Literatura Española del Siglo XVIII: Neoclasicismo, Ilustración y la Transición al Romanticismo

Literatura Española del Siglo XVIII: Contexto y Evolución

La creación literaria del siglo XVIII no alcanzó la brillantez lograda en el siglo anterior con el Barroco, un estilo que continuó imitándose con gran éxito, pero que, a su vez, provocó el rechazo de la minoría ilustrada. El Neoclasicismo y la influencia del pensamiento ilustrado significaron la renovación del lenguaje literario y el auge del ensayo.

A finales de siglo, hizo su aparición la sensibilidad prerromántica en los ambientes ilustrados. Se distinguen tres períodos fundamentales:

  1. El Posbarroco: Se desarrolla durante la primera mitad del siglo. No aportó nada nuevo, repitiendo temas y formas del siglo anterior. Alcanzó todos los géneros, especialmente el teatro.
  2. El Neoclasicismo: Se consolidó en la época de Carlos III, con el auge de las ideas ilustradas. Supuso la uniformidad de estilo y el predominio de lo racional, tal como exigían las normas clásicas.
  3. El Prerromanticismo: Se insinúa en las dos últimas décadas del siglo. Se le consideró filosófico, ya que su lenguaje combina el racionalismo y la emotividad.

La Poesía en el Siglo XVIII

La lírica del siglo XVIII no fue especialmente emotiva ni original, ya que el clima racionalista de la época no era propicio para este género (como señaló Meléndez Valdés). Se distinguen diferentes tendencias:

  • Poesía Posbarroca: Tiene como autor más apreciado a Diego Torres Villarroel, conocido por su poesía satírica, que sigue la línea de Quevedo.
  • Poesía Neoclásica: Destaca Juan Meléndez Valdés. Se valora la poesía didáctica y utilitaria, cultivando géneros clásicos que se ajustan a este objetivo: la anacreóntica y rococó, la oda, la sátira, la epístola y la fábula. Otros autores relevantes son Tomás de Iriarte y Félix María Samaniego.
  • Poesía Prerromántica: Plantea temas metafísicos, pedagógicos o sociales con un tono de intensa emotividad. Autores clave incluyen a J. Meléndez Valdés, N. Álvarez Cienfuegos, M. J. Quintana y A. Lista.

Juan Meléndez Valdés (1754-1817)

Es el poeta que mejor sintetiza las corrientes poéticas del momento: el anacreontismo neoclásico, fácil y juguetón, y las preocupaciones humanitaristas del prerromanticismo.

La Prosa y el Ensayo en el Siglo XVIII

El ensayo es el género que alcanzó un mayor desarrollo en el siglo XVIII, siendo Jovellanos uno de sus máximos exponentes. La prosa de la época contribuyó a renovar y difundir un lenguaje más moderno y sencillo. Se identifican tres estilos principales en la prosa:

  • Prosa Posbarroca: Representada por Diego Torres de Villarroel.
  • Prosa Neoclásica Ilustrada: Logra una gran calidad en el ensayo y en la crítica, con figuras como Feijoo, Cadalso y Jovellanos.
  • Prosa Prerromántica: Aparece a finales de siglo con autores como Cadalso y Jovellanos.

Fray Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764)

Autor de numerosos ensayos didácticos. Sus obras divulgaron conocimientos muy variados con el objetivo de modernizar la sociedad de su época. Fue muy criticado por los sectores conservadores, pero, defendido por Fernando VI, alcanzó una difusión considerable. Feijoo empleó un lenguaje conciso y antibarroco, muy adecuado a la finalidad didáctica de su obra.

José Cadalso (1742-1782)

Gran conocedor de los neoclásicos y prerrománticos. Es autor de Cartas marruecas, una sátira social que sigue el planteamiento de las Cartas persas de Montesquieu. En estas cartas, repasa y critica las costumbres, las ideas y la organización social hispánica.

También escribió Noches lúgubres, una elegía en prosa que se enmarca dentro de la literatura sepulcral del prerromanticismo.

Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811)

Fue un escritor y político que vivió intensamente los acontecimientos de la segunda mitad del siglo XVIII, como recogen sus Cartas y Diarios. Participó en la política reformista de Carlos III y Carlos IV, ocupando cargos importantes, lo que le acarreó el destierro y la prisión durante siete años. Tras su liberación, combatió contra las tropas napoleónicas.

Como escritor, es un representante fundamental del ensayo, género en el que trata temas muy variados. Desde su perspectiva de ilustrado, se propuso modernizar el país mediante obras clave:

  • Memoria para el arreglo de la policía de espectáculos: Una reflexión sobre las formas de entretenimiento que ofrece la sociedad.
  • Informe sobre la Ley Agraria: Estudia las causas del atraso del campo y propone reformas como establecer regadíos, facilitar el acceso de los campesinos a la cultura y la desamortización.
  • Memoria sobre la educación pública: Jovellanos considera que la cultura es el origen de la prosperidad social y de la felicidad personal, y plantea extender la educación y combinar los aprendizajes teóricos con la práctica de oficios.

Jovellanos también escribió sátiras, epístolas y teatro en prosa. Como dramaturgo, es autor de la tragedia Pelayo y del drama sentimental El delincuente honrado, donde defiende una justicia comprensiva y benévola. Esta obra se acerca al prerromanticismo tanto por su tono emotivo de comedia lacrimosa como por su forma, pues no sigue las reglas clásicas.

El Teatro en el Siglo XVIII: Polémicas y Renovación

Las polémicas sobre el teatro fueron constantes durante buena parte del siglo XVIII. Los ilustrados defendían un teatro didáctico y verosímil, mientras que el público prefería las obras barrocas y posbarrocas.

Los ilustrados y neoclásicos rechazaban el teatro barroco de Lope y Calderón, y especialmente el de sus imitadores. Su censura se refería tanto a la forma como al contenido:

  • Respecto a la forma: Criticaban que no se respetara la regla de las tres unidades (de lugar, tiempo y acción), esencial para aportar realismo a la obra.
  • Respecto al contenido: Denunciaban la falta de didactismo de las comedias y la violencia e inmoralidad de sus temas.

Se distinguen varias corrientes dramáticas:

  1. Teatro Posbarroco: La comedia posbarroca triunfó durante la primera mitad del siglo. Se imitó sobre todo la comedia de capa y espada. También lograron gran éxito los autos sacramentales y los sainetes (ej. Ramón de la Cruz).
  2. Teatro Neoclásico: A pesar de los intentos de dramaturgos como Agustín de Montiano y Nicolás Fernández de Moratín, este estilo no tuvo gran éxito popular. Destacaron las comedias de Leandro Fernández de Moratín.
  3. Teatro Prerromántico: Se manifestó en las últimas décadas del siglo XVIII, un ejemplo es El delincuente honrado de Jovellanos.

Leandro Fernández de Moratín (1760-1828)

Hijo de Nicolás Fernández de Moratín. En 1779 fue nombrado director de la Junta de Reformas de los Teatros y, desde este cargo, promovió la difusión del nuevo teatro. Murió en París.

Destaca como autor de teatro, aunque también escribió poesía y prosa. Se propuso escribir una comedia que respondiera al espíritu de su época. Consiguió llegar a un público bastante amplio siguiendo las normas clásicas. La comedia de Moratín pretende educar a los espectadores; son obras moralizadoras que critican algunas normas sociales, costumbres y comportamientos. Un ejemplo de esto es su obra más famosa: El sí de las niñas.