Los prisioneros y las sombras

(-Después de eso-proseguí…)


Platón ha expuesto en el Libro VI los cuatros niveles de realidad (imágenes, seres físicos, entidades matemáticas e Ideas) que se corresponden con los cuatro niveles del conocimiento (conjetura, creencia, conocimientos matemáticos e inteligencia). La alegoría de la caverna ilustra el ascenso desde el nivel más bajo de conocimietno/realidad hasta el más alto.

La caverna representa al mundo sensible y los prisioneros simbolizan el alma atrapada en él. Lo que nos ata es la sensibilidad. Las sombras del fondo de la caverna representan el nivel más ínfimo de realidad y por tanto de conocimiento.

(-Imagínate ahora que…)


La referencia a objetos artificiales prácticos y decorativos por parte de quienes pasan del otro lado del tabique parece una alusión a los artistas plásticos, que nos alejan más de la realidad al generar “copias de copias”.

El tabique permite el engaño al ocultar, como en los títeres, las figuras humanas que manipulan los objetos. Además de artilugio para embaucar, sirve para diferenciar a estos manipuladores expertos de los prisioneros y de los que han salido de la caverna. El fuego hace posible que haya luz y por tanto sombras, ppues hasta allí no llegan los rayos de sol.

Si el conocimiento de las sombras proyectadas de los objetos del tabique es el nivel de conjetura, el conocimiento directo de estos objetos iluminados por el fuego es el de la creencia. Por tanto, representa el saber de las realidades naturales. El fuego simboliza el Sol.

(-Extraña comparación haces…)


La situación es de una alineación casi total: el conocimiento de los prisioneros se reduce al conjunto de las sombras y de los ecos que se proyectan desde atrás. Eso supone que toman invariablemente por real lo más insustancial. Pero, lo peor es que, a pesar de que no pueden mover ni siquiera la cabeza, no tienen conciencia de estar encadenados. Para´Platón es una imagen fiel de la condición humana, pues que no solo vivimos secuestrados por la corporeidad y la tiranía de deseo e ignoracia que nos impone, sino que no somos conscientes de que nos esclaviza e incluso la añoramos si algo nos empuja hacia la lucidez.

Básicamente, nos hemos acostumbrado al error, al prejuicio, a la ceguera espiritual. Este es uno de los temas que aparece continuamente en Platón: de lo ignorado no puede haber deseo, no podemos echar en falta aquello que desconocemos totalmente.

El que algunos de los que pasan detrás del tabique hablen y provoquen en los prisioneros el “efecto centrílocuo” de creer que son las sombras las que hablan, puede ser una referencia a los sofistas y al poder subyugador-manipulador de su palabra.

(-Examina ahora el caso…)


Aquí se inicia el proceso de ascenso, es decir, el comienzo del conocimiento y de la educación.

Desde el primer momento se hace patente que es indispensable un elemento externo, de coacción, para que el hombre pueda llegar a cumplir su auténtica naturaleza.

Se describe el paso de un nivel de conocimiento a otro superior: de la conjetura a la creencia. En este nivel pasa de captar imágenes a captar objetos.

Es interesante subrayar que el prisionero ya posee la facultad de la vista y el órgano para ejercerla. Únicamente le falta aprender a dirigirla adecuadamente: hacia el ser verdadero. Una vez más, Platón muestra una relación de dependencia de la epistemología respecto a la metafísica.

El dolor representa el momento indispensable de ascesis, de purificación del cuerpo. El hombre slo nace a la verdadera educación y al verdadero conocimiento cuando los deseos quedan adecuadamente subordinados al alma.

(-Y si se le forzara…)


Se plantea una situación aparentemente paradójica: lo que es en sí más claro y luminoso se ve peor. Por eso el prisionero piensa que las sombras que veía antes con claridad y sin dolor son más reales. A medida que vamos ascendiendo, esto se agudiza: lo más reale es lo que se perdibe con mayor dolor y dificultad. De ahí que el prisionero constantemente quiera volver.

En este momento al prisionero se le obliga a mirar directamente a la luz del fuego, que es la causa de toda visibilidad en la caverna. El resultado es dolor e intento por volver a las confortables sombras de antes.

(-Y si a la fuerza se lo…)


El camino de salida es dificultoso y ascendente. Con ello simboliza Platón el proceso gradual del conocimiento. En este caso se trata del costoso y difícil tránsito de la opinión al conocimiento. También es un símil de la educación, que nunca es algo fácil.

El exterior de la caverna representa el mundo inteligible.

Es necesario respetar en el ascenso un orden de menos a más. Ello simboliza la dialéctica ascendente.

(-Necesitaría acostumbrarse…)


La necesidad de acostumbrarse a la luz alude al conocimiento matemático, que prepara para la inteligencia pura de las Ideas.

El orden de ascenso en el exterior de la caverna sería el siguiente: sombras de los seres naturales, reflejos del agua de los seres naturales, los seres naturales, el cielo de la noche y el cielo del día, y el sol.

Al contemplar el sol, comprendería que es causa de todo lo que existe en el mundo sensible. Es decir, el conocimiento supremo consiste en la comprensión de que el bien es el fundamento de todo lo real.