centralizada, con un control absoluto de Franco y el apoyo del ejército y la Iglesia. La falta de instituciones políticas independientes hizo que el régimen fuera totalmente dependiente de la figura de Franco, lo que dificultó su supervivencia tras su muerte.
La Guerra Civil Española y su Contexto Internacional
El Contexto Internacional y el Apoyo Exterior
La Guerra Civil española (1936-1939) fue un preludio de la Segunda Guerra Mundial, con la intervención extranjera jugando un papel clave. Las posturas de apoyo se dividieron en tres grupos:
- Ayudas a los sublevados: Los países fascistas como Alemania, Italia y Portugal fueron los principales apoyos. Alemania envió la Legión Cóndor, aviones, carros de combate y artillería. Italia envió tropas y barcos. El Vaticano apoyó a Franco por la defensa de la religión.
- Ayudas a la República: La URSS fue el apoyo militar más importante, enviando armas y técnicos, e influyendo políticamente. México proporcionó armas, alimentos y apoyo diplomático. Las Brigadas Internacionales, con unos 60.000 voluntarios, lucharon por la República.
- Actitudes ambiguas: Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos adoptaron posturas de no intervención oficial. Francia apoyó a la República inicialmente, pero las presiones británicas la llevaron a suspender el suministro de armas. Gran Bretaña y Estados Unidos tuvieron comportamientos contradictorios, con el Reino Unido aceptando tropas italianas y Estados Unidos proporcionando abastecimientos a los franquistas.
Este contexto internacional reflejó la complejidad del conflicto, donde las grandes potencias se involucraron de manera parcial o indirecta, contribuyendo a la prolongación y complejidad de la guerra.
El Guernica: Símbolo de los Horrores de la Guerra
La obra de Pablo Picasso, Guernica, pintada en 1937, es un símbolo de los horrores de la Guerra Civil Española. Fue encargada por la República Española para el pabellón de España en la Exposición Internacional de París de 1937. El tema central es la denuncia de la violencia indiscriminada contra civiles, evocando el bombardeo de Guernica del 26 de abril de 1937, llevado a cabo por la Legión Cóndor alemana y la Aviación Legionaria italiana a favor del bando sublevado.
Aunque la pintura no es una representación literal, el título alude a este evento, convirtiéndolo en un símbolo del sufrimiento causado por la guerra. La imagen utiliza elementos simbólicos como el caballo herido, el toro agonizante, la paloma y figuras humanas para expresar el dolor. El estilo combina cubismo y expresionismo, destacando la deformación de las formas para intensificar la expresividad y el sufrimiento.
Costes Humanos y Económicos de la Guerra Civil
La Guerra Civil Española dejó un saldo devastador en términos humanos y sociales:
- Muertos y Desaparecidos: Se estima que alrededor de 300.000 personas murieron en combate, pero la cifra total de muertes, incluyendo fusilamientos, represiones, prisiones y muertes por malnutrición o enfermedades, supera el millón.
- Represión: Ambos bandos ejercieron represión. El bando republicano llevó a cabo ejecuciones y represión contra los partidarios del alzamiento. El bando nacional se caracterizó por una represión mucho más masiva y prolongada, con matanzas de civiles y ejecuciones de personalidades republicanas. Hubo miles de presos políticos y trabajos forzados.
- Exilio: Miles de personas de la zona republicana huyeron al exilio, especialmente a Francia, al final del conflicto. Se estima que unos 500.000 republicanos cruzaron la frontera.
- Pérdidas Económicas: La producción industrial y agraria cayó drásticamente, la renta per cápita disminuyó y hubo gran destrucción de infraestructuras. El envío de oro a la URSS, los gastos militares y la destrucción de viviendas y redes de transporte supusieron un golpe devastador para la economía.
Estos costes reflejan el sufrimiento generalizado y el impacto a largo plazo que la Guerra Civil tuvo sobre la sociedad, la economía y la política del país.
Evolución Económica del Franquismo
La Economía Franquista: Racionamiento y Autarquía
La imagen de una cartilla de racionamiento es representativa de la posguerra franquista, especialmente entre 1939 y 1952. Este sistema fue implantado por el régimen franquista tras la Guerra Civil para controlar la distribución de alimentos y productos de primera necesidad en un contexto de escasez, hambre y aislamiento internacional.
Estas cartillas permitían acceder, de forma limitada, a bienes como pan, aceite, arroz o leche en polvo. Se inscriben en la etapa de autarquía económica, marcada por el intervencionismo estatal, el proteccionismo y el aislamiento. La imagen simboliza el racionamiento, el mercado negro (estraperlo), el fracaso de la autosuficiencia económica y el empobrecimiento generalizado de la población.
Etapas Económicas del Franquismo
Etapa de autarquía (1939-1951):
- Se impone un modelo económico autosuficiente, intervencionista y proteccionista.
- Consecuencias: estancamiento industrial y agrícola, racionamiento de alimentos, mercado negro, empobrecimiento generalizado y represión económica.
- Papel del INI: promueve industrias estratégicas controladas por el Estado.
- Contexto internacional: aislamiento tras la II Guerra Mundial, sin ayuda exterior.
Etapa de apertura y Plan de Estabilización (1951-1959):
- Primeros signos de liberalización con ayuda de EE.UU. y entrada de tecnócratas del Opus Dei al gobierno (1957).
- El Plan de Estabilización de 1959 liberaliza la economía: se controlan la inflación, el déficit y se abre al capital extranjero.
- Se inicia la modernización de infraestructuras y se reducen los controles de precios y producción.
Etapa del desarrollismo (1959-1975):
- Gran crecimiento económico gracias al turismo, emigración, inversión extranjera y exportaciones.
- Se aplican tres Planes de Desarrollo (1964-75) para industrializar y modernizar el país.
- Cambio estructural: auge de la industria, declive del sector primario, crecimiento de las ciudades.
- Problemas: desigualdades regionales, dependencia energética, y freno con la crisis del petróleo de 1973.
La Oposición al Franquismo y la Crisis Final
La Oposición al Régimen Franquista
La oposición al régimen franquista evolucionó a lo largo de tres etapas:
Primera etapa (1939-1947): Tras la Guerra Civil y en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, la oposición se organizó en el exilio, esperando la ayuda aliada. La desunión la debilitó. Surgió la lucha armada del maquis, protagonizada por anarquistas y comunistas, con actividad guerrillera (1945-1952), que fue perdiendo efectividad.
Segunda etapa (1948-1968): Se abandonó la vía armada y diplomática. El PCE tomó un papel central en la creación de redes clandestinas en universidades y sindicatos. La universidad fue foco de contestación. Surgieron las Comisiones Obreras (CC.OO.), aprovechando resquicios del sindicato vertical. El Concilio Vaticano II impulsó una reforma en sectores de la Iglesia, debilitando el nacionalcatolicismo.
Última etapa (1969-1975): La oposición se diversificó y radicalizó. A la izquierda del PCE aparecieron grupos como ETA, FRAP y GRAPO, que optaron por la lucha armada y el terrorismo. Las fuerzas democráticas se organizaron en plataformas de unidad como la Junta Democrática o el Consell de Forçes Polítiques de Catalunya, preparando la transición democrática.
Crisis Final del Franquismo (1973-1975)
Entre 1973 y 1975, el franquismo entró en una crisis profunda provocada por el desgaste interno, el aumento de la conflictividad social, la consolidación de la oposición democrática y una complicada situación internacional. La grave crisis económica derivada del alza del petróleo en 1973 agudizó los problemas.
En 1973, el nombramiento de Carrero Blanco como presidente del Gobierno pretendía asegurar la continuidad del régimen, pero su asesinato por ETA ese mismo año truncó estos planes. Le sustituyó Carlos Arias Navarro, que intentó una apertura con el llamado “Espíritu del 12 de febrero”, sin éxito, evidenciando la división entre inmovilistas (el “búnker”) y aperturistas.
Aumentaron las huelgas, protestas obreras y estudiantiles, y la represión se intensificó. La oposición democrática se organizó en torno a la Junta Democrática (PCE) y la Plataforma de Convergencia Democrática (PSOE). ETA y grupos como el FRAP intensificaron sus acciones armadas. En 1975 se produjeron las últimas ejecuciones del régimen, que provocaron condenas internacionales.
Ese mismo año, la Marcha Verde de Marruecos forzó a España a abandonar el Sáhara Occidental, reflejando la debilidad del régimen. Franco murió el 20 de noviembre de 1975, dejando un sistema dictatorial sin futuro, incapaz de sobrevivir sin su figura, y con una sociedad que exigía democracia.
La Transición a la Democracia
El Gobierno de Adolfo Suárez y las Primeras Reformas
Tras la dimisión de Arias Navarro en 1976, el rey Juan Carlos I nombró a Adolfo Suárez presidente del Gobierno. Aunque provenía del franquismo, Suárez lideró la transición a la democracia. Su gobierno se comprometió a instaurar libertades, celebrar elecciones libres y negociar con la oposición. A pesar de enfrentar tensiones políticas, terrorismo de ETA, intentos golpistas y crisis económica, Suárez logró avanzar en importantes reformas:
Ley para la Reforma Política (1976): Fue la base legal que permitió desmantelar el régimen franquista desde dentro. Aprobada por las Cortes franquistas y ratificada por referéndum con un 94% de apoyo, estableció el sufragio universal, la legalización de partidos y un sistema parlamentario bicameral.
Legalización del PCE y libertad de asociación (1977): Se legalizaron más de 100 partidos políticos. La legalización del Partido Comunista de España (PCE) fue especialmente polémica, provocando tensiones con el ejército. El PCE aceptó la bandera nacional y la monarquía como concesiones.
Ley de Amnistía (1977): Permitió liberar a presos por delitos políticos y de opinión, incluyendo a miembros de ETA y GRAPO, como gesto de reconciliación nacional. Fue clave para cerrar heridas del pasado y avanzar hacia la democracia.
Pactos de la Moncloa (1977): Acuerdos entre el gobierno, sindicatos y partidos para enfrentar la crisis económica y garantizar estabilidad política. Supusieron la primera gran muestra de consenso democrático y también incluyeron medidas políticas como la eliminación de la censura y del Movimiento Nacional.
Proceso autonómico: Suárez impulsó un Estado descentralizado con la creación de las Comunidades Autónomas. Se establecieron dos vías de acceso a la autonomía: el artículo 151 para nacionalidades históricas (Cataluña, País Vasco, Galicia y luego Andalucía) y el artículo 143 para el resto. Entre 1979 y 1995 se crearon 17 comunidades autónomas y 2 ciudades autónomas.
La Constitución Española de 1978
Tras las elecciones generales de junio de 1977, el gobierno de Adolfo Suárez (UCD) asumió el reto de elaborar una constitución democrática para consolidar la transición. Este proceso fue complejo y prolongado, marcado por el espíritu de consenso entre las principales fuerzas políticas. Se creó una ponencia parlamentaria representativa, salvo por la ausencia del PNV. El resultado fue un texto constitucional con carácter progresista, aunque deliberadamente ambiguo en ciertos aspectos para garantizar su aceptación.
El texto fue aprobado por las Cortes el 31 de octubre de 1978 y ratificado por referéndum el 6 de diciembre con un amplio respaldo ciudadano (88% de votos afirmativos). Entró en vigor el 29 de diciembre, iniciando una nueva etapa democrática.
La Constitución de 1978 define a España como un “Estado social y democrático de derecho”, con soberanía nacional residiendo en el pueblo y una forma política de monarquía parlamentaria. Reconoce la unidad de la nación española, pero garantiza el derecho a la autonomía de nacionalidades y regiones, abriendo paso al Estado autonómico.
En el ámbito de derechos, garantiza libertades fundamentales como la libertad de expresión, religiosa, de enseñanza y sindical; establece el derecho a la vida, a la educación y a la huelga, y declara la aconfesionalidad del Estado.
Establece la división de poderes: el legislativo en las Cortes (Congreso y Senado), el ejecutivo en el Gobierno (presidido por el jefe de gobierno elegido por el Congreso) y el judicial, independiente, ejercido por jueces y magistrados. El Tribunal Constitucional vela por la legalidad del sistema.
El rey asume la jefatura del Estado con funciones simbólicas y moderadoras. El proceso constitucional supuso también la derogación de la legislación franquista antidemocrática, consolidando el Estado de derecho en España.
España en Europa: Integración en las Comunidades Europeas
Adhesión a la CEE y su Impacto
La adhesión de España a las Comunidades Europeas se formalizó con la firma del Tratado de Adhesión el 12 de junio de 1985, durante el mandato de Felipe González, y se hizo efectiva el 1 de enero de 1986. Supuso un hito histórico que simbolizó el final del aislamiento internacional tras décadas de dictadura. Esta incorporación fue interpretada como una “reintegración” en Europa y estuvo legitimada por el respaldo ciudadano, que veía en ella una vía hacia la libertad, la democracia y el progreso económico.
En el ámbito económico, el ingreso en la CEE obligó a España a adaptarse a un mercado más competitivo, eliminando proteccionismos y modernizando sus estructuras productivas. Esto dio lugar a una profunda reconversión industrial, especialmente en sectores obsoletos, provocando cierres de empresas y aumento temporal del desempleo. Paralelamente, la economía española se internacionalizó y atrajo inversiones extranjeras, impulsando la productividad y el crecimiento. Entre 1986 y 1992, el PIB español creció a un ritmo superior a la media comunitaria.
Un elemento clave fue la llegada masiva de fondos europeos. España fue el país más beneficiado de los Fondos Estructurales y de Cohesión, que financiaron grandes infraestructuras, programas de formación, desarrollo regional y apoyo al empleo. Además, el sector primario se transformó para adaptarse a la Política Agraria Común y a cuotas pesqueras.
Durante los años 90, España se preparó para la Unión Económica y Monetaria cumpliendo los criterios de Maastricht. Esto supuso estabilidad macroeconómica y control del déficit. Finalmente, en 2002 se adoptó el euro. La integración en la UE marcó el despegue económico de España y su convergencia con los países más desarrollados del continente.