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Reelección y muerte de Obregon


Durante el mandato de Calles, los conflictos religiosos creados por la aplicación radical de algunos artículos constitucionales, produjo que el episcopado mexicano, apoyado por el papa Pío XI ordenara el cierre de los templos católicos del país, ocasionando que la feligresía católica del país, se lanzara a las armas exigiendo la renuncia de Calles y la derogación de la Carta Magna de 1917.
Es en este contexto que Álvaro Obregón, retirado de la vida política, en la cual seguía teniendo gran peso, decide lanzar su candidatura a la reelección. Calles había intentado desmembrar al ejército y a las organizaciones campesinas, con lo que la figura de Obregón cobró aún más fuerza. Morones, nuevamente, le ofreció la postulación presidencial, la que Obregón aceptó. Sin embargo, poco antes de llegar a México, fue objeto de un intento de asesinato por un grupo de indios yaquis.
La constitución mexicana sufrió una reforma para permitir la reelección en mayo de 1927, con lo que Obregón ganaba partido para su candidatura, principalmente en el terreno de los agraristas. Pero la creciente oposición de la clase militar comenzó a ser representada por los generales Arnulfo R. Gómez y Francisco Serrano, ambos candidatos a la presidencia. Serrano era amigo personal de Obregón y peleó junto a él en las guerras contra Villa, y por influencia del sonorense llegó a la jefatura del Distrito Federal. Gómez era el más activo de ambos candidatos, y planeó junto a Serrano detener y ejecutar a Obregón, Calles y Joaquín Amaro, secretario de Guerra. El 3 de octubre, día del cumpleaños de Serrano, se planeaba que los tres militares fueran aprehendidos, pero Eugenio Martínez, compañero de Serrano, denunció a éste y a sus seguidores ante las fuerzas federales, que, comandadas por el general Claudio Fox, detuvieron a Serrano y a sus partidarios en Cuernavaca, la mañana del 4 de octubre. Esa noche, fueron sacados de la ciudad con el pretexto de llevarlos a encarcelar a Querétaro, pero al llegar a Hutzilac fueron ejecutados. Gómez, mientras tanto, intentó armar una revuelta en Veracruz, pero cansado y debilitado fue aprehendido y fusilado el 4 de noviembre. Tras estos intentos de guerra civil, Obregón viajó a la capital, donde al ir a una corrida de toros fue atacado con una bomba, lanzada por militantes cristeros. Más tarde se descubrió un complot para asesinar al caudillo.
El 15 de julio de 1928, pocos días después de ser proclamado presidente del período 1928-1932, Obregón llegó acompañado de su comitiva a la capital de la república en un tren custodiado por varios miembros del Estado Mayor Presidencial. Mientras tanto, José de León Toral, joven capitalino , miembro de la ACJM, había decidido, individualmente, matar a Obregón.
Entre la clase política se había difundido el rumor de un posible asesinato de Obregón, pero el presidente electo hizo caso omiso de las advertencias. La mañana del 17 de julio salió a comer invitado por los diputados del estado de Guanajuato, en el restaurante “La Bombilla”, ubicado en San Ángel. León Toral acudió al lugar tras varios días de espiar a Obregón, y se hizo pasar por un dibujante. Hizo un dibujo a varios diputados, y finalmente llegó a Obregón, a quien también retrató. Cuando todos los comensales se descuidaron, Toral sacó su pistola y lanzó cinco disparos a Álvaro Obregón, quien cayó muerto al instante. El asesino fue rápidamente detenido y algunos policías intentaron matarle, pero el diputado
Ricardo Topete le salvó arguyendo su importancia para esclarecer el crimen.
El lugar de Obregón fue ocupado por Emilio Portes Gil, en 1929, y entonces fue que comenzó el período conocido como Maximato.

Gobierno Plutardo Elias Calles


Plutarco Elías Calles fue presidente de México de 1924 a 1928. Durante su gobierno se multiplicaron las organizaciones obreras y campesinas, y en 1925 se creó un banco central, el Banco de México. Se inició la construcción de la red de carreteras y de las primeras grandes presas para regar tierras. Sin embargo, no fueron años de prosperidad ni de paz.
Cuando el gobierno de Calles quiso hacer cumplir el Artículo 27 (las riquezas del subsuelo le pertenecen a la nación) a las compañías petroleras norteamericanas e inglesas, la tensión internacional se agudizó tanto que algunos temieron que pudiera haber otra invasión estadounidense.
La Iglesia católica había rechazado, desde que fueron promulgados algunos artículos de la Constitución de 1917; en especial los artículos 3º, 5º, 24, 27 y 130. En ellos, entre otras cosas, no se reconocía personalidad jurídica a las iglesias; se prohibía el culto externo, como las procesiones; no se reconocían derechos políticos a los sacerdotes; se establecían mecanismos para abrir templos al culto y delimitar el número de sacerdotes y se prohibía oficiar misa a los extranjeros.