Relieve causado por la erosión diferencial

Carácterísticas Generales del Relieve Español


El relieve es el conjunto de formas que presenta la superficie terrestre. La ciencia que estudia el relieve es la Geomorfología. Las formas del relieve son el resultado de una estructura geológica originada por las fuerzas internas de la Tierra (orogenias, terremotos, volcanes) y del posterior modelado completado por los agentes externos (erosión, seres vivos). El relieve español presenta varias carácterísticas fundamentales:  -La forma maciza de la Península Ibérica, debido a su anchura (1.094 km. De Oeste a Este) y la extensión de sus costas. La mayor parte de las costas presentan un trazado rectilíneo, excepto algunos tramos del litoral gallego de costas más recortadas. Este aspecto macizo, sin entalladuras que faciliten la penetración desde la costa de la brisa marina, provoca que la influencia del Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico en las regiones del interior sea escasa. -La elevada altitud media (660 metros sobre el nivel del mar) la sitúa en segundo lugar en Europa después de Suiza (1.300 metros). Esa elevada altitud media no es el resultado de la presencia de altas cimas ni elevadas cordilleras sino a la existencia de un conjunto de altiplanicies elevadas, la Meseta Central, gran bloque plano, orientado en su mayor parte hacia el Atlántico, hacia donde vierten las aguas la mayor parte de los cursos fluviales peninsulares. La altitud elevada y las acusadas pendientes en algunas zonas impiden la formación de suelos aptos para la agricultura y dificultan las comunicaciones. -La variedad y diversidad del relieve español en cuanto a los materiales (roquedo peninsular), formas (cordilleras, montañas, mesetas, llanuras y depresiones), disposición y evolución geológica. Las llanuras ocupan dos tercios del territorio, con distintas alturas (altiplanicies del Duero 650-1.200 metros, altiplanicies del Tajo 500-1.000 m., penillanuras extremeñas 400 m., depresiones del Ebro y Guadalquivir 40-400 m.). -El núcleo central de las unidades morfoestructurales del relieve español es la Meseta, que es la unidad organizadora del relieve peninsular. Se trata de un zócalo antiguo de la Era Primaria, producto de la erosión de las primeras cordilleras, que son transformadas en esta llanura elevada. -La disposición periférica de importantes y destacadas alineaciones montañosas alrededor de la Meseta Central (Pirineos, Cordillera Cantábrica, Sistemas Béticos), que complican el acceso y las comunicaciones de la periferia con el interior. Además, los relieves periféricos impiden que la influencia termorreguladora del mar llegue hasta las tierras del interior, lo que hace que las temperaturas en verano e invierno sean más extremas (efecto de continentalidad). -La existencia de dos conjuntos insulares de origen y naturaleza distinta: el archipiélago canario en latitudes subtropicales, de origen volcánico, y el archipiélago balear en el Mar Mediterráneo, vinculado al relieve peninsular.

El Roquedo Peninsular y los tipos de relieve


En la península se distinguen tres grandes zonas litológicas resultado de la evolución geológica: la Iberia silícea, la caliza y la arcillosa. A ello hay que unir la volcánica en las Islas Canarias. En cada una de estas áreas la erosión crea distintos tipos de relieve o modelado: granítico, cárstico y arcilloso.

La Iberia silícea

Se extiende por gran parte del oeste peninsular (zonas de la Meseta, el Macizo Galaico, la parte occidental de la Cordillera Cantábrica, el Sistema Central, los Montes de Toledo y Sierra Morena; las áreas más elevadas de los Pirineos, las altas cumbres de Sierra Nevada y núcleos aislados del Sistema Ibérico). Predominan los materiales rocosos antiguos, así abundan rocas intrusivas (granito)
Y metamórficas (cuarcitas y pizarras). El granito es una roca cristalina y rígida que se altera de dos formas diferentes dando lugar a distintos tipos de relieve granítico. En unos casos los cristales del granito se descomponen y se transforman en arenas pardoamarillentas, que pueden alcanzar grandes espesores. En otros casos el granito se altera a partir de las diaclasas (fracturas) de la roca dando lugar a dos formas según la altitud: -En las áreas de alta montaña, el agua se filtra por las fracturas de las rocas que, al helarse, aumentan de tamaño y se rompen, así se forman crestas escarpadas y dentadas y canchales (acumulaciones de fragmentos de roca)al pie de las montañas. -En áreas menos elevadas el granito se erosiona formando relieves redondeados, ligeramente ondulados o fragmentándose en bolos, que originan berrocales o domos. La cuarcita es una roca dura y resistente que se fractura en bloques por efecto de la erosión del frío y el agua (gelifracción). Es frecuente encontrarla en zonas montañosas formando crestones y sierras alargadas.La pizarra es menos resistente que las anteriores y suele erosionarse originando formas onduladas.

La Iberia caliza

Está formada por sedimentos o rocas de la Era Secundaria que se plegaron en la Era Terciaria. Los terrenos calizos forman en la península una Z invertida que se extiende por los Pirineos, Montes Vascos, parte oriental de la Cordillera Cantábrica, Sistema Ibérico, parte de la Cordillera Costero Catalana y las Cordilleras Béticas. Predominan las rocas calizas, una roca dura que se fractura formando grietas y que se disuelve fácilmente con el agua. La roca caliza, al ser permeable, origina un típico paisaje cárstico con originales y complejas formas entre las que destacan:-
Lapiaces, surcos separados por tabiques alargados, formados por acumulación de agua. –
Gargantas, valles estrechos y profundos enmarcados por vertientes abruptas causadas por un río. –
Poljés, depresiones alargadas de fondo horizontal y recorridos por corrientes de agua que a veces desaparecen. –
Dolinas, grandes cavidades de agua estancada de forma más o menos circular. –
Uvalas, varias dolinas agrupadas. –
Cuevas, formadas cuando el agua se filtra al interior y circula de forma subterránea excavando galerías. –
Simas, aberturas estrechas que comunican la superficie con galerías subterráneas.

– Iberia arcillosa

Se extiende por amplias zonas llanas de las depresiones interiores de la Meseta, así como por las partes más bajas de las depresiones del Ebro y del Guadalquivir. Se trata de materiales sedimentarios relativamente recientes que proceden de la erosión de relieves próximos (arcillas, yesos, arenas, etc.). El relieve arcilloso es básicamente horizontal de llanuras y páramos, ya que son terrenos que se erosionan rápidamente por la blandura de sus materiales, lo que origina dos tipos de relieves: -En los medios semiáridos la erosión puede originar una densa red de barrancos conocidos como cárcavas (surcos estrechos y profundos separados por aristas que crean un relieve abrupto) y badlands (cárcavas desarrolladas en una zona amplia). -En otros casos, el relieve originado es el de campiñas, un paisaje de suaves ondulaciones, con terrenos arcillosos-arenosos, apto para la agricultura (zonas de Córdoba y Sevilla).

El relieve causado por erosión diferencial

En cada una de las tres áreas citadas es frecuente la presencia de rocas de distinto origen y resistencia. La erosión actúa entonces de forma diferente, dando lugar a distintos relieves según la disposición de los estratos. A) Cuando los estratos son horizontales y alternativamente duros y blandos, los ríos abren valles en los que se forman “mesas”, “muelas” o páramos, que tienen la cima horizontal, coincidiendo con el estrato duro y flancos suaves. A veces las mesas se reducen hasta convertirse en colinas de techo horizontal aisladas llamadas “cerros testigo”.
Este tipo de relieve puede encontrarse en las cuencas sedimentarias de la Meseta y en las del Ebro y Guadalquivir. B) Cuando los estratos están suavemente inclinados y alternan materiales duros se forman “cuestas”, en las que se distingue un dorso (formado por el estrato duro inclinado) y un frente (con una parte superior de fuerte pendiente, formado por la capa dura y una parte inferior cóncava en la capa blanda, donde la pendiente es más suave). C) El relieve apalachense se forma sobre un relieve montañoso herciniano, arrasado y nivelado por la erosión, que experimenta un rejuvenecimiento que reactiva la erosión. La erosión diferencial deja al descubierto las capas duras, que forman crestas paralelas, largas y estrechas, de similar altitud, separadas por depresiones abiertas en las capas blandas. Este relieve se encuentra en la parte occidental de la Cordillera Cantábrica, los Montes de Toledo y Sierra Morena. D) El relieve invertido o jurásico se forma en las cordilleras jóvenes por la alternancia de anticlinales y sinclinales.
En la cumbre de los anticlinales la erosión rompe la línea de la cordillera excavando valles perpendiculares (cluses) y paralelos (combes) a la cumbre. Una vez que la erosión perfora el estrato duro de la cumbre el vaciamiento de los anticlinales es rápido y éstos se convierten en valles, entre los que quedan los anteriores valles sinclinales ahora elevados. Así, el relieve se ha invertido. Este tipo de relieve es carácterístico del Sistema Ibérico, la parte oriental de la Cordillera Cantábrica, los Pirineos y las Cordilleras Béticas.

El Relieve de Extremadura  Gran variedad de formas de relieve, que pueden resumirse en tres: áreas montañosas, superficies de erosión o penillanuras y valles fluviales. Extremadura se encuentra en la submeseta sur.
En ella predominan altitudes situadas entre los 400 y los 600 metros, aunque se alcanzan cotas de más de 2.000 metros en algunas zonas del Sistema Central y de menos de 200 metros en las Vegas del Guadiana. La evolución geológica de Extremadura se encuadra dentro del largo y complejo proceso que afectó a la Meseta y que se puede resumir así: -Emersión de los fondos marinos durante la Era Primaria con la orogenia alpina (formó parte del antiguo Macizo Hespérico). -Erosión y arrasamiento del relieve durante la Era Secundaria. -Reactivación, fractura y organización de la red fluvial durante la Era Terciaria (orogenia alpina). Fracturas del Sistema Central y los Montes de Toledo. -Retoques vinculados al glaciarismo y otros procesos climáticos durante la Era Cuaternaria (terrazas fluviales del Guadiana). Los materiales predominantes son muy antiguos, propios de la Iberia Silícea (granitos, cuarcitas y pizarras). Sobre ellos en determinadas zonas se han depositado materiales más recientes (arcillas), surgiendo así suelos fértiles de gran importancia para el aprovechamiento agrícola, que han favorecido el asentamiento de importantes núcleos de población (Tierra de Barros, Vegas del Guadiana). Las principales unidades del relieve extremeño se organizan de modo simétrico, alternando sistemas montañosos con zonas llanas en las que se encajan los valles fluviales. Se organizan del siguiente modo: Estribaciones meridionales del Sistema Central, Cuenca del Tajo, Montes de Toledo, Cuenca del Guadiana y estribaciones septentrionales de Sierra Morena.

Los Sistemas montañosos. Sistema Central

Se trata de la unidad montañosa donde se encuentran las mayores altitudes de Extremadura. Incluye un conjunto de sierras (Gata, Hurdes, Béjar y Gredos), formadas por materiales paleozoicos duros (granitos, pizarras y cuarcitas) y fracturados por las orogenias. Las cumbres están muy erosionadas, sobre ellas se aprecian los efectos de las glaciaciones cuaternarias. En estas montañas nacen los afluentes más caudalosos del Tajo, que desde su nacimiento hasta sus cuencas medias están profundamente encajados. 

Montes de Toledo

Son un conjunto de sierras poco elevadas con orientación NO-SE (San Pedro, Montánchez, Villuercas). Destacan materiales antiguos como cuarcitas y pizarras, originándose relieves de tipo apalachense y formaciones de depósitos sedimentarios compuestos por guijarros de cuarcita empastados en arcilla (rañas). Los Montes de Toledo constituyen la divisoria de aguas entre las cuencas del Tajo y del Guadiana.

Sierra Morena

Son el límite meridional de Extremadura. Incluyen un conjunto de sierras (Jerez, Tudía, Hornachos) poco elevadas. Los materiales que la forman son muy antiguos (pizarras, cuarcitas y granitos), apareciendo en algunos lugares minas que han sido objeto de explotación económica desde muy antiguo (hierro, plomo y cobre). Sierra Morena forma la divisoria de aguas entre las cuencas del Guadina y el Guadalquivir.

Zonas llanas

Entre los sistemas de sierras citados se encuentran amplios espacios predominantemente llanos o ligeramente ondulados situados entre los 400-500 metros sobre el nivel del mar. Se trata de penillanuras o terrenos sometidos a un largo proceso de erosión-sedimentación (Penillanura Trujillano-cacereña, Tierra de Barros, La Serena, Campiña Sur y Llanos de Olivenza).

Valles fluviales

Sobre las penillanuras citadas se ha establecido una red fluvial que ha tallado sus valles encajándose sobre los terrenos llanos:

Río Tajo

Sus afluentes fluyen por terrenos meseteños muy antiguos encajándose a veces profundamente sobre el terreno formando riberos (Almonte); en otros casos la sedimentación ha originado vegas amplias con fértiles suelos (Valle del Tiétar, Vegas del Alagón).

Río Guadiana

Fluye por un amplio y extenso valle relleno de fértiles materiales sedimentarios (limos y arcilla), siendo objeto de una intensa ocupación humana y de una destacada agroindustria (Montijo, Don Benito).