Introducción a la Filosofía Platónica
Platón (427-347 a.C.), uno de los pensadores más influyentes de todos los tiempos, nos legó una vasta obra que permite conocer su sistema filosófico con gran profundidad. Como afirmó el filósofo británico Alfred North Whitehead, “toda la filosofía occidental se puede considerar una serie de notas a pie de página de la obra de Platón”. Su pensamiento, fuertemente influenciado por su maestro Sócrates, se opuso al relativismo moral de los sofistas y buscó construir un orden político perfecto, plasmado en su obra cumbre, La República, donde el poder sería ejercido por filósofos-gobernantes.
Influencias Clave en el Pensamiento de Platón
Platón recibió importantes influencias de Heráclito, de quien tomó la idea del cambio constante en el mundo sensible, y de los Pitagóricos (seguidores de Pitágoras), de quienes adoptó la importancia de las matemáticas, la creencia en la transmigración del alma (metempsicosis) y la concepción de un orden cósmico basado en principios racionales.
Contexto Histórico y Filosófico de Platón
Contexto Socio-Cultural: Del Mito al Logos
Un siglo antes de Platón, durante el siglo VI a.C., Grecia experimentó una profunda revolución cultural: el paso del mito al logos. Esta ruptura con los modos de comprensión tradicionales, basados en explicaciones sobrenaturales de los fenómenos naturales, dio paso a la aparición de los primeros filósofos presocráticos como Tales, Anaximandro, Anaxímenes, Parménides y Heráclito, quienes buscaron explicaciones racionales y naturales para el cosmos.
Contexto Político: Democracia Ateniense y Guerras
El siglo V a.C. fue testigo de otra revolución política: la aparición del gobierno democrático en Atenas, cuya máxima expresión fue la figura de Pericles. Tras la victoria de los griegos sobre los persas en las Guerras Médicas, Atenas se consolidó como la gran potencia del mundo. A diferencia de los gobiernos dictatoriales, la democracia ateniense, aunque limitada (mujeres y extranjeros no tenían voz ni voto), permitía a los ciudadanos participar directamente en los asuntos de la ciudad.
Sin embargo, Platón se convirtió en un gran adversario intelectual de esta democracia. Su desilusión se acentuó con la condena a muerte de su maestro Sócrates. Además, el auge de la democracia trajo consigo el reconocimiento de que no existían verdades absolutas, sino que las decisiones debían tomarse mediante el debate entre opiniones diversas (doxa). Platón, por el contrario, estaba convencido de la existencia de una ciencia (episteme) política que solo podía ser conocida por un grupo selecto de sabios: los gobernantes-filósofos.
Este periodo también estuvo marcado por la devastadora Guerra del Peloponeso entre las dos principales polis griegas, Esparta y Atenas, que culminó con la derrota de esta última. A pesar de la derrota militar, Atenas conservó su superioridad cultural y filosófica, especialmente con la fundación de dos grandes escuelas: la Academia de Platón y, posteriormente, el Liceo de su discípulo Aristóteles.
Contexto Filosófico: Sócrates y los Sofistas
Los grandes protagonistas de la escena filosófica durante el siglo V a.C. fueron los sofistas. Compartían dos características fundamentales: ofrecían un conjunto de disciplinas humanísticas (retórica, moral, derecho, etc.) y eran profesionales de la enseñanza, cobrando por sus lecciones. Los sofistas protagonizaron un giro antropológico en la filosofía, desplazando el foco de los problemas presocráticos sobre el origen y la estructura de la physis (naturaleza) hacia las instituciones y normas humanas, el nomos. Para ellos, el nomos era una cuestión subjetiva y relativa, producto de las convenciones humanas.
Frente a este relativismo sofista, se alzó Sócrates, maestro de Platón, quien buscaba definiciones universales. Sócrates, ciudadano ateniense que no cobraba por sus enseñanzas, creía que a través del diálogo era posible acercarse a una mejor comprensión de la realidad moral y política.
La Teoría de las Ideas y el Conocimiento Platónico
Dos Tipos de Realidad y Dos Tipos de Conocimiento
La Teoría de las Ideas de Platón ocupa un papel central en su pensamiento. Esta teoría sostiene que los seres que percibimos en nuestra vida ordinaria son meros reflejos o copias de unas realidades eternas e inmutables llamadas Ideas o Formas. Por ejemplo, de la misma manera que no existe el círculo perfecto en el mundo sensible, sino meras aproximaciones a un círculo ideal, todos los entes físicos son copias o sombras de Ideas. Las Ideas no son meros conceptos mentales, sino realidades trascendentes e independientes de los hombres: si no existiesen triángulos físicos, la Idea de Triángulo seguiría existiendo.
La Teoría de las Ideas de Platón buscaba solucionar tres problemas fundamentales que habían ocupado a los filósofos anteriores:
- Problema Gnoseológico (Teoría del Conocimiento): Platón afirma que el conocimiento auténtico es posible gracias al carácter inmutable de las Ideas. Por ejemplo, aunque vemos miles de rosas con múltiples colores, formas y olores, decimos que todas son rosas porque participan de la Idea de Rosa. Las rosas físicas son reales, pero es la Idea de Rosa la que les confiere su realidad y permite su conocimiento universal.
- Problema Ético: Sócrates y los sofistas debatían sobre la posibilidad de juicios morales universales, es decir, si un acto puede ser objetivamente bueno o malo. Platón, al igual que su maestro, se decanta por una respuesta afirmativa: los actos buenos tienen como modelo la Idea de Bien. Nuestra mente, falible, puede no captar la realidad profunda de esos actos (la Idea) y confundir lo bueno con lo malo, pero la objetividad moral existe.
- Problema Político: De manera similar a los juicios morales, los filósofos de la época de Platón, marcada por la crisis de la polis, se preguntaban si era posible un sistema político objetivamente justo. Frente al relativismo, Platón afirmó que sí: la justicia en la ciudad es posible cuando gobiernan aquellos que captan la Idea de Justicia y saben aplicarla, es decir, los filósofos.
Gnoseología: La Jerarquía de las Ideas y los Niveles de Conocimiento
El mundo de las Ideas de Platón posee una jerarquía propia. Por ejemplo, la Idea de Triángulo Isósceles está supeditada a la Idea de Triángulo, y esta, a su vez, a la de Polígono Cerrado. Entre el mundo sensible y el mundo de las Ideas se encuentran los entes matemáticos; estos conceptos son formas abstractas simples que, a diferencia de las Ideas puras, pueden representarse fácilmente en el mundo sensible.
Por encima de los entes matemáticos se encuentran las Ideas en una jerarquización que Platón no define completamente, excepto en lo que respecta a la cúspide. La Idea suprema, que da realidad a todas las demás Ideas y, por extensión, a nuestro mundo sensible, es la Idea de Bien (o de Belleza). Platón le da diversos nombres a esta Idea suprema, pero siempre coincide en lo esencial: es lo que hace que todo lo que sea bueno, bello, justo o existente, lo sea. En la alegoría del Mito de la Caverna, esta Idea está representada por el Sol, que da vida y luz a todo lo real.
Dado que existen dos mundos, el sensible y el inteligible, también existen diferentes tipos de conocimiento. Para ilustrarlo, Platón utiliza el célebre Mito de la Caverna: el mundo sensible es el interior de la cueva, y el mundo inteligible es la verdadera realidad (el exterior).
El conocimiento de las cosas sensibles se denomina opinión (doxa). En el mundo sensible no puede haber auténtico conocimiento, sino un mero parecer. La opinión tiene dos niveles:
- Imaginación (Eikasia): Es el grado más bajo en la escala del conocimiento, propio de la captación de sombras e imágenes. Por ejemplo, un pintor que dibuja una mesa basándose solo en su apariencia.
- Creencia (Pistis): Trata sobre el objeto mismo y no sobre una imagen de este. Incluye las ciencias de la naturaleza, como la astronomía, que estudian cosas que pertenecen al mundo del cambio. Es el máximo grado de conocimiento en el mundo sensible.
El conocimiento inteligible es el saber auténtico, cuyo objeto es la realidad inteligible (el ser perfecto e inmutable de Parménides). Por ello, recibe el nombre de ciencia (episteme) y está representado por el exterior de la caverna. La ciencia también tiene dos niveles:
- Razón Discursiva (Dianoia): Relacionada con el conocimiento de los entes del exterior de la cueva, como los objetos matemáticos. Es el conocimiento característico de la aritmética y la geometría.
- Intuición Intelectual (Noesis): Se relaciona con el conocimiento directo de las Ideas y, en último lugar, de la Idea suprema, el Bien. Para superar el conocimiento discursivo, se debe hacer uso de la Dialéctica, que permite alcanzar el conocimiento racional de las Ideas y de la verdad suprema de un modo intuitivo. Este tipo de conocimiento es difícilmente comunicable por la palabra; de hecho, Platón nunca esclareció completamente cómo se llega a esta cúspide cognitiva.
Aunque la Teoría de las Ideas soluciona muchos problemas, Platón se muestra más claro sobre la existencia de Ideas de conceptos éticos y estéticos generales (como el Bien o la Belleza) y de entes matemáticos. Sin embargo, se muestra dudoso sobre la existencia de Ideas de entes particulares como caballo u hombre, y niega rotundamente la existencia de Ideas de cosas absurdas como la idea de moco o de barro.
Ética Platónica: El Alma, la Virtud y la Felicidad
Dualismo Antropológico: Alma y Cuerpo
Para Platón, el ser humano está compuesto de alma y cuerpo, pero estas dos realidades no están unidas de manera esencial, sino accidental, como un conductor (el alma) a su vehículo (el cuerpo). Mientras que el alma es inmaterial e inmortal, el cuerpo es material y está sujeto a la corrupción física y, en último término, a la muerte. El alma es preexistente al cuerpo y se ve forzada a encarnarse en este mundo material reiteradamente, una idea de reencarnación (metempsicosis) que Platón probablemente tomó de los filósofos pitagóricos y de la religión órfica.
Lo corporal tiene un papel subsidiario frente al alma. Las diversas partes del alma humana están más relacionadas que otras con el cuerpo. Por ejemplo, la parte apetitiva de nuestra alma se encuentra más estrechamente ligada a lo material y se encarga de la satisfacción de los apetitos físicos.
Las Partes del Alma y sus Virtudes
Platón analiza al ser humano y encuentra que existen tres motivaciones principales en sus actos, que se corresponden con tres partes del alma:
- Alma Racional (Logistikon): Se identifica con nuestra inteligencia teórica y ética. Es la parte que construye argumentos, reflexiona sobre conceptos y busca la verdad. Se asienta en el cerebro y su función específica es controlar y modelar los impulsos de las otras dos partes del alma. Su virtud es la sabiduría o prudencia (sophia/phronesis), y es preponderante en los filósofos y en los hombres virtuosos en general.
- Alma Irascible (Thymoeides): En ella reside la agresividad, el coraje, el deseo de lucha o de poder. Generalmente está aliada al alma racional; cuando una persona sufre una injusticia, lucha más ardientemente y con más fuerza que cuando sabe que la razón no está de su parte. Es representada por un león y se localiza en el corazón. Esta alma es preeminente entre los militares y su virtud asociada es la fortaleza o valor (andreia).
- Alma Apetitiva (Epithymetikon): Es aquella que busca la satisfacción de los deseos corporales como el sexo, el dinero o la comida. Es representada como un monstruo amorfo con múltiples cabezas y se localiza en el hígado. La virtud de esta parte del alma sería la templanza (sophrosyne), es decir, ser obediente a los dictados emanados del alma racional.
La justicia para Platón se logra cuando la parte racional controla a las partes irracional (apetitiva) e irascible, con la ayuda de esta última. La justicia, por tanto, es aquel estado de cosas en el que cada parte del alma atiende a lo suyo y cumple su función de manera armónica. Esta idea se ilustra en la Alegoría del Carro Alado, donde el auriga (alma racional) dirige a los dos caballos (alma irascible y apetitiva).
La ética platónica es intelectualista (siguiendo a Sócrates) y eudemonista. El mero conocimiento de lo que es bueno hace que el hombre actúe con bondad; el mal es una mera ignorancia. El bien moral coincide con la felicidad: buscamos el bien no solo éticamente, sino porque es bueno para nuestra felicidad. Lo que persigue la ética es la felicidad del individuo, mientras que la política persigue la felicidad de la sociedad. Para definir qué es y cómo podemos alcanzar la felicidad, Platón elabora una teoría sobre la virtud:
- Sabiduría o Prudencia: Virtud propia del alma racional. Es la capacidad de conocer lo más conveniente en cada situación práctica y teórica, favorecida por el ejercicio intelectual.
- Fortaleza o Valor: Capacidad de sobrellevar el esfuerzo, la adversidad y el dolor, asociada al alma irascible. Es favorecida por la educación corporal y los ejercicios de autodominio. Depende de la virtud de la sabiduría, ya que el valor sin conocimiento es temeridad.
- Templanza: Asociada a la parte apetitiva del alma, es la capacidad de conocer la pertinencia o no de satisfacer los bajos apetitos. Platón no propone que el hombre renuncie al placer corporal, sino que este debe ser moderado por la razón.
- Justicia: Es una especie de armonía entre las tres virtudes o partes del alma. No es una virtud específica de ninguna parte del alma, sino el fruto de su funcionamiento ordenado y racional. Es la virtud que mejor representa la estrecha relación que, para el pensamiento griego clásico, debe existir entre moral y política.
Política Platónica: El Estado Ideal y la Justicia Social
La felicidad del hombre es el fin del Estado. Por ello, para fundar el Estado, debemos conocer la naturaleza del hombre. La política de Platón se basa directamente en su teoría antropológica.
La Estructura del Estado Justo
Del mismo modo que existen tres partes del alma en el hombre, en el Estado deben existir tres clases sociales. El Estado justo será aquel en el que sus partes cumplan sus funciones de manera armónica y estricta:
- Clase de los Productores/Trabajadores: Se corresponde con el alma apetitiva. Su función es proveer los bienes materiales necesarios para la sociedad.
- Clase de los Guardianes/Militares: Se corresponde con el alma irascible. Su propósito es defender el Estado y auxiliar a los filósofos en la tarea de gobernar, siempre bajo sus órdenes.
- Clase de los Gobernantes-Filósofos: Se corresponde con el alma racional. Su función es gobernar, ya que son los únicos capaces de captar la Idea de Bien y Justicia y aplicarla.
Para evitar la corrupción y el nepotismo, los filósofos y guardianes carecen de propiedad privada y de familia; todo es común, y todos los hijos se consideran comunes. Hombres y mujeres tienen los mismos derechos y la posibilidad de llegar a gobernar la polis, si demuestran las aptitudes necesarias.
Educación de Gobernantes y Guardianes
La educación es de vital importancia en el Estado platónico, especialmente para los hijos de los guardianes y de los filósofos. Desde muy pequeños, los niños aprenderán gimnasia y música para coordinar sus movimientos con ritmos agradables y suaves, interiorizando así los principios de la armonía y el orden, y fortaleciendo sus cuerpos para la lucha.
En los primeros años de vida, el futuro guardián-filósofo estudiará matemáticas, ya que esta disciplina permite familiarizarse con cosas inmutables y despierta el intelecto. Posteriormente, el joven estudiará astronomía para ser capaz de percibir la armonía que es la huella del Demiurgo (el dios artesano) en el mundo físico. Este proceso educativo culmina con el estudio de la Dialéctica, que permite el acceso a las Ideas y, finalmente, a la Idea de Bien.
La Alegoría de la Caverna: Educación y Realidad
Contexto y Propósito de la Alegoría
La alegoría del Mito de la Caverna se encuentra en el Libro VII de la obra más importante de Platón, La República. Es importante destacar que el personaje de Sócrates, quien lleva el peso de la conversación en la alegoría, representa el pensamiento platónico y no debe confundirse con el personaje histórico de Sócrates. Los demás personajes, como Glaucón (el único que aparece en la alegoría), sirven como pretexto para enlazar los temas.
El título de la obra, La República, no debe confundirse con el concepto moderno de república. Proviene del término latino res publica, que significa “la cosa pública” o “el Estado”. La obra se centra en el diseño de un Estado ideal, abordando dos preguntas fundamentales:
- ¿Cómo debe ser el Estado para ser justo? (Solo es justo si los ciudadanos son justos).
- ¿Quién debe gobernar? (Los filósofos).
Platón argumenta que el mejor modo para definir la justicia es determinar qué es un Estado justo, ya que al ser el Estado una entidad mayor, la virtud de la justicia se puede ver con más claridad. Asumiendo el intelectualismo moral socrático (donde el conocimiento de la virtud lleva a la acción virtuosa), Platón está convencido de que el ciudadano solo alcanzará la justicia mediante la educación.
Estructura y Significado de la Alegoría
La Alegoría de la Caverna es una poderosa metáfora sobre el proceso educativo y su fundamento onto-epistemológico, es decir, cómo se relaciona la realidad con el conocimiento. La alegoría se puede estructurar en las siguientes partes:
- Descripción de la Cueva: Representa el mundo sensible, el ámbito de la opinión (doxa) y la ignorancia.
- La Liberación y el Ascenso: Simboliza el proceso de educación filosófica, el paso del mundo sensible al inteligible, y el esfuerzo que implica alcanzar el conocimiento verdadero.
- El Conocimiento del Exterior: Representa el mundo inteligible, el ámbito de la ciencia (episteme) y las Ideas, culminando en la visión del Sol (la Idea de Bien).
- El Regreso y el Liderazgo: El filósofo, habiendo alcanzado el conocimiento, tiene el deber de regresar a la caverna para liberar y educar a los demás, asumiendo el liderazgo político.
- Interpretación de la Alegoría: Cada elemento de la caverna (sombras, prisioneros, cadenas, fuego, objetos, sol, exterior) tiene un significado filosófico profundo relacionado con los niveles de realidad y conocimiento.