Panorama del Teatro Español Contemporáneo: Movimientos y Dramaturgos Clave

I. El Teatro Independiente

En los años setenta aparecen importantes grupos teatrales independientes que se caracterizan por la representación de conflictos esenciales, la unión entre el teatro y la vida, y la importancia del público, para el cual el espectáculo se configura y adapta.

Entre finales de los setenta y principios de los ochenta surge el teatro de calle, caracterizado por sus espectáculos itinerantes, por la ruptura de las fronteras entre emisor y receptor y el predominio de los elementos plásticos (sonoros, musicales, atrezo, etc.) frente a la palabra.

El grupo teatral independiente Els Joglars realiza un trabajo experimental en el terreno de la expresión corporal y en la promoción de actividades artísticas y pedagógicas. Entre sus representaciones destaca La torna, que provocó el procesamiento de sus componentes y una reacción a escala internacional en su defensa.

El éxito de Tábano se debió a Castañuela 70, un espectáculo colectivo, algunos de cuyos temas fueron censurados.

Las representaciones de Els Comediants intentan provocar al público en sus diversos ámbitos (frente a la realidad, frente al tiempo, frente al presente…).

La Cuadra ha alcanzado notable éxito con obras como Memorias de un caballo andaluz. La Fura dels Baus, partiendo de las tendencias del teatro independiente, evoluciona hacia un estilo propio, en el que provoca al público a la par que lo invita a participar.

II. La Transición y los Años Ochenta

El teatro en la Transición se caracteriza por su variedad: además de las compañías vanguardistas, se representan comedias burguesas, obras realistas y las de los autores vanguardistas anteriores que no se habían podido representar. Entre los autores de la Transición que siguen la línea del realismo se encuentran:

  • Adolfo Marsillach. Uno de sus mayores aciertos fue Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?, cercana a la línea ácida del teatro-cabaret. Bajo su dirección se crea en 1983 la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
  • El actor Fernando Fernán Gómez se da a conocer como dramaturgo con Las bicicletas son para el verano, obra situada en la Guerra Civil.
  • Antonio Gala. Con Los buenos días perdidos su teatro se diversifica en parodia histórica, estilo poético e interpretación simbólica de la realidad española.
  • Ana Diosdado, con El okapi, expuso un problema generacional situando la acción en una residencia de ancianos.

En los ochenta predomina un teatro neorrealista, que trata los problemas sociales (paro, drogas, problemas de la juventud, etc.) y algunos aspectos de la Guerra Civil desde distintos puntos de vista. Triunfan en estos años, además de José Luis Alonso de Santos, José Sanchís Sinisterra y María Manuela Reina.

III. José Luis Alonso de Santos

Nace en Valladolid en 1942. Se licenció en Ciencias de la Información y Filosofía y Letras, y cursó estudios teatrales en el Teatro Estudio de Madrid. Su carrera teatral se inició en 1964 en grupos de teatro independiente, donde trabajó como actor, director y dramaturgo. Ha sido director de la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid y director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico.

Ha sido galardonado, entre otros, con premios como el Premio Nacional de Teatro, el Premio Max y el Premio Castilla y León de las Letras.

En 1975 se estrenó como autor con ¡Viva el duque nuestro dueño!; a esta pieza siguieron La verdadera y singular historia de la Princesa y el Dragón y El álbum familiar, donde recoge la herencia de El tragaluz de Antonio Buero Vallejo. También de la década de los 80 son La estanquera de Vallecas y Bajarse al moro, que componen el paradigma estético e ideológico de los autores de estos años.

En Trampa para pájaros, después de sus incursiones en la comedia humorística, coloca de nuevo ante el espectador la conflictiva realidad presente, esta vez en el debate político entre la intolerancia y la libertad. En Yankis y yonkis cuenta la historia de Ángel, un joven conflictivo, exrecluso y extoxicómano, que tras salir de prisión retorna a su hogar en un barrio marginal, cercano a una base militar estadounidense. El entorno que lo rodea no es el más apropiado para su reinserción y así se ve envuelto en una reyerta entre los jóvenes yonquis del barrio y los militares norteamericanos.

Salvajes se adentra nuevamente en espacios de conflicto social y personajes que ejercen y soportan la violencia en esta sociedad. Berta es una enfermera madura, que tras la muerte de su hermana debe hacerse cargo del cuidado de sus tres sobrinos. Son jóvenes problemáticos, metidos en el movimiento skinhead y relacionados con actividades delictivas.

En 1999 publicó el texto teórico La escritura dramática, un conjunto de reflexiones sobre el fenómeno de la creación dramática tal como él la practica. Toda la obra estará impregnada de la memoria, la fantasía, las emociones y los sentimientos del artista, quien proyectará, inevitablemente, su mensaje.

IV. Los Últimos Años

En los últimos años el teatro entra en una etapa de crisis por diversos motivos: cierre de salas teatrales o su reconversión en cines, falta de nuevos autores y obras de calidad, escasez de ayudas oficiales, competencia con nuevas formas de ocio, entre otros. Aunque existen premios teatrales de prestigio y se exige la representación de obras nuevas, en las carteleras de las grandes ciudades conviven reposiciones de obras clásicas con musicales o piezas extranjeras de reconocido éxito.

En este panorama destacan los siguientes dramaturgos:

  • Agustín García Calvo reduce su poética a luchar contra el orden social dominante y la injusticia. Entre sus obras teatrales destaca Baraja del rey don Pedro.
  • Paloma Pedrero estrenó la microtragedia La llamada de Lauren, sobre la frustración de una esposa ante la homosexualidad de su marido.
  • Juan Antonio Mayorga es un autor comprometido en su teatro de tesis, pero da cabida también a comedias, obras poéticas, piezas breves y adaptaciones de clásicos. Se inicia con Siete hombres buenos.

Relacionada con las compañías de las décadas anteriores, en 1996 se funda Animalario. En su teatro es clave la cercanía entre espectáculo y espectador. Sus obras se representan en los espacios más dispares e intentan unir al espectáculo otros lenguajes, como el audiovisual.

Durante estos años se da también el auge del microteatro, espectáculo que se representa durante un corto espacio de tiempo, con un mínimo número de actores y en una sala de espacio reducido.