Contexto Histórico y Filosófico de Tomás de Aquino
Tomás de Aquino es un filósofo y teólogo cristiano del siglo XIII, perteneciente a la Baja Edad Media, una etapa de consolidación y esplendor de la filosofía escolástica. Este periodo se caracteriza por el teocentrismo, la centralidad de la Iglesia en la vida cultural y el desarrollo de las universidades. En este contexto se produce la recuperación del pensamiento de Aristóteles en Occidente, gracias al contacto con las culturas árabe y judía. Tomás de Aquino forma parte de los grandes autores escolásticos que intentaron armonizar la razón filosófica con la fe cristiana, elaborando una síntesis entre la filosofía aristotélica y la doctrina revelada a través de sus cinco vías.
Ideas Centrales del Texto
- “Para la salvación humana fue necesario que, además de las materias filosóficas, cuyo campo analiza la razón humana, hubiera alguna ciencia cuyo criterio fuera lo divino.”
- “Dios, como fin al que se dirige el hombre, excede la comprensión a la que puede llegar sólo la razón.”
- “Con la sola razón humana, la verdad de Dios sería conocida por pocos, después de muchos análisis y con resultados plagados de errores.”
- “Por todo ello se deduce la necesidad de que, además de las materias filosóficas, resultado de la razón, hubiera una doctrina sagrada, resultado de la revelación.”
Explicación de las Ideas: La Complementariedad de Razón y Fe
El texto de Tomás de Aquino aborda la crucial relación entre la razón y la fe, defendiendo que ambas se complementan para alcanzar la verdad y la salvación humana. Para el autor, la verdad es única y tiene su origen en Dios, por lo que no existen dos verdades distintas, sino dos maneras de conocer la misma verdad: la razón y la fe. El conocimiento racional comienza a partir de la experiencia sensible, ya que el ser humano conoce primero el mundo a través de los sentidos. Por ello, la razón humana es limitada y no puede conocer plenamente a Dios, que es un ser trascendente y el fin último del hombre.
Aunque la razón puede llegar a conocer algunas verdades sobre Dios, este conocimiento sería difícil, largo y accesible solo para unos pocos, además de estar expuesto al error. Esto supone un problema, ya que del conocimiento verdadero de Dios depende la salvación del ser humano. Por esta razón, Tomás de Aquino afirma que es necesaria la revelación divina, que permite a todos los hombres conocer las verdades fundamentales sobre Dios de manera más segura.
Verdades Naturales y Sobrenaturales
Así, distingue entre las verdades propias de la filosofía, que se refieren al mundo natural y pueden conocerse mediante la razón, y las verdades sobrenaturales, que solo pueden ser conocidas por la fe. Además, existen los llamados preámbulos de la fe, verdades que pueden ser conocidas tanto por la razón como por la fe, como la existencia de Dios.
Tomás de Aquino sostiene que la razón puede demostrar racionalmente la existencia de Dios a través de las cinco vías. Por ejemplo, en la cuarta vía, parte de los distintos grados de perfección que existen en los seres para concluir que debe existir un ser absolutamente perfecto, que es Dios. Sin embargo, estas demostraciones no sustituyen a la fe, sino que muestran que la razón necesita ser completada por la revelación para alcanzar la verdad plena.
Oposición a la Teoría de la Doble Verdad
La filosofía medieval cristiana recibió una gran influencia de la filosofía árabe y judía, especialmente a través de autores como Averroes, que transmitieron el pensamiento de Aristóteles a Occidente. Sin embargo, Tomás de Aquino se opone firmemente al averroísmo latino, ya que Averroes defendía la teoría de la doble verdad, según la cual una afirmación podía ser verdadera en filosofía y falsa en teología. Para Tomás de Aquino, esta teoría es inaceptable, ya que implicaría la existencia de dos verdades distintas y, por tanto, una contradicción en Dios, que es la verdad única y el verdadero fin del ser humano.
Comparación con San Agustín de Hipona
En comparación con Agustín de Hipona, Tomás de Aquino concede mayor autonomía a la razón. Agustín defendía que “la razón esclarece y la fe ilumina” y daba prioridad a la teología sobre la filosofía. Influido por el pensamiento platónico, entendía que conocer la verdad es conocer a Dios y que este conocimiento se produce mediante una iluminación divina interior. Para Agustín, el ser humano busca la vida buena, que es aquella en la que la voluntad actúa guiada por la fe. Esta visión queda reflejada en su obra La ciudad de Dios, considerada la primera gran interpretación filosófica de la historia. Frente a esta postura, Tomás de Aquino mantiene una mayor confianza en la razón y en el conocimiento sensible, aunque sigue afirmando que la fe es imprescindible para alcanzar la salvación.