Platón y La República: Justicia, Educación y el Mito de la Caverna

La Visión Política de Platón en La República: Justicia, Educación y Gobierno

Este texto pertenece a Platón, en su obra La República, donde expone su visión política que gira en torno a la justicia. Su objetivo principal es establecer un Estado justo, capaz de formar ciudadanos virtuosos. Por eso, en los cuatro primeros libros de esta obra, se preocupa por determinar qué es la justicia y cuáles deben ser las clases sociales en que se divide el Estado (productores, guardianes y gobernantes); en los libros centrales, se detiene en la educación y en el gobierno del Estado, que debe estar en manos de los verdaderos filósofos, quienes, al haber contemplado las Ideas, están capacitados para gobernar el Estado con justicia y dirigirlo hacia el bien común. Y en los últimos libros, se ocupa de los distintos tipos de gobierno y de la evolución degenerativa de las formas políticas, desde la aristocracia intelectual (filosofocracia) hasta la tiranía.

Fragmentos Clave y su Interpretación

1. La Alegoría de la Caverna: El Camino hacia el Conocimiento

Sócrates pide a su interlocutor, Glaucón, que imagine una caverna subterránea en la que, desde su nacimiento, unos prisioneros viven encadenados de tal modo que solo pueden percibir las sombras proyectadas por objetos que transportan unos porteadores, entre ellos y un fuego que arde a sus espaldas. Para los prisioneros, esas sombras constituyen la única realidad existente. A continuación, se plantea qué ocurriría si uno de estos prisioneros fuera forzado a su liberación.

Un prisionero liberado necesitaría:

  1. Esforzarse para acostumbrar la vista al fuego.
  2. Afrontar una salida dificultosa hasta salir al exterior.
  3. Distinguir los objetos reales.
  4. Contemplar directamente el Sol.

Finalmente, Sócrates también plantea la posibilidad de que el prisionero regrese a la caverna y guíe a los demás prisioneros hacia la luz. En ese caso, quedaría cegado por la oscuridad y parecería torpe a ojos de los otros, quienes podrían considerarlo peligroso e incluso llegar a darle muerte.

2. Dualismo Ontológico y la Ascensión del Alma

En este texto, Sócrates explica a Glaucón el mito de la caverna de acuerdo con el dualismo ontológico de los dos mundos. Por un lado, compara el mundo sensible (la región que se manifiesta por medio de la vista) con el interior de la caverna (morada-prisión), y el poder del Sol del mito con la Idea de Bien (suprema en el mundo inteligible). Por otro lado, compara la ascensión del prisionero en el mito con la subida del alma al mundo inteligible para contemplar las Ideas y, entre estas, la Idea de Bien, que es la meta del sabio. Para ello, el alma debe apartarse completamente del mundo sensible.

Idea principal: El alma emprende un camino de ascenso, arduo y dificultoso, hacia el conocimiento de la Idea de Bien.

Para explicar esto, Platón recurre a la comparación entre el prisionero del interior de la caverna y la situación del alma con respecto al conocimiento. Para alcanzar el verdadero conocimiento, el alma debe ascender al mundo de las Ideas. Lo último que se conoce en este camino es la Idea de Bien, que genera la máxima realidad (aspecto ontológico) y el máximo conocimiento (aspecto gnoseológico); y es la que debe contemplar quien desee conducirse rectamente tanto en el ámbito privado (plano ético) como en el público (plano político).

3. El Retorno del Filósofo y el Conflicto con la Ignorancia

En este texto, Platón expone que no es extraño que el prisionero que sale del interior (mundo sensible) al exterior de la caverna (mundo inteligible) desee permanecer fuera, ni que al regresar al interior quede en ridículo ante sus compañeros encadenados, quienes se reirían de él, pues jamás han salido al exterior ni han contemplado el Sol (el Bien, la Justicia). Pero si se actúa con sentido común, lo que debe observarse es lo que le ocurre a su alma: si viene del exterior (luz) a la oscuridad, estará cegada, pero habrá que felicitarle porque ha alcanzado la verdad; y si va del interior a la luz, también estará cegado, pero habrá que apiadarse de él porque aún le queda camino para poder ver la verdad (las Ideas).

La idea principal de este fragmento es la recompensa que encuentra el prisionero del interior de la caverna (mundo sensible) que logra salir al exterior (mundo inteligible) y contemplar la luz del Sol (el Bien); pero también el conflicto con sus compañeros, quienes al regresar no le creerán y se reirán de él. A través de este pasaje, Platón examina los dos tipos de ceguera u ofuscación: las dificultades del aprender y las dificultades del educar que encontrará el filósofo gobernante cuando descienda para guiar a los demás.

4. La Educación Platónica: Ascenso al Conocimiento Verdadero

En este texto, Platón niega que la educación consista en implantar conocimiento en el alma que no lo posee (como defendían los sofistas) y expone que en el alma racional reside el poder de aprender y alcanzar la verdad; sin embargo, para ello debe alejarse del mundo sensible hasta que sea capaz de contemplar el Bien. Además, señala que la educación, tal como él la concibe, es el mejor instrumento para ayudar al alma racional a alcanzar la verdadera realidad y el conocimiento genuino, ya que las otras partes del alma (irascible y concupiscible) están unidas al cuerpo y arrastran al hombre a la lujuria y los placeres, impidiéndole la contemplación de la verdadera realidad.

Idea principal: La educación del alma racional, que debe alejarse de lo corpóreo para ascender al mundo inteligible y alcanzar el verdadero conocimiento.

Por medio de la comparación del alma con la vista, Platón presenta dos teorías de la educación: la de los sofistas (quienes defienden que consiste en implantar conocimiento a quien no lo posee y niegan la existencia de un Bien absoluto) y la suya (que sostiene que la educación consiste en enseñar a mirar correctamente a quienes naturalmente pueden hacerlo). Así, para él, educar consiste en conducir el alma hacia el mundo de las Ideas, ayudándola a recordar lo que olvidó.

5. El Filósofo-Rey y la Justicia en el Estado Ideal

En este texto, Platón expone que él no pretende que una sola clase social goce de mayores privilegios que las otras en el Estado, sino que todas ellas se armonicen y se beneficien mutuamente, haciendo que sus miembros “se presten los beneficios que cada uno sea capaz de prestar a la comunidad”. Además, añade que no será injusto obligar a los filósofos del Estado a gobernar y ayudar a los demás, porque en otros Estados los filósofos se han formado a sí mismos, al margen del régimen político, y no tienen por qué participar en el Estado si no lo desean; pero a los filósofos del Estado que propone Platón sí se les puede obligar, ya que han sido educados por el Estado y se les ha formado mejor que a los demás. Por consiguiente, una vez contemplado el mundo de las Ideas, no deben permanecer allí, sino que deben descender y ocuparse de los demás, puesto que están más acostumbrados al conocimiento de la verdad. Así, el Estado será mejor.

En este texto se muestra claramente la idea de Justicia en Platón como armonía entre las distintas clases sociales y también el gobierno del filósofo-rey. Para él, el Estado debe encargarse de la educación de los ciudadanos de modo que estos sirvan lo mejor posible a la comunidad. Además, señala que en su modelo de Estado los filósofos deben dedicarse al gobierno porque han contraído una deuda con el Estado al haber recibido una educación superior a los demás, por lo que no desearán gobernar por las riquezas ni los honores, sino por el compromiso adquirido con la polis.