Las Revoluciones Atlánticas: Independencia de EE. UU. y Revolución Francesa

1. La Revolución Americana

Los orígenes de la independencia

El Reino Unido poseía 13 colonias en la costa oriental de Norteamérica. El origen de la rebelión de los colonos americanos se remontaba a la Guerra de los Siete Años, entre británicos y franceses (era una guerra típica colonial). El costo de la guerra se cargó sobre los propios colonos, quienes se negaron a pagar. Como los colonos norteamericanos no participaban en la elección del Parlamento británico, consideraban que no debían pagar impuestos.

La Stamp Act de 1765, que imponía un gravamen (un impuesto) sobre documentos y publicaciones, fue retirada a causa de las protestas que desató. Se mantuvo el impuesto sobre el té, de gran consumo entre los colonos.

La concesión del monopolio de la venta del té a la Compañía de las Indias Orientales (compañía británica) perjudicó a los comerciantes de las colonias. La respuesta fue el llamado Motín del Té, en el que unos jóvenes disfrazados de indios lanzaron al mar los cargamentos de té que la Compañía tenía en los barcos del puerto de esa ciudad. El gobierno inglés respondió con el cierre del puerto, así como con una elevada multa a todos los habitantes de Massachusetts.

En 1776 fue proclamada la independencia de Estados Unidos de América, en una declaración redactada por Thomas Jefferson, en la cual se postulaba la libertad, la igualdad de las personas, el derecho a la rebelión contra la tiranía y la división de poderes.

La guerra de independencia de los Estados Unidos

Los insurgentes, dirigidos por George Washington, se enfrentaron a los británicos siguiendo tácticas de guerrilla. La victoria en Saratoga decidió a Francia (enemiga del Reino Unido) a apoyar a los rebeldes. España también apoyó activamente la causa independentista.

Más adelante, las tropas inglesas fueron derrotadas en Yorktown. La intervención extranjera, la creciente profesionalización del ejército continental y el firme apoyo de la población provocaron la derrota definitiva del Reino Unido.

La paz se restableció con el Tratado de Versalles (1783), por el que Reino Unido reconocía la independencia de los Estados Unidos de América.

La constitución americana

Las consecuencias de la revolución dieron lugar a un nuevo país: los Estados Unidos de América.

Los 50 delegados, llamados “los padres fundadores”, reunidos en Filadelfia prepararon el texto de la nueva constitución, cuyo texto sigue vigente, aunque con diversas enmiendas.

La constitución establecía un sistema político basado en la división de tres poderes:

  • El poder legislativo residía en un Parlamento compuesto de dos cámaras: el Senado y la Cámara de Representantes (Congreso), en la que cada estado tenía un número de representantes proporcional a su población. El Parlamento aprobaba los impuestos y presupuestos, tenía la iniciativa de las leyes y declaraba la guerra y la paz.
  • El poder ejecutivo tenía al frente a un presidente (estamos hablando de un sistema republicano), elegido por sufragio universal masculino (solo de la población blanca) para 4 años. El presidente nombraba a los miembros del gobierno y tenía el mando supremo de los ejércitos. George Washington fue el primer presidente.
  • El poder judicial era independiente del poder político. A su cabeza se situaba un Tribunal Supremo, cuya tarea era velar por la constitucionalidad de las leyes.

Este texto fue la primera constitución liberal de la historia y sirvió de modelo para Europa en su lucha contra el absolutismo.

3. La Revolución Francesa (1789-1799)

La Asamblea Nacional (1789-1792)

Se reunieron en Versalles los Estados Generales, en sesión presidida por el rey. Tradicionalmente cada estamento deliberaba por separado y después emitía un voto. Por eso los privilegiados siempre imponían sus puntos de vista, pues contaban con dos votos (nobleza y clero), mientras que el Tercer Estado, aunque representaba a la gran mayoría de los franceses, solo contaba con un voto.

Los representantes del Tercer Estado habían pedido en los cuadernos de quejas que se votara por cabeza, y no por estamento, y que se duplicara el número de representantes del Tercer Estado; con estas medidas el Tercer Estado tendría la mayoría. El rey aceptó doblar el número de diputados del Tercer Estado, pero no aceptó el voto por cabeza.

De la revuelta institucional a la revuelta popular

Los diputados del Tercer Estado, dirigidos por Sieyés, solicitaron a la nobleza y el clero deliberar en común y no por separado, como se había hecho tradicionalmente. Pensaban que todavía podían obtener el voto por cabeza. Pero los estamentos privilegiados se negaron a reunirse conjuntamente con el Tercer Estado.

El Tercer Estado, como respuesta, se autoproclamó Asamblea Nacional, depositaria de la soberanía. Esta decisión era un acto revolucionario, por lo que el rey anuló todas las decisiones tomadas por el Tercer Estado y ordenó cerrar su sala de sesiones.

Ante el cierre de su sala de reunión, los diputados del Tercer Estado se reunieron en la Sala del Juego de Pelota, donde juraron no disolverse hasta haber dado a Francia una constitución. Por esta razón, la Asamblea pasó a llamarse Asamblea Nacional Constituyente.

Pero la actitud del rey creó fuertes recelos entre los revolucionarios. La respuesta popular fue la gran revolución urbana del 14 de julio de 1789, con el asalto a la prisión de la Bastilla (la cárcel) de París.

La firmeza de los revolucionarios evitó la vuelta al Antiguo Régimen y obligó al rey a reconocer la Asamblea Nacional.

En el verano de 1789 tuvo lugar una violenta revuelta campesina, conocida como el “Gran Miedo”. Los campesinos dejaron de pagar las cargas señoriales. Se propagó el pánico entre los campesinos, que asaltaron los castillos señoriales, quemaron las escrituras de propiedad y exigieron la abolición de los derechos señoriales.

La obra de la Asamblea Constituyente

La Asamblea respondió con el decreto de abolición del sistema feudal.

La segunda medida que adoptó la Asamblea Constituyente fue la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano, influida por la declaración de Filadelfia.

La labor legislativa de la Asamblea se completó con las medidas religiosas. Se expropiaron los bienes de la Iglesia y pasaron al Estado, se disolvieron las órdenes monásticas, etc. Esto significó que los religiosos pasaron a depender del Estado, y no de Roma.

Se estableció una nueva organización territorial del país, que se dividió en departamentos y comunas (ayuntamientos).

Monarquía Constitucional

Por último, la Asamblea elaboró una constitución. La Constitución de 1791, la primera que tuvo Francia, establecía la soberanía nacional y la separación de poderes: el poder ejecutivo, para el rey; el legislativo, para la Asamblea; y el judicial, en manos de jueces elegidos e independientes. Además, se implantó el sufragio censitario.

La Asamblea Legislativa

El rey intentó fugarse. Deseaba unirse a los aristócratas que se habían exiliado y formar un ejército, apoyado por tropas extranjeras, para tomar París y poner fin a la revolución. El intento de huida atizó el sentimiento antimonárquico.

Una vez elaborada la constitución, la Asamblea Nacional Constituyente se disolvió y se realizaron elecciones. La Asamblea Legislativa estaba dominada por los sectores moderados y monárquicos. Las monarquías europeas ayudaban a los nobles exiliados y preparaban sus ejércitos para intervenir contra la Francia revolucionaria, por temor a que su ejemplo se extendiera a otros países.

La Asamblea declaró la guerra a Austria. Los franceses fueron derrotados por las tropas austriacas, al tiempo que los ejércitos prusianos invadieron el país.

Esta fue una etapa de la revolución donde la burguesía moderada tuvo el protagonismo.

La Convención (1792-1794)

Ante la amenaza prusiana, las masas populares asaltaron el palacio de las Tullerías (sede de la monarquía), del que huyó la familia real. Los asaltantes eran los revolucionarios más radicales, los Sans-culottes, las clases populares de la ciudad.

La revolución se radicalizó. La Asamblea suprimió la monarquía y decidió elegir una nueva asamblea llamada Convención, por sufragio universal masculino.

Los girondinos al poder

La Convención abolió la monarquía y proclamó la República. En esta Asamblea destacaron una serie de grupos:

  • Los girondinos: revolucionarios moderados.
  • Los jacobinos: radicales revolucionarios (Robespierre, Marat y Danton), partidarios de una república democrática y de la alianza con los Sans-culottes.

Los jacobinos lograron que la Convención optase por la condena a muerte de Luis XVI, quien fue ejecutado. Esto alarmó a las casas reinantes europeas, que no dudaron en movilizarse activamente contra la revolución.

Francia declaró la guerra a Reino Unido y las Provincias Unidas, y después hizo lo mismo con España y los Estados italianos.

La situación interna también empeoró:

  • Se sublevó la región de La Vendée, de mayoría monárquica y católica, donde hubo una cruel represión.
  • Se adoptaron medidas represivas contra los enemigos de la revolución.

Las masas populares, lideradas por Robespierre y sus seguidores, rodearon la Convención, que aceptó el arresto de numerosos diputados girondinos.

La Convención montañesa

La victoria de los jacobinos (montañeses), dirigidos por Robespierre, se quiso legitimar con una nueva constitución de carácter revolucionario radical, que nunca entró en vigor debido a la guerra.

Con la excusa de la amenaza militar exterior y de los contrarrevolucionarios en el interior, el nuevo gobierno instauró el Terror. Se ordenaron detenciones y ejecuciones en masa que se prolongaron durante toda la etapa.

Otras medidas revolucionarias fueron la supresión del culto y un nuevo calendario.

Los ataques a la política autoritaria de Robespierre fueron duramente respondidos. Tras ordenar la ejecución de sus principales adversarios, incluidos miembros relevantes de los jacobinos, estableció el “Gran Terror” y la persecución de los “enemigos del pueblo”.

Esta medida unió a todos sus enemigos. Robespierre y sus seguidores fueron detenidos y guillotinados. Finalizaba de esta forma la etapa más radical de la revolución.

La República Conservadora (1794-1799)

La Convención termidoriana (julio 1794-octubre 1795)

La burguesía moderada deseaba “terminar la revolución”, instauraron una república conservadora y censitaria y frenar a los extremistas, ya fueran jacobinos o realistas.

Fue una constitución más conservadora que la de 1791, que establecía dos cámaras y el sufragio restringido, y el poder ejecutivo recaía en un Directorio de cinco miembros.

Tras proclamarse la constitución, la Convención se disolvió el 26 de octubre.

El Directorio (octubre 1795-noviembre 1799)

Comenzaba así la última etapa de la revolución: el Directorio. El Directorio fue un régimen forzado a recurrir con frecuencia a la fuerza para imponer sus decisiones. Así, las revueltas populares y las amenazas tanto de los realistas como de los radicales fueron reprimidas por el ejército o mediante golpes de Estado.

El 18 de Brumario (9 de noviembre), Napoleón fue nombrado comandante de las tropas de París.

Napoleón prometió a los franceses el retorno a la calma y forzó el nombramiento de tres cónsules provisionales, siendo él uno de ellos.