COMENTARIO
1. Situación del autor en su momento histórico Tomás de Aquino fue un filósofo y teólogo del Siglo XIII, etapa correspondiente a la Baja Edad Media, caracterizada por el desarrollo de la Escolástica y el auge de las universidades medievales. Pertenecíó a la orden dominica y vivíó en un contexto teocéntrico en el que la fe cristiana impregnaba todos los ámbitos de la vida. Su pensamiento destaca por la incorporación de la filosofía de Aristóteles al cristianismo y por su intento de establecer una relación armónica entre razón y fe, síntesis que alcanza su máxima expresión en su obra más importante, la Suma Teológica.
2. Ideas principales del texto
1.La razón humana no es suficiente para conocer plenamente a Dios.
2.La revelación divina es necesaria para que el ser humano alcance su fin último, la salvación.
3.Las verdades racionales sobre Dios necesitan la revelación para ser conocidas con certeza y sin error.
4.Es necesaria una ciencia basada en la revelación, distinta de la filosofía: la teología.
3. Explicación de las ideas principales
En el texto, Tomás de Aquino sostiene que la razón humana tiene un alcance limitado y no puede llegar por sí sola al conocimiento completo de Dios, que constituye el fin último del ser humano. Por esta razón, Dios ha revelado verdades que superan o complementan la razón y que permiten al hombre orientar correctamente su pensamiento y su conducta hacia la salvación. Además, incluso aquellas verdades que la razón puede alcanzar requieren la revelación, ya que sin ella solo serían conocidas por unos pocos y tras largos razonamientos con posibilidad de error. De este modo, Tomás de Aquino concluye que junto a la filosofía debe existir una doctrina sagrada o teología, basada en la revelación divina, que no contradice a la razón, sino que la completa y la guía.
Epígrafe COMPLETO
5. Tomás de Aquino (1225-1274)
Tomás de Aquino fue un filósofo y teólogo del Siglo XIII y la figura más representativa de la Escolástica medieval. Vivíó en una época marcada por el desarrollo de las universidades y la recuperación de la filosofía aristotélica. Su pensamiento busca integrar la razón filosófica con la fe cristiana, defendiendo que ambas proceden de Dios y, por tanto, no pueden contradecirse. Su obra fundamental es la Suma Teológica, donde elabora una síntesis sistemática de filosofía y teología.
5.2. La ley natural
La ética tomista se fundamenta en la noción de ley natural, que es la participación de la ley eterna de Dios en la razón del ser humano. La ley eterna es el orden con el que Dios gobierna toda la realidad, mientras que la ley natural recoge los principios morales básicos que permiten al ser humano realizar su propia naturaleza. Esta ley se conoce a través de la razón y de la conciencia moral.
El ser humano, a diferencia del resto de los seres naturales, es libre y puede obedecer o desobedecer la ley natural, lo que lo hace moralmente responsable de sus actos. La ley natural es universal y válida para todos, y sirve de base para la elaboración de las leyes humanas o positivas, que deben concretar sus principios. Cuando una ley positiva se opone a la ley natural, deja de ser justa y no obliga moralmente.
5.1. Razón y fe (y las cinco vías)
Para Tomás de Aquino, la filosofía y la teología son dos saberes distintos, con métodos y fundamentos diferentes. La filosofía se apoya en la razón y en la experiencia sensible, mientras que la teología se basa en la revelación divina. Aunque son autónomas, razón y fe son complementarias, ya que ambas buscan la verdad y esta solo puede ser una. La razón puede demostrar que creer es razonable y aclarar algunos contenidos de la fe, mientras que la fe orienta a la razón y la ayuda a evitar el error.
Desde esta perspectiva, Tomás de Aquino sostiene que la existencia de Dios puede demostrarse racionalmente mediante argumentos a posteriori, que parten de la experiencia del mundo sensible. Estas demostraciones reciben el nombre de cinco vías. La primera vía, basada en el movimiento, afirma que todo lo que se mueve es movido por otro, por lo que debe existir un primer motor inmóvil, que es Dios. La segunda vía, la de la causalidad eficiente, parte de que todo efecto tiene una causa y concluye que debe existir una causa primera no causada, Dios. La tercera vía, la de la contingencia, señala que los seres del mundo son contingentes y que, para que exista algo, debe haber un ser necesario que no dependa de otro, Dios. La cuarta vía, la de los grados de perfección, se apoya en que reconocemos distintos niveles de perfección en los seres, lo cual presupone la existencia de un ser absolutamente perfecto que sea origen de todas las perfecciones. La quinta vía, la del orden o finalidad del universo, sostiene que los seres naturales actúan orientados a fines, lo que implica la existencia de una inteligencia ordenadora que dirige el universo, Dios.