Historia de la Segunda República Española: Reformas y Transformación Social

Introducción: El fin de la monarquía y el nacimiento de la República

In the elections of 1931, the victory was for the republican forces in the majority of the big cities. This forced Alfonso XIII to renounce the crown and leave Spain. On April 14, the Republic was proclaimed. The regime was an opportunity to democratize and modernize the country through a broad programme of reforms. The Republic had to face the crisis of 1929. In addition, European fascisms grew, endangering democratic systems. In Spain, the republican regime was welcomed with enthusiasm by the popular classes, but with fear by the social and economic elites. The lack of a democratic tradition in Spain and the opposition of conservative groups led to political instability. The triumph of the Popular Front in February 1936 was the pretext for the enemies of the Republic to rise up against it.

Desarrollo: La construcción de un nuevo Estado

El 12 de abril de 1931 se celebraron elecciones municipales mediante sufragio universal masculino. La participación fue muy alta y las candidaturas republicano-socialistas triunfaron en las grandes ciudades. Aunque el número de concejales monárquicos era superior en el cómputo global, se hizo evidente que buena parte del electorado había apostado por un cambio de signo político.

El 14 de abril se proclamó la Segunda República. Ante la situación, el rey Alfonso XIII partió hacia el exilio. En Madrid se formó un gobierno provisional, que se presentó en el Ministerio de Gobernación para oficializar el nuevo régimen. Los miembros de ese gobierno representaban a las principales fuerzas republicano-socialistas.

La Constitución de 1931 y el marco legal

El gobierno provisional convocó elecciones a Cortes Constituyentes. En los comicios generales del 28 de junio, la victoria fue para la coalición republicano-socialista. Los diputados electos formaron las nuevas cortes republicanas y el ejecutivo quedó en manos de Niceto Alcalá Zamora. Las Cortes llevaron a cabo un proyecto de constitución que fue aprobado en diciembre de 1931.

Esta carta magna tenía un carácter democrático y progresista, definiendo a España como “una república de trabajadores de todas las clases que se organiza en un régimen de libertad y justicia”, donde todos los poderes emanan del pueblo. El poder legislativo residía en las Cortes, formadas por una sola cámara.

La Constitución también incluía:

  • Una amplia declaración de derechos y libertades.
  • La definición del trabajo como una obligación social.
  • La concesión del voto a las mujeres.
  • La laicidad del Estado, aceptando el matrimonio civil y el divorcio.

Hubo discrepancias ante esta constitución debido a la cuestión religiosa; los sectores que no estaban de acuerdo provocaron tensiones que llevaron a que Manuel Azaña sustituyera a Alcalá Zamora en la jefatura del Gobierno.

Fuerzas políticas y reformas sociales

La implantación de la República dio lugar a diversas formaciones políticas y sindicales:

  • Izquierdas: Partidarios de posturas reformistas y revolucionarias (PSOE, PCE, etc.).
  • Derechas: Grupos en contra de la República y sus reformas (CEDA, PNV, etc.).

Uno de los primeros objetivos de la República fue limitar la influencia de la Iglesia y secularizar la sociedad. Esto quedó plasmado en la Constitución, que estipuló la no confesionalidad del Estado, la libertad de cultos y la supresión de presupuestos para el clero. Se promulgó la Ley de Congregaciones, que limitó la posesión de bienes a las órdenes religiosas.

Parte de los sectores católicos percibieron la nueva legislación como una agresión al catolicismo, lo que provocó el resurgimiento de movimientos anticlericales.

Reforma militar y agraria

Azaña impulsó una reforma que pretendía crear un ejército profesional y democrático. Promulgó la Ley de Retiro de la Oficialidad, que establecía que todos los oficiales debían prometer lealtad a la República, ofreciéndoles la posibilidad de retirarse con sueldo íntegro. Posteriormente se creó la Guardia de Asalto. Esta reforma consiguió disminuir los gastos militares, pero dificultó la modernización del armamento y los equipamientos.

Asimismo, se llevó a cabo una reforma agraria para poner fin al latifundismo y mejorar las condiciones de vida de los campesinos pobres, estableciendo salarios mínimos y prohibiendo ciertos arrendamientos. Sin embargo, la Ley de Reforma Agraria fracasó en la práctica, generando tensión social: los grandes propietarios se aliaron con los enemigos de la República y los campesinos quedaron decepcionados por la lentitud del proceso.

Autonomías y educación

En Cataluña, Francesc Macià (Esquerra Republicana) proclamó la República Catalana, lo que generó un conflicto inicial, ya que el Pacto de San Sebastián determinaba que la Constitución debía establecer la estructura del Estado. La negociación permitió la creación de la Generalitat. En las primeras elecciones al Parlamento catalán, Macià fue elegido presidente.

En el País Vasco se aprobó un proyecto de estatuto, pero su elaboración se retrasó. En Galicia, el proyecto de estatuto nunca llegó a aplicarse debido al estallido de la Guerra Civil. En el ámbito educativo, el objetivo fue promover una educación liberal y laica, adoptando un modelo de escuela mixta y promoviendo campañas culturales.

Conflictividad social y crisis política

El socialista Francisco Largo Caballero lideró reformas laborales como la Ley de Contratos de Trabajo y la Ley de Jurados Mixtos. No obstante, el cambio de régimen y la coyuntura económica paralizaron la emigración a América, aumentando la presión social. La CNT fomentó la conflictividad laboral.

En 1932, los anarquistas provocaron sublevaciones de mineros en Cataluña y campesinos en Andalucía, lo que supuso un desafío para el orden público. Esta crisis fue aprovechada por los sectores contrarios a la República para desgastar a la coalición republicano-socialista.

Conclusión: La polarización y el ascenso de la oposición

El centro-derecha atrajo a grupos de empresarios y propietarios agrícolas. A lo largo de 1932, la derecha monárquica, católica y conservadora impulsó campañas contra la reforma religiosa, la agraria y el Estatuto de Cataluña. La CEDA, surgida en 1933 bajo el liderazgo de José María Gil-Robles, se convirtió en una fuerza masiva.

Al mismo tiempo, Renovación Española, la Comunión Tradicionalista y grupos fascistas como las JONS y la Falange se opusieron frontalmente a lo que consideraban el avance del marxismo. En este contexto de inestabilidad, el general Sanjurjo protagonizó un golpe de estado fallido en 1932, y en 1933 se creó la Unión Militar Española (UME), consolidando la fractura social que precedería al conflicto civil.