Política Económica del Franquismo: De la Autarquía al Desarrollismo. Transformaciones Sociales: Causas y Consecuencias
El Franquismo Inicial: Aislamiento y Autarquía (1939-1957)
El 1 de abril de 1939, Franco firma el último parte de guerra. Comenzaban entonces 36 años de Dictadura, a cuyo frente se situó el Caudillo. El sistema político, denominado «franquismo», contó desde el principio con el apoyo de las llamadas «familias»: el Ejército, la Falange, la Iglesia Católica y los monárquicos. Cada uno, desde su ámbito de actuación y según las circunstancias, ocupó los centros de acción política del momento. Pero el régimen no fue lineal, puesto que estuvo sujeto a los problemas internos y, sobre todo, al contexto internacional. Hasta 1957, la evolución dependía tanto de la Segunda Guerra Mundial como de la Guerra Fría. Fue una época de aislamiento y autarquía.
Ya al inicio de la década de 1950, era patente el fracaso de la política autárquica. Aunque se había intentado dar un giro a la política económica y se recibían las ayudas estadounidenses desde 1951, los presupuestos seguían siendo deficitarios, al igual que la balanza comercial. A partir de 1955, se produjeron huelgas y manifestaciones.
El Giro de 1957: La Crisis y la Llegada de los Tecnócratas
En 1957, la situación económica y social de España estaba profundamente deteriorada, puesto que la ayuda en forma de créditos se había agotado, volvían las malas cosechas y la falta de divisas dificultaba la importación de energía. Estallaron las primeras reacciones en forma de huelgas en Barcelona y Madrid. Franco se encontró ante una disyuntiva: volver a la autarquía o abrirse definitivamente a los parámetros económicos europeos. Ante esta situación, Franco aceptó entregar la dirección económica a los tecnócratas.
El 25 de febrero de 1957 se formó el gobierno encargado de llevar a cabo las medidas de liberalización económica. Para ello, se incorporaron numerosos miembros procedentes del Opus Dei, con una sólida formación técnica. Antes de acometer la reforma, iniciaron una serie de medidas destinadas a preparar el cambio: la fiscalidad (el Estado necesitaba fondos), las relaciones obreras y la política monetaria para estabilizar la peseta. Este equipo recibió el nombre de los tecnócratas del Opus Dei.
El Plan de Estabilización de 1959: Apertura y Crecimiento
En 1959 se aprueba y entra en vigor el Plan de Estabilización. Su objetivo era adaptar la economía española, estabilizar los precios y relanzar la industria. Los financiadores de esta iniciativa fueron el Fondo Monetario Internacional y los Estados Unidos. La fórmula empleada fue a través de decretos, y las medidas tomadas fueron las siguientes:
- Devaluación de la peseta (60 pesetas por dólar).
- Liberalización comercial.
- Nueva regulación de las inversiones extranjeras, permitiendo hasta un 50% del capital, excepto en transportes y defensa.
- Creación de entidades de crédito.
Los efectos fueron inmediatos, dando lugar a la ruptura de los esquemas autárquicos, la acumulación de divisas y el aumento de los beneficios, aunque tuvo un enorme coste social a corto plazo. A partir de 1960, salvada la corta recesión provocada por la aplicación del Plan, se abrió un periodo de crecimiento que abarcó hasta la crisis del petróleo en 1973. Durante esta etapa se produjo una modernización en todos los campos, el proceso de urbanización aumentó y mejoró la renta nacional, pero comenzó un periodo de fuertes desequilibrios regionales.
Consecuencias Económicas Sectoriales (El Desarrollismo)
La Agricultura
La agricultura fue uno de los primeros sectores que se transformó, sobre todo por la falta de mano de obra, pues esta huía a la ciudad en busca de mejores salarios, lo que obligó a la mecanización y modernización del campo.
La Industria
En la industria se fijaron los Polos de Desarrollo para atraer la inversión privada. En este momento, la industria se convirtió en el motor de crecimiento y fue donde se instaló la mayor parte de la población que salía del campo. La producción industrial se triplicó, destacando la automovilística, la farmacéutica, la metálica, la química y la electricidad. La inversión extranjera fue un factor determinante, atraída por una mano de obra barata y con escasa conflictividad laboral, aunque la dedicación a la investigación y desarrollo fue escasa.
El Comercio y la Balanza de Pagos
El comercio también se vio favorecido por el Plan de Estabilización, ya que rebajó los aranceles. Sin embargo, la escasa capacidad tecnológica limitó la competitividad, haciendo que las transacciones económicas siguieran siendo deficitarias. Se importaba combustible, materias primas y bienes de equipo. La exportación se multiplicó por siete, pero persistía un claro desequilibrio que solo se compensaba con la afluencia masiva del turismo y las remesas de divisas de los emigrantes. La emigración (dos millones de personas emigraron hacia Europa) fue un resultado del fracaso de la política económica del franquismo para absorber toda la mano de obra. El turismo se constituyó como una de las principales actividades económicas, aunque se trató de un turismo masivo que degradó el litoral, sobre todo el Mediterráneo.
Transformaciones Sociales: El Nuevo Modelo de Sociedad
A esta nueva situación económica le correspondió un nuevo modelo social. La población española creció, pasando a 34 millones de habitantes. La política natalista, la política religiosa, las mejoras en la higiene, la sanidad y los nuevos salarios dieron como resultado el baby boom, que, unido al descenso de la mortalidad, provocó el aumento de la esperanza de vida.
Estructura Laboral y Clase Media
Esta nueva sociedad se transformó en el ámbito laboral, puesto que la población activa disminuyó en el sector primario, a la vez que aumentó la dedicada a los sectores secundario y terciario. Este hecho propició el aumento de la clase media, puesto que a los profesionales liberales se unieron ahora los comerciantes, los grupos ligados al turismo, los empresarios y los funcionarios. A pesar de esta modernización, la mujer no se incorporó masivamente al mundo laboral debido a la presión del régimen, que determinaba otras ocupaciones para ella.
La clase media aumentó numéricamente en esta década y era la que tenía una mentalidad más abierta y dinámica. Además, pudo acceder a los bienes de consumo. Aunque no todos los españoles accedieron a ellos, el crecimiento económico se plasmó en la aparición de electrodomésticos, el automóvil y las vacaciones, que empezaron a estar al alcance de más personas.
Cultura y Oposición
En 1958, la televisión estatal comenzó sus emisiones. En 1969, dos terceras partes de los hogares contaban con un receptor. La televisión afectó el modo de vida y el comportamiento social, pese a que la censura excluía todo aquello que pudiera atentar contra los valores cristianos del régimen.
En definitiva, la estructura social española durante los años 60 presentó un predominio de la clase obrera que tendió a especializarse y acceder a la propiedad; una clase media en ascenso y una clase dominante más reducida en número, pero que acogió la llegada de una élite ligada a la banca y a la entrada de altos funcionarios y ejecutivos.
A finales de la década de los 60, mientras la clase dirigente, ultracatólica y conservadora, seguía defendiendo los valores del franquismo, el resto del país, y sobre todo las generaciones más jóvenes, evolucionaba a posiciones muy distintas. Síntomas de ello eran la progresiva relajación de la asistencia a actos religiosos, la introducción de nuevos hábitos de relación social y sexual, o la aceptación de las modas y movimientos culturales que llegaban de fuera.
Sin embargo, estos cambios económicos y sociales no supusieron una apertura política. Esto hizo que se abrieran una serie de frentes en contra del férreo control político y la restricción de las libertades.
Urbanización y Problemas Sociales
La sociedad del desarrollismo fue básicamente urbana, puesto que las nuevas industrias demandaban mano de obra y el campo ofrecía pocas posibilidades. El proceso de urbanización generó otros problemas en las grandes ciudades, como la aparición de infraviviendas o el hacinamiento en la periferia, carentes a veces de infraestructuras y servicios. Este será el origen de un amplio movimiento vecinal reivindicativo, transformado posteriormente en una oposición al régimen.
Políticamente, durante este periodo se desarrollaron los gobiernos del Opus Dei, cuyas características principales fueron:
- El crecimiento económico.
- La institucionalización del régimen.
- Una creciente oleada reivindicativa.
- La desvinculación progresiva de la Iglesia.