El Teatro Realista Español de Posguerra: Buero Vallejo y Alfonso Sastre

El Teatro Realista Español de Posguerra: Orígenes y Características

A partir de los años 50 surge un nuevo teatro conocido como Los Realistas. Nace con Historia de una escalera, de Buero Vallejo, y se consolida con Escuadra hacia la muerte, de Alfonso Sastre. Así se origina el Drama Realista.

Características del Teatro Realista

  • A partir de un contexto, un argumento y unos personajes identificables, se intentaba hablar de la realidad desde el escenario.
  • Complejos espacios escénicos (con frecuencia, un lugar donde conviven varios cuadros).
  • Profundización en los caracteres de los personajes: seres complejos, en contradicción, que luchan por defender sus ideales.

Antonio Buero Vallejo representa la evolución del teatro español hasta los años 90. Las obras de Buero constituyen una síntesis de realismo y simbolismo. En ellas se oponen conflictivamente personajes contemplativos y personajes activos. Mediante la tragedia promueve una crítica y una catarsis que transforma la sociedad. Sus historias pueden abstraerse del entorno de la época y adquirir un valor universal, como se observa en aspectos clave de Historia de una escalera (contenido, tema, personajes).

Antonio Buero Vallejo: Vida y Obra de un Dramaturgo Esencial

Vida de Antonio Buero Vallejo

Es el dramaturgo de mayor interés del teatro de posguerra. Nacido en Guadalajara en 1916, desde joven sintió afición por la pintura y los libros. En la Guerra Civil combate como soldado en el bando republicano. Condenado a muerte al finalizar la contienda, se le conmuta la pena por la de cadena perpetua. En 1946 sale en libertad condicional y decide volcarse en el teatro. Su labor teatral ha obtenido numerosos reconocimientos: el Premio Lope de Vega en 1949 por su obra Historia de una escalera; el Premio Nacional de Teatro en 1957, 1958 y 1959, y muchos más. En 1971 fue elegido miembro de la R.A.E., y en 1986 le fue concedido el Premio Cervantes. Murió en el año 2000.

Características del Teatro de Buero Vallejo

Las principales características dramáticas de sus obras son:

1. Temática: Anhelo y Limitaciones Humanas

Su temática gira en torno al anhelo de realización humana y sus dolorosas limitaciones: la búsqueda de la felicidad, de la verdad o de la libertad se ve obstaculizada por este mundo en que vivimos. Su producción está marcada por el compromiso adoptado por el autor ante los temas humanos más universales, ya sean de tipo existencial (meditación sobre el sentido de la vida, sobre la condición humana) o de tipo social: denuncia de injusticias desde un plano ético y político. Buero mira la realidad con ojos lúcidos: ve los deseos de los hombres y sus frustraciones, las mentiras que se inventan para soportar su infelicidad, los obstáculos que los gobernantes, la sociedad o la existencia misma les ponen para impedir su realización plena, y lo que ve, lo traslada a sus argumentos para comunicárselo al espectador y provocar en él una reflexión y una reacción.

2. Género Dramático: La Tragedia y la Catarsis

El género dramático adoptado por Buero es la tragedia. Con la tragedia —ya desde la época griega— se pretende la catarsis (identificación del espectador con el personaje) del espectador: este debe conmoverse ante lo representado y debe sentirse impulsado a luchar para superar sus errores y para labrarse su propio destino.

3. El Diálogo

Ocupa un papel importante, pero no exclusivo.

4. El Lenguaje

El lenguaje de los protagonistas suele estar caracterizado por su densidad, hondura y precisión; en él, Buero se revela como un consumado dominador del idioma. Pero no descuida los aspectos espectaculares del teatro.

5. El Espacio Escénico

El espacio escénico suele estar descrito con minuciosidad en las acotaciones, porque en el teatro de Buero Vallejo los objetos, su disposición y el ambiente descrito adquieren una significación concreta.

6. Técnica Teatral: Efectos de Inmersión

En relación con la técnica teatral de Buero, están los denominados efectos de inmersión: en algunos momentos, el autor trata de hacer partícipe al espectador de lo que ve en escena. Así, si los personajes son ciegos —como los de En la ardiente oscuridad— o sordos —como el Goya de El sueño de la razón—, el escenario se oscurecerá o no se oirá hablar a los actores, para que el espectador experimente las mismas limitaciones de los personajes.

Trayectoria Dramática de Buero Vallejo

Con Historia de una escalera Antonio Buero Vallejo inició su fecunda obra dramática que cuenta con una treintena de títulos. Siguiendo a Luis Iglesias Feijoo podemos dividir su producción en varias etapas:

Etapa Existencial (1949-1957)

En ella predomina un enfoque existencial y las obras se ajustan a una estética realista, con una intencionada verosimilitud en la caracterización de lugares y personajes. Asimismo, hay una clara tendencia a respetar las unidades clásicas. Entre las obras pertenecientes a este período merecen una atención especial Historia de una escalera (1949) y En la ardiente oscuridad (1950). En la primera de ellas se nos cuenta la vida de unos personajes impotentes para superar su situación de indigencia, oprimidos por la vida y la sociedad. Por su parte, En la ardiente oscuridad plantea la lucha por la verdad y la libertad. La ceguera, tema central, se erige en símbolo de las limitaciones humanas, y la necesidad de ver representa la aspiración a lo imposible.

Etapa Histórica y Social (1958-1968)

Buero Vallejo escribe una serie de obras de tema histórico en las que se sirve del pasado para reflexionar sobre el presente; de esta forma consigue burlar la censura y llegar a su público. Este recurso, utilizado por muchos autores, se denominó posibilismo. Pertenecen a este periodo: Un soñador para un pueblo (1958), sobre la figura de Esquilache; Las Meninas (1960), protagonizada por Velázquez; El concierto de San Ovidio (1962). En estas obras el autor aborda en ellas el tema de España y el destino del pueblo en una sociedad injusta. Al final de esta etapa Buero escribe dos obras que pueden considerarse de transición: La doble historia del doctor Valmy y El tragaluz (1967), en las que introduce personajes intermedios entre la historia y el público que actúan como narradores e interrumpen y comentan los hechos que suceden en el escenario.

Etapa Experimental (desde 1969)

Caracterizada por la utilización de un punto de vista subjetivo. En las obras de este periodo, la acción llega al espectador a través de la visión subjetiva de uno de los personajes (a esta técnica teatral se le denomina efecto de inmersión) que además padece alguna limitación física o psíquica. El espectador no ve la realidad sino la versión que de ella tiene el protagonista. En El sueño de la razón (1970), centrada en la figura de Goya, Buero retoma el tema histórico y hace vivir al público la sordera del célebre pintor; en Llegada de los dioses (1971), el espectador ve en el escenario las alucinaciones de Julio, que es ciego; en La Fundación (1974), el público cree con Tomás, mentalmente trastornado, que una celda, en la que esperan varios condenados a muerte, es una lujosa fundación. Por último, en La detonación (1977), el autor expande los pensamientos de Larra en los breves minutos que anteceden al pistoletazo con el que acaba con su vida; un breve espacio de tiempo real se convierte en más de dos horas de representación. A partir de la Transición, Buero ha seguido estrenando obras como Jueces en la noche (1979), Caimán (1981), por la que recibió el premio a la mejor obra del año, y su última obra Misión al pueblo desierto (1999).

Alfonso Sastre: Compromiso y Renovación Teatral

El talante luchador de este dramaturgo se observa en la serie de manifiestos para la renovación del teatro español que inició en 1950, cuando formó el Teatro de Agitación Social, proyecto que se proponía presentar al público español la obra de los grandes dramaturgos contemporáneos (Eugene O’Neill, Arthur Miller, Jean-Paul Sartre, Bertolt Brecht…) y que, de forma inmediata, fue prohibido por la censura.

Su trayectoria teatral comenzó en grupos universitarios y de cámara y ensayo. Se trata de obras en un acto, con abundantes distorsiones espacio-temporales y uso del flash-back, en las que el dramaturgo crea un mundo onírico: Ha sonado la muerte, Uranio 235 y Cargamento de sueños (1946).

Escuadra hacia la Muerte: Un Hito en el Teatro Realista

Con esta obra, Sastre consiguió su proyección en el teatro español. Estrenada en 1953, fue retirada y prohibida después de su tercera representación. En ella, unos soldados cumplen una misión suicida en una supuesta Tercera Guerra Mundial. El conflicto central es la decisión de unos soldados de matar al sargento que los tiraniza, hecho que los conduce a una situación sin salida. La obra refleja la oposición a un sistema totalitario que sometía a decisiones arbitrarias.

Las Tragedias Complejas de Sastre

Después escribió las tragedias complejas. En estas tragedias Sastre deja atrás el realismo y asume un modo irónico y distanciador. Introduce elementos narrativos, la confusión entre realidad y ficción, y el humor negro. Aparecen fuertes efectos sonoros y luminosos, gran multiplicidad de escenas y decorados esquemáticos o inexistentes. Entre las tragedias destacadas de este periodo se encuentran: La sangre y la ceniza (obra escrita entre 1962 y 1965, y publicada en 1976), que trata sobre Miguel Servet, víctima de la intolerancia; Sastre establece en ella un paralelismo entre el personaje renacentista y el hombre moderno: los dos luchan en contra del poder establecido; y La taberna fantástica (1966, estrenada en 1985).