Por qué defiende Aristóteles que la ética debe estar supeditada a la política

TEMA: VIRTUD Y FELICIDAD
 
La principal preocupación de Aristóteles al iniciar sus reflexiones éticas es determinar el fin de la ética y su lugar entre las otras disciplinas filosóficas.  La ética, dice Aristóteles, tiene como objetivo alcanzar el fin propio del hombre al que se dirigen todas las actividades humanas, es decir, la felicidad.
Todos nuestros actos tienen un fin: estudiar tiene por fin aprobar, aprobar obtener un título y obtener un título tener acceso a otro título o al mercado laboral, etc. Estas acciones tienen finalidades que a su vez tienen otros fines, pero aquel fin que se busca por sí mismo es el fin supremo y a eso le damos el nombre de felicidad. Mientras que la ética se encarga de la felicidad de un individuo, la política trata de buscar la felicidad de un conjunto social. A su vez, al ser el hombre un ser sociable por naturaleza la felicidad del individuo está indisolublemente unida a la felicidad del cuerpo social al que pertenece, por lo que Aristóteles concluye que la ética es, en realidad, una parte de la política y que debe estar supeditada a ella. Aunque es aparentemente obvio que el fin de la vida humana es la felicidad, lo difícil es definir en qué consiste la felicidad; para algunos es la búsqueda del placer, para otros la consecución de honores o incluso renunciar a todo y vivir totalmente independiente. Aristóteles considera que la razón es el rasgo definitorio de lo humano, por lo tanto, la felicidad como fin propio del hombre se podrá definir como “actividad del alma acorde con la virtud”, es decir, acorde con la razón. La actividad racional es una actividad medida y armónica ya que toda actividad desmedida y sin armónía carecería de racionalidad; por esto Aristóteles define que esta actividad racional acorde con la virtud, el camino para alcanzar la felicidad es, de hecho, la búsqueda de un justo medio entre los extremos. Hasta aquí, podríamos concluir que la ética aristotélica es una ética: • Teleológica, porque en el pensamiento aristotélico todo ser y toda acción persiguen un fin. Se puede diferenciar entre dos tipos de fines: los fines intermedios (o bienes útiles) son aquellos que buscamos no por sí mismos, sino para lograr otra cosa a través de ellos; y el fin último (o bien supremo), aquél que buscamos siempre y en todo lo que hacemos, el objetivo final de la vida humana. Así ocurre con la medicina, que tiene por fin la salud, o con la construcción, que tiene por meta la casa.  • Eudemonista, porque la felicidad es el bien supremo y todo lo demás es bueno en la medida en que conduce a la felicidad y malo si nos aleja de ella. Dicho de otra manera, la felicidad es el fin último al que aspiran todos los seres humanos por naturaleza. Según Aristóteles, está tendencia a la felicidad no es cuestión de elección, sino que pertenece a la naturaleza humana, de manera parecida a como los naranjos producen naranjas, pues está en su naturaleza producirlas. • Naturalista, pues como se ha dicho, la felicidad está marcada como un objetivo a lograr en la naturaleza humana. La felicidad se consigue llevando una vida virtuosa acorde con la naturaleza humana. Por este motivo Aristóteles se esforzará por descubrir qué es lo más propio del ser humano, es decir, en qué consiste su naturaleza, pues solo llevando una vida acorde con ella se puede alcanzar la felicidad. • Comunitarista. La ética desemboca en la política, pues sólo se puede ser feliz en una comunidad política justa. En la comunidad política cada cual tiene una función: ser
soldado, gobernante, madre, adivina… Sus obligaciones morales consisten en desempeñarla bien y en intentar adquirir las virtudes adecuadas y propias de esa función. Así pues, el medio socio-político es el adecuado y necesario para la felicidad. Como individuo aislado, el ser humano no puede llevar una vida moral. Prueba de ello es la importancia de la amistad para llegar a ser feliz. En definitiva, la política es la ética de la vida comunitaria. Para lograr este objetivo de felicidad en la polis, Aristóteles desarrolla su teoría de la virtud como justo medio (teoría de la mesotes) que ha tenido una enorme repercusión en la historia de la filosofía y es una propuesta original de Aristóteles. Según el autor griego el valiente, por ejemplo, es un justo medio entre el temerario (que no le teme a nada) y el cobarde (que le teme a todo) o el generoso, por poner otro ejemplo, es un justo medio entre el avaro (que no gasta nada) y el derrochador (que gasta todo lo que tiene).  Aristóteles reconoce que es difícil estipular en donde está el justo medio ya que la ética no es una ciencia exacta como las matemáticas y que en muchas ocasiones no es un punto medio simétrico entre los dos extremos (el valiente se acerca más al temerario que al cobarde), pero la vida acorde con la razón nos muestra a través de la experiencia cuál es ese punto medio en donde se encuentra la virtud moral. Frente a propuestas más ascéticas como la de los platónicos o cínicos Aristóteles considera que no es posible la felicidad sin posesiones materiales, pero puntualizando que estas posesiones también tienen que situarse en un punto medio. Una pobreza excesiva deja al hombre en la esclavitud y sin posibilidad de vivir con comodidad, pero una riqueza extrema tampoco permite al hombre dedicarse a sus propios asuntos y lo esclaviza en la administración de su riqueza por lo que esta se vuelve o superflua o un lastre para practicar la virtud y, por lo tanto, para hallar la felicidad. Junto a cierta riqueza otra cosa que debe unirse a la virtud moral para alcanzar la felicidad es la amistad. Dice Aristóteles: “[…] sin amigos nadie querría vivir, aunque tuviera todos los otros bienes; incluso los que poseen riquezas, autoridad o poder parece que necesitan sobre todo amigos; porque ¿de qué sirve esta abundancia de bienes sin la oportunidad de hacer el bien […]?” (Et. Nicom. 1155a).  El otro elemento que añade el Estagirita al logro de la felicidad y de la vida virtuosa es la salud. Sin salud es difícil alcanzar la plena felicidad. No obstante, es posible. La ética, como hemos dicho ya, trata sobre como el individuo puede alcanzar la virtud y la felicidad, pero no es algo que sólo deba preocupar al individuo. Una pregunta clásica de la filosofía griega fue: ¿cómo el hombre llega a ser bueno, es algo natural, algo que viene de la costumbre o algo que se aprende por la enseñanza? Aristóteles responde que como la naturaleza no la podemos modelar, la ciudad debe intentar inculcar a los ciudadanos la virtud mediante la educación y la ley.