La Filosofía de la Sospecha, la Crítica a la Civilización Occidental y el Vitalismo
Nietzsche sospecha de todo lo que proviene de la razón, pues para él la verdad no existe. Cree que debe sospechar de todo argumento racional porque detrás de él siempre hay una voluntad que se quiere imponer. Sin embargo, para Nietzsche, la voluntad es anterior al pensamiento, y la razón debe estar al servicio de la voluntad y recorrer el camino que esta le marque.
Toda la cultura occidental está viciada desde el principio, porque se han reprimido los instintos a favor de la razón. Por ello, lleva a cabo una crítica radical de todo el pensamiento anterior. Esta crítica se articula en tres mundos:
- El Mundo Racional: Critica el dogmatismo platónico, que sostiene que el bien, la verdad y la belleza se pueden captar por medio de la razón, porque busca eliminarlo al considerarlo una imposición.
- El Mundo Moral: Critica la moral idealista y los valores tradicionales porque dan lugar a una moral de esclavos, de hombres débiles que condenan las pasiones y los instintos. Aboga, en cambio, por una moral de señores, hombres con orgullo de casta.
- El Mundo Religioso: Está en contra de la idea judeocristiana de Dios, porque surge por la incapacidad de hacer frente a la vida, y de los valores cristianos, de nuevo mezquinos y de esclavos, que deben ser superados por el Superhombre.
Con todo esto, Nietzsche intenta romper con toda la filosofía anterior porque es un engaño al haberse construido sobre una base racional. Él identifica la vida con la vida biológica y observa que toda la filosofía anterior reprime nuestros instintos, la fuerza de la vida; por eso hay que destruirla. Por ello, lleva a cabo una filosofía del martillo, que consiste en destruir todo hasta llegar al nihilismo (la nada), y desde ahí intentará construir algo nuevo: una nueva moral y unos nuevos valores.
A partir del nihilismo, comienza a hablar del vitalismo nihilista. Este no solo consiste en vivir, sino que hay que imponerse y dominar, es decir, emplear la Voluntad de Poder, para reconocerse a sí mismo. Solo podrá hacerlo aquel que tenga suficiente Voluntad de Poder.
Lo Apolíneo y lo Dionisiaco: La Decadencia Griega
En su obra El nacimiento de la tragedia (1872), Nietzsche explica que toda la cultura griega se divide en un antes y un después de Sócrates. Para Nietzsche, Sócrates supuso un punto de inflexión en el pensamiento, ya que este se fundamentó en la razón. De esta forma, identifica a Sócrates como culpable de la decadencia absoluta en la que se encuentra la cultura y la filosofía de su época.
Su obra se basa en que en el mundo griego existían dos cultos opuestos:
- Lo Apolíneo (representado por Apolo): Defensores de la racionalidad, el orden, el equilibrio, la medida, la mesura y la claridad.
- Lo Dionisiaco (representado por Dionisos): Defensores de la vida, lo excesivo, la desmesura, el desfase y el desequilibrio.
Nietzsche aprecia que la grandeza de Grecia se da en la tragedia griega, cuando se consigue mantener el equilibrio entre los Dioses, los defensores de la mesura y de la desmesura (el culto apolíneo y el dionisiaco). Sin embargo, llega un momento en la historia, con la filosofía de Sócrates, en el que la balanza se desequilibra y se inclina hacia Apolo (la mesura), rompiéndose el equilibrio. Por lo tanto, triunfa el hombre teórico frente al hombre trágico.
Nietzsche pretende lo contrario: quiere que se dé importancia a los instintos y pasiones. Aun así, no elimina totalmente la razón, simplemente la relega a un segundo plano.
Nihilismo y Transmutación de Valores
La crítica radical del pensamiento occidental lleva a Nietzsche al nihilismo, un pesimismo demoledor que es la negación de toda creencia, de todo principio religioso, político o social. Esto se debe a que sospecha de todo el pensamiento basado en la racionalidad, porque la razón supone una voluntad que se nos quiere imponer, mientras que él defiende la vida y la voluntad de cada individuo.
El Vitalismo Nihilista y la Creación de Nuevos Valores
Frente a este nihilismo destructivo aparece la tarea del vitalismo nihilista. Sabiendo que lo más importante en el hombre es su vida y no su razón, es necesario que se desencadene de todos los valores anteriores para crear unos valores nuevos y devolver el vigor al ser humano. Es destruir para crear, negar para afirmar.
Se trata de una transmutación de valores, en la cual se pretende cambiar los valores tradicionales por otros distintos, basándose en que es bueno lo que favorezca a los instintos y malo lo que los reprima. La vida biológica ha estado reprimida hasta ahora por la religión o la razón; es necesario que el hombre imponga su fuerza y se desate de lo que le reprimía. Esto solo lo puede hacer el Superhombre, defendiendo una moral de señores frente a una moral de esclavos.
Nietzsche, por lo tanto, intenta imponer la primacía del mundo aparencial frente al mundo estable que existía en la filosofía dogmática.
El nihilismo se extiende como un proceso ambivalente y dialéctico que tiene un momento negativo (con la crítica de los valores y la forma de pensamiento anteriores) y un momento positivo (en el cual defiende el dominio de los instintos, por lo que la vida es lo más importante).