Colonizaciones Prerromanas en la Península Ibérica
Fenicios y Griegos (Siglos VIII-IV a.C.)
A partir del siglo VIII a.C., la península ibérica fue colonizada por pueblos procedentes del Mediterráneo oriental, principalmente fenicios y griegos. Estos pueblos buscaban aprovechar la gran riqueza en metales de la península, para lo cual fundaron establecimientos comerciales, conocidos como factorías, que servían como centros de intercambio.
Los Fenicios
Procedentes del actual Líbano, los fenicios fundaron importantes colonias en la costa sur. Las más destacadas fueron:
- Gadir (actual Cádiz)
- Abdera (actual Adra)
- Sexi (actual Almuñécar)
A cambio de los metales, ofrecían productos manufacturados como objetos de vidrio, tejidos y cerámica. Sus aportaciones culturales y tecnológicas fueron fundamentales, entre las que se encuentran:
- La introducción del cultivo de la vid.
- La llegada de animales domésticos como el asno y las gallinas.
- El uso del hierro.
- El procedimiento de salazón del pescado (garum).
- La invención del torno de alfarero.
- La introducción de la escritura alfabética.
Los Griegos
Los griegos, por su parte, establecieron sus colonias en el litoral catalán y levantino. La más importante fue Emporion (Ampurias). A ellos se les atribuye la introducción de la moneda, el cultivo del olivo y también de animales domésticos como el asno y las gallinas.
La Hispania Romana
División Provincial y Proceso de Romanización
Tras su llegada a la península, la primera división provincial que establecieron los romanos consistió en dos provincias: Hispania Citerior e Hispania Ulterior.
El proceso de romanización fue la asimilación de la cultura y el modo de vida romanos por parte de los pueblos indígenas. Fue un proceso lento que comenzó a finales del siglo III a.C. con la derrota cartaginesa y que se consolidó de forma irreversible tras la victoria sobre cántabros y astures en el siglo I a.C. bajo el mandato de Octavio Augusto y su declaración de la Pax Romana.
La romanización se fundamentó en varios pilares:
- La lengua: la extensión del latín como idioma común.
- La ingeniería y el urbanismo: la construcción de grandes obras civiles como acueductos, puentes y calzadas, así como la planificación de las ciudades con un plano en cuadrícula (hipodámico).
- El derecho: la implantación del derecho romano, un sistema de leyes que ha influido en la legislación occidental hasta nuestros días.
- La cultura: la aportación de grandes figuras hispanorromanas como el filósofo Séneca (preceptor de Nerón), el literato Marcial o emperadores de la talla de Trajano y Adriano.
El Reino Visigodo de Toledo
Asentamiento y Evolución del Poder Visigodo
Los visigodos fueron un pueblo de origen germánico que, presionado por el avance de los hunos desde el mar Negro, se desplazó hacia el oeste. Tras saquear Roma en el 410 d.C., firmaron un pacto o foedus con los romanos, que les permitió asentarse en el sur de Francia a cambio de defender el territorio de otras invasiones.
A su entrada en la península ibérica, tras la caída del Imperio romano de Occidente (476 d.C.), se enfrentaron a otros pueblos que la habían invadido, como vándalos, alanos y suevos. Vencieron a los dos primeros y, finalmente en el siglo VI d.C., a los suevos, logrando la unificación territorial. También contuvieron la presencia bizantina en las costas del levante.
Entre sus reyes más importantes destacan Leovigildo, Recesvinto y Recaredo. Este último, en el III Concilio de Toledo (589), estableció el catolicismo como religión oficial del reino, buscando la unidad religiosa. Este hecho, sin embargo, supuso que los judíos quedaran excluidos y fueran perseguidos.
A pesar de sus logros, el reino visigodo padecía una gran debilidad interna debido al creciente poder de la nobleza. Don Rodrigo fue el último rey de los visigodos y fue derrotado por los musulmanes en la batalla de Guadalete en el 711 d.C., lo que supuso el fin de su reino.
La Conquista Musulmana y Al-Ándalus
La Rápida Invasión del 711 d.C.
En el año 711 d.C., un ejército de musulmanes (compuesto por árabes y bereberes) cruzó el estrecho de Gibraltar e invadió la península ibérica. La conquista fue sorprendentemente rápida debido a una combinación de factores:
- Crisis interna del reino visigodo: El rey Rodrigo carecía de apoyos suficientes, y una parte de su ejército lo abandonó en la decisiva batalla de Guadalete. La resistencia visigoda fue muy débil.
- La fortaleza militar musulmana: Los ejércitos musulmanes venían de una larga racha de victorias desde el año 632 d.C. y poseían una gran capacidad de combate, en contraste con un ejército visigodo debilitado.
- Pactos y capitulaciones: En muchos casos, los musulmanes consiguieron el control de ciudades mediante pactos con sus dirigentes o habitantes. Un ejemplo notable es el acuerdo con el conde visigodo Teodomiro en Murcia, o la colaboración de comunidades judías, como en Toledo, que facilitaron la entrada.
La Reconquista y la Repoblación Cristiana
El Concepto de Reconquista
El proceso conocido como Reconquista se inicia tras la conquista musulmana del 711 d.C., con los primeros focos de resistencia en el norte liderados por figuras como Don Pelayo en Asturias. Fue un proceso lento de expansión de los reinos cristianos del norte hacia el sur, que duró casi ocho siglos y culminó en 1492 con la toma del Reino nazarí de Granada. La fase de mayor avance tuvo lugar entre los siglos XI y XIII.
El término “Reconquista” fue acuñado con la idea de que los reinos cristianos estaban recuperando el territorio del antiguo reino visigodo de Toledo. Sin embargo, historiadores recientes prefieren hablar de “conquista cristiana”, argumentando que los reinos que la iniciaron poco tenían que ver con los antiguos visigodos.
La Batalla de las Navas de Tolosa (1212)
Un hito crucial en este proceso fue la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, donde una coalición de reinos cristianos derrotó a los almohades, marcando el principio del fin de la hegemonía musulmana en la península.
Fases de la Repoblación
Paralelamente a la conquista militar, se llevó a cabo un proceso de repoblación para asentar a la población cristiana en los territorios conquistados. Este proceso se desarrolló en tres grandes fases:
- Primera fase (siglos VIII-X): Abarcó el territorio hasta el Duero y el alto valle del Ebro. La repoblación fue llevada a cabo principalmente por colonos campesinos que ocupaban tierras vacías mediante el sistema de presura o aprisio, obteniendo la propiedad privada confirmada por el rey.
- Segunda fase (siglos XI-XIII): Se centró en la zona entre los ríos Duero y Tajo y el valle del Ebro. Se utilizó el modelo de repoblación concejil, donde los reyes otorgaban fueros (leyes y privilegios) a nuevas ciudades y villas para atraer pobladores. En las zonas fronterizas entre el Tajo y Sierra Morena, la repoblación fue encomendada a las órdenes militares, que recibieron grandes señoríos (latifundios).
- Tercera fase (siglo XIII): Se aplicó en el valle del Guadalquivir, Murcia, Valencia y las islas Baleares. El sistema utilizado fue el repartimiento, donde las tierras se repartían en forma de grandes señoríos entre los nobles, clérigos y órdenes militares que habían participado en la conquista. En estas zonas permaneció una importante población musulmana, los mudéjares.
La Crisis del Siglo XIV y la Paralización de la Reconquista
Durante el siglo XIV, el avance de la Reconquista se detuvo debido a una serie de crisis internas y externas que afectaron a los reinos cristianos. En este contexto, los cristianos que vivían en territorio musulmán eran conocidos como mozárabes.
Causas Externas
- La Peste Negra, que asoló Europa a partir de 1348, provocó un drástico descenso de la población, agravado por las malas cosechas.
- La Guerra de los Cien Años (1337-1453) entre Inglaterra y Francia, cuyas potencias intervinieron en los conflictos internos de la península, especialmente en la guerra civil castellana.
Causas Internas
- Conflictos dinásticos: Tanto Castilla como Aragón sufrieron graves disputas internas.
- En Castilla, la guerra civil entre el rey Pedro I ‘el Cruel’ y su hermanastro Enrique de Trastámara finalizó con el asesinato del rey y el inicio de una nueva dinastía. La inestabilidad continuó hasta bien entrado el siglo XV.
- En Aragón, la muerte sin descendencia de Martín ‘el Humano’ llevó al Compromiso de Caspe (1412), donde se eligió como rey a un castellano, Fernando de Antequera, de la dinastía Trastámara. Esto facilitaría la posterior unión dinástica con Castilla.
- El Reino de Granada como tributario: El reino nazarí de Granada pagaba parias (tributos) al reino de Castilla, lo que garantizaba periodos de paz y desincentivaba los ataques cristianos.
La Guerra y Conquista del Reino Nazarí de Granada (1482-1492)
La guerra final contra el último reducto musulmán en la península duró diez años. Se inició tras la negativa de los nazaríes a seguir pagando el tributo acordado con los castellanos. El 2 de enero de 1492, el sultán Boabdil entregó las llaves de la ciudad a los Reyes Católicos, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón.
El desarrollo de la guerra se puede dividir en varias fases:
- Primera fase: Se conquistó la parte central y occidental del reino, con la toma de plazas estratégicas como Ronda, Loja y Málaga.
- Segunda fase: Se atacó el flanco oriental, conquistando Baza, Guadix y Almería.
Con solo Granada en poder musulmán, los Reyes Católicos establecieron un campamento permanente en sus proximidades, la ciudad de Santa Fe, para forzar su rendición. Aislado y sin víveres, Boabdil negoció la capitulación. El 2 de enero de 1492, los reyes entraron solemnemente en la capital, poniendo fin a la Reconquista.
El Imperio de los Austrias: Carlos I (1516-1556)
Hijo de Juana I de Castilla y Felipe ‘el Hermoso’, Carlos I de España fue también elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico como Carlos V. Su reinado estuvo marcado por importantes conflictos internos y una compleja política exterior.
Conflictos Internos: Comunidades y Germanías
- La Revuelta de las Comunidades (1520-1521): Este levantamiento en Castilla tuvo como causa principal el aumento de impuestos para financiar los gastos imperiales y la presencia de consejeros flamencos en la corte. La burguesía urbana lideró la revuelta, pero los comuneros fueron derrotados por el ejército real en la batalla de Villalar. Sus líderes —Bravo, Padilla y Maldonado— fueron ejecutados.
- Las Germanías (1519-1523): Fue un movimiento de carácter antiseñorial en Valencia y Mallorca, protagonizado por los gremios artesanos contra el poder de la aristocracia. La revuelta fue finalmente aplastada por las tropas reales.
La Política Exterior: El Sueño de la Universitas Christiana
El proyecto de Carlos I era lograr la unión de los estados cristianos europeos para defender la cristiandad (Universitas Christiana). Sin embargo, tuvo que hacer frente a múltiples enemigos:
- Las guerras contra Francia: Su principal rival, el rey Francisco I de Francia, también tenía intereses en Italia, lo que provocó continuos enfrentamientos.
- El Imperio otomano: Los turcos amenazaban el Mediterráneo y Europa central, llegando a asediar Viena en dos ocasiones.
- La piratería berberisca: Apoyada por los turcos, hostigaba la navegación desde sus bases en el norte de África, como Argel.
- El problema protestante: La Reforma de Lutero estalló en Alemania, territorio del que Carlos era emperador. Este fue el conflicto más grave y se saldó provisionalmente con la Paz de Augsburgo (1555), que reconocía la división religiosa de Alemania entre protestantes y católicos bajo el principio cuius regio, eius religio (la religión del príncipe es la religión del territorio).
El Reinado de Felipe II (1556-1598)
Sucesor de Carlos I, Felipe II heredó la mayor parte de sus territorios, pero no el título imperial. Junto a su padre, es considerado uno de los Austrias Mayores. Su reinado se caracterizó por la defensa a ultranza del catolicismo y la gestión de un imperio global.
Conflictos Internos en la Monarquía Hispánica
- La persecución de los protestantes: La Inquisición actuó con dureza para eliminar los focos protestantes que surgieron en ciudades como Sevilla y Valladolid.
- La rebelión de los moriscos (1568-1571): La pragmática de 1567, que prohibía sus costumbres y formas de vida, provocó un levantamiento de los moriscos granadinos en las Alpujarras. Tras una dura resistencia, fueron vencidos militarmente por Don Juan de Austria. Como castigo, el rey ordenó su deportación y dispersión por otras regiones de Castilla.
- La prisión del príncipe Don Carlos: El heredero de la corona fue encarcelado por su padre debido a su inestabilidad mental y sus conspiraciones.
- El caso de Antonio Pérez: La huida de su antiguo secretario a Aragón y su posterior amparo en los fueros aragoneses provocó una grave crisis institucional.
La Política Exterior y los Frentes de Batalla
- Guerra contra Francia: Al inicio de su reinado, venció a Francia en las batallas de San Quintín (1557) y Gravelinas, firmando la favorable Paz de Cateau-Cambrésis (1559). Al final de su reinado, intervino en las guerras de religión de Francia apoyando al bando católico.
- Enfrentamiento con los turcos: Para frenar el avance otomano en el Mediterráneo, se formó la Liga Santa (integrada por el Papado, Venecia y España). Su flota, comandada por Don Juan de Austria, obtuvo una victoria decisiva en la batalla de Lepanto (1571).
- La sublevación de los Países Bajos: Fue el mayor fracaso de su política exterior. El descontento por los altos impuestos y la imposición del catolicismo provocó una rebelión general. El envío de tropas al mando del Duque de Alba no logró sofocarla. El territorio se dividió: las provincias del sur (actual Bélgica), católicas, permanecieron leales, mientras que las del norte (actual Holanda), calvinistas y lideradas por Guillermo de Orange, declararon su independencia como las Provincias Unidas.
- La lucha contra Inglaterra: La reina Isabel I de Inglaterra apoyó a los rebeldes holandeses y a los corsarios que atacaban las flotas españolas. En respuesta, Felipe II organizó una enorme flota para invadir Inglaterra, la ‘Gran y Felicísima Armada’ (1588), conocida como la ‘Armada Invencible’. La expedición fracasó estrepitosamente debido a las tormentas y a la superior táctica inglesa.
La Crisis de 1640: La Decadencia de los Austrias
Durante el reinado de Felipe IV, la monarquía hispánica entró en una profunda crisis. Su valido, el Conde-Duque de Olivares, intentó llevar a cabo un ambicioso programa de reformas para mantener la hegemonía española, pero sus esfuerzos desembocaron en la grave crisis de 1640, con dos hechos clave que evidenciaron la decadencia del imperio.
La Sublevación de Cataluña (1640-1652)
En 1635, al agravarse la Guerra de los Treinta Años, Olivares decidió llevar la guerra contra Francia a Cataluña para forzar la implicación de los catalanes en el esfuerzo bélico de la monarquía (la Unión de Armas). Los abusos del ejército sobre la población civil provocaron un gran descontento, que culminó el 7 de junio de 1640 en el llamado Corpus de Sangre, cuando una multitud de segadores se adueñó de Barcelona y asesinó al virrey. Las autoridades catalanas decidieron separarse de la monarquía española y buscar el apoyo de Francia, proclamando al rey Luis XIII como conde de Barcelona. Sin embargo, la presencia francesa también generó descontento, lo que finalmente facilitó la recuperación de Cataluña por las tropas de Felipe IV en 1652. El rey actuó con magnanimidad y respetó las libertades y fueros catalanes.
La Independencia de Portugal (1640-1668)
Aprovechando la crisis catalana, Olivares exigió tropas a Portugal. La nobleza portuguesa se negó y se rebeló en diciembre de 1640, proclamando rey al duque de Braganza como Juan IV. El levantamiento contó con el apoyo de Francia, Holanda e Inglaterra. Tras una larga guerra, España reconoció finalmente la independencia de Portugal en el Tratado de Lisboa (1668), ya durante el reinado de Carlos II.