La Revolución Francesa: De la Primera República al Imperio de Napoleón

La Primera República y la Convención Nacional

Una vez disuelta la Asamblea y proclamada la República, Francia estará gobernada por una Convención que recibe el poder ejecutivo, que antes estaba en manos del rey. En esta Convención vamos a encontrar dos momentos distintos: en el primero gobiernan los girondinos y en el segundo los jacobinos o montañeses.

Gobierno girondino

El hecho más destacado de su gobierno es la ejecución de Luis XVI tras considerarle traidor a la patria. Este hecho ocasiona que se amplíe el número de países europeos que declaran la guerra a la Francia revolucionaria.

En el campo, una nueva crisis alimentaria y el reclutamiento masivo de campesinos para la guerra producen un gran descontento que se extiende a las ciudades. En este contexto tiene lugar el levantamiento contrarrevolucionario y monárquico en la región francesa de la Vendée. En este ambiente, los jacobinos aliados a los sans-culottes se hacen con el poder.

Gobierno jacobino

La revolución se radicaliza y entra en la etapa más sangrienta, etapa que recibe el nombre de el Terror. Los opositores políticos son guillotinados y la represión de Robespierre (líder de los jacobinos) no respeta ni a los miembros de su propio grupo político (se calcula que murieron unos 50.000 franceses condenados por los tribunales revolucionarios).

En el plano político se aprueba la Constitución de 1793, que presenta la novedad de elegir a los representantes por primera vez a través del sufragio universal, aunque de facto, el poder es ejercido por un Comité de Salud Pública encabezado por Robespierre.

El Directorio (1795-1799)

La situación a la que los jacobinos tenían sometido al país no podía durar mucho tiempo; la alta burguesía (propietarios, profesionales liberales…) da un golpe de Estado y se hace con el poder, ejecutando a los líderes jacobinos, entre ellos el propio Robespierre, quien sería guillotinado. La gente estaba ya cansada de sangre y pedía paz y tranquilidad.

Se redacta en esta época la Constitución de 1795, que presenta un carácter más moderado y que otorga el poder ejecutivo a un directorio de cinco miembros. Mientras, en el aspecto militar, Francia derrota a los ejércitos europeos e incluso ha ensanchado sus fronteras. En este contexto de guerra, un joven general ambicioso y popular, Napoleón Bonaparte, irá adquiriendo cada vez mayor importancia y poder hasta que da un golpe de Estado el 9 de noviembre de 1799 (18 de Brumario) y acaba con el Directorio, ejerciendo el poder un Consulado de tres miembros, uno de los cuales era el propio Napoleón.

El Consulado

Napoleón ascendió al poder, en teoría, para proteger a Francia de una posible vuelta de la monarquía. En 1799 se promulgó la Constitución del año VIII, que concedía un gran poder a Napoleón. A pesar de que el consulado estaba en manos de tres cónsules, él era el principal, y con el tiempo se comprobó que los otros dos cónsules eran meramente consultivos.

En el año 1802, el joven general consigue ser nombrado Cónsul Vitalicio, es decir, para toda la vida; su idea de perpetuarse en el poder es evidente. Finalmente, en 1804, a través de un plebiscito o referéndum, se proclama emperador. La Revolución que se inició contra el poder absoluto de un hombre, Luis XVI, desemboca en un poder todavía más fuerte en la figura de Napoleón Bonaparte.

Causas de la Revolución Francesa

Causas estructurales

  • Causas socioeconómicas: La burguesía tiene el poder económico, pero no goza de libertad para el desarrollo de sus actividades productivas, ya que el rey le impone un rígido control y un número elevado de impuestos. Aspira a un régimen político que le dé total libertad para comerciar, invertir y participar en las decisiones políticas. Además, la sociedad es enormemente desigual; dos estamentos que representan a una minoría de la población controlan gran parte de la tierra y gozan de privilegios fiscales y jurídicos. La burguesía aspira a una sociedad más igualitaria, sin privilegios y organizada según sus intereses.
  • Ideológicas: La burguesía ha asumido los principios de los ilustrados (división de poderes, monarquía parlamentaria, derechos del hombre, igualdad ante la ley…) que chocan con la organización política y social del Antiguo Régimen.
  • Políticas: El rey seguía teniendo un control total y absoluto de todos los poderes del Estado y los ministros que nombraba pertenecían mayoritariamente a la nobleza y al clero, aunque era la burguesía la que controlaba mayoritariamente el comercio y la industria y la que aportaba al Estado gran parte de sus ingresos. El objetivo de la burguesía era conquistar el poder y transformar la monarquía absoluta en parlamentaria.

Causas coyunturales

Crisis económica y financiera: Se dan inmediatamente antes del estallido revolucionario de 1789. Toda Europa y Francia en particular padecieron en 1787 una terrible crisis debido a las malas cosechas, que provocaron aumentos de precios, hambrunas y muertes, lo que llevó a un enorme descontento popular en el campo y en las ciudades. Además, debido a estas malas cosechas, disminuyó la recaudación del Estado, que necesitaba hacer frente a los enormes gastos provocados por la anterior guerra contra Inglaterra y los gastos de la Corte.

Esto provocó una crisis financiera que llevó al ministro de economía Necker a sugerir la necesidad de que los estamentos privilegiados (nobleza y clero) pagasen impuestos. La negativa de estos grupos forzó a Luis XVI a convocar los Estados Generales en Francia para subir los impuestos y salvar a la Hacienda francesa de la bancarrota.