René Descartes: El Método para Alcanzar la Verdad y Superar el Escepticismo

El Método Cartesiano: Ideal Matemático de Certeza, Duda Metódica y Criterio de Verdad

1. El Escepticismo y la Búsqueda de la Verdad Absoluta

En el siglo XVII resurge una escuela, una de las más influyentes durante el Renacimiento: el escepticismo. Esta corriente filosófica afirma que el conocimiento verdadero es imposible de alcanzar, debido a que la razón humana es tan débil que se encuentra imposibilitada para ello.

El escepticismo, al negar la posibilidad de un conocimiento cierto, nos conduce a aceptar como verdaderas todas las cosas, o al menos, a conformarnos con lo verosímil, dado que no hay certeza de que algún conocimiento sea real. Descartes se opone frontalmente a las tesis escépticas en el ámbito del conocimiento. Partiendo de principios radicalmente opuestos, afirmaba que la verdad y la certeza absoluta son alcanzables, pues la razón humana posee la potencia suficiente para llegar a ellas.

2. El Ideal Matemático de Conocimiento

Descartes es considerado el padre de la filosofía moderna, impulsado por su deseo de establecer un método riguroso para hallar la verdad. Concibió un método, inspirado en las matemáticas, que consideraba la única vía para alcanzar un conocimiento verdadero y universal.

2.1. Intuición y Deducción: Las Vías del Conocimiento Racional

Según Descartes, los modos a través de los cuales podemos alcanzar el conocimiento por medio de la razón son la intuición y la deducción. La intuición es un modo de conocimiento inmediato, que se presenta sin posibilidad de duda, al mostrarnos ideas simples, evidentes y distintas. A partir de estas ideas se desarrolla la deducción. Esta observa las conexiones entre las distintas intuiciones y busca analizarlas, creando así una cadena de razonamientos hasta llegar a una conclusión final o resultado.

Descartes sostenía que las verdades absolutas se obtienen única y exclusivamente a partir de las matemáticas. Por ello, buscó unificar la filosofía con las matemáticas para alcanzar una verdad absoluta y universal.

2.2. Los Cuatro Preceptos del Método Cartesiano

Descartes formuló el Método Cartesiano como vía para alcanzar la verdad. Este método se estructura en cuatro preceptos, que resumen el proceso de análisis y reflexión inspirado en las matemáticas:

  • La Evidencia: Es el punto de partida, por el cual algo se presenta a la mente de manera clara y distinta, sin posibilidad de duda.
  • El Análisis: Consiste en descomponer lo captado por la evidencia en sus elementos más simples, para asegurar que cada uno sea aprehendido de forma clara y distinta.
  • La Síntesis: Implica reconstruir deductivamente las cuestiones complejas a partir de sus elementos simples, procediendo de lo más simple a lo más complejo.
  • La Enumeración: Consiste en revisar el proceso completo para asegurar que no se ha omitido nada y que todos los pasos son verdaderos, es decir, se verifica la correcta aplicación del método.

3. La Duda Metódica: Un Camino Hacia la Certeza

Desde un principio, Descartes buscaba alcanzar una verdad absoluta, indudable e incuestionable. Para ello, aplica su método, que consiste en la aplicación de la duda metódica, una herramienta filosófica distinta de la duda escéptica real.

Ahora bien, ¿por dónde comenzar la búsqueda de esa verdad absoluta? El primer paso es la duda metódica. Por lo tanto, lo primero es dudar de todo y rechazar aquello que no se presente como evidente y claro, incluso si la duda es mínima.

3.1. Los Tres Motivos de la Duda Radical

Existen tres motivos que llevan a Descartes a radicalizar su duda:

  1. La Fiabilidad de los Sentidos: Descartes planteaba que nuestro contacto con el mundo material se da a través de los sentidos, los cuales nos proporcionan un conocimiento que solemos considerar verdadero. Sin embargo, no podemos estar seguros de que lo que nos aportan los sentidos sea siempre verdadero; por ello, los rechazamos como vía fiable para conocer el mundo.
  2. La Hipótesis del Sueño: Con ella, Descartes plantea que no podemos distinguir con certeza si lo que experimentamos es la realidad o un sueño, ya que las sensaciones en ambos estados pueden ser indistinguibles.
  3. La Hipótesis del Genio Maligno: Esta hipótesis nos lleva a dudar incluso del conocimiento más fundamental, como las verdades matemáticas. Es una hipótesis improbable, pero no imposible y, por tanto, genera una duda radical. Lo crucial de este tercer momento es que la duda afecta incluso a las verdades matemáticas, consideradas evidentes y ciertas, pero que no resisten la duda generada por la hipótesis del genio maligno.

4. El Cogito, Ergo Sum: La Primera Verdad Indudable

Para finalizar, Descartes llega a una conclusión clara, distinta y cierta, de la cual nace el célebre «Cogito, ergo sum» o «Pienso, luego existo». Esta conclusión es inmune al genio maligno: aunque todo lo demás pudiera ser falso y nada existiera realmente, de lo que no cabe duda es de que soy un ser que piensa. El cogito demuestra nuestra existencia al dudar de algo y capta la relación intrínseca entre pensar y ser.

En definitiva, esta conclusión del autor es indudable: el ser humano es una sustancia pensante (res cogitans) que existe.