Platón: Contexto Filosófico y la Teoría de las Ideas
El autor del texto es Platón (427-347 a. C.), filósofo ateniense, discípulo de Sócrates y maestro de Aristóteles. Vivió el gobierno de los Treinta Tiranos y la democracia, su decadencia, corrupción y ruina, a lo que asistió con horror y de lo que se apartó después de que esta condenara injustamente a su maestro. Decepcionado de la política y del mal gobierno generalizado, se retiró de ella y consagró su vida a reflexionar sobre los problemas de la polis y a buscar el modelo de perfección del hombre y del Estado.
Frente al relativismo de los sofistas, y siguiendo a su maestro Sócrates, defendió el universalismo y la doctrina del Intelectualismo Moral.
La Teoría de las Ideas: Fundamento Racionalista
La clave de bóveda de su filosofía es la Teoría de las Ideas que, siguiendo a Parménides, descansa en una doctrina racionalista del conocimiento y en un idealismo objetivo sobre la realidad. Esta teoría defiende la existencia de un mundo eterno, inmutable, inmaterial y universal: el de las Ideas o esencias de las cosas, sin cuya existencia el conocimiento, para Platón, sería imposible.
Influido por el pensamiento pitagórico y por su doctrina de la inmortalidad y reencarnación de las almas, defendió un dualismo antropológico en el que el alma era concebida como el principio racional del conocimiento.
Su obra fue escrita en forma de diálogos, como el texto La República, que contiene su propuesta política: la de su Estado ideal. En este Estado, según Platón, como ya dijo en su Carta VII, la justicia se verá realizada porque no gobierna ni el demos ni el tirano, sino el filósofo, conocedor de la Verdad y del Bien en sí. Platón buscó la verdad y lo universal como los únicos fundamentos seguros de la vida ética. El verdadero y gran interés de su filosofía no fue teórico, sino práctico, ético-político: la realización de la justicia, tanto en la vida privada como pública.
El Mito de la Caverna (Libro VII de La República)
En este texto se encuentra la interpretación que Platón hace del mito de la caverna y de sus elementos fundamentales: el exterior, el interior y el ascenso del alma que va de uno a otro hasta la contemplación de la Idea del Bien.
Interpretación de la Alegoría
Platón nos ofrece una interpretación de la alegoría de la caverna, comparando la vivienda-prisión con el mundo “revelado por la vista” (el mundo sensible), y el exterior de la caverna con el mundo inteligible o Mundo de las Ideas, al que el alma tiene que ascender si quiere llegar al verdadero conocimiento, ya que el Mundo de las Ideas es concebido como la verdadera realidad.
Ideas Principales del Mito
- Hay que comparar la región revelada por la vista con la vivienda-prisión y la luz del fuego con el poder del sol.
- Hay que comparar la salida al exterior de la caverna con la ascensión del alma al mundo inteligible.
- En el mundo inteligible, lo último que se contempla y con dificultad es la Idea del Bien, que es la causa de todo lo recto y lo bello.
- La Idea del Bien es la que engendra la luz y al señor de esta en el ámbito visible, y es la soberana y productora de verdad y conocimiento en el ámbito inteligible.
- Es necesario contemplar la Idea del Bien para poder obrar con sabiduría tanto en lo privado como en lo público.
La Idea Suprema: El Bien
En este ascenso, el alma debe llegar hasta el conocimiento de la Idea del Bien, la idea suprema para Platón, ya que ella es el principio del ser de todo lo que existe y el principio máximo de conocimiento. A su luz comprendemos el mundo inteligible y las relaciones que guardan entre sí las ideas. Es la causa de todo lo recto y lo bello, el fundamento universal y absoluto de los valores, que ha de conocer todo aquel que quiera obrar sabiamente, tanto en su vida privada como pública.
Dualismo y el Camino hacia el Conocimiento Verdadero
La clave de bóveda de la filosofía de Platón es su Teoría de las Ideas, ejemplificada en el mito de la caverna. El mito representa el estado en el que, según Platón, se halla el ser humano en relación con el conocimiento y la educación.
El Dualismo Ontológico y Epistemológico
Para Platón, el hombre se halla atrapado en las apariencias y opiniones del mundo sensible, material, corruptible y mutable, que no constituye la verdadera realidad ni el objeto genuino del conocimiento. Junto al mundo sensible, Platón postula la existencia de un mundo objetivo, inmutable, eterno y universal: el de las Ideas o esencias de las cosas, la auténtica realidad a la que se debe aspirar a conocer si queremos llegar a la verdad.
El Dualismo Ontológico de Platón establece que el mundo sensible solo es una copia imperfecta del mundo inteligible. Este dualismo se corresponde con un Dualismo Epistemológico (doxa, episteme).
La Dialéctica y la Razón
Para Platón, el verdadero conocimiento implica la ascensión del alma, de la ignorancia y el no-ser, hasta el verdadero conocimiento y la auténtica realidad. Este proceso es la dialéctica “ascendente”, una liberación progresiva del alma de las ataduras sensibles hasta la contemplación directa de las Ideas, que debe llevarse a cabo a través de la razón. Solo la razón puede ponernos en contacto con la esencia de las cosas.
El grado máximo de conocimiento se alcanza con la contemplación de la Idea del Bien. Ella es el fundamento del ser de todo aquello que existe, el principio máximo de conocimiento y el fundamento absoluto y universal de todos los valores.
Universalismo y Ética Política
Frente al relativismo de los sofistas, Platón defenderá una postura universalista, tanto en lo relativo al conocimiento como a los valores. Siguiendo a su maestro Sócrates, defendió la existencia de valores morales universales y absolutos, de la Justicia en sí y del Bien en sí.
De acuerdo con la doctrina del Intelectualismo Moral, defendió que para hacer el bien primero hay que conocerlo, y que una vez conocido, no podemos dejar de hacerlo. El conocimiento de la Idea del Bien es considerado por Platón como condición necesaria y suficiente para alcanzar la perfección moral y la justicia, tanto en nuestra vida privada como pública y en el Estado.
La Justicia en el Estado Platónico: El Bien Común
Este texto, perteneciente al Libro VII de La República, reflexiona sobre cuál es el fin y la función que debe perseguir la ley en el Estado y cuáles son los medios que utiliza para conseguirlo y para que la justicia se realice en él.
El Fin Último de la Ley
La idea principal del texto es que el interés y fin último del Estado y de la ley es el bien común, la felicidad de toda la comunidad, de “la ciudad entera”, y no de un grupo particular. El bien colectivo es más importante que el bien del individuo.
Esta es una concepción organicista o comunitarista del Estado, según la cual las partes se han de subordinar al todo. El Estado es justo cuando persigue el bien colectivo y no el bien o los intereses de uno o de unos pocos.
Funciones de la Ley según Platón
- A la ley no le interesa que haya en la ciudad un grupo que goce de particular felicidad, sino que se esfuerza para que ello le suceda a la ciudad entera.
- La ley armoniza a los ciudadanos para que todos participen de los beneficios con que cada cual pueda ser útil a la comunidad.
- La ley forma en la ciudad a los filósofos para usar ella misma de ellos con miras a la unificación del Estado y no para que persigan sus propios intereses.
Para que esto se produzca es necesaria la armonía entre los diferentes individuos, de modo que cada ciudadano realice la función social para la que es útil de acuerdo con su naturaleza y capacidades, de forma que todos participen de los beneficios que se derivan de esa función social. Es también función de la ley, y por tanto responsabilidad del Estado, formar o educar a los filósofos para que estos gobiernen, y es deber de los filósofos poner su sabiduría al servicio de la ciudad y gobernar para conseguir el equilibrio o la justicia en el Estado, y no sus propios intereses.
Estructura del Estado Ideal y Formas de Gobierno Injustas
El texto es la expresión de la Teoría Política de Platón, de su concepción de la Justicia y del Estado, perteneciente al Libro VII de La República, un diálogo de madurez que contiene la propuesta de su Estado ideal.
La Aristocracia del Saber
Platón deposita todas sus esperanzas de ver realizado un Estado justo cuando los filósofos lleguen a gobernar, ya que ellos son quienes han llegado al conocimiento de la Verdad, de la Idea de Justicia y de la Idea del Bien. El Estado ideal es concebido como una aristocracia del saber. La dirección del Estado debe ser una “ciencia”, gobernada por las mejores naturalezas, aquellos en quienes domina el alma racional y han sido instruidos en la Dialéctica. Solo ellos, educados por el Estado para ello, saben lo que beneficia a la ciudad y lo harán.
Organización Social: El Macrocosmos de la Polis
En la organización del Estado y en la división de sus clases sociales, Platón proyecta la misma estructura tripartita del alma, como si la ciudad fuera un “macrocosmos”.
Las Tres Clases Sociales
- Gobernantes (Filósofos-Reyes): Guiados por el alma racional. Gobiernan la ciudad a la luz del Bien y sin necesidad de leyes positivas. Se hallan en la cúspide de la jerarquía social.
- Guardianes (Auxiliares): En ellos domina el alma irascible. Su misión es defender al Estado tanto de los ataques internos como externos.
- Productores (Artesanos y Agricultores): Aquellos en quienes domina el alma concupiscible. Su función es proveer los bienes necesarios para el consumo.
A este equilibrio contribuyen, según Platón, la eliminación de la propiedad privada en las dos clases superiores y la expulsión de las artes del Estado.
Definición de Justicia Política
Si la justicia individual es entendida como la armonía y equilibrio entre las partes del alma, la Justicia en el Estado es entendida como la armonía entre las diferentes clases sociales. Consiste en que cada clase social realice de modo perfecto la función que le corresponde y sin inmiscuirse en la de los demás.
El único Estado justo es aquel en el que las partes se subordinan al todo y las clases sociales y sus miembros al Bien Común de la ciudad. Se trata de una concepción organicista o comunitarista del Estado en el que las exigencias colectivas y la comunidad deben prevalecer sobre los intereses particulares y el individuo.
Las Formas de Gobierno Injustas (Degeneraciones)
Las demás formas posibles de gobierno solo son degeneraciones de la forma ideal, ya que en ellas no se persigue el bien común, sino el interés de uno o de unos pocos. Son formas de gobierno injustas:
- Timocracia: Los guardianes usurpan el poder; solo les interesa el valor y el honor.
- Oligarquía: Los guardianes se enriquecen; se prioriza el enriquecimiento de una minoría.
- Democracia: Deseo de gobernar a la totalidad del pueblo; igualdad absoluta.
- Tiranía: El poder es usurpado por un sujeto para ponerlo al servicio exclusivo de sus apetencias personales. Es la peor forma, pues el tirano es “esclavo de sus propios esclavos”.
El Estado, para Platón, es la condición necesaria para que el hombre alcance la felicidad y la perfección moral. Frente al convencionalismo y al relativismo de los sofistas, los principios de la Justicia son universales y de carácter absoluto, y son los mismos para el individuo y para el Estado. El conocimiento y la educación son, para Platón, condición necesaria de la realización de la justicia en el Estado, como lo era para su maestro Sócrates.