Teatro Español Anterior a 1939
El Teatro de la Generación del 98
El teatro de la Generación del 98 se divide en dos grandes corrientes: el **teatro comercial** y el **teatro renovador**. Dentro del teatro comercial, se puede establecer una división entre el teatro comercial en prosa y el teatro comercial en verso.
Teatro Comercial en Prosa
Del teatro comercial en prosa destacan los **hermanos Álvarez Quintero** con comedias folclóricas y sainetes costumbristas donde aparecen personajes típicos andaluces que mantienen diálogos graciosos, “salados”, pero finos. Hay una ausencia de conflictos y sus obras terminan con finales felices.
Carlos Arniches es el creador de la tragicomedia grotesca, obras de apariencia cómica, pero con intención seria. Crea situaciones dramáticas y personajes ridículos que producen lástima y risa a la vez, con una crítica de la sociedad provinciana de su tiempo. Destaca La señorita de Trevélez (1916).
Jacinto Benavente es el creador de la comedia burguesa, también llamada “alta comedia” o “comedia benaventina”. Son obras con una ligera crítica de los vicios y virtudes de la clase acomodada, de sus convencionalismos sociales, del egoísmo y los prejuicios; domina la conversación sobre la acción, utilizando un lenguaje culto y de calidad, y muestran un ambiente de “alta sociedad” que es quien consume este teatro. Las obras más importantes son: Rosas de otoño, Noche de sábado, Pepa Doncel y La malquerida (1913). Esta “fórmula” teatral dominará en la escena comercial hasta finales del franquismo.
Teatro Comercial en Verso
En el teatro comercial en verso destaca **Pedro Muñoz Seca**, creador del astracán, subgénero teatral de humor disparatado, situaciones absurdas, donde el protagonista es un caradura y emplea la tipificación regionalista del habla como medio para hacer reír. La obra de referencia es La venganza de Don Mendo (1918).
Eduardo Marquina escribe dramas históricos con personajes de carácter heroico y legendario, imitando el drama romántico y utilizando tópicos españoles estereotipados y superficiales. Un ejemplo es Las hijas del Cid. Por último, los **hermanos Machado** se apuntan a la moda de las comedias folclóricas, como La Lola se va a los puertos, con características muy similares a las obras de los hermanos Álvarez Quintero, pero en verso.
El Teatro Renovador de la Generación del 98
En el teatro renovador de la Generación del 98 hay que mencionar a **Miguel de Unamuno** y a **Ramón María del Valle-Inclán**.
Miguel de Unamuno
Unamuno escribe lo que la crítica denomina dramas esquemáticos, pues procura reducir lo teatral a su esencia: sin decorado, sin acción, con mínimos personajes en escena y un diálogo aproximado al ensayo. Fue una dramaturgia fracasada y pasó desapercibida.
Ramón María del Valle-Inclán
Mención aparte merece **Valle-Inclán**, quien se inicia en el modernismo con El marqués de Bradomín. A partir de aquí, sigue dos caminos de renovación:
- El de la **Galicia mítica y brutal** de su trilogía Comedias bárbaras y Divinas palabras.
- La renovación por la **farsa** con títulos como Farsa infantil de la cabeza del dragón o Farsa italiana de la enamorada del rey.
Hacia 1920, Valle-Inclán llega a su genial creación: el **esperpento**, y su obra cumbre Luces de bohemia. En estas obras aparece un ambiente deformado y caricaturizado que mezcla lo pedante con lo tabernario, delincuente o castizo. Crea protagonistas grotescos o marginales mediante la técnica del “**espejo deformado**”. Su actitud es muy crítica con la sociedad burguesa. Es una variante teatral relacionada con el expresionismo y sus duras circunstancias personales de esos años. En Martes de carnaval recoge otros tres esperpentos escritos durante la década de los 20: Los cuernos de don Friolera, Las galas del difunto y La hija del capitán.
El Teatro de la Generación del 27
En el teatro de la Generación del 27 destacan **Rafael Alberti**, sobre todo con su obra política Noche de guerra en el museo del Prado. **Alejandro Casona**, quien se mantuvo al margen de las novedades vanguardistas de su generación, escribió siempre un teatro poético con elementos simbólicos y mágicos, siendo La dama del alba su obra más recordada.
Federico García Lorca
El dramaturgo español más importante del siglo XX es **Federico García Lorca**. Su primera etapa se enmarca en una línea modernista: El maleficio de la mariposa y Mariana Pineda.
Luego, en la segunda etapa, busca nuevas formas de expresión teatral a través de las **farsas de guiñol** como Tragicomedia de don Cristóbal y la señá Rosita o Retablillo de don Cristóbal; escribe también una farsa para ser representada por personas: La zapatera prodigiosa. En todas ellas se aborda el tema del **matrimonio con diferencia de edad**.
Lorca busca también la renovación teatral con el **surrealismo** en dos dramas surrealistas (“criptodramas” los ha llamado la crítica, y él mismo los calificaba de “imposibles”): El público y Así que pasen cinco años.
A principios de los años 30, inicia su etapa de madurez y de éxito en los escenarios, siempre alrededor del tema de la **opresión de la mujer en la sociedad**. Destacan:
- Dos **tragedias rurales**: Bodas de sangre (el matrimonio como negocio que convierte el amor en imposible) y Yerma (la tragedia de la mujer infértil).
- Dos **dramas**: Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores, sobre el tema de la soltería femenina; y La casa de Bernarda Alba, sobre el dominio brutal de las convenciones sociales que representa Bernarda sobre la libertad del amor de Adela, su hija más joven.