Rasgos Fundamentales de los Sofistas
Los sofistas se caracterizaron por una serie de posturas filosóficas y pedagógicas que marcaron su época, un periodo de grandes problemas políticos (especialmente el auge de la democracia en Atenas). Sus rasgos generales incluyen:
- Relativismo: Ninguna opinión es absoluta; todo es relativo.
- Subjetivismo: El relativismo es personal; todas las opiniones son verdaderas e iguales, dependiendo de cada individuo.
- Escepticismo: Negaban la posibilidad de alcanzar un conocimiento general y absoluto.
- Convencionismo: Las leyes y normas son creadas por los hombres, no por los dioses.
- Humanismo: El foco de su enseñanza y filosofía se centra en el hombre y la sociedad.
- Enseñanza Práctica (Areté): Se enfocaban en habilidades necesarias para la vida pública y el éxito.
Los sofistas enseñaban a la gente a hablar bien (retórica) y a prosperar en la comunidad. Para muchos filósofos posteriores, como Platón y Aristóteles, eran vistos con desdén. Platón los consideraba hábiles embaucadores, y Aristóteles, sabios aparentes. Los sofistas no constituían una escuela formal, sino un grupo de maestros itinerantes que, a diferencia de los filósofos, cobraban por sus lecciones y se enfocaban en la enseñanza práctica.
La Distinción entre Physis y Nomos
Los sofistas distinguían entre dos conceptos fundamentales:
- PHYSIS (Naturaleza): Aquellas cosas que ocurren por naturaleza y no se pueden evitar.
- NOMOS (Ley/Convención): Aquellas cosas que ocurren por convención humana, como la legislación.
Tradicionalmente, los griegos creían que las leyes (Nomos) eran impuestas por los dioses. Los sofistas negaron esto, asegurando que las leyes eran creaciones de los hombres. Esta postura fue revolucionaria.
La Enseñanza de la Areté
Los sofistas se centraron en la enseñanza de disciplinas de letras (retórica, gramática), que formaban parte del Trivium. Su objetivo principal era enseñar la Areté, que se traduce como habilidad especial o eficacia. Ellos enseñaban las habilidades necesarias para ser un buen ciudadano o político.
El término Areté tiene dos sentidos:
- Habilidad o Eficacia: El objetivo de los sofistas (ser hábil en la vida pública).
- Característica de la Persona (Virtud Moral): El objetivo de Sócrates (ser una buena persona).
Protágoras de Abdera: El Maestro y el Homo Mensura
Protágoras fue discípulo de Demócrito, considerado el mejor y más caro maestro sofista. Fue acusado de Asebeia (impiedad) en Atenas, lo que llevó a su expulsión y a la orden de quemar sus escritos. Solo nos quedan fragmentos de su obra, preservados principalmente por sus enemigos, como Platón, que los utilizaba para criticarle.
Postura Agnóstica
El libro por el que Protágoras fue condenado defendía una postura agnóstica, ideal para un sofista que debía dar clases tanto a creyentes como a no creyentes. Su famosa frase al respecto es:
«Frente a la divinidad no sé si existen o si no, porque el tema es muy difícil y la vida muy breve.»
La Tesis del Homo Mensura
La frase más célebre de Protágoras es: «El hombre es la medida de todas las cosas» (Homo Omnium Rerum Mensura Est). Esta tesis, conocida en la Edad Media como la tesis del Homo Mensura, se refiere a que la verdad depende del hombre, entendido en tres niveles:
- La Humanidad: El hombre como objetivo de estudio.
- El Grupo (Polis/Cultura): Los sofistas, al viajar y conocer muchas culturas, promovieron el relativismo cultural.
- El Individuo: Cada individuo es la medida de todas las cosas, lo que justifica el beneficio personal (subjetivismo).
Sócrates: Inducción, Definición Universal y el Método Filosófico
Según Aristóteles, Sócrates pasó a la historia por dos grandes descubrimientos metodológicos:
- La Inducción: Pasar de lo particular a lo general, observando un número suficiente de casos para generalizar.
- La Definición Universal: Buscar la esencia de un concepto preguntando a varias personas que se consideraban expertas hasta encontrar una definición que coincidiera.
Sócrates, a diferencia de los sofistas, no cobraba por enseñar, pues afirmaba que no tenía nada que enseñar: «Solo sé que no sé nada». Nunca se interesó por escribir, pues consideraba que la escritura no perduraba en el tiempo de la misma manera que el diálogo.
El Método Socrático
El oráculo de Delfos declaró que Sócrates era el hombre más sabio de Atenas. Para desmentirlo, Sócrates se acercó a gente que él consideraba más sabia, pero con el tiempo se dio cuenta de que el oráculo tenía razón, pues él era consciente de su propia ignorancia.
Fases del Método:
- Ironía: Sócrates pedía información sobre un concepto a los supuestos entendidos, fingiendo ignorancia.
- Ignorancia (o Elenchus): Cuando le daban una definición, Sócrates la rebatía, continuando la discusión hasta que el interlocutor reconocía su propia ignorancia.
La Areté Socrática (Virtud y Conocimiento)
Para Sócrates, a diferencia de los sofistas, la Areté no es una habilidad práctica (como la de un político o un carpintero), sino una virtud. La virtud consiste en los rasgos personales que hacen que alguien sea una buena persona. Para él, solo hay un rasgo importante: el conocimiento.
Sócrates defendía el Intelectualismo Moral: la gente actúa bien o mal no por bondad o maldad intrínseca, sino por conocimiento o ignorancia. Quien conoce el bien, actúa bien.