Regencia Serrano

Regencia Serrano

Las Cortes Constituyentes iniciaron sus sesiones el 11 de febrero de 1869 y el debate del proyecto de nueva constitución el 6 de abril. El texto constitucional se promulgó dos meses más tarde, el 6 de junio, después de aprobarse por amplia mayoría de 214 votos a favor y 55 en contra.

2.1. La Constitución de 1869

Es un texto de extensión media, con.ll2 artículos, influido por la constitución belga de 1831 y la estadounidense de 1787 (Doc.7). Establecía en el preámbulo la soberanía nacional de base popular y proclamaba la división de poderes y una amplia declaración de derechos. De su contenido destacaban los siguientes aspectos:

Regulaba todos los derechos individuales que reconocía, incluso «cualquier otro no consignado expresamente» (art. 29). Esos derechos eran los de libertad de cultos, de reunión y asociación, de residencia, de enseñanza, de expresión y de inviolabilidad del domicilio. Si se hacía uso indebido de esos derechos, estaba prevista su suspensión, pero solo mediante una ley La libertad de cultos suscitó un encendido debate entre el canónigo Manterola, defensor a ultranza de los privilegios de la Iglesia, y el diputado republicano Emilio Castelar.

• Se establecía el sufragio universal como la conquista política más destacada de la revolución de 1868, tal y como señalaba el art. 16, a lo que se opuso —sin éxito— el diputado conservador Cánovas, que quería establecer limitaciones a este derecho.

• Se instauró un sistema bicameral. El Senado se elegía por sufragio universal indirecto, pero solo podían ser senadores los mayores contribuyentes y las altas capacidades, lo que le daba un resabio censitario. El Congreso estaba integrado por un diputado por cada 40.000 habitantes, elegido por sufragio universal.

• El rey tenía atribuciones semejantes a las de constituciones anteriores, pero el art. 33 aclaraba que esa monarquía estaba sujeta a la soberanía nacional, de la que emanaban todos los poderes del Estado, incluso los del monarca. Era una monarquía de nuevo cuño, adaptada a los tiempos. Esta peculiaridad planteó la necesidad de buscar un nuevo rey, lo que marcó la vida política de España hasta fines de 1870.

2.2. Los problemas de la regencia

La adopción de la monarquía como forma de gobierno provocó la dura oposición de los republicanos y obligó a nombrar a Serrano regente, mientras Prim ocupó la jefatura del gobierno. El poder ejecutivo tuvo que hacer frente a problemas internos y exteriores que complicaron su devenir:

  • Una guerra colonial en Cuba que se había iniciado en 1868.
  • La oposición activa de los carlistas y los alfonsinos*, cada uno por razones contrapuestas. Los carlistas ya no tomaron parle en la votación de junio de 1869 para aprobar la nueva constitución, y dos meses antes habían comenzado a formarse partidas armadas en algunas provincias.
  • El permanente acoso de los republicanos, que no aceptaron la solución monárquica de la constitución, lo que se plasmó en el Pacto de Tortosa de 18 de mayo de 1869 con levantamientos armados en Cataluña, Aragón y Valencia durante el verano de ese año.
  • El descontento de las capas populares urbanas y rurales, que veían sin respuesta sus demandas sociales.


La etapa de la regencia de Serrano y del gobierno de Prim estuvo, por tanto, plagada de convulsiones sociales y movimientos revolucionarios. En octubre de 1869 se produjo un alzamiento republicano federal, que movilizó tanto a sectores burgueses como al incipiente movimiento obrero. Detrás de ese apoyo popular estaba la Frustración por no haber puesto en práctica el gobierno provisional dos reivindicaciones básicas de las clases populares: la supresión del impuesto de consumos y de las quintas. Esta sublevación se extendió por zonas de Cataluña, Valencia y, sobre todo, de Andalucía, donde de nuevo se movilizaron los campesinos andaluces.

Además, en julio de ese año se habían levantado varias partidas carlistas, que anunciaban la que iba a ser la tercera guerra carlista a partir de 1872. Por si fuera poco, desde 1868 la guerra colonial en Cuba agravaba la inestabilidad política, económica y social.

En este agitado panorama se firmó el Pacto Federal de Tortosa en mayo de 1869, que agrupaba a los comités del partido federal de la antigua Corona de Aragón, al que se sumaron los de Andalucía, Extremadura, Galicia, Asturias, Castilla y León, etc. Los firmantes pretendían un proyecto de España de corte federal. Fueron llamados republicanos «intransigentes». Este plan culminó con la firma el 30 de junio de un Pacto Nacional que creaba el Consejo Federal. Su programa, hecho público en un manifiesto, reclamaba la república democrática federal, y amplia autonomía en municipios y provincias.

Prim reprimió estos levantamientos y asumió amplios poderes en el orden público. También tuvo que afrontar el bandolerismo en Andalucía con un cuerpo policial, la Partida de Seguridad Pública, que aplicó la «ley de fugas»* sin contemplaciones. El resultado fue más de 70 muertes entre septiembre y octubre, lo que provocó un duro debate en el Parlamento.

2.3. En busca de un nuevo rey

A los problemas que acabamos de referirnos se sumaba un asunto de gran complejidad diplomática y de política interior: la elección del nuevo rey, de una dinastía que no fuera la de los Borbones, desplazada del trono tras el pronunciamiento de septiembre de 1868. Llegó a haber cinco candidatos, cuatro de ellos desechados por diversas razones, lo que dejó abierta la candidatura de Amadeo de Saboya como nuevo rey de España. La propuesta para que Amadeo fuera rey se planteó en el verano de 1870 en un contexto muy complejo tanto en política interior como exterior. La derrota de Francia en la guerra contra Prusia, con la desaparición del Segundo Imperio francés, era un elemento desestabilizador, y en política interior la oposición de los republicanos y los partidarios del duque de Montpensier, detrás de cuya candidatura estaba la Unión Liberal y parte del ejército, amenazaban la estabilidad del gobierno presidido por Prim,

Por todo ello, Prim agilizó la proclamación del nuevo candidato oficial, Amadeo, tras la aceptación de la casa de Aosta en octubre y ante el temor de las consecuencias de la ocupación de Roma y su incorporación al nuevo reino de Italia, así como la proclamación de la República en Francia. El 3 de noviembre, Prim presentó oficialmente la candidatura, se inició una campaña electoral y el 16 se votó en las Cortes. El resultado de la votación dio un claro triunfo al candidato propuesto: 191 votos para Amadeo de Saboya, frente a 27 a Montpensier y 8 a Espartero, mientras los republicanos emitieron 63 votos contrarios.