La Filosofía de la Historia y el Progreso en la Ilustración: Voltaire, Condorcet y Herder

Conceptos Fundamentales en Filosofía e Historia

Epojé: (del griego epochē, “duda” o “suspensión”) se refiere a la suspensión del juicio sobre la existencia de las cosas, un concepto clave en la fenomenología y el escepticismo.

Neoescolasticismo: Movimiento filosófico del siglo XIX, con continuidad en el siglo XX, que buscó revitalizar la escolástica en Europa. Bebió especialmente de las fuentes del tomismo. Entre sus figuras destacadas se encuentran Roselli, Zamboni, Balmes, Ortí y Lara, y C. González.

Voltaire: La Filosofía de la Historia y el Progreso Ilustrado

François-Marie Arouet, conocido como Voltaire (1694-1778), fue una figura central de la primera generación de los ilustrados franceses. Utilizó la Filosofía de la Historia con el propósito de comprender el devenir humano, aplicándola tanto a una historia universal como a casos concretos y particulares, sin distinguir entre ambos tipos de filosofía, considerándolos idénticos.

Obras Históricas Clave

  • Ensayo sobre las costumbres y el espíritu de las naciones: Su obra más leída y de mayor impacto.
  • El siglo de Luis XIV: Considerada la mejor obra historiográfica de su época y un modelo a seguir. Fue concebida por Voltaire a petición de la Marquesa de Charle, quien deseaba una historia diferente, que permitiera leer el pasado con la misma objetividad con la que se leían los fenómenos físicos en un tratado científico, dejando de lado lo humano, lo accidental y los detalles rutinarios de la corte. Voltaire pretendía leer el pasado con la complacencia de quien se siente en la mejor situación posible.

La Ambigüedad del Progreso y la Crítica a la Historiografía Tradicional

Aunque Voltaire ensalzaba otras épocas pasadas, su idea de Progreso resulta ambigua. Al hablar de Filosofía de la Historia, su objetivo principal era distanciarse de las narrativas históricas tradicionales que distinguían entre pueblos cristianos (considerados “históricos”) y no cristianos (considerados “no históricos”), una distinción que criticó radicalmente.

La novedad que aportó Voltaire fue el intento de ampliar el estudio histórico, impulsado por dos razones fundamentales:

  1. Su aversión a la historiografía cristiana y a la Iglesia.
  2. Su visión mecanicista del Universo: si todos los hechos están interconectados por un encadenamiento necesario, entonces todos los pueblos deben tener la misma importancia.

Al tomar la matemática y la mecánica como modelos de conocimiento, su imagen del mundo era la de una máquina gobernada por un Dios geómetra, sometido a sus propias leyes. Además, para dirigir el mundo, este Dios era necesario por razones morales, ya que para garantizar su sociedad burguesa era fundamental basarse en una moral universal, y era conveniente que esta procediera de una entidad divina. Voltaire afirmó que, en la práctica, no se puede prescindir de la existencia de Dios; si no existiera, habría que inventarlo. Estaba inmerso en una dialéctica maniquea que invertía el dualismo cristiano.

En palabras del propio Voltaire: “Historia es la relación de los hechos que se consideran verdaderos, así como fábula es la relación de los hechos que se tienen por falsos.”

Condorcet: El Progreso Infinito del Espíritu Humano

Marie Jean Antoine Nicolas de Caritat, Marqués de Condorcet (1743-1794), fue un educador, sociólogo y dirigente de la Revolución Francesa. Conocido por sus trabajos en matemáticas superiores y astronomía, investigó principalmente los problemas del desarrollo social. Elaboró una teoría idealista sobre el proceso histórico que ejerció una enorme influencia en la sociología burguesa.

Las Diez Épocas del Progreso

En su obra principal, Bosquejo de un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano, Condorcet divide la historia de la humanidad en diez épocas. El rasgo distintivo de cada una es el nivel de “ilustración” y el “progreso de la ciencia”. Condorcet concibe la marcha de la historia como un movimiento continuo de avance. Cada época, en comparación con la precedente, representa un grado más alto en el camino del progreso infinito.

La última, la décima época, la del “futuro progreso de la razón humana”, se alcanzaría cuando la mayoría de los países se elevara al nivel de civilización ya logrado por las naciones “más ilustradas, más libres y más emancipadas de prejuicios”.

Según Condorcet, la fuerza impulsora de la historia es la inteligencia y el progreso de las ciencias, que a su vez aseguran “el progreso de la industria, que acelera los avances científicos”. Como todos los pensadores de la Ilustración del siglo XVIII, Condorcet tenía plena fe en la razón humana; consideraba que no había “ningún límite para el desarrollo de las capacidades, que la capacidad humana hacia la perfección es efectivamente ilimitada”. El derrocamiento del absolutismo y la destrucción de las relaciones feudales fueron vistos por él como el advenimiento del “reino de la razón”, que, como escribió Engels, resultó ser solo “el reino idealizado de la burguesía”.

Herder: La Individualidad Histórica y la Empatía

Johann Gottfried Herder (1744-1803) fue un influyente filósofo, poeta, pastor luterano y masón, reconocido como uno de los padres de la filosofía de la historia. En su juventud, asistió a las clases de Kant en la Facultad de Teología de Königsberg y forjó amistad con figuras como Hamann y Lessing, los enciclopedistas Diderot y d’Alembert, y el joven Goethe, en quien ejerció una notable influencia. Sus principales ideas están recogidas en el presente volumen.

Crítica al Racionalismo Ilustrado y la Importancia del Sentimiento

Hostil al racionalismo de la época de la Ilustración, Herder dirigió sus críticas principalmente contra Voltaire y, con no menor vehemencia, contra la imagen del pasado que dibujaban en sus obras históricas Hume, Robertson e Iselin. Censuró en todos ellos la estrechez de su horizonte, la unilateralidad de sus interpretaciones, fundadas exclusivamente en las experiencias e ideales del presente, así como su ceguera para los valores del sentimiento y su insensibilidad para percibir lo poético, lo primitivo y lo popular.

Su obra es precursora y contribuye significativamente a formar la conciencia histórica, a despertar el sentido de la individualidad y el significado de la evolución. Herder asoció muy acertadamente la visión de la continuidad del curso temporal con el carácter peculiar de cada época y de cada pueblo.

Herder se opuso a la idea ilustrada de la razón, argumentando que el ser humano es un organismo completo y no puede ser fragmentado; es unitario y requiere un enfoque articulado. Para hacer historia, consideraba esencial el Einfühlung (empatía), que significa “sentir dentro del otro”. Distinguía dos tipos de empatía: una posible y otra imposible.

La Scala Naturae y la Recapitulación

El tema central de la filosofía de la Naturaleza de Herder es su concepción progresista de la idea de Scala naturae (escala de la naturaleza), desarrollada por Charles Bonnet. En Herder, esta progresión no solo afecta a la forma de las especies, sino también a su fisiología: cuanto más se avanza en la escala de los seres, más elevadas son también las funciones vitales. La responsable de esta progresión no puede ser, según Herder, una fuerza externa, sino una especie de voluntad interna de la materia que la impulsa a organizarse. De nuevo, como en Bonnet, la idea de Scala naturae va asociada a la idea de recapitulación: en cada etapa en la que las especies ascienden en la Scala naturae, conservan los rasgos adquiridos en la etapa anterior. La humanidad, por tanto, cumbre de la serie natural, resume en sí misma la historia entera de la naturaleza.