Valoración de Obras Literarias Clave
La Sombra de la Posguerra: *Nada* de Carmen Laforet
Carmen Laforet debutó en los años 40 con *Nada* (1944), obra ganadora del Premio Nadal, en un contexto marcado por la censura y la ausencia de referentes como Unamuno y los escritores exiliados. Mientras dominaba una narrativa triunfalista, surgieron obras renovadoras como *La familia de Pascual Duarte* (1942) de Camilo José Cela y *Nada*, ambas con un tono sombrío que reflejaba el peso de la posguerra.
El carácter existencial de *Nada* se aprecia en su protagonista, Andrea, quien experimenta un proceso de aprendizaje sobre la dureza de la vida. Llega a Barcelona con ilusión para iniciar la universidad, pero su optimismo se desvanece en la casa de sus parientes, un entorno asfixiante que la conduce al desencanto. La novela refleja el malestar social a través de personajes desarraigados como Román, Gloria y Juan, y aunque no es una obra de denuncia explícita, deja entrever la dureza de la época y anticipa la evolución de la narrativa social en la siguiente década.
Dividida en tres partes, la historia muestra la evolución de Andrea en su lucha por la independencia: su enfrentamiento con Angustias, las pruebas que afronta (hambre, violencia, soledad) y su desencanto final. Laforet plasma magistralmente la contraposición entre la casa opresiva y la universidad, símbolo de libertad. Su estilo, con un lenguaje sencillo y matices líricos, refuerza la intensidad emocional de la obra.
En conclusión, *Nada* es una historia de autoconocimiento donde la casa representa un microcosmos de tensiones y conflictos, reflejando el desencanto de una generación y consolidándose como una novela fundamental de la posguerra.
El Drama de la Represión: *La Casa de Bernarda Alba* de Federico García Lorca
La obra teatral de Federico García Lorca, *La Casa de Bernarda Alba*, fue escrita en 1936 y publicada en Buenos Aires en 1945. El autor es uno de los componentes más destacados de la Generación del 27. Estos escritores renuevan el teatro español sin deformar la tragedia clásica. Precisamente, en la obra que tratamos están muy presentes la injusticia y la marginación social de la mujer en el siglo XX, pues se cuestiona su papel en la sociedad tradicional de la época.
La obra es propiamente una tragedia. El tema principal es la confrontación entre el deseo de libertad y la autoridad impuesta por Bernarda sobre sus hijas, dada su posición económica y su condición de mujer. También destacan otros temas como la hipocresía o la honra.
Externamente, la obra se divide en tres actos: el funeral del marido de Bernarda y la proposición de matrimonio de Pepe el Romano a Angustias; la disputa entre Adela y la prometida; y, por último, la declaración de la amante (Adela) a Pepe, que concluye con su suicidio. La palabra «¡Silencio!» que aparece en cada acto por parte de Bernarda representa la autoridad absoluta y el control que ejerce sobre su casa. La acción se desarrolla en las diferentes habitaciones de la casa, la cual es descrita como un lugar sofocante y opresor. Además, el cambio de color de las paredes «blanquísimas» a las azuladas del tercer acto simboliza la degradación de la esperanza.
Otro aspecto a comentar son los personajes, la mayoría femeninos. Lorca atribuye un nombre acorde a su personalidad y condición (Bernarda, la masculinidad; Angustias, la depresión…). En lo que respecta al tiempo externo, el autor selecciona los tres momentos más destacables de tres días diferentes: las doce del mediodía, las tres de la tarde y la noche, respectivamente. A través de ellos se ve la evolución de los sentimientos de los personajes y de la acción dramática. Sin embargo, el tiempo interno es lento debido a la monótona rutina de las mujeres.
Por último, el estilo se caracteriza por un lenguaje poético con una gran influencia andaluza. Lorca emplea las hipérboles, la ironía y los incisivos para elaborar diálogos muy densos sin desviaciones temáticas. Asimismo, el nivel poético no reside en el uso del verso o la prosa, sino en la densidad del contenido que expresa. Además, el verso es inexistente, ya que el autor elimina todo aquello que no contribuya al desarrollo del conflicto. Es interesante el uso de varios registros: el coloquial, andalucismos, figuras literarias y habla rural.
Los símbolos desempeñan un papel fundamental en la obra. El agua refleja el deseo sexual y la vida (el mar), pero simboliza la muerte cuando está estancada (los pozos). El caballo representa la represión del deseo sexual masculino, mientras que la luna y las estrellas, adoradas por Adela, están asociadas con el erotismo y su pasión por Pepe el Romano.
En conclusión, los problemas expuestos por Lorca siguen estando presentes en la actualidad, ya que la desigualdad social y la violencia siguen siendo denunciados a día de hoy.
Hitos Históricos de España: Del Siglo XIX al XX
Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812
Convocatoria y Organización de las Cortes
La guerra supuso un enfrentamiento militar y político debido a la división de los españoles en dos bandos:
- Afrancesados: José I fue apoyado por una minoría de ilustrados que estimaron que el cambio dinástico posibilitaría la modernización de España de manera gradual y pacífica. José I promulgó en 1808 el Estatuto de Bayona, que liquidaba el Antiguo Régimen (fin del régimen feudal y la Inquisición, igualdad ante la ley, libertad económica).
- Patriotas: El rechazo a José I y el apoyo a Fernando VII fue generalizado en la población española, que estaba dividida en:
- Liberales: Partidarios del cambio político hacia una monarquía parlamentaria.
- Absolutistas: Defensores del Antiguo Régimen y la monarquía absoluta.
Al estallar la guerra, los patriotas se organizaron en Juntas locales (con representación de todos los grupos sociales) que se encargaron de gobernar y dirigir la contienda. Para coordinarse, nombraron una Junta Central Suprema que asumió el poder en nombre de Fernando VII.
Un sector de las Juntas propuso cambios políticos, y la Junta Suprema Central convocó Cortes Generales y Extraordinarias en 1809. Nombró una comisión preparatoria presidida por Jovellanos, que acordó que las Cortes fueran estamentales, poniéndose en marcha un proceso de elección de representantes mediante sufragio universal masculino. En enero de 1810, la Junta se disolvió, desacreditada por su dirección de la guerra. Sus poderes fueron asumidos por un Consejo de Regencia en Cádiz, única ciudad libre del control francés. La Regencia no se opuso a la reunión de las Cortes en Cádiz. Los diputados de las Cortes procedían del clero, la nobleza y la burguesía (ningún representante de las clases populares). Se incluían delegados americanos y filipinos.
Los diputados se agruparon en tres grupos:
- Absolutistas (nobleza y clero): Defensores de Cortes estamentales limitadas a ganar la guerra.
- Reformistas (Jovellanos): Partidarios de Cortes estamentales que introdujesen reformas ilustradas, pero manteniendo el Antiguo Régimen.
- Liberales (burguesía, militares, funcionarios y profesionales liberales, como Argüelles): Perseguían la formación de unas Cortes constituyentes.
En las Cortes había mayoría de liberales porque la guerra impidió a numerosos representantes provinciales de la nobleza y el clero llegar a Cádiz, siendo sustituidos por naturales de sus regiones, de tendencia liberal en su mayoría.
En la sesión inaugural se impuso el voto individual y no por estamentos; se reconoció a Fernando VII como rey legítimo; y se estableció la soberanía nacional, reconociendo a las Cortes como representantes de la nación y con poder legislativo.
Las Cortes de Cádiz realizaron una importante labor legislativa de carácter liberal:
- El reconocimiento de derechos y libertades individuales (reunión, imprenta, etc.).
- La eliminación de instituciones feudales (señoríos, servidumbre, Inquisición, mayorazgo, etc.).
- La desamortización de bienes municipales y de órdenes militares.
- La elaboración de la Constitución de 1812.
La Constitución de 1812
La Constitución de 1812 fue aprobada el 19 de marzo de 1812, de ahí que sea conocida como «La Pepa».
Los aspectos más significativos de la Constitución son:
- Soberanía nacional: Reside en las Cortes.
- Reconocimiento de derechos individuales:
- Libertad de expresión e imprenta; seguridad jurídica (*habeas corpus*); igualdad ante la ley (abolición de privilegios estamentales y servidumbre).
- Negó expresamente la libertad religiosa (el catolicismo como única religión).
- Libertad económica gracias a la libre propiedad (supresión del mayorazgo), libertad de producción (abolición de gremios) y libertad comercial (fin de aduanas interiores).
- División de poderes:
- Ejecutivo: El rey es el jefe del Ejecutivo y nombra a los ministros. Se limita la autoridad de la Corona. Las Cortes ratifican a los ministros, y el rey no puede legislar sin las Cortes ni disolverlas o dejar de convocarlas.
- Legislativo: Una cámara con facultad para proponer leyes y aprobar o rechazar las propuestas por el Gobierno.
- Judicial: Jueces independientes. Se establecen garantías procesales y un fuero único.
- Sufragio: Universal masculino indirecto (parroquia, partido, provincia). Para ser diputado se debía disponer de una determinada renta.
- Estructura territorial centralizada: Con leyes comunes en todo el país. Se creó la Milicia Nacional como cuerpo armado de voluntarios civiles cuya misión era la defensa de la Constitución.
La Constitución tuvo una vigencia muy breve, pero una gran trascendencia política al convertirse en bandera del liberalismo nacional.
La Oposición al Sistema de la Restauración
- Proteccionismo económico: Defendido por el Partido Conservador (Ley de Aranceles), favoreció los intereses de la industria catalana y el cereal castellano.
- Inicio de la Guerra de Cuba (1895-1898): Tras rechazar el Partido Conservador la aprobación de un proyecto liberal de autonomía de la isla.
Asesinado Cánovas por un anarquista en 1897, Sagasta fue el último presidente de la Regencia, teniendo que afrontar el desastre del 98 y sus consecuencias.
Carlismo
Evolucionó progresivamente hacia el parlamentarismo a través de la formación de partidos tradicionalistas tras el fin de la III Guerra Carlista. Las divisiones internas, la defensa del foralismo por el nacionalismo vasco y el turnismo limitaron su desarrollo hasta convertirlo en una fuerza residual, salvo en Navarra.
Nacionalismo Catalán y Vasco
Opuestos a la centralización política y la uniformización cultural, defendieron que se les reconociese autonomía política (evolucionó hacia el independentismo en el caso vasco) en atención a singularidades propias como la lengua o derechos e instituciones históricas. Apoyados inicialmente por las clases medias y populares, terminaron convertidos en instrumentos de la alta burguesía para obtener ventajas económicas.
- Nacionalismo catalán: Precedido por la *Renaixença*, su primer gran partido fue Unió Catalanista, que estableció su programa en las Bases de Manresa (autonomía política). En 1901 se fundó la Lliga Regionalista, partido conservador que, liderado por Cambó, dominó el catalanismo hasta la creación de la izquierdista Esquerra Republicana de Catalunya en 1931.
- Nacionalismo vasco: Su ideólogo fue Sabino Arana, fundador del Partido Nacionalista Vasco (PNV). Amparado en la supuesta existencia de una etnia vasca amenazada por el mestizaje con los *maketos* (españoles inmigrantes), el centralismo (supresión de los fueros) y la industrialización, defendió una Euskadi independiente y tradicionalista. En Galicia surgió un movimiento regionalista que, a diferencia del nacionalismo, no discutía su españolidad, limitándose a reclamar el reconocimiento de su identidad cultural.
Movimiento Obrero
Pasó de la represión inicial a un momento de expansión tras la Ley de Asociaciones (Sagasta, 1887).
- Socialismo: Organizado en torno al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), fundado por Pablo Iglesias en 1879, y el sindicato Unión General de Trabajadores (UGT, 1888), su implantación fue lenta, alcanzando una presencia notable en Asturias, Vizcaya y Madrid. El PSOE obtuvo su primer diputado en 1910 (Pablo Iglesias).
- Anarquismo: Alcanzó un desarrollo espectacular, especialmente en las ciudades catalanas y áreas rurales de Andalucía, Valencia y Aragón. Se dividió en dos corrientes que compartían su rechazo a la participación electoral. El anarcosindicalismo defendía la acción sindical, fundando la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE) en 1881. Los grupos de acción directa apostaban por acciones violentas, atentando contra políticos (Cánovas), militares (Martínez Campos), la Iglesia (procesión del Corpus) y la burguesía catalana (Liceo de Barcelona).
Republicanos
Atravesó una fuerte crisis por el fracaso de la Primera República y las divisiones internas al inicio de la Restauración. El republicanismo cobró fuerza con el progresivo descrédito del turnismo, el creciente rechazo popular a las guerras y la crisis del 98.
El Franquismo: Fundamentos, Evolución y Sociedad (1939-1975)
El Franquismo
Franco instauró hasta su muerte una dictadura militar (1939-1975) tras su victoria en la Guerra Civil y su nombramiento como jefe de Estado, cuya naturaleza ha propiciado el debate de si fue un sistema totalitario o autoritario. Ambos sistemas destacan por el control ejercido por el Estado sobre la sociedad, pero existen diferencias entre ellos:
- Ideología: El totalitarismo presenta un programa ideológico muy elaborado que busca transformar la vida de la sociedad en su globalidad. Por el contrario, el autoritarismo carece de una ideología elaborada y definida, contando tan solo con ciertos principios rectores.
- Líder: El totalitarismo se basa en la existencia de un líder carismático incuestionable. En el autoritarismo, el líder ejerce su poder dentro de unos límites formales y predecibles.
- Partido único: En el totalitarismo existe un partido único cuya naturaleza se funde con el propio Estado, monopolizando toda la actividad política. En el autoritarismo existe cierto grado de pluralismo político, si bien dentro de un rígido marco legal, permitiendo una limitada movilización política y social.
- Omnipresencia del Estado: La politización de toda actividad lleva a que en el totalitarismo el Estado controle todas las instituciones (seguridad, religiosas, educativas…), dirija la economía y monopolice los medios de comunicación. En los sistemas autoritarios, el Estado no ejerce un control absoluto sobre todas las instituciones, actuando algunas de forma autónoma (económica, cultural…).
- Represión: El totalitarismo se distingue por la eliminación de cualquier forma de oposición y la represión de cualquier manifestación de disidencia. Por el contrario, los sistemas autoritarios permiten cierto grado de oposición.
Existen diferentes interpretaciones sobre la naturaleza totalitaria o autoritaria del franquismo, propiciando polémicos debates en instituciones como la Real Academia de la Historia, que finalmente lo definió en su *Diccionario Biográfico* como un «régimen totalitario y filofascista» en la entrada dedicada al general Franco. Los autores que, como Paul Preston, defienden la naturaleza totalitaria del franquismo argumentan que el Estado controlaba todas las esferas de la vida social (educación, religión, cultura), recurriendo a la represión para eliminar cualquier forma de oposición. Por el contrario, quienes, como Stanley G. Payne, mantienen que fue un sistema autoritario señalan que la ideología no constituyó un elemento fundamental del régimen, así como que se permitió cierta pluralidad política y cultural en las últimas décadas de la dictadura. Con todo, la opinión mayoritaria actualmente señala que el franquismo fue un sistema *sui generis* cuyos apoyos ideológicos fueron variando con el tiempo (el fascismo fue dando paso al catolicismo), manteniendo en todo momento su carácter dictatorial, reaccionario y militarista.
Fundamentos Ideológicos del Régimen Franquista en el Contexto Europeo
El franquismo surgió en la Europa de entreguerras, etapa histórica durante la cual los sistemas democráticos entraron en crisis en numerosos Estados, propiciando la aparición de regímenes totalitarios antiliberales como el fascista en Italia (1922-1945), el nacionalsocialista en Alemania (1933-1945) y el comunista en la URSS (1917-1991).
- Fascismo: Surgido en Italia en la década de 1920 de la mano de Benito Mussolini, tuvo un fuerte componente nacionalista en oposición al socialismo, defendiendo frente al liberalismo la creación de un Estado fuerte y centralizado controlado por un único partido.
- Nazismo: Enunciado por Adolf Hitler, se caracterizó por la defensa de un ultranacionalismo extremo y radical, que establecía la superioridad de la raza aria sobre el resto. Profundamente antiliberal, el nazismo subordina los intereses de los individuos a los del Estado, que ejerce un control total sobre la vida pública, económica y social.
- Comunismo: Inspirado por el marxismo, fue formulado por Lenin tras el triunfo de la Revolución de Octubre de 1917. Abogaba por la eliminación de la propiedad privada y el control estatal de los medios de producción con el fin de acabar con la desigualdad de clases. Su sucesor, Stalin (1924), instauró un régimen de terror en el que acabó con todo rastro de oposición y promovió el culto al líder mediante una activa propaganda.
Los fundamentos ideológicos del régimen franquista fueron:
- Tradicionalismo: Defensa de la familia, la religión, el orden y la propiedad.
- Nacionalcatolicismo: Convirtió los principios del catolicismo en valores políticos a los que se atribuía la esencia del Régimen.
- Antiliberalismo: Rechazo del parlamentarismo y de los partidos políticos.
- Anticomunismo: Repudio de las doctrinas igualitaristas (comunistas, anarquistas).
- Centralismo: Negación del nacionalismo periférico en defensa de la unidad de España.
El franquismo contó con los siguientes apoyos institucionales y sociales:
- Iglesia: Legitimó la sublevación y la dictadura. A cambio, el régimen reconoció la confesionalidad del Estado, la financiación pública de la Iglesia y el control de la educación (instrumento fundamental de adoctrinamiento). Reforzada con el Concordato de 1953, la alianza se mantuvo intacta hasta el Concilio Vaticano II (1965), que alejó a la Iglesia de la dictadura franquista.
- Ejército: Leal a Franco hasta el final, aunque fue perdiendo peso político (salvo figuras como Carrero Blanco).
- Falange: Controlaba el Ministerio de Trabajo, el sindicato único y periódicos como *Pueblo* y *Arriba*. Perdió su importancia tras las primeras derrotas del Eje en la II Guerra Mundial, cediendo protagonismo a otras «familias» del régimen (católicos, tecnócratas…).
- Grupos sociales: A la oligarquía económica, la burguesía provinciana y los pequeños campesinos propietarios de tierras se sumaron en los años 50 la burguesía industrial catalana y vasca, beneficiada por el proteccionismo.
Los apoyos institucionales y sociales fueron conocidos como «familias» en el argot de la época, y ejercieron su influencia a través de distintos medios, destacando las Cortes y, sobre todo, los distintos Gobiernos nombrados por Franco. Este siempre trató de que los ministros de sus Gobiernos representasen a todas las «familias» del régimen de forma equilibrada, variando su número y la importancia de las carteras asignadas en función de la evolución política y social del régimen. Así, «familias» inicialmente importantes como la carlista (representantes del tradicionalismo) o los monárquicos (presentes en los primeros Gobiernos) fueron cediendo peso frente a otras como los católicos o los tecnócratas.
Además de sus importantes apoyos, el nuevo régimen necesitó, para imponerse, un conjunto de durísimas leyes represivas, elaboradas para controlar y eliminar cualquier manifestación de oposición, como la Ley de Responsabilidades Políticas (1939), la Ley sobre la Represión de la Masonería y el Comunismo (1940) o la Ley de Represión del Bandidaje y el Terrorismo (1947).
Institucionalización del Régimen, Relaciones Internacionales y Etapas Políticas
Institucionalización del Régimen
La conspiración urdida por el general Mola recabó el apoyo de un variado grupo de formaciones políticas (monárquicos, carlistas, falangistas). Aunque todas coincidían en su deseo de acabar con la Segunda República, diferían notablemente en la naturaleza política que el nuevo Estado debía adoptar. Los conspiradores pospusieron su definición hasta el triunfo del golpe militar, pero su conversión en una larga guerra y la concentración del poder en el general Franco favorecieron que la decisión correspondiese a este en exclusiva. Franco estableció una dictadura militar caracterizada por su naturaleza autoritaria, nacionalista y reaccionaria. A falta de una Constitución por su carácter antiliberal, esta dictadura personal se institucionalizó de forma gradual mediante las llamadas Leyes Fundamentales del Régimen:
- Ley de la Administración General del Estado (1938): Concentró todo el poder en Franco: jefe del Estado, de Gobierno, del Ejército y del partido único (FET de las JONS; desde 1943 Movimiento Nacional), otorgándole la potestad de legislar en exclusiva.
- Fuero del Trabajo (1938): Reguló las relaciones laborales, prohibió la huelga y creó el Sindicato Vertical (integraba a empleadores y trabajadores), único permitido.
- Ley de Cortes (1942): Estableció una cámara corporativa meramente consultiva.
- Fuero de los Españoles (1945): Recogía derechos cuyo ejercicio no garantizaba.
- Ley de Referéndum Nacional (1945): Posibilitaba convocar consultas «populares» mediante plebiscito.
- Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado (1947): Establecía como modelo sucesorio una monarquía autoritaria cuyo titular debía ser propuesto por Franco.
Institucionalizado el Régimen, a este conjunto se sumaron nuevas Leyes Fundamentales que transformaron la naturaleza política del Estado al compás de los acontecimientos nacionales e internacionales:
- Ley de Principios Fundamentales del Movimiento Nacional (1958): Redefinía los principios básicos del régimen (definido como una «monarquía» tradicional, católica, social y representativa), alejándose del autoritarismo de los primeros años, pero rechazando la democracia. La jura de los principios era obligatoria para ejercer cargos públicos.
- Ley Orgánica del Estado (1967): Aprobada en referéndum, preparaba el posfranquismo bajo la forma de monarquía autoritaria (don Juan Carlos de Borbón fue nombrado sucesor), y separaba la Jefatura de Estado y de Gobierno (aunque Franco ostentó ambas hasta 1973).
Relaciones Internacionales
La política franquista fue variando para adaptarse a la situación internacional:
- Alineamiento con el Eje (1939-1943): España se declaró neutral en la II Guerra Mundial, pero los éxitos del Eje llevaron a Franco a alinearse con este, declarándose no beligerante (1940). Hitler rechazó las peticiones de Franco para entrar en la guerra en la entrevista de Hendaya, si bien España envió a Alemania recursos estratégicos (hierro) y voluntarios contra la URSS (División Azul). En 1943, Franco recuperó la neutralidad ante las derrotas del Eje.
- Aislamiento internacional (1945-1950): España fue sometida a un duro aislamiento tras la II Guerra Mundial, que buscaba que Franco abandonara el poder. La ONU rechazó el ingreso de España, calificó al régimen como fascista y promovió la retirada de embajadores. Además, EE. UU. excluyó a España del Plan Marshall. Solo mantuvieron relaciones con España el Portugal de Salazar, la Argentina de Perón, el Vaticano y Estados neutrales como Irlanda o Suiza.
- Reconocimiento internacional (1950-1975): EE. UU. pasó a considerar a Franco un aliado contra el comunismo durante la Guerra Fría, estableciéndose el Pacto Militar Bilateral que, junto a la firma del Concordato con el Vaticano (ambos en 1953), supusieron el inicio del fin del aislamiento, completado con el ingreso en la ONU (1955) y la visita del presidente Eisenhower (1959). Los éxitos se vieron empañados por las pérdidas de las últimas colonias (Marruecos, 1956; Guinea, 1968), el rechazo del ingreso en la CEE y la crisis diplomática con Reino Unido por Gibraltar. En los años 70, la política represiva del Régimen y el fin de las dictaduras militares de Portugal y Grecia (1974) debilitaron internacionalmente a España, que no pudo evitar la invasión marroquí del Sáhara (Marcha Verde).
Etapas Políticas
- Primer franquismo (1939-1959): El nuevo régimen, autodenominado nacionalsindicalista, comenzó como una dictadura totalitaria dominada por militares y falangistas (Serrano Suñer). Las derrotas alemanas en la Segunda Guerra Mundial llevaron en 1943 a reemplazar a los germanófilos por católicos (Martín Artajo), buscando un acercamiento a los Aliados ante el riesgo de una posible invasión y la restauración de la monarquía en la figura de don Juan de Borbón. Se redujeron los fusilamientos y la simbología fascista, se aprobaron leyes fundamentales para dar apariencia de democracia a la dictadura, y familias como la carlista y la falangista cedieron su poder ante los católicos. Con todo, Franco no pudo evitar el aislamiento internacional, que dificultó aún más la recuperación económica y situó a la dictadura al borde del colapso.
- Consolidación y desarrollismo (1959-1973): El régimen se consolidó gracias al reconocimiento internacional y el crecimiento económico de los años 60. Franco dio protagonismo a ministros tecnócratas del Opus Dei y completó la institucionalización del régimen con la Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958) y la Ley Orgánica del Estado (1967), que posibilitó la elección del príncipe don Juan Carlos de Borbón como sucesor, ratificado en referéndum y por las Cortes (1969). Además, tecnócratas como Manuel Fraga (ministro de Información y Turismo) impulsaron dos importantes leyes de aparente carácter aperturista: la Ley de Prensa e Imprenta (1966), que suprimía la censura previa, y la Ley de Libertad Religiosa (1967), que reconocía la libertad de cultos.
- Crisis del franquismo (1973-1975): En junio de 1973, Franco nombró presidente del Gobierno a Carrero Blanco. Con esta separación de la Jefatura de Estado, conservada por Franco, y de Gobierno se inició la cesión oficial de poderes ante el acelerado envejecimiento del dictador. Sin embargo, a finales de ese año, ETA asesinó a Carrero Blanco, y Franco nombró como nuevo presidente a Arias Navarro, que promovió una tibia reforma (conocida como «Espíritu del 12 de Febrero», fecha del discurso en que anunció sus intenciones) cuya principal medida fue la aprobación de la Ley de Asociaciones Políticas. La reforma fue rechazada por las distintas familias del régimen (a los aperturistas les parecía insuficiente y a los miembros del búnker, peligrosa e innecesaria) sin que los prometidos cambios llegaran a desarrollarse. Además, la crisis económica aumentó la conflictividad social (huelgas, protestas), mientras que la política represiva (encarcelamiento de líderes sindicales y pena de muerte de miembros de ETA y FRAP) alimentaba la presión internacional sobre el régimen. Todo ello favoreció un mayor activismo de la oposición, así como el alejamiento de ciertos sectores de la Iglesia y del Ejército. A la muerte de Franco (20 de noviembre de 1975), la tensión política, económica y social no garantizaba la supervivencia del Régimen en la forma planeada por el dictador.
Transformaciones Sociales y Económicas
Transformaciones Sociales
Hasta los años 60, la estructura social española seguía siendo como a comienzos del siglo: un país rural, dominado por una oligarquía agraria, con una pequeña clase media urbana y la Iglesia como institución más influyente. Era, por tanto, una sociedad inmovilista inspirada en los valores tradicionales católicos: religión, familia, patria y orden.
El desarrollismo de los años 60 provocó profundos cambios sociales, y España pasó a ser un país urbano e industrial. El auge económico y la llegada masiva de los turistas alentaron nuevas pautas de conducta que transformaron la sociedad y sus costumbres. Estos cambios sociales se reflejaron en:
- Crecimiento demográfico: La población creció de 26 a 35 millones de habitantes entre 1940 y 1975, provocado por el aumento de la natalidad y la caída de la mortalidad. Este fenómeno, conocido como *baby boom*, tuvo lugar durante el desarrollismo de los años 60, favorecido por la política pronatalista de la dictadura franquista (reforzamiento de los valores tradicionales, ayudas económicas y sociales a las familias numerosas, prohibición de métodos anticonceptivos) y el aumento del nivel de renta.
- Población activa: Durante la posguerra, la estructura de la población activa era la propia de una economía preindustrial y autárquica, en la que el sector primario seguía siendo el más relevante. Con el desarrollismo, aumentó la ocupación en el sector secundario (37%) y los servicios (34%), aunque en 1975 la agricultura concentraba aún el 25% de la población activa. Asimismo, a partir de los años 60 se produjo la progresiva incorporación de la mujer al mercado laboral.
- Movimientos migratorios: La política autárquica desarrollada durante la posguerra favoreció el mantenimiento de la población en el campo, por lo que la emigración a la ciudad (éxodo rural) fue escasa. La situación cambió con el desarrollismo, que despobló numerosas regiones rurales en beneficio de áreas industriales (Cataluña; País Vasco), turísticas (Levante) o hacia las grandes ciudades (Madrid). La emigración exterior afectó a casi dos millones de españoles, sobre todo de Galicia, Andalucía y Extremadura, que partieron ante la falta de empleo a la Europa industrial. Los principales destinos fueron la República Federal de Alemania, Francia, Suiza y Bélgica.
- Crecimiento urbano: Durante el primer franquismo, la mayor parte de la población española vivía aún en áreas rurales por el peso de las actividades agrarias. El éxodo rural comenzado en los años 60 provocó un aumento de la población urbana, que en 1975 ascendía ya a dos tercios del total. Este fenómeno se caracteriza por la falta de planificación urbanística (provocando un crecimiento desordenado, el aumento de la infravivienda y la degradación de los centros históricos) y la aparición de ciudades dormitorio en torno a las principales poblaciones (Madrid, Barcelona, Valencia).
- Transformaciones sociales: La sociedad de posguerra fue muy inmovilista. El grupo social más influyente, aunque escaso en número, era la oligarquía agraria, industrial y financiera. El campesinado constituía el grupo mayoritario, caracterizado por su bajo nivel de vida y escasa formación, mientras que la clase media era casi inexistente. El crecimiento de las ciudades provocado por el desarrollismo supuso un aumento tanto de los trabajadores industriales como de una clase media (funcionarios, trabajadores cualificados, profesionales liberales), que al final del franquismo constituía el grupo social más numeroso.
- Modos de vida y mentalidad: Durante el primer franquismo, las autoridades practicaron una política de control social a través de la Iglesia (control de la enseñanza y las costumbres), la educación y la censura que impuso una estricta moral de inspiración católica al servicio de los valores tradicionales (respeto a la jerarquía, supeditación de la mujer al varón). Durante los años 60, los modos de vida y la mentalidad cambiaron, sobre todo entre los jóvenes urbanos, por la influencia del turismo extranjero, el crecimiento económico (aparición de la sociedad de consumo, generalizándose los electrodomésticos, el automóvil, las vacaciones) y la extensión de la educación (universalización de la enseñanza primaria; crecimiento de la enseñanza media y universitaria). Todo ello favoreció un proceso de secularización que coincidió con un alejamiento de un sector de la Iglesia hacia el Régimen desde el Concilio Vaticano II (1965), en especial en Cataluña, País Vasco y las barriadas obreras.
Transformaciones Económicas
Podemos distinguir dos etapas económicas en la dictadura franquista:
- Autarquía (1939-1959): Las autoridades franquistas desarrollaron tras la Guerra Civil una política económica autárquica cuyo objetivo era hacer de España una nación autosuficiente. La autarquía obedecía tanto a la ideología fascista como al aislamiento de España. Esta autosuficiencia exigía una intensa intervención económica del Estado, desde la creación de industrias públicas (Instituto Nacional de Industria) hasta la regulación de precios y la limitación de las importaciones. El resultado fue desastroso: no hubo crecimiento económico durante los años 40, y el racionamiento se mantuvo hasta principios de los 50.
- Desarrollismo (1959-1975): El inminente riesgo de quiebra financiera llevó a formar un nuevo Gobierno dominado por los tecnócratas (1957). Los ministros Ullastres (Comercio) y Navarro Rubio (Hacienda) obtuvieron autorización para promover medidas de liberalización económica, diseñando en 1959 un programa que se apoyaba en dos ejes: el Plan de Estabilización (saneamiento de la economía mediante el control del déficit, la reducción de la inflación y el fomento de las exportaciones) y la liberalización económica (reducción del control estatal sobre la economía y apertura al exterior). Ambas medidas favorecieron el despegue de la economía en los años 60, dando lugar a un espectacular crecimiento conocido como desarrollismo, que se benefició de factores como la existencia de una mano de obra abundante, barata y poco conflictiva, la instalación de empresas extranjeras (atraídas por los bajos costes laborales y fiscales) y el aumento de las divisas procedentes del extranjero a través del turismo y las remesas de los emigrantes.
Pese a sus logros, las carencias del desarrollismo también fueron importantes:
- Emigración de cerca de dos millones de españoles a la Europa industrial.
- Bajos salarios.
- Insuficiencia de recursos públicos para crear un estado del bienestar.
- Implantación de industrias de bajo nivel tecnológico y dependientes del exterior.
- Desequilibrios territoriales: La industrialización se concentró solo en determinadas regiones (Cataluña, País Vasco, Madrid, Asturias y Valencia). Para corregir estos desequilibrios regionales, el Estado puso en marcha los Planes de Desarrollo (1962) dirigidos por el tecnócrata López Rodó. Los Planes de Desarrollo, que tenían una duración de cuatro años (hubo tres), ofrecieron a las empresas que se acogieron importantes ventajas fiscales y crediticias. Se implantaron en zonas poco desarrolladas (Valladolid, Zaragoza, Huelva o Vigo) y, aunque tuvieron cierto efecto en la redistribución de la población y la riqueza, no acabaron con los desequilibrios territoriales, dando lugar en muchos casos a empresas poco viables por la dependencia de subvenciones.
La crisis internacional del petróleo de 1973 puso fin al desarrollismo. El aumento del precio del crudo agudizó el déficit de la balanza comercial, provocando un fuerte aumento de los precios (inflación) y de la deuda externa, difícil de afrontar ante la falta de hidrocarburos del territorio español. Asimismo, el deterioro económico internacional causó el retorno de muchos emigrantes a España, aumentando el desempleo. La crisis económica y la tensión social provocaron un significativo aumento del número de huelgas y la tensión social, siendo la represión la única respuesta de las autoridades.
La Represión, el Exilio y los Movimientos de Protesta contra la Dictadura. La Cultura durante el Franquismo en España y en el Exilio
Represión y Exilio
La dictadura franquista se asentó gracias a la represión, que comenzó ya durante la contienda. La represión se institucionalizó mediante la aprobación de la Ley de Responsabilidades Políticas (febrero de 1939), la Ley de Supresión de la Masonería y el Comunismo (1940), la Ley de Seguridad del Estado (1941) y la Ley de Represión del Bandidaje y el Terrorismo (1947). Durante la posguerra inmediata fueron fusiladas, encarceladas y *expurgadas* (pérdida de empleo) miles de personas, instaurándose un clima de terror entre los «desafectos» que duró hasta los años 60. La represión disminuyó entonces, si bien se creó el Tribunal de Orden Público (1963) para juzgar delitos políticos. La represión actuó también en el ámbito cultural mediante la censura, el control estatal de los medios de comunicación o la prohibición del catalán, el euskera o el gallego.
El exilio fue la única salida para gran parte de quienes perdieron la guerra. Supuso una importante pérdida demográfica, económica e intelectual. El primer exilio se produjo durante la guerra, cuando el avance de las tropas sublevadas empujó a muchos republicanos a cruzar la frontera con Francia, donde el número de exiliados se disparó tras el fin del conflicto. Países latinoamericanos como México (sede final del Gobierno republicano en el exilio) fueron otros destinos. Se estima que hubo 500.000 exiliados, de los que unos 170.000 nunca regresaron. El resto regresó en los años 50 y 60, cuando la represión se suavizó, o tras la muerte de Franco.
Los Movimientos de Protesta contra la Dictadura
La oposición antifranquista estuvo protagonizada por grupos de ideología variada, siendo el PCE el más importante. Todos reclamaban el restablecimiento de la democracia. La oposición comenzó desde el final de la guerra, evolucionando a lo largo de toda la etapa.
- La oposición durante la posguerra: La oposición, ante la férrea represión, se limitó a sobrevivir organizada en partidas de guerrilleros (*maquis*). Su principal acción fue la fracasada invasión del Valle de Arán (1944). Paralelamente, se intentaba obtener el apoyo de las democracias occidentales. Por un lado, el Gobierno republicano en el exilio denunciaba el totalitarismo del nuevo Estado, mientras los monárquicos reivindicaban el restablecimiento de una monarquía constitucional con Juan de Borbón como rey (Manifiesto de Lausana, 1945).
- La oposición durante los años 50 y 60: El PCE renunció a la lucha armada (disolución del *maquis*) en favor de reivindicaciones pacíficas de masas (huelga de tranvías de Barcelona, revuelta universitaria de Madrid) e hizo un llamamiento a la reconciliación nacional. En los años 60, la oposición se intensificó. El PCE fundó el sindicato clandestino Comisiones Obreras (CC. OO.) que lideró las reivindicaciones obreras (huelga de mineros, 1962). Ese año se celebró la Conferencia de Múnich, en la que participaron todos los partidos españoles democráticos, excepto los comunistas. También se reactivó el nacionalismo vasco y catalán, a la vez que nacía ETA, que se inclinó por la lucha armada. Por otra parte, la Iglesia, tradicional soporte de la dictadura, se distanció del régimen tras el Concilio Vaticano II. El clero catalán y vasco se acercó al nacionalismo, mientras un sector creciente de sacerdotes se unía a los sindicatos obreros.
- La oposición durante el final del franquismo: El PCE continuó liderando la lucha obrera (multiplicación de huelgas), estudiantil (cierre periódico de universidades) y vecinal (que cobró fuerza en las barriadas de las grandes ciudades). Mientras, aperturistas procedentes del régimen crearon grupos monárquicos liberales y democristianos, y surgieron pequeñas bandas terroristas comunistas (FRAP, GRAPO). En 1975, el deterioro de la salud de Franco animó a la oposición democrática a unirse en torno a dos grupos: la Junta Democrática (liderada por el PCE de Santiago Carrillo) y la Plataforma Democrática (liderada por el PSOE de Felipe González). Paralelamente, un pequeño grupo de oficiales fundó la UMD (Unión Militar Democrática).
La Cultura durante el Franquismo en España
La Guerra Civil y la inmediata posguerra pusieron fin al brillante panorama cultural vivido durante la II República. El franquismo situó al mundo cultural al servicio del régimen bajo el férreo control de la censura y la vigilancia de la Iglesia. Podemos distinguir tres corrientes culturales en España durante el franquismo:
- Oficial: Exaltó los valores del franquismo y censuró las manifestaciones culturales ajenas a la dictadura. Destacaron Pemán y Agustín de Foxá.
- Liberal: Atrajo a franquistas alejados del régimen desde los años 50, como Ridruejo, Laín Entralgo o Ruiz-Giménez.
- Protesta: Aunque la censura impidió una actividad cultural libre, los cambios sociales de los años 60 y las condiciones más favorables de la Ley de Prensa e Imprenta de 1966 frente a la aprobada en 1939 (fin del depósito previo) favorecieron la aparición de una incipiente denuncia social. La literatura apostó por el realismo, con autores como Buero Vallejo, Cela o Berlanga. La denuncia también alcanzó a la poesía (Blas de Otero, Celaya) y la música con intérpretes como Serrat, Llach o Raimon, que recurrieron al catalán en sus canciones. Pese a las dificultades, hay que destacar la presencia de otras figuras culturales notables cuya producción coincidió con el franquismo, como Miguel Delibes (novelista), Dalí (pintor) o Chillida (escultor).
La Cultura durante el Franquismo en el Exilio
El exilio alcanzó a artistas e intelectuales no adictos al régimen, produciendo un enorme empobrecimiento cultural en España. Los exiliados mostraron una visión crítica y de oposición al régimen. Aunque algunos como Ortega y Gasset regresaron a España, la mayoría permaneció en sus destinos de acogida o retornó tras el fallecimiento del dictador. El exilio afectó a ámbitos culturales muy variados, siendo las figuras más destacadas:
- Literatura: Los poetas Juan Ramón Jiménez (premio Nobel en 1956), Alberti, Luis Cernuda, León Felipe, Pedro Salinas y Jorge Guillén.
- Artes plásticas: Pablo Picasso, Joan Miró (pintores), Luis Buñuel (cine).
- Humanidades: Ortega y Gasset y María Zambrano (filósofos), Sánchez Albornoz (historiador).
- Ciencia: Severo Ochoa (médico).
Hay que destacar también la labor de editoriales como Ruedo Ibérico, que publicó obras prohibidas por el régimen para su difusión entre los exiliados o en España, circulando en la clandestinidad.
La Transición Española y la Democracia Actual
La Evolución Política tras la Muerte de Franco
Inicio de la Transición: Primer Gobierno de Adolfo Suárez
Tras la muerte de Franco (20 de noviembre de 1975) existían tres alternativas políticas:
- Continuista: El denominado «búnker» (falangistas, sector más reaccionario del Ejército, Consejo del Reino) defendía mantener la dictadura bajo una monarquía autoritaria.
- Reformista: Los aperturistas (Fraga, Fernández Miranda) proponían una transición legal desde la dictadura a una monarquía constitucional, reformando las Leyes Fundamentales.
- Rupturista: La oposición democrática buscaba liquidar la legalidad franquista e instaurar una democracia occidental.
La Transición fue impulsada por Juan Carlos I y Adolfo Suárez, defensores del reformismo, apoyados por las organizaciones sociales (partidos, sindicatos, empresarios, Iglesia) y la mayoría de la población. Los obstáculos fueron notables debido a la elevada conflictividad social, las tensiones políticas y la crisis económica.
Juan Carlos I fue coronado, tras jurar las Leyes Fundamentales, entre el recelo del «búnker», de la oposición y de Juan de Borbón (no renunció al trono hasta 1977). En su primer discurso manifestó su deseo de ser «rey de todos los españoles» y ratificó a Arias Navarro como presidente. Días después firmó un indulto en favor de líderes sindicales. Sin embargo, la ausencia de reformas por parte de Arias Navarro unió a la oposición y movilizó a la ciudadanía exigiendo democracia y una amnistía política. La respuesta del rey fue sustituir a Arias por Adolfo Suárez (julio de 1976) para liderar la Transición sin romper la legalidad.
Suárez redactó la Ley para la Reforma Política, que establecía medidas transformadoras del Régimen hacia un sistema democrático. Su naturaleza era de ley fundamental y fue aprobada por las Cortes gracias a la labor negociadora de Suárez. Posteriormente se aprobó en referéndum. Reforzado por el éxito, Suárez inició negociaciones con la oposición, que asumió la fórmula reformista. A cambio, el Gobierno aprobó la legalización de los partidos, incluido el PCE, una amnistía política y la convocatoria de elecciones generales para junio de ese año.
El Restablecimiento de la Democracia: Las Elecciones de Junio de 1977
En junio de 1977 se celebraron las primeras elecciones libres desde 1936. Ganó por mayoría simple la Unión de Centro Democrático (UCD) de Adolfo Suárez, con el PSOE de Felipe González como segunda fuerza. Los nacionalistas catalanes (Convergència Democràtica de Catalunya) y vascos (PNV) captaron numerosos votos. Fracasaron el PCE (Santiago Carrillo) y Alianza Popular (Fraga). Los falangistas no obtuvieron representación.
Tras las elecciones, Suárez formó un Gobierno en minoría, cuya necesidad de apoyo parlamentario facilitó un espíritu de consenso que permitió alcanzar grandes acuerdos:
- Elaboración de una Constitución: Principal medida de este nuevo Gobierno.
- Pactos de la Moncloa: Acuerdo entre partidos, patronal y sindicatos para hacer frente a la crisis económica.
- Descentralización territorial: Se restableció la Generalitat y se aprobó un régimen preautonómico para el País Vasco.
Gobiernos de la UCD tras la Aprobación de la Constitución de 1978
Aprobada la Constitución, Suárez convocó nuevas elecciones, que ganó UCD por mayoría simple (marzo de 1979). La legislatura estuvo marcada por la crisis económica, el acoso de la oposición, la presión de los militares (acusaban a Suárez de romper la unidad de España por el proceso autonómico) y el terrorismo.
Suárez dimitió (febrero de 1981), y la UCD propuso como nuevo presidente a Leopoldo Calvo Sotelo. Durante su sesión de investidura se produjo un golpe de Estado (23 de febrero), protagonizado por el teniente coronel Tejero. Fracasó por la actitud del rey y el escaso apoyo del Ejército. Las principales medidas del Gobierno de Calvo Sotelo fueron la Ley del Divorcio y la solicitud de ingreso en la OTAN (requisito para la entrada en la CEE). Convocó elecciones para octubre de 1982, ganadas por el PSOE por mayoría absoluta. Fue el fin de la Transición, pues el acceso de la izquierda al Gobierno significó la normalización democrática.
Retos, Logros y Dificultades del Establecimiento de la Democracia
- Restauración de la democracia: Principal reto de la Transición, se logró tras la aprobación en referéndum de la Constitución (1978), venciendo numerosas dificultades:
- Desmantelamiento del régimen franquista: Debió lidiar con la resistencia de los elementos más inmovilistas del Régimen (Falange, sectores reaccionarios del Ejército).
- Nacionalismo periférico: Acomodar el anhelo de mayor autonomía política en Cataluña y el País Vasco, respetando la unidad nacional, causó gran tensión.
- Terrorismo: Protagonizado por la extrema derecha (Matanza de Atocha, 23-F) y la extrema izquierda radical (GRAPO) e independentista (ETA).
Pese a los éxitos, hasta la consolidación de la democracia no se alcanzaron algunos logros:
- Establecimiento del sistema democrático: Posible tanto por el deseo de la mayoría de la ciudadanía como por el espíritu de consenso.
- Estado de las Autonomías: Dio respuesta a los anhelos de una mayor autonomía de muchas regiones españolas, respetando la unidad territorial.
- Fin del aislamiento internacional: El ingreso en la CEE (1986) fue alcanzado tras la victoria electoral del PSOE en 1982, que debió renunciar a su rechazo a la OTAN.
- Paz social:
- Tensión social: Provocada por la disputa política y la crisis económica.
- Evolución de mentalidades y costumbres: La reivindicación de mayor libertad individual y colectiva generó rechazo entre los sectores sociales más reaccionarios.
Pese a estas trabas, durante la Transición se alcanzaron importantes logros sociales:
- Derechos y libertades: El amplio listado de la Constitución fue ampliado posteriormente por el legislador (abolición de la pena de muerte, divorcio, aborto, etc.).
- Vida cultural: Impulsada por la libertad, el regreso del exilio y el fin de la censura.
- Estado del bienestar: La Constitución sentó las bases para su posterior desarrollo.
- Modernización de la economía: Reto notable por su urgencia y las trabas heredadas:
- Desempleo: Constituía el principal problema, especialmente en las regiones más desfavorecidas (Andalucía, Extremadura) o golpeadas por la crisis (Vizcaya, Asturias).
- Crisis del sector secundario: La pérdida de competitividad internacional y el declive del carbón, que necesitaba ayuda económica de un Estado fuertemente endeudado.
- Inflación: La crisis del petróleo agravó el déficit de la balanza comercial e impulsó un alza de los precios que redujo la capacidad adquisitiva de los españoles.
- Deuda externa: El déficit de la balanza comercial disparó la deuda externa española, dificultando la capacidad inversora del Estado.
Pese a que muchos problemas quedaron sin resolver, durante la Transición se adoptaron medidas que permitieron la modernización de la economía española en las décadas siguientes:
- Pactos de la Moncloa: Las medidas consensuadas redujeron la tasa de desempleo, contuvieron la inflación y redujeron la deuda exterior (atrayendo inversión extranjera).
- Reconversión industrial: El cierre de las empresas más deficitarias y una política de inversiones públicas paliaron en parte los problemas de los sectores en crisis.
La Constitución de 1978 y el Estado de las Autonomías
La Constitución de 1978
Las Cortes elegidas en junio de 1977 elaboraron una Constitución que fue fruto del consenso general entre partidos. Para ello, se formó una comisión (conocida como Ponencia Constitucional) que debía elaborar un borrador del texto constitucional para las Cortes para su aprobación. La comisión, inspirada por el espíritu de entendimiento de los inicios de la Transición, se formó con representantes de los principales partidos políticos en el Congreso conforme al principio de proporcionalidad. Así, UCD contó con tres ponentes (Cisneros, Pérez Llorca y Herrero), mientras que el resto de formaciones contaron con uno: Peces-Barba (PSOE), Solé Tura (PCE), Fraga (AP) y Roca (Convergència). Tras meses de trabajo, la comisión presentó el borrador a las Cortes, que fue aprobado por una amplia mayoría de sus representantes (el PNV se abstuvo) tras introducir numerosas enmiendas. Finalmente, la Constitución fue ratificada en referéndum el 6 de diciembre de 1978 por el 88% de los españoles, finalizando así el proceso de aprobación.
Los principales rasgos de la Constitución son:
- Vocación de estabilidad: La Constitución establece un complejo proceso para la reforma de sus artículos más importantes (el conocido como «núcleo duro» de la Constitución, que engloba los derechos individuales, las principales instituciones del Estado o la división territorial) con el fin de evitar cambios frecuentes en el texto que generen inestabilidad.
- Definición del Estado: España se define como un Estado social y democrático de Derecho donde la soberanía la ejerce el pueblo.
- Monarquía parlamentaria: El rey no gobierna, pero encarna la unidad nacional, representa a España en el extranjero y ejerce la Jefatura de las Fuerzas Armadas (bajo la autoridad del ministro de Defensa).
- Aconfesionalidad del Estado: La Constitución recoge la libertad religiosa individual en un Estado aconfesional, pero reconoce la realidad mayoritaria del catolicismo, estableciendo privilegios para la Iglesia (financiación, educación).
- Reconocimiento de derechos y libertades: Tanto de naturaleza individual (libertad, igualdad, asociación, propiedad, etc.) como social (educación, vivienda, trabajo, etc.), siendo estos segundos de carácter programático (el ciudadano no puede ejercerlos de forma directa y efectiva, sino que deben inspirar la acción de los tres poderes del Estado).
- División de poderes:
- Legislativo: Recae en unas Cortes bicamerales con miembros elegidos por sufragio universal (Congreso de los Diputados en listas cerradas y Senado en listas abiertas). El Congreso de los Diputados (elegido mediante un sistema proporcional corregido) elige al presidente del Gobierno, controla al Ejecutivo, elabora leyes y vota los presupuestos generales. El Senado se define como una cámara territorial y apenas tiene peso al carecer de iniciativa legislativa o capacidad de bloqueo (limitándose a la introducción de enmiendas a los proyectos de Ley del Congreso).
- Ejecutivo: El presidente (responsable ante el Congreso, que lo nombra) escoge a los ministros, dirige la acción del Gobierno y tiene la facultad de disolver las Cortes y convocar elecciones (excepto si está en funciones, correspondiéndole entonces al rey).
- Judicial: Jueces independientes. Se establecen garantías procesales y un fuero único.
- Instituciones garantes del sistema: La Constitución de 1978 cuenta con dos instituciones nacidas para garantizar el sistema, que suponen una importante novedad respecto a textos fundamentales anteriores. El Tribunal Constitucional (presente en la Constitución de 1931, aunque con una configuración distinta) es el encargado de interpretar si la acción de los otros poderes (leyes, sentencias judiciales, etc.) respetan el contenido del texto fundamental. Por su parte, el Defensor del Pueblo actúa como garante de los derechos individuales de los ciudadanos.
- Estructura territorial descentralizada: Implanta una estructura territorial descentralizada (Estado de las Autonomías), pero garantizando la unidad nacional.
El Estado de las Autonomías
La Constitución recogió en su Título VIII las bases para establecer un Estado descentralizado, atendiendo a las reivindicaciones históricas del nacionalismo catalán y vasco, pero extendiendo el derecho a crear Comunidades Autónomas a las regiones que lo solicitasen. La Constitución diferenció en sus Disposiciones Transitorias entre la «vía rápida» para las nacionalidades históricas que durante la II República habían contado con Estatutos de Autonomía (Cataluña, País Vasco y Galicia), y la «vía lenta» para el resto de regiones, que asumían en un primer momento un menor número de competencias hasta lograr la equiparación con las anteriores. La complejidad del sistema se vio agravada por las dificultades surgidas durante la aprobación de los nuevos Estatutos de Autonomía de Cataluña y el País Vasco, que generaron gran tensión entre los nacionalistas y las formaciones de derecha, recelosas ante el volumen e importancia de las competencias transferidas (enseñanza, sanidad, seguridad pública) y la posibilidad de que no se respetase la unidad territorial de España. Por otra parte, aunque los dos Estatutos fueron aprobados por la población de ambas Comunidades Autónomas, el porcentaje de la abstención fue muy elevado, restando legitimidad al proceso. La abstención fue aún más elevada en el referéndum celebrado en Galicia (superior al 70%), mostrando la pérdida de impulso de la ciudadanía tras la Transición. El desgaste de las negociaciones pasó factura a la UCD, que perdió las posteriores elecciones autonómicas celebradas en las tres regiones en las que vencieron Convergència i Unió (agrupación de partidos surgidos de la primitiva Convergència), el PNV y AP. Finalmente, Andalucía también optó por la vía rápida del artículo 151, pese al intento contrario del Gobierno, por lo que, tras aprobarse el estatuto en referéndum, asumió el mismo nivel competencial que Cataluña, País Vasco y Galicia. El resto de regiones se configuraron como comunidades autónomas por la «vía lenta» del artículo 143. El proceso comenzaba por la iniciativa de las provincias, que debían decidir cómo agruparse en comunidades autónomas. No obstante, el Gobierno podía intervenir en el proceso tanto a través de la formación de comunidades autónomas uniprovinciales sin precedentes históricos (como ocurrió con Cantabria o La Rioja) o animando al proceso de integración de una provincia en una autonomía (como sucedió con Segovia, incluida en Castilla y León pese al deseo inicial de sus municipios de constituir su propia comunidad). La división territorial quedó finalmente establecida en 1983 con 17 comunidades autónomas y 2 ciudades autónomas (Ceuta y Melilla), iniciándose un largo proceso de transferencia de competencias desde el Gobierno central a los autonómicos, que ha hecho de España uno de los Estados más descentralizados de Europa. Cada comunidad se rige por su Estatuto de Autonomía (elaborado por su Parlamento y ratificado después por la población en referéndum y por el Parlamento nacional) y cuenta con una asamblea legislativa y Gobierno propios.
Normalización Democrática y Desafíos Contemporáneos (Hasta 2018)
La Normalización Democrática y la Alternancia Política hasta 2018
Desde 1982 (fin de la Transición) hasta 2018 se han alternado gobiernos del PSOE y del PP.
- Gobiernos del PSOE presididos por Felipe González (1982-1996): Fueron cuatro legislaturas caracterizadas por reformas de gran calado:
- Política interior: Se completó la aprobación de todos los estatutos de autonomía, se modernizó el Ejército para acabar con el golpismo y se reforzó la lucha contra ETA.
- Política exterior: España ingresó en la CEE (1986), ratificó en referéndum la permanencia en la OTAN y participó en la I Guerra del Golfo (1990).
- Economía: En 1983 se aplicó un duro plan de ajuste (reconversión industrial, subida de tipos de interés, devaluación de la peseta) con el consiguiente aumento del paro y la conflictividad. Desde 1985, la economía creció hasta que en 1992 estalló otra crisis agravada por el gasto en las celebraciones del 92 (Expo de Sevilla y Juegos Olímpicos de Barcelona).
- Sociedad: Se despenalizó el aborto (1985), se reguló la objeción de conciencia militar, se amplió la enseñanza obligatoria a los 16 años (LOGSE) y se firmó con el resto de partidos los Pactos de Toledo para sostener el sistema de pensiones (1995).
En 1993, el PSOE volvió a ganar las elecciones, si bien por mayoría simple, necesitando el apoyo parlamentario de los nacionalistas catalanes (CiU). Esta última legislatura estuvo marcada por la crisis económica y los casos de corrupción (Banco de España, Guardia Civil) y la guerra sucia de los GAL. En 1995, CiU retiró su apoyo al PSOE, y González convocó elecciones anticipadas, ganadas por José María Aznar (PP).
- Gobiernos del PP presididos por José María Aznar (1996-2004): Aznar gobernó durante dos legislaturas, la primera en minoría con apoyo parlamentario de los nacionalistas vascos y catalanes, y la segunda en solitario tras obtener mayoría absoluta.
- Política interior: Continuó la lucha contra ETA (Acuerdo contra el terrorismo; ilegalización de formaciones etarras), se aprobó la Ley de Extranjería (regulación restrictiva de la inmigración) y se profesionalizó el Ejército (fin del servicio militar obligatorio).
- Política exterior: Se reforzó el alineamiento con EE. UU. apoyando la II Guerra del Golfo (2003) y se repelió el ataque marroquí a la isla de Perejil (2002).
- Economía: Se llevó a cabo una política liberal que disminuyó el gasto público, privatizó numerosas empresas y redujo los impuestos. El resultado fue el crecimiento del PIB, la renta per cápita y el empleo, y la reducción del déficit público, aunque se creó una burbuja inmobiliaria que condicionó el posterior desarrollo económico. Gracias a las mejoras, España fue capaz de cumplir los criterios de convergencia de entrada en el Euro.
- Sociedad: Se firmó un acuerdo para garantizar las pensiones («hucha de las pensiones», 1996) y se reformó la educación no universitaria (LOCE).
Aznar renunció a presentarse a las elecciones de 2004, escogiendo a Mariano Rajoy como sucesor. Venció el PSOE (mayoría simple) ante el desgaste del PP por la entrada en la guerra.
- Gobiernos del PSOE presididos por José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011): El PSOE ganó las elecciones bajo el impacto emocional de los atentados del 11 de marzo en la estación de Atocha. Rodríguez Zapatero presidió durante dos legislaturas (2004-2011), cuyas principales actuaciones fueron:
- Política interior: Las Cortes rechazaron el plan soberanista del PNV (Plan Ibarretxe) y recortaron la reforma del Estatuto de Autonomía de Cataluña aprobado por el Parlament.
- Política exterior: Se reforzó la relación con Europa y se rompió con el alineamiento con EE. UU. mantenido por Aznar.
- Economía: El crecimiento continuó hasta 2008, cuando la crisis económica internacional disparó el paro, el déficit y la prima de riesgo. En 2010, con el país al borde de la quiebra, el Gobierno adoptó una política de austeridad, recortando el gasto público.
- Sociedad: Se aprobaron las leyes de dependencia, del matrimonio homosexual, de la memoria histórica o contra la violencia de género.
- Gobiernos del PP presididos por Mariano Rajoy (2011-2018): La crisis económica y social llevaron a Rodríguez Zapatero a adelantar las elecciones a 2011, en las que el PP obtuvo mayoría absoluta. Mariano Rajoy gobernó hasta 2018. La última legislatura lo hizo en minoría, con Ciudadanos como principal socio.
- Política interior: En 2014, Juan Carlos abdicó y en 2018 se disolvió ETA. El principal conflicto fue el auge del separatismo catalán, que proclamó la declaración unilateral de independencia tras un referéndum ilegal en octubre de 2017.
- Economía: El Gobierno se centró en superar la crisis económica mediante el recorte drástico del gasto público y la reforma laboral. Desde 2014, la economía comenzó a recuperarse por el aumento de las exportaciones, la precariedad del empleo y la devaluación salarial.
- Sociedad: El descontento social creció por la crisis económica y de representatividad de los partidos, reflejada en el fin del bipartidismo en las elecciones de 2015 con la irrupción de Ciudadanos (centro liberal) y Podemos (a la izquierda del PSOE).
La Amenaza del Terrorismo de ETA y el Terrorismo Yihadista
- Terrorismo islamista: Tiene por objetivo la restauración del Islam en España y la lucha contra las democracias occidentales. Es un fenómeno global que afecta a otros países como EE. UU., Francia o Reino Unido. Estos han sido los principales atentados en España:
- Atentados de Casablanca (2003): Tuvieron como objetivos la Casa de España y la Cámara Española de Comercio en la capital marroquí (32 muertos).
- Atentados del 11-M (2004): Reivindicado por Al-Qaeda del Magreb Islámico, es el atentado más cruento de la historia de España (191 muertos).
- Atentados de Barcelona (2017): Perpetrado por el Estado Islámico (16 muertos).
- ETA: Tras la Transición, el terrorismo de ETA atravesó las siguientes etapas:
- Años de plomo (años 80): ETA emprendió una campaña de atentados indiscriminados (Hipercor de Barcelona, casa cuartel de Zaragoza). A mediados de la década, disminuyeron gracias a la colaboración francesa. El Gobierno practicó la guerra sucia mediante los GAL (1983-1987). Los partidos vascos se unieron contra ETA en el Pacto de Ajuria Enea (1988). Las negociaciones (conversaciones de Argel, 1989) de paz fracasaron, iniciando el Gobierno su política de dispersión territorial de presos.
- Atentados selectivos y *kale borroka* (años 90): Simpatizantes de ETA practicaron la *kale borroka* (violencia callejera) mientras los atentados se volvieron selectivos (asesinato de Ordóñez, secuestro de Ortega Lara). En 1997, el secuestro de Miguel Ángel Blanco, concejal del PP en Ermua, provocó la reacción social y política contra ETA («espíritu de Ermua»). La sociedad vasca aisló a los terroristas y su entorno, si bien los partidos nacionalistas vascos firmaron el Pacto de Estella en defensa de la autodeterminación (1998). ETA declaró una tregua en 1998 que facilitó el diálogo con el Gobierno de Aznar, que acabó sin resultados un año más tarde.
- Declive y disolución de ETA (siglo XXI): PP y PSOE firmaron el Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo (2000). En 2002 se aprobó la Ley de Partidos Políticos, ilegalizando las formaciones vinculadas a ETA. En 2006, ETA declaró un alto el fuego roto poco después (atentado de Barajas). Finalmente, en 2010 anunció un nuevo cese de atentados previo a su disolución definitiva en 2018.
Evolución Económica, Social y Demográfica. Feminismo e Igualdad. Compromiso Social, Asociacionismo y Voluntariado
Evolución Económica
Desde 1982, España ha experimentado un notable proceso de transformación económica:
- Crecimiento económico (1982-1992): Consecuencia de las medidas contra la crisis económica (reconversión industrial, devaluación de la peseta) y la entrada en la CEE (1986), que abrió a España a la inversión extranjera y permitió la afluencia de ayudas y subvenciones.
- Liberalización de la economía (1993-2008): El crecimiento finalizó en 1993 con el aumento de la deuda pública y el desempleo. Aznar impulsó una política liberal mediante el recorte del gasto público, la reducción de la carga fiscal y la privatización de empresas públicas (Telefónica, Endesa, etc.). El crecimiento se recuperó, aumentando el empleo y la renta per cápita, si bien con una dependencia excesiva de la construcción.
- Crisis de la economía y recuperación (2008-2023): La crisis económica internacional golpeó duramente, provocando el cierre de numerosas empresas y el incremento del paro. El aumento de las prestaciones por desempleo y la caída de la recaudación fiscal disparó la prima de riesgo, llevando al Estado al borde de la quiebra. Las duras medidas de ajuste (recorte del gasto público, reforma laboral) y la mejora de la economía mundial permitieron iniciar desde 2014 una lenta recuperación que los últimos acontecimientos (COVID-19, aumento mundial de la inflación, crisis energética) han vuelto a poner en riesgo.
Las características actuales de la economía española contrastan con las existentes a inicios de los años 80 del pasado siglo, fruto de la evolución del país:
- Apertura al exterior: España ha evolucionado de una economía proteccionista y cerrada sobre sí misma a una abierta al exterior. La entrada en la CEE supuso un hito esencial en este proceso de apertura, reforzado en las últimas dos décadas por el proceso de globalización. La inversión extranjera y las subvenciones comunitarias han contribuido significativamente al crecimiento de la economía española. Asimismo, desde mediados de los años 90, aumentó la inversión española en el extranjero, especialmente en América Latina.
- Desarrollo tecnológico: La economía española ha experimentado un notable desarrollo tecnológico en los últimos años con la introducción y aplicación de las nuevas tecnologías y la digitalización de muchos sectores. No obstante, la inversión española en I+D+i es menor a la de muchos países de su entorno, generando dependencia tecnológica, fuga de cerebros y merma de la competitividad.
- Terciarización de la economía: Como en el resto de economías occidentales, el sector terciario genera más riqueza y empleo que los dos restantes, que han perdido gran parte del peso (en especial el primario) con que contaban al inicio de la Transición. Destaca por su importancia para la generación de riqueza y empleo el turismo, que se mantiene como la principal actividad económica de muchas regiones de España.
- Modernización de las actividades agrarias: La pérdida de peso del sector primario en el sistema productivo ha ido acompañada de la modernización de un sector muy dependiente de las políticas agrarias establecidas por la UE.
- Crisis industrial: Aunque en todos los países del entorno se asiste a un retroceso del sector secundario como fuente de riqueza y empleo, el proceso ha sido particularmente grave en España, que ha tenido que afrontar un duro proceso de reconversión, así como de adaptación a los retos de la globalización (deslocalización) y la Cuarta Revolución Industrial.
Evolución Social
Desde el fin del franquismo se ha asistido a una notable transformación de la sociedad española, cuyas principales características actuales son:
- Descenso de la religiosidad: En los últimos años se ha asistido a un notable descenso de la religiosidad, en especial entre los jóvenes y la población urbana, al tiempo que ha aumentado el número de quienes se declaran ateos o profesan credos diferentes al catolicismo.
- Liberalización de las costumbres: El descenso de la religiosidad, los avances sociales y la multiculturalidad han propiciado una notable crisis de los valores tradicionales, especialmente en los sectores de población más jóvenes. Los efectos más destacados de esta crisis son el cuestionamiento de la familia como núcleo básico de la sociedad, la defensa de la igualdad de género y la diversidad sexual, la democratización de las relaciones sociales y el rechazo hacia la jerarquía o el autoritarismo.
- Nuevos modelos familiares: La crisis de la religiosidad y los valores sociales tradicionales han propiciado la generalización de nuevos modelos familiares como los monoparentales o los formados por parejas del mismo sexo.
- Cambios en el ocio y la cultura: Algunos de los entretenimientos que contaban con más respaldo social a principios de siglo (toros, caza) han sufrido un descenso de su popularidad. Por el contrario, se ha incrementado la importancia de las actividades de ocio y tiempo libre asociadas a la sociedad de consumo y la cultura de masas (fútbol, conciertos).
Evolución Demográfica
De forma paralela a las transformaciones sociales, España ha experimentado notables cambios en su estructura demográfica en las últimas décadas.
- Transformaciones demográficas: España ha completado la última etapa del proceso de transición demográfica, caracterizado por las bajas tasas de natalidad y mortalidad (menos del 10‰), un crecimiento natural escaso o negativo y un incremento en la esperanza de vida.
- Aumento de la inmigración: España ha pasado de ser un país de emigrantes a un país receptor, especialmente durante los años de mayor bonanza económica (1995-2007). Los grupos más numerosos son iberoamericanos, marroquíes y rumanos, asentándose sobre todo en las grandes ciudades y la costa mediterránea.
Feminismo e Igualdad
La promulgación de la Constitución supuso el reconocimiento legal de la igualdad entre hombres y mujeres, así como la no discriminación por razones de sexo. Desde entonces, ambos valores han actuado como principios inspiradores del ordenamiento jurídico, siendo estos sus principales hitos legislativos en la búsqueda de la igualdad social entre ambos sexos:
- Creación del Instituto de la Mujer (1983), cuyo objetivo es impulsar la igualdad social de ambos sexos y la participación política, económica y social de las mujeres.
- Ley del Aborto (1985), que lo despenalizó.
- Ley Integral contra la Violencia de Género (2004).
- Ley Orgánica para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres (2007).
Los avances sociales (aumento del número de estudiantes universitarias, crisis del modelo de familia tradicional, etc.) y económicos han favorecido una mayor presencia femenina en el mercado laboral, así como en cargos de responsabilidad pública y empresariales.
Compromiso Social, Asociacionismo y Voluntariado
La transformación socioeconómica de la población española ha propiciado la aparición de nuevos ámbitos de compromiso social y asociacionismo, como el ecologismo y la sostenibilidad, la inserción social de colectivos minoritarios o el desarrollo local y cultural. Frente a lo que ocurría en el pasado, el voluntariado actual ya no es meramente asistencial, englobando otros ámbitos de participación ciudadana que complementan la actividad pública llevada a cabo por las autoridades en el marco del Estado del bienestar establecido en la Constitución. La importancia del fenómeno llevó a las autoridades a regularlo por primera vez en 1996, si bien el aumento de su importancia y evolución llevó a la aprobación de la Ley 45/2015 de Voluntariado casi 20 años después. La Ley regula el régimen jurídico de los voluntarios y las ONG, así como los derechos de los colectivos a los que se dirigen sus esfuerzos.