Platón: Contexto y Fundamentos Filosóficos
Platón nació en el siglo V a.C. en el seno de una familia aristocrática. La instauración del régimen democrático en Atenas frustró sus ambiciones políticas, especialmente tras la condena a muerte de Sócrates, a quien consideraba su maestro. A partir de este punto, decidió dedicarse por completo a la filosofía.
Influencias Filosóficas Clave
En el ámbito de la filosofía ética y política, Platón recibió la influencia decisiva del intelectualismo moral socrático y el rechazo del escepticismo y del relativismo de los sofistas y los ideales democráticos.
En torno a la metafísica y la epistemología, adoptó diversas concepciones:
- Las concepciones del Ser de Parménides.
- El problema del movimiento, abordado por Parménides y Heráclito.
- La importancia de las matemáticas, gracias a la influencia pitagórica.
- La idea de una inteligencia ordenadora (Nous) de la obra de Anaxágoras.
Platón fundó una influyente escuela, La Academia, donde se impartía filosofía, matemáticas y otras ciencias. Entre sus obras principales se cuentan El Banquete, Fedón o Fedro.
La República: El Diseño de la Polis Ideal
Este fragmento pertenece a su libro La República, escrito en el período de madurez de su filosofía. El tema principal es la justicia. Platón busca diseñar un modelo político ideal y, para esto, se basa en su antropología dualista, en la que el alma y el cuerpo son dos entidades diferentes.
La Tripartición del Alma y las Virtudes
Platón explica la tripartición del alma en tres partes, cada una relacionada con una virtud específica:
- Alma Racional: Se relaciona con la sabiduría (phronesis).
- Alma Irascible: Se relaciona con la valentía (andreia).
- Alma Concupiscible: Se relaciona con la templanza (sophrosine).
Cuando cada parte del alma cumple con su función y alcanza su virtud, se logra la excelencia, lo que para Platón es la justicia. Como afirma él:
“Bien, hemos observado ya tres cualidades en el Estado; al menos así creo. En cuanto a la especie que queda para que el Estado alcance la excelencia, ¿cuál podría ser? La justicia, evidentemente.”
El Isomorfismo Alma-Estado y las Clases Sociales
Platón establece un claro isomorfismo entre la estructura del alma individual y la organización de la ciudad (la polis), de manera que el orden interno del individuo se refleja en el orden político. La polis ideal estaría organizada según el tipo de alma predominante en cada persona, siguiendo el principio de especialización funcional:
| Clase Social | Alma Predominante | Virtud Requerida | Función |
|---|---|---|---|
| Gobernantes (Filósofos) | Racional | Sabiduría | Gobernar y educar a la sociedad. |
| Guardianes (Soldados) | Irascible | Valentía | Proteger al pueblo. |
| Productores (Campesinos y Artesanos) | Concupiscible | Templanza | Proveer los bienes materiales. |
Si todas las distintas clases cumplen con su función sin interferir en las de las demás, se alcanzará la justicia y el modelo político ideal que describe Platón:
“[…] la justicia ha de consistir en hacer lo que corresponde a cada uno […]”
La clave de esta sociedad utópica es que cada uno se encargue de lo suyo, ya que la naturaleza hace a cada persona apta para desempeñar determinadas tareas según su alma predominante.
La Degeneración de la Polis: De la Aristocracia a la Tiranía
En un estado perfecto, gobernarían las personas en las que predomina el alma racional (los gobernantes-filósofos), lo que Platón denomina Aristocracia. Los problemas surgen a partir de la ruptura de esta regla, generando modelos de gobierno inferiores, ordenados de menor a mayor degeneración:
- Timocracia: Gobierno de los militares, dominado por el honor y la ambición (alma irascible).
- Oligarquía: Gobierno de los productores ricos, dominado por la avaricia (alma concupiscible).
- Democracia: Gobierno de todos, caracterizado por el exceso de libertad y la falta de orden.
- Tiranía: Gobierno de un individuo dominado por las bajas pasiones del alma, siendo el más degenerado de todos.
La Unidad de la Justicia: Individuo y Estado
En la segunda parte de este diálogo, Platón establece una comparación directa entre el Estado y el individuo. Del mismo modo que el Estado es justo cuando cada persona cumple su función y no interfiere en la de los demás, el individuo también lo será cuando sus partes del alma actúen de la manera y en la medida en la que tienen que actuar.
Platón afirma que la justicia no cambia según se trate del Estado o de un individuo, sino que consiste en un mismo principio de orden y armonía que permite alcanzar la felicidad de ambos, pues, como señala:
“Tampoco un hombre justo diferirá de un Estado justo en cuanto a la noción de la justicia misma, sino que será similar.”
De este modo, afirma que el individuo merece los mismos calificativos que se le confieren al Estado, es decir, si es justo o injusto.
Contraste Filosófico: La Concepción Aristotélica de la Justicia
En relación con otros autores, Aristóteles sostenía que no existía un único régimen político ideal, ya que este dependía de la cultura, la economía, la geografía y hasta el clima de cada comunidad. Frente al modelo platónico, Aristóteles adopta una concepción más empírica y realista de la política.
Para él, la justicia no consiste únicamente en que cada individuo cumpla una función fija según su tipo de alma, sino en dar a cada cual lo que le corresponde en función de la proporcionalidad y de las circunstancias. Por ello, distingue entre dos tipos fundamentales de justicia:
- Justicia Distributiva: Basada en el reparto proporcional de bienes y honores según el mérito.
- Justicia Correctiva: Orientada a restablecer la igualdad cuando se produce una injusticia (por ejemplo, en transacciones o delitos).