El Panorama del Teatro Europeo en los Siglos XVI y XVII
Durante los siglos XVI y XVII, se observa un desarrollo teatral paralelo en los países europeos. Partiendo de las formas dramáticas medievales, ya fueran religiosas o profanas, la evolución teatral se bifurcó:
- Por un lado, hacia manifestaciones de teatro popular, como farsas, enredos novelescos e improvisaciones.
- Por otro, hacia formas de teatro culto.
Evolución Teatral por Regiones Clave
Inglaterra y España
En estas naciones, el teatro popular fue elevado y dignificado por genios como William Shakespeare y Lope de Vega, respectivamente. Este teatro popular logró imponerse sobre las formas de teatro culto y cortesano. (Información ampliada en el Tema 6).
Francia
En Francia, no surgió una figura de similar envergadura en el ámbito popular durante este primer periodo. En consecuencia, fue el teatro cortesano, adherido a los moldes clásicos, el que triunfó y se consolidó a partir de 1630.
Italia
Italia cultivó un género de gran repercusión en otros países: la commedia erudita o comedia de enredo. Esta forma dramática fusionaba elementos de la comedia clásica de Plauto y Terencio con la influencia de los novelistas de la tradición de Boccaccio. La commedia erudita proporcionó argumentos, situaciones y personajes tipo que enriquecieron el teatro inglés y español.
No obstante, la aportación más significativa de Italia al teatro universal es la Commedia dell’arte. Nacida a mediados del siglo XVI, esta forma teatral ejerció una influencia considerable en dramaturgos posteriores, incluyendo a Molière.
Características de la Commedia dell’arte
- Era un teatro eminentemente popular.
- Recibió influencias de los comediógrafos clásicos latinos, como Terencio y Plauto.
- Carecía de un texto dramático previo y fijo. Los actores improvisaban sus diálogos y acciones a partir de un breve guion o esquema argumental, conocido como canovaccio.
- Presentaba una galería limitada de personajes, que eran verdaderos arquetipos: Arlequín (el criado astuto y ágil), Il Capitano o Spavento (el soldado fanfarrón y cobarde), y los enamorados (innamorati), entre otros.
- Se concedía una importancia primordial a la expresión corporal, la gestualidad y las habilidades acrobáticas de los actores.
El Siglo XVII: Apogeo y Divergencia Teatral
El teatro fue el género literario que experimentó un desarrollo más notable y expansivo durante el siglo XVII en Europa. Este desarrollo se manifestó principalmente a través de dos corrientes dramatúrgicas opuestas, representadas por Francia e Inglaterra:
- Teatro Francés (Clasicismo): Se adhirió rigurosamente a las tres unidades clásicas (acción, tiempo y lugar) propuestas por Aristóteles y reinterpretadas por los preceptistas renacentistas. Se caracterizó por la contención en la expresión de las emociones, la búsqueda de la verosimilitud (vraisemblance) y el decoro (bienséance), así como por una marcada uniformidad clasicista en cuanto a estilo y género.
- Teatro Inglés (Barroco o Isabelino): Mostró una clara transgresión de las tres unidades clásicas. Se distinguió por la truculencia de algunas escenas, la exaltación de las pasiones y emociones, la frecuente inclusión de elementos sobrenaturales y una característica mezcla de géneros (tragedia y comedia) y estilos (lenguaje elevado y popular).
El Teatro Isabelino: Rasgos Distintivos
El teatro isabelino, desarrollado en Inglaterra principalmente durante el reinado de Isabel I, se caracteriza por su libertad creativa y su distanciamiento de los preceptos clásicos. Sus principales rasgos son:
- No respeto a las unidades clásicas: Las obras no se sujetan a las limitaciones de unidad de tiempo, lugar y acción.
- Mezcla de géneros: Es común encontrar elementos trágicos y cómicos en la misma obra. Una situación dramática intensa podía ser aliviada por la intervención cómica del clown (figura con un papel similar al del “gracioso” en el teatro español del Siglo de Oro).
- Mezcla de personajes: Personajes de la nobleza y del pueblo llano interactúan en escena.
- Alternancia de verso y prosa: En una misma pieza teatral, se pueden combinar pasajes en verso con otros en prosa, adaptando el lenguaje al personaje o la situación.
- Predilección por el drama histórico: Las obras de tema histórico, que a menudo recreaban episodios agitados y cruentos del pasado inglés, gozaron de gran popularidad y generaron un apasionado interés en el público.
En la cúspide de todos estos géneros y características brilló el genio insuperable de William Shakespeare.
Principales Dramaturgos del Teatro Isabelino
Thomas Kyd (1558-1594)
Fue uno de los pioneros del drama isabelino. Su obra más influyente, La Tragedia Española (The Spanish Tragedy), estableció el modelo para la popular “tragedia de venganza”, un subgénero que tuvo gran éxito. Algunos críticos sugieren que esta obra pudo servir de inspiración a Shakespeare para su Hamlet.
Christopher Marlowe (1564-1593)
Poeta y dramaturgo de extraordinario talento, cuya vida estuvo envuelta en misterio (se le atribuyen actividades de espionaje y murió violentamente en circunstancias no del todo esclarecidas). Es considerado por muchos el más grande de los dramaturgos ingleses anteriores a Shakespeare. Su obra más célebre es La trágica historia del doctor Fausto (The Tragical History of Doctor Faustus, 1588), la primera gran adaptación teatral de la leyenda alemana del hombre que vende su alma al diablo, que Goethe inmortalizaría siglos después. Siguieron a esta obra El judío de Malta (The Jew of Malta, 1589-1590) y Eduardo II (Edward II, 1591), que sirvieron a Shakespeare para la composición de El mercader de Venecia y Ricardo III.
Benjamín Jonson (1572-1637)
Fue amigo de Shakespeare y actor como él. Como dramaturgo, reinó en los teatros durante más de veinte años, destacándose principalmente como autor de comedias. A este género pertenece su obra más destacada, Volpone, o el zorro (Volpone, or The Fox), de tema misantrópico, considerada una obra maestra del humor.
John Fletcher (1579-1625)
Escribió un número considerable de obras en colaboración con diversos autores, aunque sus colaboraciones más estrechas y abundantes fueron con Francis Beaumont (1584-1616). Se les atribuye la creación conjunta de quince obras, de género tragicómico, que ejercieron una influencia considerable en el teatro del siglo XVII. Entre ellas figuran piezas de acentuada originalidad y elegancia, como La venganza de Cupido (Cupid’s Revenge) y Un rey y no rey (A King and No King), ambas estrenadas tras la muerte de Beaumont.
William Rowley (1585-1642)
Cultivó con gracia la comedia, pero sus obras más importantes las escribió en colaboración con otros autores, entre ellos Thomas Middleton (1570-1627). A ambos se deben Una justa querella (A Fair Quarrel) y El trueque (The Changeling), esta última muy representada posteriormente. Middleton escribió en solitario la sátira El libro negro (The Black Book), en la que ridiculiza todos los estamentos sociales de la vida londinense.