El Siglo XIX en España: Un Periodo de Transformación
A comienzos de ese siglo, España se vio envuelta en la Guerra de Independencia (1808-1812) tras la invasión napoleónica, en un contexto de crisis provocado por la Revolución Francesa. La población española depositó su esperanza en Fernando VII; sin embargo, una vez en el poder, el rey reprimió con dureza cualquier intento reformista. Muchos liberales, como el Duque de Rivas, se exiliaron en Francia e Inglaterra. Mientras tanto, las colonias americanas iniciaron procesos de independencia y en 1826 rompieron con la metrópoli. Solo Cuba, Puerto Rico y Filipinas permanecieron bajo dominio español hasta 1898, justo cuando otras potencias europeas expandían sus colonias en África y Asia. Tras la muerte de Fernando VII, el país sufrió una etapa de gran inestabilidad, ya que las Guerras Carlistas y numerosos alzamientos militares impidieron cualquier intento de modernización.
Hacia la Restauración
En la segunda mitad del siglo XIX, la burguesía impulsó cambios políticos; sin embargo, tras la Revolución de 1868, se desilusionó y se acomodó en su posición económica. Esta actitud sería criticada por autores realistas como Clarín. Con la Restauración de Cánovas del Castillo, se implantó un sistema político estable, aunque manipulado. Al mismo tiempo, el desarrollo del capitalismo industrial creó una clase obrera sin derechos que protagonizaría la lucha social a finales de siglo.
Literatura Romántica
El Romanticismo llegó tarde a España, aunque ya había indicios en el siglo XVIII, como en las Noches lúgubres (1790) de José Cadalso, que mostraba sentimientos amorosos intensos en un ambiente oscuro. La difícil situación histórica dificultó su desarrollo literario, pero en la segunda década del siglo XIX se introdujeron las ideas de los hermanos Schlegel, que rompían con el Neoclasicismo y promovieron la lectura de autores ingleses como Byron.
El Romanticismo triunfó en los años 30 con obras clave como los artículos de Larra, La conjuración de Venecia (1834) de Martínez de la Rosa y Don Álvaro o la fuerza del sino (1835) del Duque de Rivas.
El Romanticismo se basa en el principio de libertad. También expresa la individualidad, rechaza el mundo materialista y rutinario, buscando evasión en tiempos y espacios lejanos. El suicidio aparece como forma extrema de evasión. La sentimentalidad, especialmente el amor, y la imaginación o la fantasía juegan un papel importante.
Poesía Romántica
Hay una primera época de exaltación en la poesía, más narrativa que intimista. José de Espronceda es su máximo exponente. Posteriormente, a partir de mediados de siglo, sigue primando la sentimentalidad en las obras de Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro, pero con un tono más íntimo y confesional.
José de Espronceda
Espronceda es la figura más destacada de la primera época del Romanticismo español. Su vida coincide con su obra literaria. También escribe poemas en torno a personajes rebeldes como El pirata o El mendigo. En su obra, El diablo mundo, introduce un largo poema en el que lamenta la muerte de su amada.
Poesía Posromántica
La poesía romántica cambia de tono y forma con Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro como figuras principales. Mantienen la expresión del sentimiento, especialmente el amor y la imaginación. Sin embargo, su poesía es más íntima y menos exaltada que la de autores anteriores como Zorrilla. Hay aspectos renovadores como:
- Dan protagonismo a la intimidad del poeta frente a las historias de personajes.
- La exaltación se modera hasta presentar un tono más cercano y confesional.
- Las formas métricas se simplifican para acercarse a ese tono íntimo.
Gustavo Adolfo Bécquer
No fue un poeta valorado en vida; disfrutó de reconocimientos, pero solo por sus Leyendas. Publicó también en periódicos algunos poemas. Frente a la poesía magnífica y sonora que heredó de sus antecesores, prefirió, en sus propias palabras, una más natural, breve y seca que brota del alma. Para ello, se inspiró en dos tradiciones: la poesía alemana y la popular de las canciones tradicionales. Sus poemas tienden a la brevedad y sencillez métrica. Abunda el sentimiento amoroso en sus versos. Surge con frecuencia el desaliento ante una vida triste e insípida.
Rosalía de Castro
También es una figura muy admirada por los poetas posteriores. Su poesía continúa el tono melancólico e íntimo de la poesía posromántica, y presenta una serie de características muy personales. Ella escribe su obra poética en dos lenguas. Sus primeros poemarios importantes están en gallego: Cantares gallegos (1863) y Follas novas (1880). En 1884 se publica en castellano En las orillas del Sar. Su obra presenta más variedad temática que la de Bécquer, además del dolor íntimo ante la vida y la intuición de la muerte. Las formas métricas de la autora también son más variadas: utiliza versos alejandrinos y decasílabos, además de los endecasílabos que combina de manera innovadora con octosílabos. La naturaleza aparece más detallada, más cercana y sentida que en la otra poesía.
Prosa Romántica
Participa del gusto por lo típico y costumbrista, así como por los relatos ambientados en lugares misteriosos. Destacan los cuadros costumbristas sobre personajes y fiestas de la época, y las novelas históricas, ambientadas en la Edad Media.
Mariano José de Larra: Artículos Periodísticos
Fue un autor romántico que escribió dramas y novelas históricas ambientadas en la Edad Media. A principios del siglo XIX, el periodismo creció con periódicos y revistas donde publicaba relatos y artículos variados. También destacó por sus críticas a las malas costumbres sociales como la ignorancia, la pereza y la rutina. Retrataba personajes hipócritas y presuntuosos.
Gustavo Adolfo Bécquer: Leyendas
Desplegó toda su habilidad narrativa en las Leyendas, un conjunto de relatos donde predominan los sentimientos y lo fantástico. Los protagonistas actúan motivados por la pasión amorosa y los acontecimientos se desenvuelven en ambientes de misterio en los que se aprecia el gusto romántico por lo medieval. Los argumentos nacen de la imaginación de Bécquer. El autor relata las historias en una prosa cuidada y poética, si bien se asegura de que el relato fluya con agilidad, haciéndolo a la vez elegante y entretenido.
Teatro Romántico
Es una sucesión de estrenos teatrales que marcaron el triunfo del Romanticismo. En 1834 se presentan La conjuración de Venecia de Martínez de la Rosa y Macías de Larra. Don Álvaro o la fuerza del sino del Duque de Rivas se estrena en 1835, y El trovador de García Gutiérrez en 1836. El Drama romántico presenta las siguientes características:
- La necesidad de una libertad creativa hace que se rompa con la regla clásica de las tres unidades (tiempo, lugar, acción). Incluso pueden introducirse escenas en las que no aparezcan los principales protagonistas de la obra.
- Los dramaturgos románticos prefieren el verso a la prosa.
- Los protagonistas son personajes poco convencionales, arrebatados por la pasión, al igual que en la novela y en tantos poemas románticos.
- Se elige a menudo la Edad Media como contexto histórico.
- Don Álvaro o la fuerza del sino determina el triunfo del teatro romántico.
Duque de Rivas: Don Álvaro o la fuerza del sino
Ángel Saavedra, Duque de Rivas, escribe una obra donde el fatalismo domina a los personajes. Don Álvaro y Doña Leonor quieren casarse, pero el padre de ella se opone. Al huir, Don Álvaro mata accidentalmente al padre de Leonor, lo que desencadena una serie de tragedias. Leonor se retira a un convento, y Don Álvaro se une a la guerra. Mientras tanto, los hermanos de Leonor buscan venganza y mueren a manos de Don Álvaro. La obra rompe las reglas clásicas y mezcla verso y prosa.
José Zorrilla: Don Juan Tenorio
Alcanzó gran fama con su obra Don Juan Tenorio, estrenada en 1844. El drama se basa en versiones anteriores, como El burlador de Sevilla de Tirso de Molina.