Evolución política de al-Ándalus: Conquista, Emirato y Califato de Córdoba
Durante el siglo VIII d. C., la península ibérica se vio inmersa en una lucha por el poder. El último rey visigodo, Don Rodrigo, se veía amenazado por los partidarios del noble Witiza, quienes, para conseguir el poder, solicitaron la ayuda de mercenarios de pueblos norteafricanos musulmanes, gobernados por el Califato Omeya de Damasco.
Los invasores, en su mayoría bereberes, atacaron la península dirigidos por Tariq ibn Ziyad y Musa ibn Nusayr, derrotando a las tropas visigodas en la batalla de Guadalete en el 711 y expulsándolos hacia la zona cantábrica. En apenas veinte años, conquistaron casi toda la península, denominándola al-Ándalus. Apenas encontraron oposición por dos razones principales: el descontento de la población hispanorromana con la corrupción y las luchas internas visigodas, y la política de pactos y tolerancia religiosa inicial de los conquistadores.
Así, en el siglo VIII, al-Ándalus se convirtió en un emirato dependiente del Califato Omeya de Damasco. A mediados de ese mismo siglo, la dinastía abasí derrocó a los omeyas y fundó el Califato Abasí con capital en Bagdad. Abd al-Rahman I, último superviviente de la familia Omeya, logró refugiarse en al-Ándalus, donde se proclamó emir en el 756, declarando así el emirato independiente de Córdoba, rompiendo la sumisión política (pero no religiosa) con el Califato Abasí.
Fue Abd al-Rahman III quien, en el año 929, se autoproclamó califa, dando inicio al Califato de Córdoba. Durante este período, el visir Almanzor lideró numerosas campañas militares que recuperaron y expandieron el territorio. A su muerte en 1002, el califato entró en un período de guerra civil (fitna) que provocó su desintegración y desaparición final en 1031.
Al-Ándalus: La crisis del siglo XI, Reinos de Taifas e Imperios Norteafricanos
Tras la desintegración del Califato de Córdoba en 1031, al-Ándalus quedó dividido en numerosos pequeños reinos denominados taifas. Esta división provocó su debilidad militar y política, lo que les obligó a pagar parias (tributos) a los reinos cristianos y facilitó el avance de estos.
A lo largo de este periodo, hubo momentos en los que se reconstruyó la unidad de al-Ándalus gracias al impulso de imperios norteafricanos:
- Imperio Almorávide: A finales del siglo XI, la amenaza cristiana (especialmente tras la conquista de Toledo en 1085) llevó a las taifas a pedir su protección. Los almorávides vencieron al rey de Castilla en la batalla de Sagrajas (1086) y unificaron al-Ándalus bajo su dominio.
- Imperio Almohade: A mediados del siglo XII, el poder almorávide se debilitó, dando lugar a un segundo período de taifas. Poco después, sucumbieron ante el empuje de los almohades, quienes lograron una importante victoria en la batalla de Alarcos (1195).
Ante el poder almohade, los reyes cristianos unificaron sus fuerzas, impulsados por la bula de cruzada del Papa Inocencio III, y los derrotaron en la decisiva batalla de las Navas de Tolosa (1212). Esta derrota marcó el inicio del fin del poder almohade y dio paso a los terceros reinos de taifas. Los benimerines, sucesores de los almohades, intentaron intervenir en la península, pero fueron derrotados en la batalla del Salado (1340). Tras esto, únicamente sobrevivió el reino nazarí de Granada, que permaneció como el último reducto musulmán hasta su conquista en 1492.
Al-Ándalus: Organización económica y social
Entre los siglos VIII y XI, al-Ándalus experimentó un gran desarrollo económico.
- Agricultura: Continuaron con los cultivos de secano, pero introdujeron nuevos productos como el arroz, el azafrán o los cítricos. Aplicaron métodos intensivos de regadío, difundiendo técnicas como la noria, lo que aumentó la producción destinada al comercio.
- Artesanía y comercio: Se revitalizó la minería. La artesanía alcanzó un alto nivel en tejidos, cerámica, vidrio y papel. Este desarrollo permitió el crecimiento de las ciudades y activó el comercio en los zocos (mercados urbanos). Gracias a este próspero comercio, se difundió el uso de la moneda (dinar de oro y dírham de plata).
La sociedad de al-Ándalus era muy heterogénea y estaba estructurada según criterios religiosos y étnicos.
Grupos sociales
- Musulmanes:
- Árabes y sirios: Constituían una minoría que ostentaba los altos cargos y las mejores tierras, formando la aristocracia social.
- Bereberes: Procedentes del norte de África, eran más numerosos pero ocupaban una posición social inferior.
- Muladíes: Eran la población hispanovisigoda convertida al islam y formaban la mayoría de la población.
- No musulmanes (dhimmis o “gentes del Libro”):
- Mozárabes: Cristianos que permanecieron en territorio musulmán.
- Judíos: Una minoría activa en el comercio, la artesanía y la cultura.
Ambos grupos gozaban de libertad de culto, pero debían pagar impuestos específicos y sufrían ciertas limitaciones legales. Aunque hubo periodos de convivencia, también sufrieron persecuciones.
La “Reconquista” y la repoblación de los reinos cristianos
La resistencia liderada por Don Pelayo en la batalla de Covadonga (722) se considera el germen del Reino de Asturias. Paralelamente, en los Pirineos, el emperador Carlomagno creó la Marca Hispánica para defender el Imperio franco, una franja fronteriza dividida en condados (Aragón, Pamplona, Sobrarbe, Ribagorza y los condados catalanes).
El proceso de expansión de los reinos cristianos va íntimamente ligado al de repoblación del territorio conquistado. Se pueden distinguir varias etapas:
- Siglos VIII-X: Repoblación del valle del Duero y el sur de los Pirineos mediante el sistema de presura (en Castilla) o aprisió (en los condados pirenaicos). En este periodo se produce la independencia del Condado de Castilla (con Fernán González) y la de los condados catalanes (con Wifredo el Velloso).
- Siglos XI-XII: Conquista de los valles del Tajo y del Ebro. Se empleó la repoblación concejil, atrayendo pobladores a villas mediante fueros y cartas pueblas. Es la época de Sancho III el Mayor de Navarra, Alfonso VI de Castilla, la independencia de Portugal y la unión de Aragón y los condados catalanes (Corona de Aragón).
- Siglo XIII: Conquista de los valles del Guadiana y del Guadalquivir, así como de las Islas Baleares y Valencia. La repoblación se realizó mediante repartimientos de grandes latifundios entre la nobleza y las órdenes militares. Es la época de Fernando III el Santo y Alfonso X el Sabio en Castilla, y Jaime I el Conquistador en la Corona de Aragón.
Organización política en la Baja Edad Media: Castilla y Aragón
El Reino de Castilla
En el Reino de Castilla, el rey gozaba de amplios poderes. A su lado se hallaba la Corte, el Consejo Real como órgano de asesoramiento, y la Audiencia como órgano supremo de justicia. Una institución de suma importancia fueron las Cortes, a las que acudían nobles, eclesiásticos y delegados de las ciudades. Las primeras Cortes conocidas tuvieron lugar en León en 1188. La administración territorial se dividía en merindades y adelantamientos, y a nivel local, el órgano esencial era el concejo.
La Corona de Aragón
Al frente de la Corona de Aragón se hallaba el rey, pero la diversidad de territorios (Aragón, Cataluña, Valencia) explica la existencia de lugartenientes o virreyes. El poder regio tenía un carácter pactista, es decir, el rey debía alcanzar un acuerdo con los estamentos y respetar los fueros de cada reino. Cada territorio mantuvo sus propias Cortes. Como delegación permanente de las Cortes de Cataluña nació la Diputación del General o Generalitat. Territorialmente, Cataluña se dividía en veguerías. El gobierno local era el municipio, como el de Barcelona, con su Consell de Cent.
Régimen señorial y sociedad estamental en los reinos cristianos
El sistema feudal se implantó, originando una red de relaciones feudovasalláticas. La sociedad se dividía en estamentos:
- Estamentos privilegiados: La nobleza y el clero. Obtenían rentas de sus propiedades (señoríos) y ejercían derechos jurisdiccionales. El clero, además, cobraba el diezmo.
- Estamento no privilegiado (Tercer Estado): Compuesto mayoritariamente por campesinos. Aunque muchos recibieron territorios libres durante la repoblación, la necesidad de protección les fue sometiendo progresivamente al régimen de servidumbre en los señoríos.