René Descartes: Fundamentos del Racionalismo y el Método del Conocimiento

René Descartes: Fundamentos del Racionalismo y el Método del Conocimiento

El Racionalismo Cartesiano: Bases del Conocimiento

Perteneciente a la corriente filosófica del siglo XVII, el racionalismo, que se opone al empirismo inglés del siglo XVIII, Descartes sostiene que nuestros conocimientos válidos sobre la realidad provienen del entendimiento. Afirma también que existen ideas innatas en el entendimiento, que no tienen su origen en la experiencia sensible, y que nuestro conocimiento se construye deductivamente a partir de ciertas ideas y principios evidentes.

El objetivo de Descartes era el logro de la verdad filosófica mediante la razón. Pretendía construir una filosofía que asegurara el conocimiento perfecto de todas las cosas que el ser humano puede conocer.

Las dos grandes operaciones de la mente son: la intuición, que es un ver con claridad y distinción que no deja lugar a dudas, y la deducción, que es toda inferencia necesaria a partir de otros hechos conocidos con certeza.

El Método Cartesiano: Reglas para la Búsqueda de la Verdad

El método propuesto por Descartes, válido para todas las ciencias, consiste en reglas para usar correctamente estas dos operaciones mentales. Las reglas del método son:

  1. Evidencia: No aceptar como verdadero nada que no se conozca con total evidencia.
  2. Análisis: Reducir las ideas compuestas a ideas simples.
  3. Síntesis: Conociendo intuitivamente las proposiciones más simples, buscar todas las demás.
  4. Enumeración: Revisar todo el proceso para asegurar que no se omite nada.

La Duda Metódica y la Primera Verdad

Descartes afirma que, para conseguir una primera verdad de la que se deduzcan las demás, hay que empezar dudando de todo aquello de lo que se pueda dudar:

  • De lo que se percibe por los sentidos.
  • De la imposibilidad de diferenciar la vigilia del sueño.
  • E incluso de los propios razonamientos, ya que se puede concebir la existencia de un genio maligno que engañe al pensar, incluso en proposiciones matemáticas.

La duda cartesiana es universal, metódica, teorética y provisional.

Encontró la primera verdad en el cogito: “Yo no puedo dudar de que pienso, ni que, al pensar, estoy existiendo”. Sugiere como regla general que todo aquello que percibimos con claridad y distinción es verdadero.

Las Ideas y las Sustancias Cartesianas

El pensamiento siempre piensa ideas, que pueden ser de tres tipos:

  • Adventicias: Parecen provenir de nuestra experiencia externa (ej. “los pájaros”).
  • Facticias: Provienen de la imaginación y voluntad (ej. “un centauro”).
  • Innatas: Son las que el entendimiento posee por sí mismo, por naturaleza (y que pueden servir como punto de partida para la demostración de la existencia de una realidad fuera de la mente).

Con esto, Descartes ya ha encontrado un criterio de certeza para poder distinguir la verdad de la falsedad: “siempre que tengo una idea clara y distinta de algo, tengo la certeza de que esta cosa es cierta”.

Después de haber llegado al «pienso, luego existo» (cogito ergo sum), intuye que el “yo” existe como sustancia y que el pensar es la esencia del ser humano.

Para René, las palabras «sustancia» y «cosa» son sinónimos; de ahí deduce tres sustancias:

  • Res Cogitans (Sustancia Pensante): El ser humano es solo algo que piensa y no necesita el cuerpo para pensar.
  • Res Infinita (Sustancia Infinita y Necesaria): Como pienso, dudo, y al dudar, soy algo finito e imperfecto, ya que más perfecto sería no dudar. Este ser perfecto es Dios.
  • Res Extensa (Sustancia Extensa): Soy un ser pensante y, aunque el cuerpo no me haga falta para pensar, sí para percibir la realidad. Tengo un cuerpo, y este ocupa espacio.

En resumen: El yo que piensa se encuentra con una realidad escindida en dos: el cuerpo y el alma. Es decir, hay una independencia entre la res cogitans (sustancia pensante) y la res extensa (sustancia extensa). El cuerpo es materia, es sustancia, ya que implica extensión. El alma es espíritu y está constituida por el pensamiento; se entiende como algo que no necesita del cuerpo para ser, para pensar. El espíritu, el pensamiento, es independiente de la materia, del cuerpo y, por tanto, de los sentidos. Así, el alma no muere con el cuerpo; el alma es inmortal.

Pero, sin embargo, están unidas en un “yo”. Esta unión, según Descartes, se establece en la glándula pineal, que está en el cerebro y es considerada la sede del alma; a través de ella se consigue la unidad.

La Existencia de Dios y la Realidad del Mundo

Al plantearse la idea de ser un ser finito, Descartes aborda el problema de la existencia de un ser infinito y perfecto: Dios.

Para demostrar la inexistencia del genio maligno, debe demostrar primero la existencia de Dios. Pues si Dios es inmutable, una sustancia infinita, eterna, independiente y omnipotente, y también autor de todas las cosas y de la razón, Descartes mismo garantiza que, razonando de forma correcta (usando de la manera más adecuada las facultades cognoscitivas que nos ha dado), nuestros conocimientos son correctos y nuestras ideas se corresponden con la realidad.

René hizo tres demostraciones de la existencia de Dios:

  1. Argumento de la imperfección y la idea de infinito: ¿Cómo puedo yo, que soy un ser finito, haber producido la idea de un ser infinito? Lo más no puede derivarse de lo menos. En conclusión, esta idea solo puede haber sido puesta en mi mente por un ser infinito, es decir, Dios.
  2. Argumento de la causalidad de la existencia: Se basa en el hecho de que nosotros, que tenemos la idea de lo perfecto, existimos. Según Descartes, Dios nos ha creado. En primer lugar, porque yo no me he dado mi propia existencia; y en segundo lugar, porque mis padres tampoco me han dado la existencia, ya que tengo la idea de lo perfecto en la cabeza y mis padres también son seres imperfectos. La idea de perfección ha existido en mi mente porque un ser perfecto la ha puesto en mí; por lo tanto, Dios existe y me ha creado.
  3. Argumento ontológico: Es la más sencilla: Si algo tiene esencia, es decir, si es, entonces existe. La existencia es una perfección inherente a la esencia de Dios.

Con la afirmación de René Descartes sobre la existencia de Dios, se asegura la inexistencia del genio maligno.

Entonces, Dios existe y es perfecto (si no, no sería Dios); no puede engañarme. Por tanto, y debido a la demostración de la res extensa, el mundo existe, ya que todo lo que hay en el mundo lo veo, lo toco y ocupa un espacio físico, al igual que las cosas corporales.

Descartes lo explica de la siguiente manera: Tenemos la facultad positiva de recibir o sentir las ideas de las cosas sensibles, pero esta sería inútil si no hubiera en mí una facultad activa capaz de producir estas ideas. El caso es que no pueden estar en mí, ya que estas ideas se me han presentado sin que yo contribuyera a ello y a veces en contra de mi deseo.

Dios me ha dado una poderosa inclinación a creer que las ideas que tengo parten de las cosas corporales, y como Dios no me engaña, serán las cosas corporales las que provocan en mí estas ideas a través de los sentidos.

En resumen, la res extensa, según este filósofo, es un motor enorme que tiene unas leyes naturales que son iguales para todos. Dios ha creado todo y, como es el motor de todo, lo que se mueva seguirá moviéndose hasta que una fuerza exterior (Dios) lo detenga. En este punto, estaría el principio de causalidad.

El Mensaje Cartesiano Final

René Descartes defiende en todo momento el derecho que tiene el ser humano a pensar individualmente. “Es misión y deber del hombre defender sus derechos y los de sus semejantes; además de todos estos derechos, hay uno que no tendrá que ceder por nada del mundo: el derecho a pensar por cuenta propia. Este es el sentido del último mensaje cartesiano”.

El Problema de la Interacción Mente-Cuerpo en el Racionalismo Post-Cartesiano

Tras Descartes, otros filósofos racionalistas abordaron el problema de la interacción entre la mente y el cuerpo:

  • Descartes: Apela a la ignorancia, ya que le atribuye esta función comunicadora a la glándula pineal del cuerpo, cuya verdadera función se desconocía entonces en el campo de la medicina.
  • Malebranche: Apela a la intervención divina (teoría ocasionalista), alegando que Dios es el conector que mueve nuestro cuerpo cuando nosotros pensamos en hacerlo.
  • Leibniz: Apela a la heterogeneidad (teoría de la armonía preestablecida), atribuyéndole a Dios la función de “relojero” que ha sincronizado nuestra alma y nuestro cuerpo para que coincidan nuestros deseos de movimiento con los efectuados por el cuerpo. Esto no resta libertad al hombre, puesto que no implica un destino escrito, sino un Dios que nos conoce tan bien que predice lo que vamos a querer hacer.

Comparación entre René Descartes y David Hume

Vamos a comparar a Descartes con Hume. Hume era empirista. El empirismo, al igual que el racionalismo, se centra en el conocimiento y en la manera como conocemos, así como en los materiales de los que está hecho el conocimiento. Los principales representantes del empirismo fueron Locke, Berkeley y David Hume en la Ilustración inglesa. Los principales representantes del racionalismo fueron Descartes, Leibniz, Spinoza y Malebranche.

Diferencias en la Teoría del Conocimiento

Hume distingue dos tipos de percepciones: impresiones e ideas. Las impresiones son los datos inmediatos de una experiencia sensible, mientras que las ideas son las copias debilitadas que quedan en nuestra mente después de una experiencia sensible. También distingue entre percepciones simples y complejas: las simples son indivisibles y las complejas son divisibles. Critica la metafísica y niega la existencia de la idea de sustancia, ya que no se corresponde con ninguna experiencia sensible.

Para Descartes, el método de conocimiento eran las matemáticas, más en concreto la geometría de Euclides, mientras que para Hume era la física de Newton. Descartes utilizaba el método hipotético-deductivo, que va de lo universal a lo particular. Hume utilizaba el método inductivo, que va de lo particular a lo universal. Hume cree que el conocimiento es probable. Descartes cree en la existencia de ideas innatas en el ser humano, verdades innegables y seguras, pero Hume las niega, ya que para él la mente humana al nacer es como un libro en blanco en el que se va escribiendo a través de la experiencia.

Para Descartes, el criterio de verdad era la evidencia: algo existe cuando la razón lo ve como evidente, claro y distinto. Para Hume, el criterio de verdad era el criterio de la correspondencia: una cosa existe cuando se corresponde con una experiencia sensible. Para ambos filósofos, el conocimiento es el conocimiento de ideas, pero tienen diferentes conceptos de estas. Descartes piensa que una idea es una especie de lente a través de la cual vemos lo realmente existente; para Hume, es una copia debilitada que queda en nuestra mente después de una experiencia sensible. La postura de Hume lleva al escepticismo y al fenomenismo.